: EL CULTO A LA BELLEZA.
De hecho, fueron los griegos que difundieron por
Europa gran cantidad de productos de belleza, de fórmulas de cosmética, así
como el culto al cuerpo y los baños; en resumen el concepto de la estética.
La mayor atención
la presentaban al cuidado del cuerpo. (El nacimiento de Venus, William-Adolphe Bouguereau, 1879).
Los cánones de belleza griega no
toleraban ni la grasa ni los senos voluminosos. Era necesario cultivar el
cuerpo para conseguir la perfección estética que consistía en, además de tener
senos pequeños y fuertes, poseer un cuello fino y esbelto y los hombros
proporcionados.
Afrodita (en griego antig
En los baños era
donde este amor por el cuidado del cuerpo tenía lugar. Precedían al baño
diversos ejercicios físicos que preparaban el cuerpo para recibir el baño,
habitualmente realizado con agua fría.
También los
masajes tenían un papel importante ya que, junto con el baño y los ejercicios
gimnásticos, lograban que en el cuerpo no hubiera rastro alguno de grasa y que
se mantuvieran la figura grácil y la piel tersa.
Los aceites
perfumados se aplicaban después de los baños o de los masajes y se elaboraban
de muchas flores distintas, de rosas, de jazmines, tomillo, etc., y su
fabricación se concentraba en Chipre, Corinto y Rodas. El cabello se cuidaba
con esmero y se elaboraban tintes también con extractos naturales.
El maquillaje de
las mujeres de Atenas se basaba en el color negro y azul para los ojos; coloreaban sus mejillas con carmín y los
labios y las uñas se pintaban de único tono.
Se consideraba que
el color de la piel de la cara debía ser pálido, ya que era reflejo inequívoco
de pasión. Pero no únicamente
las mujeres y los hombres griegos tenían esta inquietud por la estética. Sus
dioses buscaban también el ideal de la belleza.La figura de la diosa
Afrodita de Cridona nos ha llegado reproducida en momento en el que está
desnudándose para entrar en el baño.
ROMA: SEGUIDORES DE LAS TRADICIONES ESTÉTICAS
GRIEGAS. En el imperio romano la estética constituyó una
auténtica obsesión. Hombres y mujeres atesoraban fórmulas de cosméticos, se
maquillaban, peinaban y depilaban por igual.
Baños y masajes,
vestidos y peinados o el cuidado del cuerpo no eran exclusivos del sexo
femenino, sino que todos los romanos querían embellecerse y cuidarse.
En Egipto y en
Grecia se inició la costumbre de tener esclavas dedicadas exclusivamente al
cultivo de la belleza de sus amas. Esta costumbre se acentuó en la época romana
y las esclavas se especializaron en temas concretos: baños, maquillaje,
tocados, etc. Sobresalen las romanas por el especial cuidado que dedicaban a
los tocados. Sofisticados y barrocos hasta lo increíble, se hacían con
materiales considerados preciosos. Perlas, telas, flores, mallas bordadas, eran
manipuladas hasta conseguir el tocado más refinado.
La popularización
del baño, llegó al extremo de edificar, en Roma, los conocidos baños de
Caracalla, con capacidad para mil seiscientos bañistas, o los aún mayores baños
termales de Diocleciano que podían acoger simultáneamente a tres mil bañistas.
Sólo en el siglo IV había en Roma novecientos establecimientos de baños termales.
EDAD MEDIA: EL DECAIMIENTO DE LA ESTÉTICA.
La mujer de la
Edad Media soportó las consecuencias de una época caracterizada por la
austeridad, las frecuentes guerras y las grandes epidemias.
Estas guerras
originaron contacto e intercambios con otras culturas y consecuentemente se
introdujeron nuevas técnicas sobre
afeites y cosmética que suplieron las ya existentes en Europa. La nobleza, en este periodo, se recluye en sus
castillos. Son los vendedores ambulantes de bálsamos, artículos de tocador e
hierbas medicinales, que van de castillo en castillo vendiendo sus productos,
quienes conservarán y renovarán los secretos de la cosmética. Éstos se guardan
en la “muñeca para adornarse”, nombre que se le daba al tocador. El tocador
medieval era un complicado mueble, lleno de cajones y espejos que, al estar
cerrados, daban la apariencia de un
escritorio.
Durante los primeros siglos de la Edad Media los nobles no descuidaban la higiene personal. En las ciudades, los baños públicos eran visitados con frecuencias por éstos, mientras que en los castillos las damas se bañaban en agua fría perfumada con hierbas aromáticas.
Pero a medida que
la Edad Media avanza, estas costumbres se van olvidando. Los perfumes de fuerte
olor sustituirán poco a poco a la más mínima higiene corporal.
EL RENACIMIENTO: NUEVO RESURGIR DE LA ESTÉTICA
A la Edad Media le
sucede el Renacimiento, época en la que los valores estéticos toman un nuevo
impulso, olvidados desde Grecia y Roma.
La belleza lo
abarcará todo y por tanto la estética femenina formará también parte de esta
armonía que envuelve la vida de la Italia renacentista.
Este país se
convertirá en el centro europeo de la elegancia. Las nuevas propuestas de la
moda, la belleza y la estética salen de Italia para influir en las cortes de
Europa.
En el siglo XVI
los monjes de Santa María Novella, Forencia, crean el primer gran laboratorio
de productos cosméticos y medicinales.
El ideal de
belleza de mujeres nobles italianas consistía en tener un cuerpo de formas muy
curvadas, la frente alta y despejada, sin apenas cejas y la piel blanquecina.
Tener el pelo
rubio era sinónimo de buen gusto y para conseguirlo mezclaban los extractos más
inverosímiles.
Los primeros tratados
de belleza y cosmética aparecieron en Francia e Italia durante estos siglos. En
1573, en Paris, sale el libro “Instrucciones para las Damas Jóvenes” y en
Italia el libro de Catalina de Sforza “Experimentos”.
En el siglo XVI
Catalina de Médicis, interesada por todo lo referente a la estética, dedico
gran parte de su tiempo al estudio de ungüentos y combinaciones de cremas. Más
tarde, al convertirse en reina de Francia, llevo consigo a los mejores
especialistas en perfumes de Florencia, quienes se impusieron en el arte de la
perfumería.
Fue precisamente
una de sus más íntimas amigas quien instaló en Paris el primer Instituto de
Belleza. A pesar de los cambios producidos, todavía la higiene personal dejaba
mucho que desear. Las memorias personales de los nobles de la época relatan
cómo la reina Margarita de Valois le resultaba dificilísimo peinarse por lo
enredado que tenía el cabello a falta de hacerlo más a menudo; o cómo se lavaba
las manos una vez por semana.
LA MUJER DEL BARROCO
La época del Barroco estuvo caracterizada por la artificialidad, la apariencia, la coquetería. En esta época se pusieron de moda los perfumes, lunares postizos, peinados muy pomposos, encajes, ropas y zapatos suntuosos. También en este periodo nació la palabra maquillaje como sinónimo de truco o engaño. En cuanto al aspecto físico, hay una preferencia por una mujer con formas: mujeres rellenitas con grandes pechos y caderas, brazos carnosos y piel blanca. Rubens nos mostró ese modelo de belleza femenina con su famosa obra Las tres gracias, siendo una de esas gracias su propia mujer (la imagen de arriba).
El modelo femenino también se repite en los poemas barrocos del momento, como podemos apreciar en este famoso soneto de Góngora, que en un estilo más metafórico, propio del Barroco, vuelve a describir a una dama hermosa, exhortándola a que aproveche el momento:
Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello.
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nadaLA MUJER ACTUAL
El canon de belleza actual está muy influido por los referentes que vemos a través de los medios de comunicación: modelos, actrices, cantantes... En general, se nos ofrece una mujer muy delgada y alta como las que desfilan en la pasarela o mujeres operadas con grandes pechos, botox en los labios y con importantes retoques de cirugía estética. Afortunadamente estos clichés están variando porque las mujeres que vemos ahí no son las mujeres reales, porque una mujer puede sentirse atractiva sin pasar por el quirófano y teniendo más de una talla 36.
rosado, rojo o anaranjado y los ojos se subrayaban con bastoncillos untados en tinta china.
La piel se trataba
con cremas elaboradas con pulpas de frutas, aceites de té o grasas animales.
Los perfumes provenían de flores – jazmín, almizcle, camelias – o de maderas
aromáticas como el pachulí.
La poesía y el
arte chino en general han reflejado profusamente esta delicada atención de las
mujeres chinas a la estética.
JAPÓN
El país del “Sol
Naciente” recogió muchas influencias de la belleza y la cosmética china.
El cuidado del
cuerpo está íntimamente ligado en Japón a la vida religiosa, por lo que los
hombres y mujeres de este país han tenido siempre en aprecio el mundo de la
estética. Aceites, pigmentos y polvos de alazor son algunos de los productos
que estas mujeres usaban para su belleza. La tinta china embellecía también sus
ojos.
El cabello era
tratado con el máximo de atenciones puesto que, tener el pelo negro, brillante
y voluminoso era símbolo de gran belleza.
La pintura
japonesa de todos los siglos ha dejado patente muestra de los mimos que
dedicaban sus mujeres a la belleza del cuerpo y del cutis.
EL
SIGLO XX A LO ACTUAL: LA ESTÉTICA
INTEGRAL.
En estos dos siglos,
los acontecimientos históricos de una parte y la evolución de la ciencia de la
otra, han marcado los sucesivos cambios estéticos de la mujer.
Fue tan sólo a
principios del siglo XX cuando las mujeres llevaban anchos y largos vestidos y,
sin embargo..., ¡nos parece tan lejano! De la palidez que las damas querían
conseguir a toda costa al bronceado permanente, que con igual obsesión se desea
hoy en día, han pasado poco más de cuarenta años.
Décadas de esplendor
se han sucedido rápidamente por épocas de crisis, de grandes guerras. Los
cambios sociales han sido apresurados y con ellos la moda y la Estética, que se
han amoldado a cada nuevo periodo.
Lo que antes se
mantenía durante décadas dura actualmente unos pocos años.
A la eterna
necesidad de belleza en el mundo femenino se han unido la ciencia y un nuevo
sistema de vida en el que es imposible separar la actividad diaria del aspecto personal. Las mujeres de
hoy en día tienen ante ellas un mundo que nunca antes se hubiera podido
sospechar por el alto grado de conocimientos científicos han ayudado, y
ayudarán enormemente, a mejorar el trabajo de la esteticista. De una parte, al
conocer más profundamente los orígenes y las causas de muchos problemas del
organismo, es más fácil poder aplicar tratamientos que los solucionen.
Además, los conocimientos técnicos son, hoy por hoy, imprescindibles en los
Institutos de Belleza, puesto que resultan fundamentales para la aplicación de
todo tipo de tratamientos.
La inmensa mayoría de los tratamientos efectuados en
un Instituto de Belleza requieren la estrecha colaboración de la esteticista
con los procedimientos científicos. Desde la limpieza de cutis con vapores de
ozono o aplicaciones de rayos ultravioleta, la incorporación del rayo láser
para muchos tratamientos, o los tratamientos anti celulíticos con alta
tecnología, vemos cómo en la Estética actual y prácticamente en todos los
terrenos se hace imprescindible la aplicación de técnicas científicas de primer
orden.
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