DOMINGO DE GUZMÁN HUAMÁN SÁNCHEZ
Nacido
en Cochapetí, Aija, Ancash: “Resplandor de Halcones en Vuelo”, en 1938, toda su
vida se dedicó a la docencia y a la promoción cultural, dicen de él, tres
personalidades que conocen de su quehacer literario:
El Dr. Roberto Rosario Vidal al exponer su ponencia en el XVIII Encuentro de Escritores de Ancash, realizado en la ciudad de Huari,
en mayo 2009, con participación de
intelectuales invitados de los departamentos de Ucayali y Huánuco y la
presencia de uno de los escritores más
distinguidos de nuestro departamento Dr. Carlos Eduardo Zavaleta, manifestó:
".Domingo Guzmán Huamán Sánchez, reconocido por su labor
como profesor de Folklore, Dramatización, Títeres, Educación Artística y Expresiones
Grafico Plásticas, incursionó en la Literatura Infantil con “Poesía Infantil”
(1994) y Teatro (1995). Ha obtenido diversos galardones regionales, nacionales
e internacionales por su labor creadora: Carnaval: Ya llegó el carnaval/ bailemos todos contentos;/ ya llegó el carnaval
juguemos todos alegres. / Con serpentinas y talco/ wachiwallito, wachiwalón,
con concertina y flauta, / wachiwallito, ”wachiwalón”.
El Dr. Jaime Loli, Director del INC Ancash, agrega: “Huamán Sánchez, así, a duros
golpes de cincel, remando a veces contracorriente, indoblegable, vencedor del
viento y la nostalgia ha arribado a la estancia feliz de la madurez poética, porque para llegar a la
belleza de la imagen y la grafía quien escribe debe transformarse en un
verdadero Fidias de la palabra”.
Dr. Jesús Cabel, concluye: “Domingo de Guzmán es
conocido por su labor artística y expresiones gráfico plásticas. Ha incursionado
en la Literatura Infantil Juvenil: “Poesía infantil” que reúne poemas escritos
por estudiantes de la Especialidad de Educación Inicial del IST “Antonio
Raimondi” de Huarás. Es integrante del
Grupo Literario “Qarwanchi” y de una ajustada muestra de poemas de la Región,
también ha realizado con éxito Teatro
Escolar.
Los editores
CAPITULO I
HUARÁS
Escudo de Huaraz |
Se encuentra ubicada a 3052 metros de altitud, totalmente nueva, y se
diferencia del aspecto que tuvo antes del sismo del setenta. Cuenta con
modernos edificios, amplias avenidas y con urbanizaciones organizadas en sus
zonas periféricas. En infraestructura tiene un crecimiento vertical incontrolable.
Los
recursos más importantes de Huarás son:
- Los restos arqueológicos de “Willkawaín”, al
noreste de la ciudad;
- Los restos arqueológicos de “Pumacayán”, al centro
de ciudad de Huarás;
-
Museo Regional de Ancash poseedora de
una colección de ceramios, tejidos, tallados, pinturas, orfebrerías,
instrumentos musicales; réplicas de la
Estela de Raimondi, Lanzón de Chavín, Sechín, Guitarreros, Galgada;
-
El Parque lítico, ubicado frente a la
Plaza de Armas, es deslumbrante por la cantidad y variedad histórica de sus
monolitos y la réplica de animales pre
históricos, cuyos restos fueron hallados
en los nevados de Pomabamba; está poblada por oficinas de diversas dependencias
estatales, asociaciones, clubes, universidades privadas y públicas, institutos
superiores e instituciones educativas con niveles y modalidades diversas y la Escuela
Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP), de Ancash, creada con la Ley
Universitaria Nº 23733 y la Nº 29292.
1.- IMPOSICIÓN DE LA REDUCCIÓN
La
administración española, a órdenes del visitador Alonso Santoyo Valverde,
impuso la reducción que obligó a más de
cuarenta pueblos que vivían a una distancia de 35 a 50 Km ., concentrarse en la
llanura fecunda de “Waraq Pampa”, donde se levantó la “Muy Generosa y Bella
Ciudad de Huarás.”
La
primigenia ciudad ubicada al pie de
Rataquenua, entre las cordilleras Negra y Blanca, bordeada por el caudaloso
Hatun Mayu y dividida por el espumante Quillcay tenía una distribución en
cuadrícula, con callejas estrechas y largas; al centro se encontraba la plaza de armas con la
iglesia imponente, construida con piedras labradas pre inca extraídas del
Santuario de Pumacayán, dedicada a San Sebastián, el cabildo, la cárcel real y
el cuartel; las casas con arquerías
tenían patios amplios y huertos
con hortalizas y frutales.
-13-
y habitaciones
alrededor, huertos interiores, diseño que perduró hasta fines del siglo XIX.
Contaba
con quince manzanas y cada una de ellas estaba considerada como barrio. Esta
forma de ubicación permitió la evangelización y la facilidad de cobrar los
impuestos. Las casas estaban entejadas a dos aguas, con aleros de un metro y medio sobre las veredas de las calles que protegían
de las lluvias, granizos y sol. En el interior existían patios, traspatios,
corralón para las acémilas y huertos.
Con el tiempo, el patrón
San Sebastián fue reemplazado por el “Señor de La Soledad” que representa a
Cristo Dios de los occidentales y a
Wari, dios pre inca de la lluvia y las tempestades. Dicho de otro
modo: dentro del espíritu de los
precolombinos podían asumirse, como propias, nuevas formas de dioses o
espíritus tutelares representados en los santos cristianos, en agraciado
sincretismo religioso, que perdura hasta la actualidad.
En las décadas primigenias del S. XX, las calles llevaban nombres
de animales: Abeja, Gato, Conejo, Dromedario, Lagarto, Tarugo, Búfalo o
fenómenos naturales: Rayo, trueno, Arco Iris, Manantial, Pakcha, Shullay.
Desde antes del sismo del
31 de mayo de 1970, dos jirones llevan el nombre del venezolano general Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios y
del colombiano general José Antonio de Sucre, héroes de Junín y Ayacucho, que
partiendo de la plaza de armas recorren paralelos hacia el barrio de La
Soledad: Sucre y Bolívar, llamados por
los hombres del campo, en quechua: Hatún Calle y Kichki Calle, respectivamente.
2.- CUATRO PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX
En el “Colegio de La Libertad”, los profesores de Historia del Perú nos decían: “Antes del aluvión de
1941 era una ciudad mestiza, su plaza de armas presentaba una fisonomía
singular porque estaba empedrada con “kollotas” blancas y negras, extraídas de
los ríos Santa y Quillcay; al centro
estaba ubicada una pileta de bronce con ornamentos clásicos que se
personalizaban en amorcillos, ramas de vid y zarcillos; era la fuente que
abastecía a la población urbana.
Sus jardines bordeados por rosas verdes con flores de sol
ofrendaban colores y perfumes embriagadores de rosas y margaritas; geranios y
clavelinas; cartuchos y siempre vivas. A un extremo se levantaba una glorieta,
escenario de retretas interpretadas por bandas de músicos en fechas cívicas y
aniversarios patronales; sus bancas de madera, artísticamente talladas, se
mantenían lozanas por el cromado permanente y no como ahora en abandono
completo.
Alrededor se encontraban Virgen Pampa, Patay, Vichay, Yukyupampa,
Pedregal, Los Pinos, Nicrupampa y Shancayán con huertas rodeadas por árboles de
Capulí y chacras con maizales, papales, trigales y alfalfares.
14 Las plazuelas tenían las mismas características y las casas
estaban construidas con cimientos de piedras labradas extraídas del santuario
pre inca de Pumacayán y barro con
paredes construidas con adobes de 60 por 30 Cms. de ancho y 0.10 de alto,
unidos con barro de tierra arcillosa mezclada con pajas de cebada o icho traído de las inmediaciones
de la Cordillera Blanca.
Los umbrales de puertas y ventanas eran de eucalipto labrado, así
como los terrados. Los techos inclinados
con bases de “chaklas” o carrizos
de Pariacoto sostenidos por
“chilliwakuna”, soportaban el peso del techo de tejas musgosas. Sobre la
“Kumpa” se levantaba la figura imponente y misteriosa de la cruz de metal
ornamentada, cuya misión mítica era proteger la salud de sus dueños y cuidar de
sus bienes.
Las calles estrechas
estaban empedradas y las avenidas sueltas bordeadas con eucaliptos y sauces;
matas frondosas de capulí y maguey; las casas de dos pisos tenían balcones que
permitían darse la mano de un lado a otro y servían de mirador en fechas
festivas de Carnaval y y de recogimiento
de la Semana Santa.
La única estructura de ladrillo y cemento, expresión del arte
románico con arbotantes impresionantes, era
el convento de los “Padres Descalzos”, ubicado en la Avda. Tarapacá que
se desmoronó con el martillazo artero e inclemente del sismo del 31 de mayo de
1970.
Hasta después del aluvión de 13 de diciembre de 1941, los
pobladores de Huarás se abastecían de agua de piletas instaladas en las
plazuelas de los cuatro barrios o de los manantiales de: Casa Santa, ubicado en
la octava cuadra del Jr. 28 de Julio, barrio de La Soledad; del Puquial de
“Oqopampa”, en el barrio de Belén; de “Bendito Puquio” que se encontraba
burbujeante en la calle Alfonso Ugarte, hoy Gamarra, al costado del Campo de
fútbol del “Colegio de La Libertad”.
Por las cabeceras de los patios, jardines o corralones de las
mansiones pasaban acequias que cumplían la función de desagüe y riego de
cebollas, zanahorias, coliflores, lechugas, alfalfares; las personas cuyas
casas carecían de acequias se trasladaban al cerro de Pumacayán, al borde del
crepúsculo a cumplir con las exigencias vitales, diciendo: “De noche, te inundo
con mis sones de música compacta y al verte quieta recorro con gotas el paisaje
de tus muros”.
El alumbrado público y doméstico, de 115 voltios, era producido
por la planta eléctrica de los Hnos. Serkovich, de nacionalidad yugoslava,
que producían luz tenue. Los alumnos
para la realización de sus tareas tenían que utilizar los “chiuchis” o velas
para estudiar.
El aluvión de 1941 arrasó
con la referida planta y la zona moderna de Huarás, quedando como muestra la
zona denominada “El Aluvión”. El Ing° Manuel Ignacio
Prado Ugarteche, presidente de la República, que
visitó Huarás y se hospedó en el Hotel de turistas de Monterrey, dispuso la
instalación de la planta de Pariac con un alumbrado de 220 voltios que
sigue prestando servicios, interconectado con la Central Hidroeléctrica de
Huallanca.
-15-
Posteriormente,
el crecimiento poblacional motivó la instalación de la Planta de Patay y
últimamente el tendido de redes eléctricas de Huallanca, que mejoró el servicio; pero, los apagones
continuos siguen malogrando los artefactos eléctricos y OSINER nada dice y nada
hace porque es un convidado de piedra.
3.- TROZOS DE NIEVE, ROCAS Y LODO
A
las 5.46 de la madrugada del aciago 13 de diciembre, el pueblo de Huarás se
despertó sorprendido por un ruido ensordecedor
que para los madrugadores o caminantes que iniciaban sus quehaceres
cotidianos era la presencia de un
aluvión arrollador y para los que
se encontraban en brazos de Morfeo no era más que una pesadilla traumante.
Las
aguas heladas de la laguna de “Kojup”, de la Cordillera Blanca, se habían
desbordado arrasando en su alocada huida a los animales, plantas, rocas, seres
humanos que se encontraban en los caseríos del lado este de Huarás; destruyó
parte de la ciudad, junto al río Quillcay.
El
Geólogo Julio Gonzales M. testimonia que “Inundó Molino pampa y el lado norte
del “Colegio de La Libertad”, arrasó la avenida que hoy lleva el nombre de
Raimondi, entonces bellamente arbolada y, con una densidad considerable de
casas, inundó las calles adyacentes hacia el sur de dicha avenida”.
“Borró
del mapa el Camal, El puente de Cal y Canto y las mansiones señoriales de las
familias: Reina, Alzamora, Infante, Alarcón, Zimic, Ríos, Vizcarra y Morales; como una exhalación, el Hotel de
Turistas se esfumó, a cinco días de su fastuosa inauguración; también fueron
arrancados desde sus cimientos el
Colegio Nacional de Mujeres, el Centro Vocacional de Varones, la Plaza de Toros y la Planta
eléctrica de los Hnos. Serkovich”.
Tardó
tres décadas para que resurja la ciudad, manteniendo su conformación de
estructura tradicional y espiritual. La
zona arrasada quedó con el nombre de “Aluvión” que fue poblada por ciudadanos
de las “Vertientes del Pacífico, de caseríos aledaños y de la zona de los Conchucos. Los emigrantes instalados lo
han transformado, encontrándose allí las
oficinas del Ministerio de Agricultura, PRONAA, Ministerio de Trabajo, Granja
de Truchas del Ministerio de pesquería, canales de TV; moderna infraestructura del
Colegio de “La Libertad”; una treintena de peñas, discotecas, karaokes y
empresas de transportes.
Durante
la década de los 60 y 70, Huarás mantenía su trazo en cuadrícula y las campiñas
aledañas empezaron a urbanizarse. Los límites eran:
por el este con el Jr. Santa Rosa; por el oeste el caudaloso “Hatun Mayu”; por
el norte con el río Quillcay; y, por el sur con Río Seco.
Presagiando
otra desgracia, los damnificados que no partieron a otros horizontes, flexibles
y herméticos al amparo invernal del recuerdo, siguieron desarrollando
actividades cotidianas y forjando a sus hijos.
-16-. Después del sismo del 70, esta parte urbanística quedó incólume y
sirvió de refugio a los sobrevivientes que perdieron sus bienes, pero jamás las
esperanzas.
4.- LA REVELACIÓN TRÁGICA DEL SISMO
DEL 70 *
I
Aún zumbaban en mis tímpanos
las melodías encantadoras de las
marineras, huaylas, valses, dianas y pasacalles ejecutadas, a
competencia, por las distintas bandas de músicos, que amenizaron las vísperas
de la octava del Señor de Mayo, en la plazoleta del barrio tradicional de la
Soledad, frente a su templo de estilo románico.
El colorido, los pasos y la coreografía de grupos de danzantes: wankillas, con
vestimenta blanca, máscaras de malla de metal, chicotes y shakapas en las pantorrillas; los Antiwankillas,
descuartizadores del Chiwa Sapra o el Negro Cautivo; los Atawallpas, con
plumajes en todo el cuerpo, interpretando danzas con movimientos de acrobacia y
números circenses; las Pallas de
Corongo, con camperas emplumadas y espejuelos, pechera y saya bordadas con
hilos de oro y plata con motivos de la
flora y fauna regional; Las Jijas de Chiquián con vestimenta elegante y danza
señorial, agitándose al compás del arpa, violín y trompetas; los chimayches de
Pomabamba, de cadencia ágil acompasado por violines y arpas; los Negritos de Cochapetí, muy
elegantes, con pantalón y
chaleco de casimir inglés y sombrero de paño, bandas
adornadas con alhajas de oro y plata, que se entrecruzan en el pecho y con
una campanilla dorada o plateada en
la mano derecha recorriendo las
calles y plazuelas, al compás del
arpa, violines, trompetas con sordina, clarinete y los saxofones, compitiendo con las orquestas y conjuntos de diversas latitudes. El panorama festivo se tornaba, cada vez más confuso, a
medida que iba acurrucándome en los brazos
tibios del sueño que lentamente me fue sumergiendo a honduras del descanso nocturno reparador.
II
Sentada al borde de un puquial de aguas cristalinas,
lavaba mis ropas y la de mis hermanos menores.
Cerca pastaban ovejas de vellones blancos. En la orilla de la acequia,
que pasaba por la parte inferior de la chacra, una cerda flaquísima y sus
lechoncitos hociqueaban la tierra, para
extraer los tubérculos del sabroso "Llakchu"; y un pollino, cargador
del Señor de Ramos, enterrado en la frondosidad de un alfalfar, gozaba de un
inolvidable banquete, que le costaría un encierro de varios días y el
desembolso económico de sus amos por daños del ladronzuelo ocasional.
A media distancia, teniendo como marco un bosque de
eucaliptos, retamas y rosales, una capilla de adobes y tejas rojas, reflejaba
su esbeltez en el espejo gigantesco de
los nevados de San Cristóbal.
Un joven alto
y delgado, con poncho blanco, cabellos ondulados y barbas rubias como las
espigas del trigal de las pampas de Póngor, apareció repentinamente y con voz
suave y profunda me dijo:
- ¡Rosario, escucha ¡... Huarás y los pueblos del
Callejón de Huaylas serán destruidos por
fuerzas telúricas incontenibles.- Al escuchar la voz impostada, quedé tensa,
casi paralizada; percibí que mis cabellos lacios, negros y largos se movían
como las nubes que anuncian una descarga de rayos, truenos y relámpagos.
- ¿ Por qué Señor?.- Pregunté.
Un
joven alto y delgado - !Niña
¡... Mis sacerdotes y fieles se han olvidado de la trascendencia de mi fiesta;
ahora los mayordomos y devotos son los “pichicateros” y delincuentes que,
aparentando ser católicos y gente honrada, realizan fiestas pomposas con juegos
artificiales, bandas de músicos y agasajo a las autoridades insensibles;
mientras, la gente del pueblo muere inmisericorde por falta de salud, educación
y trabajo.
-18- - ¡Señor!... – Quise
interrumpir para hacerle otra pregunta; pero el extraño siguió hablando.
- La juventud se ha descarrilado y frecuenta lugares donde
el vicio los atrapa y aniquila, hasta dejarlos inservibles; un gran porcentaje
de jóvenes ingieren drogas y alcohol; hay una regresión a la vida emocional del
hombre primitivo, con respecto al cosmos; se muestra impotente ante los
fenómenos de la naturaleza; se marchitan en las tabernas y se ajan como blancos
lirios apachurrados por manos crueles e
insensibles.
- ¿Quién es Ud. que, con
tanta crueldad, juzga a mi pueblo
y a su juventud?- interrogué indignada; pero, el siguió hablando sin inmutarse
y sus palabras eran lluvia de cánticos y esperanzas celestiales.
- Cuando el Sol empiece
a declinar, lentamente,
para dar paso a la noche trota
mundo, los animales silvestres y los
domésticos anunciarán el momento fatal, adoptando comportamientos extraños,
como cuando se aproxima un eclipse
solar.
- ¡Señor ... ¿Quién es
usted?...¿ Por qué me revela desgracias y fatalidades?- volví a preguntar. Capilla de campo (1594)
- Soy el Señor de la Soledad, Patrón de Huarás.
Id por los pueblos del Callejón de Huaylas, anunciando este mensaje. El que te
escuche se salvará y el que no, morirá
para siempre.
Cuando levanté los ojos,
con timidez, para hacerle otra interrogación, percibí una explosión de incienso
que cubría la estructura de la capilla de campo, en cuya torrecilla una
campanita de bronce, empujada por el viento leve, tintineaba acompasando una
canción celeste, cuyas ondas penetraban
las fibras más recónditas del corazón.
La música se fue alejando
cadenciosamente y sentí que todo daba vueltas y una fuerza extraña me lanzó por
los aires.
Desperté llorando y con
ansias de contemplar la figura divina del Señor de la Soledad. Mi grito de
espanto hizo trizas a los cristales del ventanal de mí
dormitorio de estudiante universitario, sembrando pánico en
toda la vecindad.
Los rayos intermitentes del sol se filtraban por las
rendijas de nubes movedizas y se posaban
sobre la piel transparente de la encantadora laguna de “Churup”, que dormitaba
debajo del azul cielo, eternamente transparente.
A la hora del desayuno, mi madre poniendo
Amanecer huarasino sus manitas de jazmín sobre mi cabeza
afiebrada, me preguntó muy preocupada.
- ¿Qué
te sucede, hija mía? ... ¡Cuéntame!
Después de juntar las espigas de mi dulce sueño, en
la era del recuerdo y cogiendo la horqueta
de los mil ensueños, narré los episodios que se desgranaban uno tras
otro, como si fueran los granos del maíz; y al final, mis padres, devotos del
Señor de Mayo, me alentaron a difundir la revelación. Mi padre,
halagándome, dijo:- ¡Hija mía!, porque eres virtuosa, nuestro Señor te ha
escogido para advertir a nuestros semejantes sobre el peligro que se cierne.
III
En Cátac, después de tomar una taza de café, en el
Restaurante “Primavera” del Sr. Espíritu, me dirigí al cruce de la
carretera Huarás - Lima - Callejón de Conchucos. Hablé con los habitantes del
lugar y algunos pasajeros, sobre la proximidad de una desgracia que arrasaría
los pueblos, desde Sayán hasta Aduzco y de las playas del Océano Pacifico hasta
las cumbres heladas del Huascarán.
Un borrachito acurrucado en la puerta de una
cantina, al escucharme, se paró con dificultad y me plantó su mirada
sanguinolenta, que me produjo escalofríos de pies a cabeza; y después de lanzar
un escupitajo de saliva verde con olor a cal, tabaco y alcohol me increpó:
- ¡Oye, loca¡...¿Estás borracha?...¡Lárgate¡ No
tenemos tiempo para escuchar cojudeces!
- Sr. No sea insolente, mírame que soy una dama.-
le dije asustada.
Del grupo de personas que se encontraban conversando
conmigo, una profesora de educación primaria, muy indignada, le manifestó sobre
la libertad de culto y
pensamiento que existe en nuestra patria y cualquier ciudadano puede expresar
sus puntos de vista.
Pero, una Sra. obesa,
carnicera del mercado, saliendo del grupo,
le propinó una cachetada
furibunda al insolente que trastabillando
cayó de bruces
al piso cascajoso,
fracturándose el brazo. Ahí mismito se quedó dormido y empezó a roncar,
como un marrano cebón.
Me acerqué a un quiosco y
compré unos panes con quesillo que los guardé en mi mochila de tela y proseguí
mi caminata hacia Recuay.
Volteando, de rato en
rato, con la esperanza de percibir la proximidad de un vehículo, seguí
recorriendo; ninguno apareció. El río Santa seguía su recorrido sinuoso, de
tumbo en tumbo, lanzando alaridos lastimeros al golpear su cabeza de
espumas en las raíces de añosos
eucaliptos.
Muy cansada, llegué a Recuay, pueblito
suspendido en las faldas de la Cordillera Negra e ingresé a una casona de virreinal
ubicada en el Jirón Hércules.
- ¡Qué pena, tan joven,
hermosa y loca¡... Sentenció una viejita espigada de tez blanca, nariz aguileña, ojos azules y
vivaces como
Casona de los González en Recuay los del halcón.
Después de escuchar las
palabras llenas de sinceridad, que emergían del trasfondo de mi alma, la
nombrada me invitó a pasar a su mansión solariega de estilo barroco, con
arquerías de medio punto y pasadizos
empedrados con cantos rodados azules y blancos.
Al ingresar, noté la
existencia de varios patios con arquerías del mismo estilo. El primer ambiente
estaba rodeado de rosales y al centro se encontraba la copia de David del
escultor Miguel Ángel; en el segundo resaltaba la urna de la Virgen de Las
Mercedes y en el tercero destacaba el Nacimiento del Niño Jesús.
- Llushmi, por caridad, dale un plato de comida a
esta pobre niña.
- Mamita, no hay comida.- respondió la
empleada.
- ¡Sirve! en la casa de
los González nunca falta comida para el hambriento, posada para el peregrino y
vino para el sediento.
Agradecí la atención
recibida, de todo corazón, y antes de abandonar la casona hospitalaria ubicada
en la esquina de la plaza de Armas, traté de aclarar mi condición de estudiante
universitaria y católica.
- ¡No soy loca, buena señora¡...
- ¡Tampoco soy señora, soy
señorita!- Me respondió, con tono fuerte, llena de orgullo y prosiguió.
- Nuestra
sociedad está descarrilada, nuestra juventud se inclina a
las drogas, a la violencia, a la prostitución, al chantaje y mar de cosas.
Nuestras ciudades parecen Sodoma y Gomorra, por tanto, merecemos castigo
ejemplar.- Sentenció muy indignada.
A sugerencia de la
señorita González, rezamos el Santo Rosario, ante la imagen de San Ildefonso,
Patrón de Recuay, ubicada en su urna que tenía arcos de plata, rodeada por
flores frescas y fragantes.
Varios cirios, sostenidos
por candelabros de bronce bruñido, decorados en alto y bajo relieve,
chisporroteaban dando calor al ambiente amplio y alto de la sala.
Cuando me despedí, la
señorita González selló un beso en mi frente.
IV
Me estremecí al contemplar la figura pétrea y helada de
Cristo del Cementerio de Yungay, que con el brazo extendido, parecía decir al
Huascarán: " No podrás arrasarme".
- ¡Rosario, quiero estar
siempre a tu lado; y antes de perderte
prefiero morir, ahogado por la vorágine de
tus besos .- Me dijo Raúl.
- Sea como Dios
disponga.- Le contesté, al momento de sentir la fuerte presión de sus
brazos en mi talle y los latidos de su corazón embriagándome.
Nos internamos en las fauces horquilladas del
bosquecillo de eucaliptos y retamas, en cuyas ramas piaban los gorriones de
pecho amarillo, dando saltos de un árbol a otro: ¡Pichiu!,! pichiu!, ¡pichiu!. Cruz de Rataquenua
Alejados del mundanal
ruido de la gran urbe, a orillas de una acequia bullanguera y sentada sobre una
alfombra de yerbas, bajo la sombra de las ramas de alisos frondosos, nos
dejamos envolver por un transparente vaho que, convertido en un torbellino, nos
arrastró a las fauces del romance, empapado de promesas y sorpresas
inenarrables. El sexo se tiene con cualquiera...cosa diferente es hacer el amor
a quien amas.
V
Con los primeros rayos
del Sol, en un vehículo de
"Transportes Huandoy", llegué
a Yungay y recorrí sus calles empedradas y limpias, divulgando el mensaje del
Señor de La Soledad.
-22- Los niños fueron los
primeros en rodearme, escupirme y
apedrearme.
Las personas mayores me insultaron, golpearon, escupieron y casi
semi muerta me cabalgaron en un burro chúcaro que corcovó por la carretera, rumbo a Caráz. Con los
brazos y piernas presionados en el cuerpo del jumento, percibí carcajadas y
burlas que se agolpaban en las paredes de mi cerebro, a punto de estallar por
impotencia y dolor.
Me
incorporé adolorida y con mucha
dificultad; proseguí mi viaje
hacia el norte, por la trocha bordeada
por vegetación abundante y retamales en floración.
En el fundo de
Canyasbamba me atacó una jauría de perros. Si no es por la intervención de un
caballero de tez blanca con poncho rojo, sombrero de jipijapa, pañoleta blanca,
chaqueta y pantalón azul, botas de cuero negro y espuelas de plata, que
cabalgaba un brioso caballo blanco, de cuyas fauces y herrajes de plata salían
chispas, seguro que moría despedazada como los mártires del cristianismo primitivo.
Santiago apóstol o
Katekilla
- ! He cumplido con la misión encomendada por mi Maestro, que
murió en la cruz por redimirnos del pecado original ¡Soy el Apóstol Santiago de
los católicos y el dios Katekilla de los nativos; estaré siempre a tu lado,
para cuidarte y defenderte del demonio que se esconde en el cuerpo de los seres malvados.–
diciendo, espoleó y se alejó, dejando tras de sí una estela luminosa, dando
paso al chirrido de los grillos y el croar de los sapos.
Ahora, pese al tiempo transcurrido, no puedo olvidar sus ojos azules y profunda
mirada; su voz acompasada y postura angelical, enmarcada por los Andes, que tanto
extraño. Estoy en el cielo, un mundo maravilloso que siempre soñé y rodeado de
querubines, junto a las almas escogidas y bajo el amparo de la Virgen María,
madre de Jesús que murió por salvarnos del pecado original.
En la plazoleta de
Chiquinquirá de la ciudad de Caraz, al pie del monumento a la Madre, esculpido
por el artista caracino don Honorato Milla, la gente escuchó atentamente, el
mensaje de mi revelación.
Retorné a Huarás. El
chofer, un sesentón de tez bronceada, me manifestó haber tenido revelaciones
idénticas a la mía. Me sugirió cumplir el encargo del Divino.
VI
A los golpes fuertes del aldabón, que tenía
la forma de cabeza de un león, una
ventanilla del portón de cedro macizo se abrió y asomó una cara angelical con toga
blanca y un lunar diminuto cerca a la nariz.
- ¿Qué desea hermana?- me
dijo, con voz áspera.
- Conversar con el Padre
Obispo, sobre la revelación del Sr. de
La Soledad y la destrucción de la “Muy Bella y Generosa Ciudad de Huarás”, los
pueblos del Callejón de Huaylas y...– No terminé de explicar, cuando me interrumpió.
- ¿Destrucción? ...¡ Aléjate
trasnochada, el Obispo no está para escuchar tonterías ... ¡ -
Me replicó y
cerró la ventanilla, con tanta
fuerza, que casi me fractura
el tabique de la trompa.
Me alejé del portón y a poca distancia, caí de
rodillas y sentí que todo el universo se volcaba sobre mí, formando un
torbellino de ilusiones.
Cuando reaccioné, dos
manos tibias y piadosas sacudían mis hombros, tratando de reanimarme.
- No Señora, nada de eso,
sino que…- Quise explicar lo sucedido con la monja, pero me callé.
- Estás muy agotada. – diciendo, me levantó
- ¡Señora, la ciudad de
Huarás será destruida¡... ¡Pronto, se convertirá en polvo! ... ¡No quedará piedra sobre piedra y muchos hombres
de otros lares vendrán a restituirla, cambiando sus
La Puerta del obispado
tradiciones y costumbres.
- ¿Qué dices niña? – me Interrumpió con
lágrimas que resbalaban por sus mejillas enjutas. Proseguí.
- Huarás se convertirá en
la ciudad de todas las sangres. Nuevos ricos surgirán en base a la explotación
de nuestros recursos naturales; nuevos movimientos surgirán para disputarse los
cargos políticos y en especial los sillones municipales. Los cuatro barrios
tradicionales se irán multiplicando. La miseria y la delincuencia aumentarán un
minuto por cada segundo.
- - ¡Dios Santo¡... -
exclamó, juntando sus manos; y cogiendo sus canastas llenas de panes tibios, se
alejó apresuradamente, rumbo a la esquina del Mercado Central, donde todas las
mañanas vendía sus cuayes, semitas y molletes a sus caseros del lugar y
visitantes que comentaban favorable.
Día y noche, recorrí los
cuatro barrios de Huarás: San Francisco, “Capital de la cultura
huarasina”; Huarupampa, el singular
barrio del deporte; Belén, el barrio de la unidad; y La soledad, barrio de la tradición y difusión
folclórica. Visité familias, hogar por hogar. Ingresé a centros educativos y de
todas partes me alejaban con insultos y burlas.
- ¡ Qué pena, tan bonita
y "coca cola"¡, decían los profesores cesantes, que se daban
vueltas por el contorno de la plaza.
- ¡Bruja, pecadora...¡ -
Me llamaban las cucufatas que salían de los templos, después de confesarse y
comulgar. Sus facciones me recordaban a los personajes del “Infierno” del
pintor holandés Bosch.
- ¡Pobre niña...¡ - Se compadecían los borrachitos y aplacaban mi
sed con un vaso de gaseosa.
VI
- El día aciago, muy
cansada, me dirigí a la Plaza de Armas; me senté en una banca de fierro con
tiras de madera, bajo la sombra de un quinual. Cerca, un tifón rodeado por amorcillos desnudos de la pileta de
bronce, adornada con zarcillos en alto relieve, arrojaba agua que al deshacerse en el vacío, se convertía
en arco iris; los picaflores con alas transparentes, succionaban los estambres de las flores del jardín.
- ¡Auxilio, auxilio ¡...
¡ Dios mío¡ ...Pedían socorro las
mujeres y los varones de toda edad y
condición social. La tierra temblaba y se resquebrajaba. Los edificios se
derrumbaban como castillos de naipes, los árboles sacudían sus ramas como
impulsadas por una terciana; el llanto de los niños rompía los cristales del
ventanal del alma, los postes del
alumbrado público caían estrepitosamente, aplastando
todo a su paso.
Eran las 3 y 30 de la
tarde. Un manto asfixiante de polvareda
densa, cubrió la ciudad de Huarás y los pueblos del Callejón de Huaylas,
ocultando la belleza de su paisaje
singular.
Vísceras y sesos sanguinolentos pendían de las ramas de los árboles y de
algunos cables telefónicos, contrastando con los aullidos y los clamores que se
escapaban de las casas destruidas.
En el atrio empedrado de
la Catedral de San Sebastián de
Huarás, un voluminoso cuerpo con cabeza
calva, sotana negra y casulla granate se
arrastraba pesadamente, dejando una huella empapada con sangre, parecía una
víbora herida cuya vida se le escapaba
por las fauces.
La gente
corría de uno a otro lado, como fantasma enloquecida, buscando
protección y explicación de lo que
sucedía.
Reconocí al Padre Obispo
Valle Buena y corrí a socorrerlo, cuando un bloque de piedra labrada,
desprendida de la torre de la Catedral
barroca me aplastó, dejándome convertida en una ostia de carne y hueso
machacado. Sentí que mi alma se desprendía de mi cuerpo y se elevaba hacía el infinito, como una pluma suave
arrastrada por el vendaval de las altas cumbres del Huascarán.
Durante mi ascenso, contemplé la ciudad de Yungay intacta, no había sufrido daño
alguno con el sismo. De pronto, se pobló de música sensual escapada de los
aparatos electrónicos; los jóvenes improvisaron una fiesta popular en las
calles que, al poco rato, fue interrumpida por un ruido estruendoso que arañó
los tímpanos y la bóveda celeste.
Un bloque gigantesco de nieve,
desprendido de la cresta norte del Huascarán,
arrasó las sepultando a la ciudad.
Sólo algunos niños que
acudieron al circo y tres palmeras enjutas
de la Plaza de Armas quedaron de pie.
Yo seguí elevándome, cada
vez más rápido, hasta llegar al lugar donde estoy, junto a mis padres Lorgio
Matutino y Mariana Lázaro, que murieron
de pena, después de sobrevivir algunos años a la catástrofe.
- En sus semblantes veo el
sello indeleble del colapso psicológico, cultural, económico, social y la
pérdida de la conciencia colectiva que sufrió mi pueblo a raíz del fatídico
sismo del treinta y uno de mayo de mil novecientos setenta.- * Cuento.- Domingo de
Guzmán Huamán S.
-
5.- CONSECUENCIAS DEL SISMO DEL 31 DE
MAYO DE 1970
Al
escuchar el galope enfurecido, el
chapoteo de los cascos en las certenejas del tiempo llenas de dolor,
ocasionado por el sismo del 31 de mayo de 1970, recordamos un suceso telúrico
que crispa los nervios y cuando observamos la radiografía que nos muestra los
estragos materiales causados por la
destrucción de Huarás y sus cuatro barrios, señalo las consecuencias en el plano material,
espiritual, cultural y psicológico con secuelas que toman cuerpo en el resumen
siguiente:
1)
“El huarasino que nació en medio de un maravilloso paisaje y vivió animado por
las fuerzas tradicionales de sus manifestaciones culturales se decepcionó por
el golpe artero y como ciervo perseguido por el cazador invisible huyó a otras
ciudades y la mayoría se arraigó en la metrópoli de Lima.
3) El damnificado se convirtió en un ser deshumanizado y
errabundo, culturalmente
sufrió
un retraso alarmante. Huarás, 31 de mayo de
4) Los huarasinos, en un santiamén, cambiaron su status económico al percibir la destrucción
de casas y edificios o desaparición de muebles y enseres; ruptura del
desenvolvimiento de las actividades comerciales; desaparición de la renta para
familias que alquilaban cuartos a estudiantes foráneos y comerciantes; pérdida
inmediata de fuentes de trabajo para albañiles, gasfiteros, cerrajeros,
carpinteros; desvanecimiento de los medios de subsistencia para las personas
dedicadas al pequeño comercio; bodegas, pulperías y a la pequeña industria:
mueblería, tapizado y joyería; escasez
de fuentes de trabajo para peluqueros, cosmetólogas, pintores, sastres,
zapatero…
-27-
El colapso social se reflejó en la dispersión de la célula social
con la instalación de sobrevivientes en lugares distintos y desaparición de los
barrios tradicionales; la pérdida de fuerza de la vida institucional por efecto
de la dispersión, muerte o ausencia de los dirigentes.
Lo descrito originó un trabajo arduo y paciente; persistente y
sangriento para lograr:
- Reubicación definitiva de
lotes.
- Limpieza de escombros y construcción de casas de material noble.
- Formulación de los planos reguladores
- Dación de la Ley Orgánica de CRYRZA
- La Creación de la Universidad de Ancash
- Urbanización de Shancayán.
- Construcción de la ciudad universitaria en Shancayán.
- Creación del Distrito Celeste de Independencia.
- Poblamiento del Barrio de Nicrupampa.
- Surgimiento residencias en “Vichay”, Palmira, Pedregal, etc.
- Proliferación de peñas, discotecas y centros de distracción.
Al inicio del tercer milenio, Huarás es una ciudad sin identidad,
con infraestructura moderna y población migrante, de campesinos dedicados a la informalidad, de turistas de cultura variada predominando los de bajo
nivel, de provincianos que mantienen latente su identidad de procedencia.
Shakshakuna en la soledad altares
ya no son de pan de oro; su plazoleta
nueva conserva la tradicional pileta con rejas de hierros ornamentales ubicada
en el centro, rodeado de jardines y bancas de cemento.
En la Soledad se ha edificado una iglesia nueva con facetas modernas,
su altar mayor es de madera tallada y cromada, en las parte superior de las
paredes laterales existen murales que describen la vida, pasión y muerte de Cristo; Su plazoleta tiene una pileta al
centro con rejas ornamentales, jardines y bancas; en un extremo se encuentra el
monumento de Moisés Castillo.
En San Francisco, “Capital de la Cultura Huarasina”, se nota la
presencia de
-28- su
iglesia moderna ubicada en el costado izquierdo del “Colegio de La Libertad”,
construido por gestión del R.P. Hermógenes
Coral Vega, párroco de la Parroquia del Espíritu Santo; su alameda Grau
es un pasaje encantador con jardines y rejas.
El Colegio de “La Libertad”
desarrolla sus actividades educativas en ambientes provisionales construidas el
año de 1972 y era una amenaza latente para la comunidad educativa. Gracias a la
gestión coordinada del CONEI y apoyo permanente de la APAFA de “La Libertad”,
bajo la presidencia del profesor Domingo
Guzmán Huamán Sánchez, en corto tiempo, se ha logrado:
- La inscripción del título de propiedad ante
los Registros Públicos.
- Conclusión del Perfil Educativo.
- Estudio técnico para la cobertura de las 22
aulas del Colegio y su ejecución, durante los meses de octubre y noviembre del
2005.
-
Realización del III – ETNI - PEAPADMI por el 177 aniversario del Colegio
de “La Libertad” con presencia de delegados nacionales y extranjeros.
- Construcción de la infraestructura
moderna del Colegio de “La Libertad”, gestión de la APAFA 2005-2006 con el
apoyo de la Asociación Libertana y promociones
de los años 1957, 1958 y 1959. El presupuesto asciende a la suma de 8 millones 31 mil 969 nuevos soles.
Esta
construcción consta además de cocina y comedor, servicios higiénicos,
guardianía y maestranza, caseta de control, mejoramiento de la cobertura en tribunas
existentes, muro de contención del estadio, construcción del cerco perimétrico,
construcción del patio de formación y losa multi deportiva. Colegio
Privado “Saco Oliveros”, ubicado en
la calle Juan Bautista y Avda. Gamarra del barrio de San Francisco. Es ejemplo
de disciplina.
-29-
El Barrio de Huarupampa posee un Convento de los padres descalzos
adaptado para las ceremonias religiosas. Posee el estadio deportivo de Rosas Pampa
que se ha convertido en escenario
moderno para equipos profesionales.
A orillas del río Santa
emerge una urbanización moderna y el local del centenario Colegio 86016
Pablo Atusparia con Nivel Primaria y Secundaria, ubicado
en la Avenida Bolognesi 116 - Huaraz que se dimensiona con su
lema: “En letra ciencia y arte, Atusparia es baluarte”.
En el Barrio de La Soledad: Colegio Fe Y
Alegría, ofrece a la comunidad un servicio de Educación Formal en los niveles
básica regular, con una pedagogía liberadora y de transformación social.
I,E. Parroquial "Santa Rosa De Viterbo",
la tarea educativa se desarrolla bajo los principios y valores Mariano
Franciscanos, identidad regional y conciencia ecológica.
Señor de la Soledad de Huarás, emergió como Colegio Parroquial, después del Sismo de 1970.
Posteriormente se fue implementando hasta convertirse en uno de los colegios
importantes de Huarás.
En el distrito de Independencia:
I.E.- Simón Bolívar de Huarás, en su inicio
fue un Instituto Agropecuario que brilló
con luz propia. Ahora brinda una Educación Innovadora y de calidad.
I.E. Sabio Antonio Raimondi,
atiende en los niveles
de educación primaria y secundaria.
G.U.E. “Gran Mariscal Toribio de Luzuriaga” Huaras, funciona
en las modalidades de: Educación Primaria de menores, Secundaria de Menores y
Educación Básica Alternativa Cuenta con una Área técnica con equipamiento
para sus trece especialidades.
Colegio Huascarán, creada en 1999 y está centrada a la educación
de los hijos de la compañía Minera
Antamina y de la familia huarasina.
I.E. Jorge Basadre
Grohman. Luego del sismo de 1970,
Velasco propició la construcción del local del Centro Base
II – 840 de Nicrupampa, en 1974.
Entre varias universidades privadas,
destacan:
- San Pedro
de Chimbote, una institución de educación
superior, conformada por estamentos competentes, con espíritu crítico,
pluralista y participativo.
- Universidad Alas
Peruanas, fundada el 26 de abril de 1996, se encuentra ubicada en la séptima cuadra de la Avda.
Gamarra.
Universidad Mayor de San Marcos Presta servicios
de postgrados en ciencias humanas y sociales.
- Universidad de Arte de Ancash
creada por la Ley Nº 29550, Ley que incorpora a la ESFAP- Ancash; Universidad Los Ángeles de Chimbote, que forma
profesionales idóneos y responsables.
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