viernes, 11 de mayo de 2018

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         CARNAVAL       HUARASINO

 DOMINGO DE GUZMÁN HUAMÁN SÁNCHEZ
Nacido en Cochapetí, Aija, Ancash: “Resplandor de Halcones en Vuelo”, en 1938, toda su vida se dedicó a la docencia y a la promoción cultural, dicen de él, tres personalidades que conocen de su quehacer literario:
El historiador, Lic. Santiago Matos Colchado, en el prólogo de la “Historia del Colegio de La Libertad, escribe: “Considero un ineludible deber destacar el meritorio esfuerzo asumido por el Profesor  Domingo de Guzmán  Huamán  Sánchez, (…) ilustre educador, escritor y poeta, artista  cuajado, ex funcionario, presidente de la Casa del Poeta Peruano y miembro del Consejo Directivo de la AEPA de Ancash. Asentado en la “Ciudad del Lucero”, bajo cuya dirección se ha plasmado, estoy seguro, uno de los más anhelados objetivos de los libertanos – “Promoción Bodas de Oro” -, la de contar  con un  libro que recoja el historial  de  su querido  “Colegio de La Libertad.                                              
El Dr. Roberto Rosario Vidal al exponer su ponencia en el XVIII Encuentro de Escritores de Ancash, realizado en la ciudad de Huari, en mayo 2009, con  participación de intelectuales invitados de los departamentos de Ucayali y Huánuco y la presencia de uno de los  escritores más distinguidos de nuestro departamento Dr. Carlos Eduardo Zavaleta, manifestó: ".Domingo Guzmán Huamán Sánchez, reconocido por su labor como profesor de Folklore, Dramatización, Títeres, Educación Artística y Expresiones Grafico Plásticas, incursionó en la Literatura Infantil con “Poesía Infantil” (1994) y Teatro (1995). Ha obtenido diversos galardones regionales, nacionales e internacionales por su labor creadora: Carnaval: Ya llegó el carnaval/ bailemos todos contentos;/ ya llegó el carnaval juguemos todos alegres. / Con serpentinas y talco/ wachiwallito, wachiwalón, con concertina y flauta, / wachiwallito, ”wachiwalón”.                                                  
El Dr. Jaime Loli, Director del INC Ancash, agrega: “Huamán Sánchez, así, a duros golpes de cincel, remando a veces contracorriente, indoblegable, vencedor del viento y la nostalgia ha arribado a la estancia feliz  de la madurez poética, porque para llegar a la belleza de la imagen y la grafía quien escribe debe transformarse en un verdadero Fidias de la palabra”.
Dr. Jesús Cabel, concluye: “Domingo de Guzmán es conocido por su labor artística y expresiones gráfico plásticas. Ha incursionado en la Literatura Infantil Juvenil: “Poesía infantil” que reúne poemas escritos por estudiantes de la Especialidad de Educación Inicial del IST “Antonio Raimondi” de Huarás.  Es integrante del Grupo Literario “Qarwanchi” y de una ajustada muestra de poemas de la Región, también ha realizado  con éxito Teatro Escolar.
Los editores 








CAPITULO I
 HUARÁS

La ciudad de Huarás de triste sino y alborada eterna es la sede administrativa de la Región Ancash, cuenta con hoteles y restaurantes de primera categoría, agencias de viajes y turismo, oficina de correos y telefax, servicios telefónicos de larga distancia; estación repetidora de TV; clubes, discotecas y servicios precisos para una permanencia grata, pasajera o eterna.
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Escudo de Huaraz
 Se encuentra ubicada a 3052  metros de altitud, totalmente nueva, y se diferencia del aspecto que tuvo antes del sismo del setenta. Cuenta con modernos edificios, amplias avenidas y con urbanizaciones organizadas en sus zonas periféricas. En infraestructura tiene un crecimiento vertical  incontrolable.
Los recursos más importantes de Huarás son:                           
-  Los restos arqueológicos de “Willkawaín”, al noreste de la ciudad;
-  Los restos arqueológicos de “Pumacayán”, al centro de ciudad de Huarás;
-  Museo Regional de Ancash poseedora de una colección de ceramios, tejidos, tallados, pinturas, orfebrerías, instrumentos musicales; réplicas de la  Estela de Raimondi, Lanzón de Chavín, Sechín, Guitarreros, Galgada;
- El Parque lítico, ubicado frente a  la Plaza de Armas, es deslumbrante por la cantidad y variedad histórica de sus monolitos y la réplica de animales  pre históricos, cuyos restos  fueron hallados en los nevados de Pomabamba; está poblada por oficinas de diversas dependencias estatales, asociaciones, clubes, universidades privadas y públicas, institutos superiores e instituciones educativas con niveles y modalidades diversas y la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP), de Ancash, creada con la Ley Universitaria Nº 23733 y la Nº 29292.

1.- IMPOSICIÓN DE LA REDUCCIÓN
La administración española, a órdenes del visitador Alonso Santoyo Valverde, impuso la reducción que obligó a más de  cuarenta pueblos que vivían a una distancia de 35 a 50 Km., concentrarse en la llanura fecunda de “Waraq Pampa”, donde se levantó la “Muy Generosa y Bella Ciudad de Huarás.”
La primigenia ciudad ubicada  al pie de Rataquenua, entre las cordilleras Negra y Blanca, bordeada por el caudaloso Hatun Mayu y dividida por el espumante Quillcay tenía una distribución en cuadrícula, con callejas estrechas y largas; al centro  se encontraba la plaza de armas  con  la iglesia imponente, construida con piedras labradas pre inca extraídas del Santuario de Pumacayán, dedicada a San Sebastián, el cabildo, la cárcel real y el cuartel; las casas con arquerías  tenían  patios amplios y huertos con hortalizas y frutales.
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y habitaciones alrededor, huertos interiores, diseño que perduró hasta fines del siglo XIX.
Contaba con quince manzanas y cada una de ellas estaba considerada como barrio. Esta forma de ubicación permitió la evangelización y la facilidad de cobrar los impuestos. Las casas estaban entejadas a dos aguas, con aleros de  un metro y medio  sobre las veredas de las calles que protegían de las lluvias, granizos y sol. En el interior existían patios, traspatios, corralón para las acémilas y huertos.
Con el  tiempo, el patrón San Sebastián fue reemplazado por el “Señor de La Soledad” que representa a Cristo Dios de los occidentales y  a Wari, dios pre inca de la lluvia y las tempestades. Dicho de otro modo: dentro del espíritu de los precolombinos podían asumirse, como propias, nuevas formas de dioses o espíritus tutelares representados en los santos cristianos, en agraciado sincretismo religioso, que perdura hasta la actualidad.
En las décadas primigenias del S. XX, las calles llevaban nombres de animales: Abeja, Gato, Conejo, Dromedario, Lagarto, Tarugo, Búfalo o fenómenos naturales: Rayo, trueno, Arco Iris, Manantial, Pakcha, Shullay.
Desde antes del sismo  del 31 de mayo de 1970, dos jirones llevan el nombre del venezolano general Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios y del colombiano general José Antonio de Sucre, héroes de Junín y Ayacucho, que partiendo de la plaza de  armas  recorren paralelos hacia el barrio de La Soledad: Sucre y  Bolívar, llamados por los hombres del campo, en quechua: Hatún Calle y Kichki Calle, respectivamente.

2.-  CUATRO PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX
En el “Colegio de La Libertad”, los profesores de Historia  del Perú nos decían: “Antes del aluvión de 1941 era una ciudad mestiza, su plaza de armas presentaba una fisonomía singular porque estaba empedrada con “kollotas” blancas y negras, extraídas de los ríos Santa y Quillcay; al centro  estaba ubicada una pileta de bronce con ornamentos clásicos que se personalizaban en amorcillos, ramas de vid y zarcillos; era la fuente que abastecía a la población urbana.
Sus jardines bordeados por rosas verdes con flores de sol ofrendaban colores y perfumes embriagadores de rosas y margaritas; geranios y clavelinas; cartuchos y siempre vivas. A un extremo se levantaba una glorieta, escenario de retretas interpretadas por bandas de músicos en fechas cívicas y aniversarios patronales; sus bancas de madera, artísticamente talladas, se mantenían lozanas por el cromado permanente y no como ahora en abandono completo.
Alrededor se encontraban Virgen Pampa, Patay, Vichay, Yukyupampa, Pedregal, Los Pinos, Nicrupampa y Shancayán con huertas rodeadas por árboles de Capulí y chacras con maizales, papales, trigales y alfalfares.

14Las plazuelas tenían las mismas características y las casas estaban construidas con cimientos de piedras labradas extraídas del santuario pre inca de  Pumacayán y barro con paredes construidas con adobes de 60 por 30 Cms. de ancho y 0.10 de alto, unidos con barro de tierra arcillosa mezclada con  pajas de cebada  o icho traído de las inmediaciones de la Cordillera Blanca.
Los umbrales de puertas y ventanas eran de eucalipto labrado, así como los terrados. Los techos inclinados  con bases de “chaklas” o carrizos  de Pariacoto sostenidos  por “chilliwakuna”, soportaban el peso del techo de tejas musgosas. Sobre la “Kumpa” se levantaba la figura imponente y misteriosa de la cruz de metal ornamentada, cuya misión mítica era proteger la salud de sus dueños y cuidar de sus bienes.
 Las calles estrechas estaban empedradas y las avenidas sueltas bordeadas con eucaliptos y sauces; matas frondosas de capulí y maguey; las casas de dos pisos tenían balcones que permitían darse la mano de un lado a otro y servían de mirador en fechas festivas de  Carnaval y y de recogimiento de la  Semana Santa.
La única estructura de ladrillo y cemento, expresión del arte románico con arbotantes impresionantes, era  el convento de los “Padres Descalzos”, ubicado en la Avda. Tarapacá que se desmoronó con el martillazo artero e inclemente del sismo del 31 de mayo de 1970.
Hasta después del aluvión de 13 de diciembre de 1941, los pobladores de Huarás se abastecían de agua de piletas instaladas en las plazuelas de los cuatro barrios o de los manantiales de: Casa Santa, ubicado en la octava cuadra del Jr. 28 de Julio, barrio de La Soledad; del Puquial de “Oqopampa”, en el barrio de Belén; de “Bendito Puquio” que se encontraba burbujeante en la calle Alfonso Ugarte, hoy Gamarra, al costado del Campo de fútbol del “Colegio de La Libertad”.
Por las cabeceras de los patios, jardines o corralones de las mansiones pasaban acequias que cumplían la función de desagüe y riego de cebollas, zanahorias, coliflores, lechugas, alfalfares; las personas cuyas casas carecían de acequias se trasladaban al cerro de Pumacayán, al borde del crepúsculo a cumplir con las exigencias vitales, diciendo: “De noche, te inundo con mis sones de música compacta y al verte quieta recorro con gotas el paisaje de tus muros”.
El alumbrado público y doméstico, de 115 voltios, era producido por la planta eléctrica de los Hnos. Serkovich, de nacionalidad yugoslava, que   producían luz tenue. Los alumnos para la realización de sus tareas tenían que utilizar los “chiuchis” o velas para estudiar.
 El aluvión de 1941 arrasó con la referida planta y la zona moderna de Huarás, quedando como muestra la zona denominada “El Aluvión”. El  Ing° Manuel Ignacio Prado Ugarteche, presidente de la República, que visitó Huarás y se hospedó en el Hotel de turistas de Monterrey, dispuso  la  instalación de la planta de Pariac con un alumbrado de 220 voltios que sigue prestando servicios, interconectado con la Central Hidroeléctrica de Huallanca.
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Posteriormente, el crecimiento poblacional motivó la instalación de la Planta de Patay y últimamente el tendido de redes eléctricas de Huallanca, que  mejoró el servicio; pero, los apagones continuos siguen malogrando los artefactos eléctricos y OSINER nada dice y nada hace porque es un convidado de piedra.

3.- TROZOS DE NIEVE, ROCAS Y LODO
A las 5.46 de la madrugada del aciago 13 de diciembre, el pueblo de Huarás se despertó sorprendido por un ruido ensordecedor  que para los madrugadores o caminantes que iniciaban sus quehaceres cotidianos era la presencia de un  aluvión arrollador  y para los que se encontraban en brazos de Morfeo no era más que una pesadilla traumante.
Las aguas heladas de la laguna de “Kojup”, de la Cordillera Blanca, se habían desbordado arrasando en su alocada huida a los animales, plantas, rocas, seres humanos que se encontraban en los caseríos del lado este de Huarás; destruyó parte de la ciudad, junto al río Quillcay.
El Geólogo Julio Gonzales M. testimonia que “Inundó Molino pampa y el lado norte del “Colegio de La Libertad”, arrasó la avenida que hoy lleva el nombre de Raimondi, entonces  bellamente  arbolada y, con una densidad considerable de casas, inundó las calles adyacentes hacia el sur de dicha avenida”.
“Borró del mapa el Camal, El puente de Cal y Canto y las mansiones señoriales de las familias: Reina, Alzamora, Infante, Alarcón, Zimic, Ríos, Vizcarra  y Morales; como una exhalación, el Hotel de Turistas se esfumó, a cinco días de su fastuosa inauguración; también fueron arrancados desde sus cimientos  el Colegio Nacional de Mujeres, el Centro   Vocacional  de Varones, la Plaza de Toros y la Planta eléctrica de los Hnos. Serkovich”.
Tardó tres décadas para que resurja la ciudad, manteniendo su conformación de estructura tradicional  y espiritual. La zona arrasada quedó con el nombre de “Aluvión” que fue poblada por ciudadanos de las “Vertientes del Pacífico, de caseríos aledaños y de la zona de  los Conchucos. Los emigrantes instalados lo han transformado, encontrándose allí  las oficinas del Ministerio de Agricultura, PRONAA, Ministerio de Trabajo, Granja de Truchas del Ministerio de pesquería,  canales de TV; moderna infraestructura del Colegio de “La Libertad”; una treintena de peñas, discotecas, karaokes y empresas de transportes.
Durante la década de los 60 y 70, Huarás mantenía su trazo en cuadrícula y las campiñas aledañas empezaron a urbanizarse. Los límites eran: por el este con el Jr. Santa Rosa; por el oeste el caudaloso “Hatun Mayu”; por el norte con el río Quillcay; y, por el sur con Río Seco.
Presagiando otra desgracia, los damnificados que no partieron a otros horizontes, flexibles y herméticos al amparo invernal del recuerdo, siguieron desarrollando actividades cotidianas y forjando a sus hijos.
-16-.Después del sismo del 70, esta parte urbanística quedó incólume y sirvió de refugio a los sobrevivientes que perdieron sus bienes, pero jamás las esperanzas.

4.- LA REVELACIÓN TRÁGICA DEL SISMO DEL 70 *
I
Aún zumbaban en mis tímpanos  las melodías encantadoras de las  marineras, huaylas, valses, dianas y pasacalles ejecutadas, a competencia, por las distintas bandas de músicos, que amenizaron las vísperas de la octava del Señor de Mayo, en la plazoleta del barrio tradicional de la Soledad, frente a su templo de estilo románico.                          
El colorido, los pasos y la coreografía de  grupos de danzantes: wankillas, con vestimenta blanca, máscaras de malla de metal, chicotes y shakapas en  las pantorrillas; los Antiwankillas, descuartizadores del Chiwa Sapra o el Negro Cautivo; los Atawallpas, con plumajes en todo el cuerpo, interpretando danzas con movimientos de acrobacia y números  circenses; las Pallas de Corongo, con camperas emplumadas y espejuelos, pechera y saya bordadas con hilos de oro y plata  con motivos de la flora y fauna regional; Las Jijas de Chiquián con vestimenta elegante y danza señorial, agitándose al compás del arpa, violín y trompetas; los chimayches de Pomabamba, de cadencia ágil acompasado por violines  y arpas; los Negritos de Cochapetí, muy elegantes, con pantalón y chaleco de casimir inglés y sombrero de paño, bandas adornadas con alhajas de oro y plata, que se entrecruzan en el pecho y con una  campanilla dorada o plateada   en  la  mano  derecha recorriendo  las   calles y plazuelas,  al compás del arpa, violines, trompetas con sordina, clarinete y los saxofones,       compitiendo con las orquestas y conjuntos de  diversas latitudes. El panorama festivo se tornaba, cada vez más  confuso, a   medida que iba  acurrucándome  en los  brazos  tibios del sueño que  lentamente me fue sumergiendo  a   honduras del descanso nocturno reparador.

           

II
Sentada al borde de un puquial de aguas cristalinas, lavaba mis ropas y la de mis hermanos menores.  Cerca pastaban ovejas de vellones blancos. En la orilla de la acequia, que pasaba por la parte inferior de la chacra, una cerda flaquísima y sus lechoncitos hociqueaban la tierra,  para extraer los tubérculos del sabroso "Llakchu"; y un pollino, cargador del Señor de Ramos, enterrado en la frondosidad de un alfalfar, gozaba de un inolvidable banquete, que le costaría un encierro de varios días y el desembolso económico de sus amos por daños del ladronzuelo ocasional.
A media distancia, teniendo como marco un bosque de eucaliptos, retamas y rosales, una capilla de adobes y tejas rojas, reflejaba su esbeltez  en el espejo gigantesco de los nevados de San Cristóbal.
Un ventarrón  dio paso a una  explosión de trinos, gorjeos,  silbidos y chasquidos, que se expandieron envolviendo los jardines,  las sementeras y los bosques tupidos de eucaliptos y retamas fragantes, bajo la bóveda celeste  transparente con flecos de nubes ondulantes, ribeteadas con puntadas de hilos de oro extraídos del carrete solar.




Distante, el espectro lírico de un anciano enamorado entonaba canciones llenas de ternura,  acompasadas por el ritmo insistente de las aguas frescas del Quillcay que discurrían hacia el mar.
 Un joven alto y delgado, con poncho blanco, cabellos ondulados y barbas rubias como las espigas del trigal de las pampas de Póngor, apareció repentinamente y con voz suave y profunda me dijo:
- ¡Rosario, escucha ¡... Huarás y los pueblos del Callejón de Huaylas serán  destruidos por fuerzas telúricas incontenibles.- Al escuchar la voz impostada, quedé tensa, casi paralizada; percibí que mis cabellos lacios, negros y largos se movían como las nubes que anuncian una descarga de rayos, truenos y relámpagos.
- ¿ Por qué Señor?.- Pregunté.
Un joven alto y delgado           - !Niña ¡... Mis sacerdotes y fieles se han olvidado de la trascendencia de mi fiesta; ahora los mayordomos y devotos son los “pichicateros” y delincuentes que, aparentando ser católicos y gente honrada, realizan fiestas pomposas con juegos artificiales, bandas de músicos y agasajo a las autoridades insensibles; mientras, la gente del pueblo muere inmisericorde por falta de salud, educación y trabajo.

-18-- ¡Señor!... – Quise interrumpir para hacerle otra pregunta; pero el extraño siguió hablando.
- La juventud  se ha descarrilado y frecuenta lugares donde el vicio los atrapa y aniquila, hasta dejarlos inservibles; un gran porcentaje de jóvenes ingieren drogas y alcohol; hay una regresión a la vida emocional del hombre primitivo, con respecto al cosmos; se muestra impotente ante los fenómenos de la naturaleza; se marchitan en las tabernas y se ajan como blancos lirios apachurrados por manos crueles  e insensibles.
- ¿Quién es Ud. que,  con  tanta crueldad,  juzga a mi pueblo y a su juventud?- interrogué indignada; pero, el siguió hablando sin inmutarse y sus palabras eran lluvia de cánticos y esperanzas celestiales.
- Cuando el Sol empiece a  declinar,  lentamente,  para dar  paso a la noche trota mundo, los animales  silvestres y los domésticos anunciarán el momento fatal, adoptando comportamientos extraños, como cuando se aproxima  un eclipse solar.
La tierra temblará y sacudirá su pelambre como un epiléptico, provocando deslizamientos de  piedra y nieve, desmoronamiento de edificios y obstrucción de calles; desborde de lagunas e inundaciones; no quedará piedra sobre piedra  ni piso sobre piso, sólo llantos poblarán el ambiente y las lágrimas formarán charcos de sangre, donde se enfangarán las esperanzas y las ilusiones.
- ¡Señor ... ¿Quién es usted?...¿ Por qué me revela desgracias y fatalidades?-  volví a preguntar.                                                                        Capilla de campo (1594)
-  Soy el Señor de la Soledad, Patrón de Huarás. Id por los pueblos del Callejón de Huaylas, anunciando este mensaje. El que te escuche se salvará  y el que no, morirá para siempre.
Cuando levanté los ojos, con timidez, para hacerle otra interrogación, percibí una explosión de incienso que cubría la estructura de la capilla de campo, en cuya torrecilla una campanita de bronce, empujada por el viento leve, tintineaba acompasando una canción celeste, cuyas ondas penetraban  las fibras más recónditas del corazón.
La música se fue alejando cadenciosamente y sentí que todo daba vueltas y una fuerza extraña me lanzó por los aires.
Desperté llorando y con ansias de contemplar la figura divina del Señor de la Soledad. Mi grito de espanto hizo trizas a los cristales del ventanal  de  mí dormitorio de estudiante universitario, sembrando pánico en toda la vecindad.
Eran las seis de la mañana del día 11 de Mayo; el cielo estaba encapotado con los humos de los cohetes, de las avellanas, de las vacas locas  y de los castillos de muchos cuerpos, quemados en las vísperas de la octava de la fiesta del Sr. de Mayo.
Los rayos intermitentes del sol se filtraban por las rendijas de nubes movedizas y se  posaban sobre la piel transparente de la encantadora laguna de “Churup”, que dormitaba debajo del azul cielo, eternamente transparente.
A la hora del desayuno, mi madre poniendo
       Amanecer huarasino                 sus manitas de jazmín sobre mi cabeza afiebrada, me preguntó muy preocupada.
-  ¿Qué te  sucede, hija mía? ... ¡Cuéntame!
Después de juntar las espigas de mi dulce sueño, en la era del recuerdo y cogiendo la horqueta  de los mil ensueños, narré los episodios que se desgranaban uno tras otro, como si fueran los granos del maíz; y al final, mis padres, devotos del Señor de Mayo,  me  alentaron a difundir la revelación. Mi padre, halagándome, dijo:- ¡Hija mía!, porque eres virtuosa, nuestro Señor te ha escogido para advertir a nuestros semejantes sobre el peligro que se cierne.

III

En Cátac, después de tomar una taza de café, en el Restaurante “Primavera” del Sr. Espíritu, me dirigí al cruce de la carretera  Huarás - Lima - Callejón  de Conchucos. Hablé con los habitantes del lugar y algunos pasajeros, sobre la proximidad de una desgracia que arrasaría los pueblos, desde Sayán hasta Aduzco y de las playas del Océano Pacifico hasta las cumbres heladas del Huascarán.
Un borrachito acurrucado en la puerta de una cantina, al escucharme, se paró con dificultad y me plantó su mirada sanguinolenta, que me produjo escalofríos de pies a cabeza; y después de lanzar un escupitajo de saliva verde con olor a cal, tabaco y alcohol me increpó:
- ¡Oye, loca¡...¿Estás borracha?...¡Lárgate¡ No tenemos tiempo para escuchar cojudeces!
- Sr. No sea insolente, mírame que soy una dama.- le   dije asustada.
Del grupo de personas que se encontraban conversando conmigo, una profesora de educación primaria, muy indignada, le manifestó sobre la libertad de culto y pensamiento que existe en nuestra patria y cualquier ciudadano puede expresar sus puntos de vista.
Pero, una Sra. obesa, carnicera del mercado, saliendo del grupo,  le propinó  una cachetada furibunda al insolente que trastabillando  cayó  de  bruces  al  piso  cascajoso,  fracturándose el brazo. Ahí mismito se quedó dormido y empezó a roncar, como un marrano cebón.
Me acerqué a un quiosco y compré unos panes con quesillo que los guardé en mi mochila de tela y  proseguí  mi caminata hacia Recuay.
Volteando, de rato en rato, con la esperanza de percibir la proximidad de un vehículo, seguí recorriendo; ninguno apareció. El río Santa seguía su recorrido sinuoso, de tumbo en tumbo, lanzando alaridos lastimeros al golpear su cabeza de espumas  en las raíces de añosos eucaliptos.
 Muy cansada, llegué a Recuay, pueblito suspendido en las faldas de la Cordillera Negra e ingresé a una casona de virreinal  ubicada en el Jirón Hércules.
- ¡Qué pena, tan joven, hermosa y loca¡... Sentenció una viejita espigada de tez blanca, nariz aguileña, ojos azules y vivaces como            
        Casona de los González en Recuay                 los del halcón.
Después de escuchar las palabras llenas de sinceridad, que emergían del trasfondo de mi alma, la nombrada me invitó a pasar a su mansión solariega de estilo barroco, con arquerías de medio punto y pasadizos  empedrados con cantos rodados azules y blancos.
Al ingresar, noté la existencia de varios patios con arquerías del mismo estilo. El primer ambiente estaba rodeado de rosales y al centro se encontraba la copia de David del escultor Miguel Ángel; en el segundo resaltaba la urna de la Virgen de Las Mercedes y en el tercero destacaba el Nacimiento del Niño Jesús.
- Llushmi,   por caridad, dale un plato de comida a esta  pobre niña.
-  Mamita, no hay comida.- respondió la empleada.
- ¡Sirve! en la casa de los González nunca falta comida para el hambriento, posada para el peregrino y vino para el sediento.
Agradecí la atención recibida, de todo corazón, y antes de abandonar la casona hospitalaria ubicada en la esquina de la plaza de Armas, traté de aclarar mi condición de estudiante universitaria y  católica.
-  ¡No soy loca, buena  señora¡...
-  ¡Tampoco soy señora, soy señorita!- Me respondió, con tono fuerte, llena de orgullo y prosiguió.
 - Nuestra  sociedad  está  descarrilada, nuestra juventud se inclina a las drogas, a la violencia, a la prostitución, al chantaje y mar de cosas. Nuestras ciudades parecen Sodoma y Gomorra, por tanto, merecemos castigo ejemplar.- Sentenció muy indignada.
A sugerencia de la señorita González, rezamos el Santo Rosario, ante la imagen de San Ildefonso, Patrón de Recuay, ubicada en su urna que tenía arcos de plata, rodeada por flores frescas y fragantes.
Varios cirios, sostenidos por candelabros de bronce bruñido, decorados en alto y bajo relieve, chisporroteaban dando calor al ambiente amplio y alto de la sala.
Cuando me despedí, la señorita González selló un beso en mi frente.
IV
Al día siguiente, desde “Rataquenua”, apoyada sobre  el pedestal de la cruz gigantesca de cemento, recorrí con la vista las siluetas de las ciudades del Callejón de Huaylas y los nevados que las circundaban.
Me estremecí  al contemplar la figura pétrea y helada de Cristo del Cementerio de Yungay, que con el brazo extendido, parecía decir al Huascarán: " No podrás arrasarme".
- ¡Rosario, quiero estar siempre a tu lado;  y antes de perderte prefiero morir, ahogado por la vorágine de  tus besos .- Me dijo Raúl. 
- Sea como Dios disponga.- Le contesté, al momento de sentir la fuerte presión de sus brazos  en mi talle y los latidos  de su corazón embriagándome.
 Nos internamos en las fauces horquilladas del bosquecillo de eucaliptos y retamas, en cuyas ramas piaban los gorriones de pecho amarillo, dando saltos de un árbol a otro: ¡Pichiu!,! pichiu!, ¡pichiu!.                                                  Cruz de Rataquenua
Alejados del mundanal ruido de la gran urbe, a orillas de una acequia bullanguera y sentada sobre una alfombra de yerbas, bajo la sombra de las ramas de alisos frondosos, nos dejamos envolver por un transparente vaho que, convertido en un torbellino, nos arrastró a las fauces del romance, empapado de promesas y sorpresas inenarrables. El sexo se tiene con cualquiera...cosa diferente es hacer el amor a quien amas.

V
Con los primeros rayos del Sol,  en un vehículo de "Transportes Huandoy",  llegué a Yungay y recorrí sus calles empedradas y limpias, divulgando el mensaje del Señor de La Soledad.
-22-Los niños fueron los primeros en rodearme, escupirme  y apedrearme.
Las personas mayores  me insultaron, golpearon, escupieron y casi semi muerta me cabalgaron en un burro chúcaro que corcovó  por la carretera, rumbo a Caráz. Con los brazos y piernas presionados en el cuerpo del jumento, percibí carcajadas y burlas que se agolpaban en las paredes de mi cerebro, a punto de estallar por impotencia  y dolor.
Al borde del crepúsculo, en el instante en que  el día empieza a dar paso a la noche, como la vida a la muerte, el amor al odio, los truenos a la lluvia, la nieve a las cascadas y los ríos al océano;  el pollino asustado por un perro vago, que saltó de la curva del camino, desvió y levantando  las  ancas,  con  mucha fuerza,   me  arrojó a varios metros de distancia.
  Me incorporé adolorida y con mucha  dificultad;  proseguí mi viaje hacia el norte, por la trocha                                              bordeada por vegetación abundante y retamales en floración.
En el fundo de Canyasbamba me atacó una jauría de perros. Si no es por la intervención de un caballero de tez blanca con poncho rojo, sombrero de jipijapa, pañoleta blanca, chaqueta y pantalón azul, botas de cuero negro y espuelas de plata, que cabalgaba un brioso caballo blanco, de cuyas fauces y herrajes de plata salían chispas, seguro que moría despedazada como los mártires del cristianismo primitivo.
  Santiago apóstol o Katekilla      
 - ! He cumplido  con la misión encomendada por mi Maestro, que murió en la cruz por redimirnos del pecado original ¡Soy el Apóstol Santiago de los católicos y el dios Katekilla de los nativos; estaré siempre a tu lado, para cuidarte y defenderte del demonio que se esconde  en el cuerpo de los seres malvados.– diciendo, espoleó y se alejó, dejando tras de sí una estela luminosa, dando paso al chirrido de los grillos y el croar de los sapos.
Ahora,  pese al tiempo transcurrido,  no puedo olvidar sus ojos azules y profunda mirada; su voz acompasada y postura angelical, enmarcada por los Andes, que tanto extraño. Estoy en el cielo, un mundo maravilloso que siempre soñé y rodeado de querubines, junto a las almas escogidas y bajo el amparo de la Virgen María, madre de Jesús que murió por salvarnos del pecado original.
En la plazoleta de Chiquinquirá de la ciudad de Caraz, al pie del monumento a la Madre, esculpido por el artista caracino don Honorato Milla, la gente escuchó atentamente, el mensaje de mi revelación.
Retorné a Huarás. El chofer, un sesentón de tez bronceada, me manifestó haber tenido revelaciones idénticas a la mía. Me sugirió cumplir el encargo del Divino.
VI

La mañana estaba brumosa, muy helada y aún así me sentía animada. Me dirigí al Obispado de Huarás con la intención de informar mis actividades religiosas al Monseñor Valle Buena.
 A los golpes fuertes del aldabón, que  tenía  la forma de cabeza de un león, una  ventanilla  del  portón de cedro macizo se  abrió y asomó una cara angelical con toga blanca y un lunar diminuto cerca a la nariz.
- ¿Qué desea hermana?- me dijo, con voz áspera.
- Conversar con el Padre Obispo, sobre la revelación  del Sr. de La Soledad y la destrucción de la “Muy Bella y Generosa Ciudad de Huarás”, los pueblos del Callejón de Huaylas y...– No terminé de explicar, cuando me interrumpió.
- ¿Destrucción? ...¡ Aléjate trasnochada, el Obispo no está para escuchar tonterías ... ¡  -  Me  replicó  y  cerró  la ventanilla, con tanta fuerza, que casi  me  fractura  el tabique de la trompa.
 Me alejé del portón y a poca distancia, caí de rodillas y sentí que todo el universo se volcaba sobre mí, formando un torbellino de ilusiones.
Cuando reaccioné, dos manos tibias y piadosas sacudían mis hombros, tratando de reanimarme.
-¿Niña qué te ha sucedido? ...   ¿Te han asaltado?
- No Señora, nada de eso, sino que…- Quise explicar lo sucedido con la monja, pero me callé.
-  Estás muy agotada. – diciendo, me levantó
- ¡Señora, la ciudad de Huarás será destruida¡... ¡Pronto, se convertirá en polvo! ...  ¡No quedará piedra sobre piedra y muchos hombres de otros lares vendrán a restituirla, cambiando sus   
         La Puerta del obispado                 tradiciones y costumbres.
 - ¿Qué dices niña? – me Interrumpió con lágrimas que resbalaban por sus mejillas enjutas. Proseguí.
- Huarás se convertirá en la ciudad de todas las sangres. Nuevos ricos surgirán en base a la explotación de nuestros recursos naturales; nuevos movimientos surgirán para disputarse los cargos políticos y en especial los sillones municipales. Los cuatro barrios tradicionales se irán multiplicando. La miseria y la delincuencia aumentarán un minuto por cada segundo.
-- ¡Dios Santo¡... - exclamó, juntando sus manos; y cogiendo sus canastas llenas de panes tibios, se alejó apresuradamente, rumbo a la esquina del Mercado Central, donde todas las mañanas vendía sus cuayes, semitas y molletes a sus caseros del lugar y visitantes que comentaban favorable.
Día y noche, recorrí los cuatro barrios de Huarás: San Francisco, “Capital de la cultura huarasina”;  Huarupampa, el singular barrio del deporte; Belén, el barrio de la unidad; y  La soledad, barrio de la tradición y difusión folclórica. Visité familias, hogar por hogar. Ingresé a centros educativos y de todas partes me alejaban con insultos y burlas.
- ¡ Qué pena, tan bonita y "coca cola"¡, decían los profesores cesantes, que se daban vueltas  por el contorno de la plaza.
- ¡Bruja, pecadora...¡ - Me llamaban las cucufatas que salían de los templos, después de confesarse y comulgar. Sus facciones me recordaban a los personajes del “Infierno” del pintor  holandés Bosch.
- ¡Pobre niña...¡ -  Se compadecían los borrachitos y aplacaban mi sed con un vaso de gaseosa.
VI

- El día aciago, muy cansada, me dirigí a la Plaza de Armas; me senté en una banca de fierro con tiras de madera, bajo la sombra de un quinual. Cerca, un tifón rodeado  por amorcillos desnudos de la pileta de bronce, adornada con zarcillos en alto relieve, arrojaba agua  que al deshacerse en el vacío, se convertía en arco iris; los picaflores con alas transparentes, succionaban  los estambres de las flores del jardín.
Cansada, me quedé profundamente dormida y desperté sobresaltada, al escuchar los gritos, lamentos y ruidos ensordecedores que desgarraban los tímpanos.
- ¡Auxilio, auxilio ¡... ¡ Dios mío¡ ...Pedían socorro  las mujeres y los varones de  toda edad y condición social. La tierra temblaba y se resquebrajaba. Los edificios se derrumbaban como castillos de naipes, los árboles sacudían sus ramas como impulsadas por una terciana; el llanto de los niños rompía los cristales del ventanal del alma, los  postes del alumbrado público   caían estrepitosamente,  aplastando todo a su paso.             
        Eran las 3 y 30 de la tarde. Un manto asfixiante  de polvareda densa, cubrió la ciudad de Huarás y los pueblos del Callejón de Huaylas, ocultando la belleza de su  paisaje singular.
 Vísceras y sesos sanguinolentos  pendían de las ramas de los árboles y de algunos cables telefónicos, contrastando con los aullidos y los clamores que se escapaban de las casas destruidas.
En el atrio empedrado de la  Catedral de San Sebastián de Huarás,  un voluminoso cuerpo con cabeza calva, sotana negra y casulla  granate se arrastraba pesadamente, dejando una huella empapada con sangre, parecía una víbora  herida cuya vida se le escapaba por las fauces.
 La gente  corría de uno a otro lado, como fantasma enloquecida, buscando protección y explicación  de lo que sucedía.
Reconocí al Padre Obispo Valle Buena y corrí a socorrerlo, cuando un bloque de piedra labrada, desprendida de la torre de la Catedral  barroca me aplastó, dejándome convertida en una ostia de carne y hueso machacado. Sentí que mi alma se desprendía de mi cuerpo y se  elevaba hacía el infinito, como una pluma suave arrastrada por el vendaval de las altas cumbres del Huascarán.
 Durante mi ascenso,  contemplé la ciudad  de Yungay intacta, no había sufrido daño alguno con el sismo. De pronto, se pobló de música sensual escapada de los aparatos electrónicos; los jóvenes improvisaron una fiesta popular en las calles que, al poco rato, fue interrumpida por un ruido estruendoso que arañó los tímpanos y la  bóveda celeste. Un  bloque gigantesco de nieve, desprendido de la cresta norte del Huascarán,  arrasó las sepultando  a  la ciudad.
Sólo algunos niños que acudieron al circo y tres palmeras enjutas  de la Plaza de Armas quedaron de pie.
         El Sol sumergió su blonda cabellera detrás de la cortina de rocas ígneas decoradas por ichus y pajonales de la Cordillera negra, dejando tras de sí al Callejón de Huaylas poblado de escombros, lamentos, lágrimas y desconcierto teñidos con sangre.
Yo seguí elevándome, cada vez más rápido, hasta llegar al lugar donde estoy, junto a mis padres Lorgio Matutino y Mariana Lázaro, que  murieron de pena,     después de  sobrevivir algunos años a  la catástrofe.  
-En sus semblantes veo el sello indeleble del colapso psicológico, cultural, económico, social y la pérdida de la conciencia colectiva que sufrió mi pueblo a raíz del fatídico sismo del treinta y uno de mayo de mil novecientos setenta.- * Cuento.- Domingo de Guzmán Huamán S.

5.- CONSECUENCIAS DEL SISMO DEL 31 DE MAYO  DE 1970
Al escuchar el galope enfurecido, el  chapoteo de los cascos en las certenejas del tiempo llenas de dolor, ocasionado por el sismo del 31 de mayo de 1970, recordamos un suceso telúrico que crispa los nervios y cuando observamos la radiografía que nos muestra los estragos materiales  causados por la destrucción de Huarás y sus cuatro barrios, señalo las  consecuencias en el plano material, espiritual, cultural y psicológico con secuelas que toman cuerpo en el resumen siguiente:
1) “El huarasino que nació en medio de un maravilloso paisaje y vivió animado por las fuerzas tradicionales de sus manifestaciones culturales se decepcionó por el golpe artero y como ciervo perseguido por el cazador invisible huyó a otras ciudades y la mayoría se arraigó en la metrópoli de Lima.
2) Los sobrevivientes que fueron testigos de la muerte de sus seres queridos y de sus vecinos; del saqueo de tiendas comerciales; desaparición de cines, centros culturales, locales de asociaciones, templos, conventos y edificios públicos se colapsó psicológicamente y se convirtió en un ser temeroso e inseguro  frente a sus semejantes por tener desintegrado su yo y al haber perdido la conciencia colectiva.                                                             
3) El damnificado se convirtió en un ser deshumanizado y errabundo, culturalmente                      
sufrió un retraso alarmante.                                  Huarás, 31 de mayo de
4) Los  huarasinos,  en un santiamén, cambiaron su  status económico al percibir la destrucción de casas y edificios o desaparición de muebles y enseres; ruptura del desenvolvimiento de las actividades comerciales; desaparición de la renta para familias que alquilaban cuartos a estudiantes foráneos y comerciantes; pérdida inmediata de fuentes de trabajo para albañiles, gasfiteros, cerrajeros, carpinteros; desvanecimiento de los medios de subsistencia para las personas dedicadas al pequeño comercio; bodegas, pulperías y a la pequeña industria: mueblería, tapizado y joyería;  escasez de fuentes de trabajo para peluqueros, cosmetólogas, pintores, sastres, zapatero…

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El colapso social se reflejó en la dispersión de la célula social con la instalación de sobrevivientes en lugares distintos y desaparición de los barrios tradicionales; la pérdida de fuerza de la vida institucional por efecto de la dispersión, muerte o ausencia de los dirigentes.
Lo descrito originó un trabajo arduo y paciente; persistente y sangriento para lograr:
- Reubicación  definitiva de lotes.
- Limpieza de escombros y construcción de casas de material noble.
- Formulación de los planos reguladores
- Dación de la Ley Orgánica de CRYRZA
- La Creación de la Universidad de Ancash
- Urbanización de Shancayán.
- Construcción de la ciudad universitaria en Shancayán.
- Creación del Distrito Celeste de Independencia.
- Poblamiento del Barrio de Nicrupampa.
- Surgimiento residencias en “Vichay”, Palmira, Pedregal, etc.
- Proliferación de peñas, discotecas y centros de distracción.
Al inicio del tercer milenio, Huarás es una ciudad sin identidad, con infraestructura moderna y población migrante, de campesinos dedicados a la informalidad, de turistas  de cultura variada predominando los de bajo nivel, de provincianos que mantienen latente su identidad de procedencia.
  En Belén se ha reconstruido el Hospital con mayor dotación material y personal que ha quedado obsoleto, por lo que el Presidente Regional anunció la construcción de un Moderno Hospital, sin antes construir un Hospital Materno Infantil III en un terreno proporcionado por las municipalidades de Independencia y Huarás, generando controversias con las organizaciones civiles que se oponen a este descabellado proyecto. Se ha construido un nuevo templo  donde se venera a la Virgen de Belén; sus  
Shakshakuna en la soledad   altares  ya no son de pan de oro; su plazoleta nueva conserva la tradicional pileta con rejas de hierros ornamentales ubicada en el centro, rodeado de jardines y bancas de cemento.
En la Soledad se ha edificado una iglesia nueva con facetas modernas, su altar mayor es de madera tallada y cromada, en las parte superior de las paredes laterales existen murales que describen la vida, pasión y muerte  de Cristo; Su plazoleta tiene una pileta al centro con rejas ornamentales, jardines y bancas; en un extremo se encuentra el monumento de Moisés Castillo.
En San Francisco, “Capital de la Cultura Huarasina”, se nota la presencia de

-28-su iglesia moderna ubicada en el costado izquierdo del “Colegio de La Libertad”, construido por gestión del R.P. Hermógenes  Coral Vega, párroco de la Parroquia del Espíritu Santo; su alameda Grau es un pasaje encantador con jardines y rejas.
El Colegio  de “La Libertad” desarrolla sus actividades educativas en ambientes provisionales construidas el año de 1972 y era una amenaza latente para la comunidad educativa. Gracias a la gestión coordinada del CONEI y apoyo permanente de la APAFA de “La Libertad”, bajo la presidencia del  profesor Domingo Guzmán Huamán Sánchez, en corto tiempo, se ha logrado:
- La inscripción del título de propiedad ante los Registros Públicos.
- Conclusión del Perfil Educativo.  
- Estudio técnico para la cobertura de las 22 aulas del Colegio y su ejecución, durante los meses de octubre y noviembre del 2005.
-  Realización del III – ETNI - PEAPADMI por el 177 aniversario del Colegio de “La Libertad” con presencia de delegados nacionales y extranjeros.
 - Construcción de la infraestructura moderna del Colegio de “La Libertad”, gestión de la APAFA 2005-2006 con el apoyo de la Asociación Libertana y promociones  de los años 1957, 1958 y 1959. El presupuesto asciende a la suma de 8 millones 31 mil 969 nuevos soles.
Contará con 04 pabellones que incluyen 22 aulas comunes, 01 aula de uso múltiple, 01 aula de idioma extranjero; 02 módulos para laboratorios de física y otra para química; 01 módulo para laboratorio de Biología; 02 módulos para el Taller de Electricidad, y otra para el Taller de Carpintería; 01 módulo para el Taller de Automotriz; 01 Auditorio con un primer nivel destinado al   Gabinete   de Educación Física, Sala de Artes Plásticas, Taller Textil y Taller de Vestidos y el segundo nivel estará destinado al auditorio con capacidad de 400 personas.                                                         Colegio de “La Libertad” de Huarás
Esta construcción consta además de cocina y comedor, servicios higiénicos, guardianía y maestranza, caseta de control, mejoramiento de la cobertura en tribunas existentes, muro de contención del estadio, construcción del cerco perimétrico, construcción del patio de formación y losa multi deportiva. Colegio Privado “Saco Oliveros”, ubicado en la calle Juan Bautista y Avda. Gamarra del barrio de San Francisco. Es ejemplo de disciplina.

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El Barrio de Huarupampa posee un Convento de los padres descalzos adaptado para las ceremonias religiosas. Posee el estadio deportivo de Rosas Pampa que se ha  convertido en escenario moderno para equipos profesionales.
A orillas del río Santa  emerge una urbanización moderna y el local del centenario Colegio 86016 Pablo Atusparia con Nivel Primaria y Secundaria, ubicado en la Avenida Bolognesi 116 - Huaraz que se dimensiona con su lema: “En letra ciencia y arte, Atusparia es baluarte”.
En el Barrio de La Soledad: Colegio Fe Y Alegría, ofrece a la comunidad un servicio de Educación Formal en los niveles básica regular, con una pedagogía liberadora y de transformación social.
I,E. Parroquial "Santa Rosa De Viterbo", la tarea educativa se desarrolla bajo los principios y valores Mariano Franciscanos, identidad regional y conciencia ecológica.
 Señor de la Soledad de Huarás, emergió como Colegio Parroquial, después del Sismo de 1970. Posteriormente se fue implementando hasta convertirse en uno de los colegios importantes de Huarás.
En el distrito de Independencia:
 I.E.- Simón Bolívar de Huarás, en su inicio fue un Instituto Agropecuario  que brilló con luz propia. Ahora brinda una Educación Innovadora y de calidad.
 I.E. Sabio Antonio Raimondi, atiende en los niveles de educación primaria y secundaria.
G.U.E.  “Gran Mariscal Toribio de Luzuriaga” Huaras, funciona en las modalidades de: Educación Primaria de menores, Secundaria de Menores y Educación Básica Alternativa Cuenta con una Área técnica con equipamiento  para sus trece especialidades.
Colegio Huascarán, creada en 1999 y está centrada a la educación de los hijos  de la compañía Minera Antamina y de la familia huarasina.
 I.E. Jorge Basadre  Grohman. Luego del sismo de 1970,  Velasco propició la construcción del local del  Centro Base  II – 840 de Nicrupampa, en 1974.
Entre varias universidades privadas, destacan:
- San Pedro de Chimbote, una institución de educación superior, conformada por estamentos competentes, con espíritu crítico, pluralista y participativo.
- Universidad Alas Peruanas, fundada el 26 de abril de 1996, se encuentra ubicada en la séptima cuadra de la Avda. Gamarra.
 Universidad Mayor de San Marcos Presta servicios de postgrados en ciencias humanas y sociales.
- Universidad de Arte de Ancash creada por la Ley Nº 29550, Ley que incorpora a la ESFAP- Ancash; Universidad Los Ángeles de Chimbote, que forma profesionales idóneos y responsables.


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