domingo, 18 de noviembre de 2018

DIAGRAMANDO EL TRAMADO




CAPITULO I
MESTIZAJE



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1.-TOPONIMIA DE WARAKAYOQ
Mi abuelo, don Juan de la Cruz Sánchez Rodríguez, excelente tejedor y dirigente de la Comunidad Campaesina de Cochapetí, cada fin de semana entregaba a sus clientes frazadas, ponchos y bayetas elaborados en su telar clásico de pie, que contaba con tres partes: soporte, un peine donde se tensaba la urdimbre de hilos verticales  y una naveta para entrecruzar la trama o hilos horizontales; y los días domingos, en compañía de su familia se dirigía a su fundo de Warakayoq, que quedaba a una distancia de dos kilómetros de la población de Cochapetí .
Don Juan De La Cruz, era un hombre alto y fuerte como chachacomo, promotor de los procesos de formación de sus nietos; su casa era un “Yachay wasi”, un verdadero taller de hombres donde se bañaban las inteligencias con los resplandores de la sabiduría de la experiencia que daba forma a procesos cognitivos y conductuales.
Al acercarnos a la manada,  sentí el olor característico,  mezcla del aliento de las reses que dejan de rumiar, el olor de las muñegas y del estiércol o el “Weshu! (fruto desprendido)  de los mitos, banquete de cerdos que gruñían oink, oink!, oink, alborozados  por el regalo de la naturaleza.
Después de abrazos y saludos afectuosos, la tía Priscila, hermana mayor de mi madre Primitiva Magna, mujer alta con trenzas largas y sonrisa de aurora, nos invitó a sentarnos alrededor de una mesita de tronco de madera; mi abuelita Juanita le entregó una canasta amplia de carrizo,  conteniendo panes y cuayes preparados el día anterior, en el  horno artesanal de la familia.
Empezamos el día entre mugidos, balidos y cacareos, experiencia diferente para mí y relajante para los adultos. Una luz fulgurante nació en el oriente, los luceros cerraban sus ojos uno tras otro,  los gallos menudeban, se alborotaba el  gallinero, en el corral  las ovejas balaban  y crujían los chanchos en el chiquero, lloraban los sauces lágrimas de júbilo y  una sinfonía  de zorzales despertaba.
Nos dirigimos a la cocina que atraía con el olor característico campestre y ahora que abro el baúl del recuerdo llegan los episodios de aquel instante.
En la cocina, nos ubicamos  alrededor de una mesita de tronco labrado, mi abuelo Juancito se sentó en el banco de maguey y llenó el café pasado de cebada en la taza con leche fresca, endulzó con azúcar moscabado, mientras otros hablaban. Concluído, se levantó, se puso el sombrero en la cabeza, agradeciuó y empezó a caminar y tomándome del hombro, dijo:
-Sígueme.
Afuera, me quedé parado y contemple el árbol que hasta ahora se encuentra posesionado de mi mente, Tenía más de 10 m de altura. Tronco de forma irregular y torcido, con corteza rojiza, hojas  simples dispuestas en espiral, agrupadas al final de las ramas.
Mi abuelo Juancito, me dijo:
- Gushmita, ese árbol resinoso se llamaes Chachacoma, fuente de leña y madera de calidad para confeccionar chaqui tacllas  utilizadas  para la labranza. Los incas lo utilizaban para hacer vasos ceremoniales llamados Keros. Las hojas son utilizadas como fuente de un tinte de color beige para teñir el algodón y la lana.
A partir de ese momento, su narración de trescientos sesenta días, en diferentes escenarios, me permitió, ya de maduro, convertir mi escritorio de docente cesante, en aula de reflexión  y de análisis de temas diversos.
Empezó diciendo:
- Diversos testimonios del pasado peruano se conservan en las distintas provincias de la región Ancash, como las huellas de los primeros horticultores de la cueva de Guitarreros (7000 a.c.) y sitios que representan los cimientos de la cultura andina como la Galgada, Sacaycacha, Huaricoto, las Haldas, Sechín y Chavín. Esta última cultura, simboliza el surgimiento de una estructura política compleja en los Andes.
Chavín (1200 al 300 a.c.) permite comprender el poder que detentaron los antiguos monarca-sacerdotes, gracias a sus conocimientos de la astronomía y la agricultura.
De acuerdo a una leyenda, a mediados del siglo xv, los incas al arribar al Callejón de Huaylas, encontraron a los Huaylas y a los Conchucos, grupos étnicos muy poderosos, que enfrentaron a los invasores españoles. Una de las mujeres más influyentes de los años de la conquista hispana fue Inés Huaylas Yupanqui  o Quispe Sisa, hija del inca Huayna Cápac y de Poma Pacha, noble curaca de Anan Huaylas, con quien Francisco Pizarro contrajo matrimonio y tuvo dos hijos. Huaylas fue constituido como departamento por el libertador San Martín en 1821, en los primeros momentos de la independencia. Posteriormente, el 28 de febrero de 1839, el presidente Agustín Gamarra estableció definitivamente el departamento con el nombre de Ancash. Los pobladores de la región mantuvieron su lucha contra las autoridades, durante la República. En 1885 el líder campesino Pedro Pablo Atusparia, alcalde pedáneo del centro poblado de Marián, en compañía de 39 alcaldes enviados por los campesinos de diferentes centros poblados del Callejón de Huaylas, presenta un memorial al prefecto de Huaraz, Francisco Noriega, solicitando que se les exonere de la «Contribución Personal Indígena» y del «Impuesto de la República y cese del mal trato por parte de los gamonales que les arrebataron sus tierras y que los bajos salarios no compensaban el alto costo de vida originado por la crisis económica que atravesaba el Perú, luego de la Guerra del Pacífico. Logró el apoyo del presidente Andrés Avelino Cáceres.
 La tragedia rondó el departamento, en tres ocasiones, durante el siglo xx, primero un aluvión, el 13 de diciembre de 1941 destruyó la parte moderna de la ciudad de Huaraz, en 1962 desapareció Ranrahirca a causa de un aluvión y finalmente el 31 de mayo 1970 un  terremoto destruyó la ciudad de Huaraz y un alud desapareció la ciudad de  Yungay.
 ¡Ah¡ ¡Escucha! Durante los primeros años de la invasión española, Hernando Pizarro luego de permanecer en el curacazgo de Rapish Pampa, llegó a Cochapetí, Waranga de Chopi Kancha y se entrevistó con el Curaca, de estas extensas tierras, Warakayoq “El Curaca de la Honda de Oro”.
-¿Quiénes son? ¿Qué buscan en mis dominios?.– Interrogó Warakayoq.
- Soy Hernando Pizarro, en compañía de mis  soldados nos dirigimos al valle de Rimac a dialogar con los curacas y ver la posibilidad de fundar una ciudad española; espero que me ofrezca su hospitalidad. Mi hermano Francisco es el esposo de vuestra reina Inés Huaylas, hija de Huayna Capac,  natural de la encomienda de  Caraz.   
Después de permanecer dos días, siguieron su marcha por el Qapaq ñan hacia Paramonga y de este lugar a Pachacamac. En esas circunstanciase, Don Jerónimo de Aliaga, fue designado como el Encomendero, del extenso territorio,  desde Pira hasta Marca y de Lampas Pampa hasta el Océano Pacífico.  
Los habitantes de los ayllus Pariash, Wankur y Qorpan se instalaron en la reducción de Cochapetí, comarca ubicada en las faldas del imponente Ishque Cruz, conformación rocosa, cuyas laderas artísticamente labradas por los cinceles del viento y del tiempo, llegan hasta “Kuchi”, donde se juntan los ríos Grande de Cotaparaco; Quewap de Cochapetí; Pillco de Malvas y Santiago de Aija dando origen al valle extenso y fecundo de  Huarmey. 
Para cumplir con la tarea religiosa de adoctrinamiento y buen gobierno de  los nativos  y más que nada para el control eficiente del pago de tributos, el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, estableció la reducción en el Perú de 1556 a 1561.

En Cochapetí, tenemos un precioso templo y no se tiene información exacta de las fechas de su construcción, pero fue inaugurado por el Arzobispo Loayza, el 4 de noviembre de 1594 que con  el paso de los años y la despreocupación por su conservación, presenta un estado calamitoso que después del sismo de mayo de 1970, fue restaurado y ahora es patrimonio cultural de la nación.

Las dos campanas que tiene datan de fechas diferentes y en el segundo se  lee la siguiente inscripción: "Laudate dominum insynbalis bene sonantibus. Cochapetí septiembre 9 de 1700".

Como los naturales  de esta zona eran evasivos a la imposición de la religión católica, los españoles idearon reemplazar las “wacas” y colocar en las curvas de los caminos y en las partes  altas de los cerros cruces de tamaño, grosor y textura distintas. En Cochapetí dejaron dos cruces imponentes en el pico pedregoso del “Wamani” tutelar, conocido, desde entonces, como “Ishke Cruz”, dos cruces. Allí se desflecan lluvias, remojando trinos que se extienden por los valles de Huarmey, hasta sucumbir en las honduras del Pacífico.

  A partir del año de 1715, la política española implantada en sus colonias se dedicó a la venta y medida de tierras, bajo el auspicio del Juez Visitador don Tomás de Urdinola, quien nombró como primer Gobernador de los pueblos de Huayán, Malvas, Cochapetí y Cotaparaco al cacique don Juan Andrés Roldán con sede en Coris y cuando le sucedió en la gobernación su señora esposa doña Rosa María Wamán Capcha, se dedicó a la construcción y embellecimiento de los templos construidos.

En el mes de julio del año de 1780, la zona de las Vertientes del Pacífico  sufrió una sequía que diezmó la ganadería y la agricultura. Los extensos campos de sembríos fueron cubiertos por mantos de tallos, ramas y hojas deshidratadas, que con el soplo del viento  se esparcieron, formando nubes  densas, dejando  los camellones con ondas reverberantes de ilusiones, padecimientos y dolor


2.- JOSEPH RODRÍGUEZ, MARÍA JESÚS Y JUAN CARLOS

Don Joseph Rodríguez, español que llegó a las tierras de las vertientes del pacífico, aprovechando argucias  y relaciones que tenía con don Tomás Urdinola, Juez Visitador y componedor de tierras de Huaylas  y los funcionarios  españoles de su época, se apoderó de las warangas de Warakayoq, aduciendo que eran sobrantes y por Real Cédula  quedó como dueño, hasta que los comuneros  de Pariash y Corpán, posteriormente, rescataron, previo pago de cincuenta y dos pesos.

De tantas doncellas bellas de Cochapetí, Joseph escogió a una dama descendiente del curaca Warakayoq, quien para contraer matrimonio religioso viajó a Cajamarca y se bautizó con el nombre de María Jesús Qoyllur, nacida en  Chopi cancha. María Jesús nombre español de bautizo y Qoyllur patronímico, que significa Lucero. Del enlace nació un varón que fue rociado con el nombre de Juan Carlos. Juan de Juan de Zamora , pintor barroco español que trabajó en Sevilla, especializado en la pintura de paisajes que tanto gustó a Joseph y Carlos  del monarca Carlos V que convirtió a España en la primera potencia mundial e inició el Siglo de Oro y  formó el más vasto imperio colonial visto hasta entonces.

3.- CONDUCTA DE JOSEPH RODRÍGUEZ ALICANTE
Dueño de extensas tierras; Joseph tomó la alternancia  de aplicar  la violencia y el trato amistoso, aplicando simultáneamente el temor entre la población y el compadreazgo con los caciques de Wankur y Shallpún que poblaban la parte norte del impereio de Warakayoq y para lograr sus objetivos  utilizó nativos para comunicarse con las demás tribus, entre los que sobresalieron los estudiantes de los yachay wasi, jóvenes de la corte de Warakayoq y las mujeres del entorno de la nobleza, el Willac Umu,“sumo sacerdote” del culto solar y sus beneficiarios nombrados por los españoles.
Dentro del contexto inicial de la conquista, al igual que los españoles, los nativos obraron con iniciativa política propia, decidiendo por sí mismos en qué momento les convenía efectuar el acercamiento al invasor. Al explicárseles que los españoles venían por mandado del Emperador a poblar aquellas tierras. El  cacique Warakayoq permitió apreciar la situación, cuando recibió el mensaje de Hernado Pizarror para que se aproximase pacíficamente y así se evitaría que “lo tuviesen que prender de mano armada” y evitar que los mismos naturales unos a otros se harían traidores.
La población nativa se enfrentaba a una situación novedosa a partir de la conquista y de la presencia española. No tenían más remedio que participar en el juego político de los europeos. Las jerarquías prehispánicas podían servirle al individuo como referente, pero ahora las reglas eran distintas y, para algunos, se presentaban posibilidades previamente inexistentes de acceder al poder político y a las riquezas.

4.- LA PERCEPCIÓN NATIVA DE LA INVASIÓN

Una vez que el Inca fue reducido y se comenzó a acumular el oro del rescate, Hernando Pizarro decidió proseguir el reconocimiento del país, a la vez que apuraba la recolección de oro y plata. Fueron los capitanes de Atahualpa, Inga Mayta y Urcos Guaranga, quienes por temor que los matasen informaron a los conquistadores sobre la existencia del “tesoro y adoratorio y depósito” de Pachacámac y luego acompañaron a la expedición. La novedad se oyó por todo el imperio. Hernando Naypa Xulca, “ovejero del Inga”, se encontraba en Pariacaca, adonde llegaron mensajeros de los “capitanes” indígenas que acompañaban a Hernando Pizarro ordenando se juntase “todo el oro y plata que tenían, todo lo cual debía llevarse a Pachacámac.
La figura de Manco Inca en sus primeros tiempos, fue onsiderándo como un Inca auténtico y político planificador y no un conformista ante la presencia de los españoles. Desde esta perspectiva, Manco Inca, miembro de la facción adicta a Huáscar y, por tanto, opuesta a Atahualpa, resultó el soberano victorioso en la lucha por el poder del Tahuantinsuyo. Pizarro aparece, entonces, como un aliado del Inca vencedor, opacándose ante los ojos nativos el manifiesto propósito español de conquistar el Perú.

5.- LOS INTÉRPRETES

Entre los nativos que jugaron un papel de relevancia en la conquista destacan dos que fueron recogidos y preparados para cumplir la labor de intérpretes. El más famoso de los intérpretes fue natural de Santa,  conocido con el nombre de Felipillo, Felipe o don Felipe. Felipillo tenía romance con una de las concubinas de Atahualpa, intencionadamente tradujo los mensajes de Pizarro de manera desconocida al  inca Atahualpa. El otro intérprete fue don Martín, enemistado con Felipe debido a que Martín fue procedente de la alta nobleza regional chinchana
Los dos intérpretes fueron llevados por Pizarro a España en 1529, y ambos participaron en la expedición desde sus inicios. Estuvieron presentes en Cajamarca. Felipillo se unió al bando de los almagristas y participó en la expedición a Chile, huyó cuando se planeaba un alzamiento indígena contra los españoles, siendo luego capturado y ejecutado.
Sin duda la importancia de ambos intérpretes radica en su actuación como verdaderos partícipes de la conquista.

6.- LOS CAÑARIS, GUARDIANES DE LOS INVASORES

El territorio de los cañaris se ubica al sur del Ecuador, pero sucesivas migraciones los llevaron a formar colonias que mantuvieron su identidad étnica en diversos lugares de los Andes centrales. Los cañaris se relacionaron con los españoles desde muy temprano, manteniendo vínculos amistosos hasta bien entrada la colonia y colaboraron con el invasor en diferentes modalidades. La huella incaica en la región Cañari del Ecuador se remonta por lo menos a la época de Pachacútec. Los restos arqueológicos confirman la presencia incaica sólo en tiempos de Túpac Inca Yupanqui y Huayna Cápac.  
Los cañaris participaron en diversas operaciones durante las guerras de conquista. Francisco Chilche se habría aproximado a Pizarro para ofrecer sus servicios, diciendo: “Yo vengo a servir y no negaré a los cristianos hasta que muera”. Pizarro nombró a Chilche curaca de Yucay, poniendo a un aliado extranjero sobre la autoridad de los propios orejones del Cuzco. En poco tiempo el cañari se había apropiado de gran parte de las tierras del valle sagrado de los Incas y disponía de fuerza de trabajo suficiente para hacerlo producir.

7.- YANAYCO DE HUAYLAS
La relación más íntima que tuvo Francisco Pizarro con un pueblo nativo se dio con los pobladores de Huaylas, región ubicada en la sierra norcentral del Perú. Esto se debió  al vínculo que mantuvo con doña Inés Huaylas, natural de esa zona. Huaylas era una zona de grandes riquezas naturales, favorecida por el acceso rápido a diferentes pisos ecológicos.
Las condiciones para la agricultura y ganadería de productos nativos eran excepcionales y la adaptación de plantas y ganados europeos. Allí no faltaron minas de oro y plata explotadas por los nativos en tiempos prehispánicos y que despertaron gran entusiasmo durante la colonia.  Los huaylas decidieron apoyar a los conquistadores, a poco tiempo de iniciada la invasión del Perú; más aún, Paullu, quien prestó valiosos servicios a los españoles y fue nombrado Inca en remplazo del rebelde Manco, por ser hijo de Huayna Cápac y Añas Colque, una mujer de la élite de los Huaylas.
La llamada provincia de Huaylas o Guaylas se encuentra en el Callejón de Huaylas, valle interandino delimitado  por la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra, ramales de los Andes Centrales que corren paralelos, entre la desértica franja costera y la Amazonía. De sur a norte fluye el río Santa, que súbitamente cambia de orientación y gira hacia el oeste al llegar al extremo septentrional del Callejón, punto estratégico en el que se encuentra el sitio arqueológico de Atun Huaylas, un centro administrativo incaico.
Cuando llegaron los españoles, Guaylas estaba dividida políticamente en dos mitades: Ruringuaylas, al extremo sur  y Ananguaylas al extremo norte. Cada una estaba, a su vez, subdividida en seis guarangas, con mil tributarios en cada una. La evidencia sugiere que, además del uso administrativo, esta división tenía también una significación social, económica y ecológica, antes de la conquista, como en las primeras décadas que le siguieron.
CAPITULO III
JUAN CARLOS WARA CHICO

Juan Carlos “Wara chico”

36.- LA FIESTA ANUAL DE LA COSECHA
Los bloques de agua, los algodones de agua, los continentes de agua y las serpientes de agua, habían completado de transformar el extenso paisaje, con escenas oníricas, donde el personaje principal  era la proximidad de la fecundante cosecha del año.
Todos esperaban la fiesta anual de la cosecha, que en Chopi Cancha duraba  siete días. Mientras las mujeres a órdenes de doña Tumicha (Dominga), tejían, cocinaban y lavaban; los varones bajo la dirección de “Pichicha” y “Retassh” arreglaban las cercas caídas, limpiaban las eras, seleccionaban los caballos para la trilla y los jumentos para trasladar  las cargas  de la chacra a la qollqa (altillo).
 Los modeladores confeccionaban máscaras que los danzantes debían exhibir durante la fiesta y guardarlas para oportunidades próximas.
Se aproximaba la fiesta y las mujeres tenían mucho que hacer. Debían terminar de lavar la ropa, limpiar la choza,  remojar los alimentos secos, matar los cabritos para asar, debían arreglarse para estar atractivas. Las niñitas de doce años hacían hervir maíz morado, recién desgranado, que endulzado con chancaca y enfriado era una bebida refrescante que calmaba la sed del trabajador deshidratado. Cuánto más chicha y coca en el campo de trabajo, mayor rendimiento y derroche de energía y satisfacciones.
Las Ñustas de Chopicancha, presidida por Turmanye, electa un mes antes de la fiesta entregó un poncho y un sombrero al representante de don Joseph Rodríguez Aliocante, que se encontraba en Huarmey, hecho de lana de borrego de color blanco de forma semiesférica faldeado por una pequeña visera y adornado con una elegante trenza, así como de un par de muñecos muestra de su artesanía.
Un grupo de Cañaris, procedentes de Pomabamba, consideraban el diluvio como el origen de su raza, cuenta la leyenda que en tiempos muy antiguos pereció toda la comunidad en una espantosa inundación logrando salvarse solamente dos hermanos varones en la cumbre del cerro Atoq Wain, Templo del Zorro, que conforme crecía la inundación se elevaba sobre las aguas.
Había otra mujer como alternativa, Sinforosa la cocinera del amo Naponceno, que pigmentaba los caldos de gallina con aderezos de sonrisa. Ni loco, era demasiada vieja; tendría como cuarenta años. Recordó la lección de su maestro que le dijo:”En el Tahuantinsuyo, una mujer no podía estar en prueba hasta los cuarenta años, para casarse. A esa edad, las mejores épocas de una hembra ya han pasado y si se casa no tenía esperanzas de tener hijos; peor, en la zona de clima frígido donde se encontraba.
Había visto que cuando una mujer tiene una edad mayor que su marido, ella que por naturaleza ya tiene el instinto  de ser mandona, acaba colocándose en el lugar de la madre del marido.
Juan Carlos trató de sacarla de su mente. Se dijo que se le había ocurrido, simplemente, porque hacía mucho que la conocía, ni siquiera una vez había soñado con ella.

85.- SINFOROSA SEDUCE CON AROMAS DEL POLLO
Juan Carlos, estaba seguro que Sinforosa tenía algo que ver con su elección como capataz. No había duda de que, con su manera de ser tan sutil, tenía más influencia sobre el amo que ninguna.
Juan Carlos en sus horas libres, con un martillo y un cincel, empezó a labrar el interior de un tronco, toscamente, y luego empezó a alisarlo con un cuchillo para darle forma de mortero. Transcurrido una semana, se sorprendió de la  agilidad de sus dedos; hacía más de veinte años que no veía como se trabajaban la madera. 
Sinforosa al dirigirse a su vivienda, vio a Juan Carlos salir y desaparecer. Abrió la puerta de madera barnizada del patio y sorprendida, vio en el interior  un mortero, se acercó  y examinó el tallado artístico y se  echó a llorar a gritos. Era la primera vez que, en los veintidós años que llevaba viviendo en la hacienda del amo Neponceno Gonzáles,  un hombre había tallado un precioso artefacto para ella. Se sintió culpable por la manera en que había estado tratando a Juan Carlos y luego se acordó del extraño modo de actuar del hortelano y el violinista Zenaido, cuando ella se quejó de Juan Carlos.
Al momento de la partida, ella le entrego sonriente, una talega con fiambres, mientras perlas tibias bajaban por la pradera de sus mejillas. Se dieron un fuerte apretón de manos y el mu triste  dijo: ¡Ewalla urpichallay! (¡Adios mi paloma!).

83.- LOS MESTIZOS Y JUAN CARLOS
Tratando  de imitar la manera sucinta de hablar de los mestizos de Lima, Juan Carlos conversó de  Chopi kancha y de su mestizaje por ser descendiente del curaca Warakayoq y del español Joseph Rodríguez Alicante, de su familia, su captura, sus huidas, la amputación de su tobillo, la huerta y ahora el caballo.
Teobaldo, capataz del amo Jordán González, hermano de Neponceno, le escuchó atentamente y cuando  terminó de hablar se quedó, un rato, en silencio antes de proseguir.
Tanto en su choza como cuando llegaba el amo, Juan Carlos se devanaba los sesos y finalmente fueron apareciendo, uno tras otro, los nombres de sus grandes amigos: Silvestre, Quiterio, Rigoberto y Rolando con quienes había acechado y cazado al gran halcón, por orden del Instructor. También recordó que Claudio Guerrero había pedido, al Consejo de Ancianos, permiso para mantener relaciones con una viuda.
Los dos últimos meses no había hecho más que mirar con desdén  a Zenaido, el violinista, igual que a Sinforosa y al hortelano. No les necesitaba y ni  siquiera les  tenía mucha simpatía; cada vez más sentía que el barco de su destino se encontraba encallado en ese lugar, para el resto de su vida.

84.- DESEOS DE CASARSE
Algunas veces, Juan Carlos imaginaba que si se casaba con la Marquina  Laura Rueda vivirían como tantas otras parejas, separados,  cada cual en la hacienda donde trabajaban.  Por lo general, al hombre le daban un pase de viaje los sábados, para visitar a su mujer siempre que regresara antes del anochecer del día domingo,  para poder descansar del largo viaje y levantarse a la madrugada para trabajar el día lunes. Juan Carlos no quería una mujer que no viviera donde vivía él y eso era definitivo.
Así los dos hermanos, únicos con vida después de la inundación, salieron de la cueva en que se habían guarecido a buscar alimento; mas cuál fue su sorpresa, cuando volvieron a la cueva encontraron en ella manjares de tocos y calabaza sin que supiesen quien los había preparado. Esta escena se repitió por tres días, al cabo de los cuales deseando descubrir quién era el ser misterioso que les estaba proveyendo de alimento, determinaron los dos que el menor saldría en busca de comida, como en los días anteriores, y que el hermano mayor se quedaría escondido en la misma cueva. Así lo hicieron.
Estando el hermano mayor en acecho para descubrir el misterio, entraron de repente a la cueva dos loros con cara de mujer, el nativo quiso apoderarse de ellas pero salieron huyendo. Lo mismo ocurrió en dos ocasiones más y al tercer día cambiaron de lugar, ya no se ocultó el hermano mayor sino el menor: éste logró tomar a la lora menor, se casó con ella y tuvo seis hijos, tres machos y tres hembras, los cuales serían los padres y progenitores de la nación de los Cañaris.
Estas aves misteriosas, las loras, tenían cabello largo y atado, a usanza de las mujeres cañaris; las mismas aves fueron quienes dieron las semillas a los dos hermanos, para que sembraran y cultivaran la tierra. Estimulados por esta tradición religiosa, los Cañaris adoraban como a una divinidad particular al cerro de Toqpa Iglesia, que se halla hacia los términos de la provincia de Pomabamba, en el barrio de Cañarí, porque suponían que de allí habían salido sus progenitores, y le hacían sacrificios, arrojando a ella oro en polvo.
De esta leyenda parte dos vertientes: el origen de aquellos que se creían descendientes del hermano que tomó a la lora, sobreviviendo a la inundación; y los otros que decían sus progenitores habían ‘brotado’ de la laguna de Shqui, distante dioez kilómetro a la altura de Conococha, que da origen al río Santa.
El conjunto de vestigios arqueológicos de Sshullkan  es conocido desde la conquista de Tupac Yupanqui al imperio de los Huaylas y creación del pueblo Cañari de Pomabamba. Los datos históricos aseveran la existencia de un reino Cañari, con más de veinticinco tribus, cuyas capitales eran al Norte, Hatun Cañar o Ingapirca y, al Sur, Guapondelig, actual ciudad de Cuenca.   El  origen de esta edificación Inca-Cañari, fue construido bajo las ordenes exclusivas del Inca Huayna Cápac, durante las campañas de conquista que su padre Túpac Yupanqui. Su más importante objetivo era, el de ser un lugar de adoración y veneración al sol, el máximo Dios Inca

37.- LOS LUCHADORES Y OBTENCIÓN DEL LLAUTO
Al amanecer, cuando los pajarillos empezaban a poblar el ambiente con sus trinos, cantos y silbidos, Juan Carlos se levantó apresurado y  salió a prisa al escuchar el silbato. La multitud empezaba con lentos movimientos y poco a poco, cuerpos, brazos y piernas, parecían aspas de molino de viento. Bailaban desde los más jóvenes hasta los más viejos. Los conjuntos musicales y los bailarines se interrumpían  no para comer o beber, sino para recobrar el aliento. La fiesta seguía cuando Juan Carlos se quedó dormido.
La fiesta continuó el segundo día, las mujeres organizaron  una feria de comidas que se extendió hasta el final de la celebración. Los platos típicos que identificaban a la población de Chopi Cancha estaban elaborados  en base a maíz, papa, habas, trigo, carnes de cuy y chancho, queso, camote, yuca, plátanos, pepino, chirimoya, achote, ají, rocoto, café y cítricos.
Todas las noches la aldea dormía  motivada por el cansancio y todas las mañanas la aldea despertaba alentada por los conjuntos musicales.
Fue el sexto día cuando escucharon el sonido de un pututu que anunciaba la llegada de los danzantes de otras aldeas vecinas.
Al término de la competencia, “los danzantes de Chopi Cancha”  resultaron vencedores. Las doncellas ingresaron  en el espacio central, moviéndose tímidamente entre los visitantes y la gente aplaudía; las doncellas aceleraban el ritmo, al compás de los tambores y melodía de flautas, quenas bordoneo de los guitarrones y ritmo de quijada de asnos. Extenuadas empezaban a desplomarse, una tras otra y al salir del escenario  arrojaban al suelo  la lliclla de lana de colores que les cubría la cabeza.
 El público se levantaba y vitoreaba al visitante que, en su turno, durante la entonación de sus cánticos como "Rey Monarca".
El Rumiñahui, representa a un general Incaico, lugarteniente y hombre de confianza del Inca, lleva una lanza, forrada con cinta bicolor y punta dorada, como símbolo de mando. Es llamado por las Pallas "Sinchi Runa" y viste la “remanga”, una pechera como el Inca, pero nunca del mismo color para que se puedan diferenciar, alrededor de ellos bailan ocho pallas que lo acompañan en todo momento y se visten con elegancia y del mismo tono, cada día de un color diferente.
Las Pallas, en sí no son funcionarios, representan a las "Vírgenes del Sol" del antiguo incario y son las "acllas" del Inca. Las Pallas son seleccionadas por los devotos: Inca y Capitán, teniendo en cuenta la belleza y buena voz. Para asegurar el compromiso se reúnen con el Inca , los Mayordomos y sus padres y concluyen con  un almuerzo.
La fiesta de agosto reúne a la gente dispersa. Es cierto que las pallas se acercan a un varón, colocan su pañoleta de mil colores sobre su hombro y le sonríen. Así surge la magia del enamoramiento, pero no se puede dejar de admirar a esas mujeres cuyos ojos están ocultos por un cerquillo de perlas mientras cerca bailan el Inca y el Rumiñahui. El Auquish  estalla latigazos al viento en señal de protección y advertencia. Es necesario anudar un billete o unas monedas en las puntas de la  pañoleta de la palla para devolverla y esperar a que la próxima pieza ella le pida bailar..
Después del último almuerzo,  el amo Neponceno mandó ensillar los caballos para retornar a su hacienda y Juan Carlos salió apresurado ante la mirada atónita de la doncella Sinforosa.
En Marca, Juan Carlos se enamoró perdidamente de Laura Rueda, una doncella que estuvo encargada de atender a la comitiva del Dr. González. En un momento de encuentro fortuito, en la caballeriza, Juan se le acercó y selló la frente de su Dulcinea con un beso enternecedor y ella  se desplomó sobre una alfombra de pajas de cebada, alimento de las acémilas. Después de unos ratos se levantó y con ayuda de Juan Carlos sacudió su atuendo regional de marquina,  consistente en pollera y lliclla negras, con monillo blanco, acompañado del clásico sombrero de paja.propia interpretación de sucesos históricos que involucran y conciernen directamente a las poblaciones andinas. La performance, tanto al momento de las diferentes mudanzas como de la escenificación de la Captura y muerte del inca Atahualpa, expresaba mensajes con una fuerte carga simbólica. La danza planteaba una convivencia y un diálogo entre  dos mundos: el andino y el occidental.
La danza de pallas fue ejecutada por jóvencitas de  15  18 años, que representaban a cada ayllu o barrio de la comarga. En la comparsa participabn entre 4 y 8 pallas, las cuales bailan y cantaan los traslados o versos cantados, mientras  batían sus pañoletas multicolores. Estos cantos han perdurado a través del tiempo, gracias a su transmisión de generación en generación.
La danza de “El Inca y sus pallas” se bailaban entre el 8 y el 13 de agosto, durante la fiesta patronal de San Lorenzo y debido a su prestigio, también se practica a lo largo de los años en otros eventos del calendario cívico local y de otras provincias y regiones.
Los Mayordomos y el Capitán de la Fiesta son los funcionarios de mayor responsabilidad e importancia. El Capitán de la fiesta representa al conquistador español Francisco Pizarro y es llamado por las Pallas durante la entonación de sus cánticos, como "Gran Pizarro". Conjuntamente con el Abanderado y cinco acompañantes, conforman una escolta o comparsa muy vistosa y elegante. Al desplazarse lo hacen en forma ordenada con el abanderado a la cabeza.
El Capitán representa al Conquistador español que preside todos los desplazamientos por las calles, parques y plaza que realiza la comparsa.
Los acompañantes (pajes) que representan a oficiales españoles de confianza de Francisco Pizarro le escoltan en todo momento al Capitán. Durante el ritual característico "protegen" a éste, no permitiendo que el Inca le haga "daño". Escenifican la  captura y muerte del último inca del Tahuantinsuyo.  Acompañan al Capitán en todo momento y en todas las actividades programadas y en aquellas que éste considere necesario.
El Inca, representa al monarca Atawallpa, capturado y ejecutado por los españoles al mando de Francisco Pizarro, es nombrado por las Pallas, recogía  la lliclla. Pronto, las doncellas se marcharían de la aldea a otras comarcas a contraer matrimonio y formar sus hogares. Cada año se repetía esta escena con las casaderas y jovencitos que ya tenían los “waras” o pantalones bien puestos.
Todo matrimonio entre campesinos se formalizaba después de un tiempo más o menos largo de cohabitación prematrimonial llamado “pantanaco“. En él se buscaba que los futuros contrayentes pudieran descubrir la compatibilidad o incompatibilidad de sus psicologías, bajo la estricta vigilancia de sus padres; por cuanto el pantanaco podía cumplirse tanto en casa del futuro esposo como en la de la futura compañera. Lo que la mujer perseguía en el varón era un tipo que desatendiera la chacra, o sea la producción; y lo que apetecía el varón era que su cónyuge supiera manejar  las cosas del hogar. Si la pareja se hallaba conforme se realizaba el matrimonio en las fechas programadas por las autoridades estatales. Desde entonces el individuo adquiría su completa mayoría de edad y también su entera autonomía, convirtiéndose en un miembro activo del ayllu, pasando a vivir en una casa sólo para ellos, que podía ser levantada al lado de la casa de sus padres o más lejos. 
La edad para contraer matrimonio no era igual en todas las clases sociales. Entre el campesino o jatunruna la costumbre la fijaba en la edad juvenil. Pero tratándose de las familias jóvenes, las bodas se llevaban a cabo desde niño, con la finalidad de precaver y garantizar la pureza de sus linajes aristocráticos. Estos matrimonios lo concertaban sus padres; como los casaban entre los cinco y nueve años, después del rito, cada uno se iba a la casa de sus respectivos padres hasta esperar la edad conveniente para la relación marital. En la nobleza no había enamoramiento ni cortejo para estas nupcias, ya que eran arregladas y convenidas por los progenitores, o por otras personas interesadas en perpetuar dicho sistema.
Las autoridades estatales se encargaban de señalar las fechas para la realización de estos enlaces matrimoniales en la civilización inca. El matrimonio era monogámico y su disolución podía producirse por motivos muy graves. Estaban permitidas las segundas nupcias transcurrido un buen tiempo luego del fallecimiento del cónyuge

38.-  WARA CHICO VALIENTE
En la waranga de Warakayoq, el Warachikuy era un rito que realizaban los jóvenes de la nobleza,  donde  demostraban sus habilidades mediante pruebas rigurosas  entrenadas por personal especializado; mediante este ritual se comprobaba si loa jóvenes estaban aptos para ir a la guerra, la administración del guaranga y el matrimonio o simplemente ser excluidos de estos privilegios.
El Warachikuy estaba incluido dentro de las celebraciones del Q´apac Raymi, fiesta asociada al solsticio de Verano.
En este festival se medían el grado de fuerza física y mental, en donde a los vencedores se les colocaba la “WARA” (truza) que era una prenda interior que a la vez representaba el honor y el rango con el cual sería reconocido en adelante tanto en periodo de paz o de guerra.
- El Kuntur (cóndor)  deidad inca representante del Hanan Pacha (mundo de arriba).
  - K´achampa danza guerrera (símbolo de la virilidad y el valor).
 - K´ara chuncho danza representativa de los guerreros del Antisuyo.
Una doncella alta, delgada de pómulos rosados, ojos grises y profundos, espalda amplia y cuello largo, con sonrisa que exhibía  dos filas de diamantes blanquísimos se le acercó y de rodillas le ofreció una vasija de cerámica con chicha de jora fresca; Juan Carlos humedeció sus dedos para no desairarla y ella se la bebió, derramando lágrimas de felicidad.
En su interior, el héroe, hilvanaba  el siguiente pensamiento.” Me has metido en tu alma, en tu pecho en tus labios, en tu boca que me traga y muerde cuando descanso en tus dientes; ahora espero horadar  el misterioso socavón de paredes palpitantes que escondes en tu cuerpo”.
Los ancianos padres de María Jesús, apoyados en sus bastones se acercaron y abrazaron a su nieto. Su abuelo le dijo:
- ¡Salud campeón de campeones¡… Eres el digno descendiente de un aventurero que surcó mares y quedó atrapado en las redes de una bella nativa cochapetina”.
La anciana,  besándole en la frente  dijo:
- ¡Bendito Seas, por siempre¡
Doña Sinforosa, que llegó tarde dijo que acababa de oír  a su amo Neponceno González hablando, amargamente, del hecho de que habían abolido la esclavitud del nativo y convertido las haciendas y diaconías en comunidades campesinas en  los países de Argentina y Chile y que había rumores  de que en el Perú harían lo mismo.

82.- LA FIESTA DE MARCA, JUAN CARLOS Y  LAURA
La principal fiesta de Marca se celebraba entre el 8 y el 13 de agosto de cada año, en honor a su Patrón San Lorenzo y el hacendado Don Naponceno Gonzáles fue invitado a esta  fiesta  y acudió con su Capataz Juan Carlos y personas de su administración que después de dos días y sus noches de viaje llegaron a Marca, donde fueron recibidos con una banda de músicos, cohetes y bombardas. Unas damas preciosas les entregaron ramos de flores y pasaron al ayuntamiento donde el Alcalde les declaró huéspedes ilustres y después de un brindis protocolar,  fueron conducidos al hospedaje, donde pernoctaron por una semana, bebiendo, comiendo, bailando y conpartiendo  con doncellas que se acercaban atraídos por la simpatía y algunos regalos consistentes en collares, peinetas y vestidos.
A esta fiesta acudieron todo tipo de personas, desde los niños más pequeños hasta los de mayor edad. Además, el festejo no era exclusivo para los originarios sino para los  visitantes de otros lugares.
En esta oportunidad, las celebraciones corrieron a cargo del hacendado Julián Ramírez izo, quien  con meses de anticipación se preparó para que los días de festejo  todo salga lo mejor posible; y en esa ocasión contó con el apoyo económico de quienes emigraron a otras ciudades del país y del extranjero y regresaron para reforzar sus lazos con la comunidad y afianzar su identidad.  Los marquinos daban gracias a San Lorenzo, por los milagros recibidos  y por ser el autor del reencuentro entre amigos y paisanos que año tras año retornaban a la tierra.
La  danza del Inca y sus pallas,  tradición de gran contenido simbólico y artístico, que se mantiene viva a pesar de factores externos que afectaron la vida del distrito de Marca, fue la atracción de la semana por sus variadas mudanzas, cada una con estilo, coreografía y cantos característicos, con
Doña Sinforosa, que llegó tarde dijo que acababa de oír  a su amo Neponceno González hablando, amargamente, del hecho de que habían abolido la esclavitud del nativo y convertido las haciendas y diaconías en comunidades campesinas en  los países de Argentina y Chile y que había rumores  de que en el Perú harían lo mismo.

82.- LA FIESTA DE MARCA, JUAN CARLOS Y  LAURA
La principal fiesta de Marca se celebraba entre el 8 y el 13 de agosto de cada año, en honor a su Patrón San Lorenzo y el hacendado Don Naponceno Gonzáles fue invitado a esta  fiesta  y acudió con su Capataz Juan Carlos y personas de su administración que después de dos días y sus noches de viaje llegaron a Marca, donde fueron recibidos con una banda de músicos, cohetes y bombardas. Unas damas preciosas les entregaron ramos de flores y pasaron al ayuntamiento donde el Alcalde les declaró huéspedes ilustres y después de un brindis protocolar,  fueron conducidos al hospedaje, donde pernoctaron por una semana, bebiendo, comiendo, bailando y conpartiendo  con doncellas que se acercaban atraídos por la simpatía y algunos regalos consistentes en collares, peinetas y vestidos.
A esta fiesta acudieron todo tipo de personas, desde los niños más pequeños hasta los de mayor edad. Además, el festejo no era exclusivo para los originarios sino para los  visitantes de otros lugares.
En esta oportunidad, las celebraciones corrieron a cargo del hacendado Julián Ramírez izo, quien  con meses de anticipación se preparó para que los días de festejo  todo salga lo mejor posible; y en esa ocasión contó con el apoyo económico de quienes emigraron a otras ciudades del país y del extranjero y regresaron para reforzar sus lazos con la comunidad y afianzar su identidad.  Los marquinos daban gracias a San Lorenzo, por los milagros recibidos  y por ser el autor del reencuentro entre amigos y paisanos que año tras año retornaban a la tierra.
La  danza del Inca y sus pallas,  tradición de gran contenido simbólico y artístico, que se mantiene viva a pesar de factores externos que afectaron la vida del distrito de Marca, fue la atracción de la semana por sus variadas mudanzas, cada una con estilo, coreografía y cantos característicos, con
CAPITULO IV
JUAN CARLOS Y EL MEDALLÓN DRL ROSARIO

Medalla de la Virgen del Rosario

39.-  ESTACION DEL CALOR
Había empezado  la estación del calor y spnsecuentemente la  celebración del Wawa Inti Raymi (fiesta del niño sol), ceremonia andina  en honor de Inti. De noche el frío era intenso y las familias comían acurrucado, alrededor del fogón de la cocina. Respirar el aire era como respirar fuego. Después, de un par de lunas, la sequía terminó.
 Los animales habían quedado con pústulas en los pies, donde las moscas depositaban sus huevos, ni siquiera se les veía a los perros, pues se habían refugiado en la espesura del bosque.
La fiesta de la cosecha era un tiempo feliz que  duraba poco; volvería la larga estación del calor y Juan Carlos  pensó que la vida en el pueblo siempre había sido dura.
El clima variaba considerablemente; de noviembre al mes de  abril la temperatura era frígida, mañanas con lluvias y tardes con granizos. La estación seca se prolongaba desde abril hasta octubre (Verano Andino) y el tiempo en Chopi cancha” era, estable e ideal para el desarrollo de actividades diversas; pero, en la estación seca hacía mucho calor y era propicia para la recolección de leña y almacenamiento bajo ramadas cubiertas con ichos.

40.- PREGUNTAS DE JUAN CARLOS
  El vientre de Flor Aniceta había crecido otra vez y su genio era terrible y su sobrino Juan Carlos, estaba muy preocupado por la llegada de un nuevo ser al hogar familiar y deseaba que fuera mujercita.
Una tarde cuando Juan Carlos se cayó de un árbol, mientras intentaba subir, su vecino Rubén Poma le enseñó el modo de hacerlo.
-   Antes de subir a un árbol, debes realizar una revisión de peligros, cerciorarte que el tronco esté estable buscando grietas, separaciones y ramas secas o podridas. Ver si hay nidos, colmenas u otras señales que indiquen que animales pudieran estar en el árbol. Busque si hay hiedra venenosa o roble venenoso creciendo  alrededor del árbol.
 Cuando Juan Carlos llegó a la etapa de hacer preguntas, muchos de
- Controlarás  la logística interna de la explotación agraria, por ejemplo, controlar los envíos y la recepción de mercancías, es decir, el movimiento de materiales, y comunicarme oportunamente.
- Colaborarás en la formación continua del personal que tienes a tu cargo transmitiendo los conocimientos que dispones
- Estarás al tanto de las lesiones que puedan sufrir tus subordinados durante el trabajo, tomando todas las medidas de seguridad, además, debes instruir a los trabajadores sobre cómo usar las herramientas. Finalmente evaluar y pedir la premiación del mejor trabajador, como yo lo he hecho contigo.

81.- ABOLICION DE LA ESCLAVITUD
Juan Carlos estaba dormitando, sentado en la orilla de una acequia, bajo la sombra de un aliso, en la parte posterior de una casa a la que su amo, el médico Neponceno, había ido a atender a toda la familia, que estaba con fiebre.
El trabajo a la intemperie, la acumulación de fatiga, los esfuerzos excesivos, movimientos repetitivos, posturas anormales, exposición a  ruidos, vibraciones, radiaciones solares, despliegue a microorganismos eran factores de riesgo presentes cotidianamente en las actividades rurales, y tenían en consecuencia probabilidad de generar enfermedades, como resfrío, gripe, lumbalgia, dolor de espalda, dermatitis, sordera,  brucelosis, tuberculosis, rabia, etc.
Juan Carlos era un capataz blanco del amo Jordán, de esa ralea que le había destrozado el tobillo con tanto placer. Había  oído historias de nativos prófugos capturados por “patrullas” que no les habían dado ninguna oportunidad y devuelto a sus haciendas maceradas por los golpes.
Esa noche Juan Carlos contó a los nativos lo que había visto y oído,   y luego el violinista dijo que la semana anterior, cuando él había ido al otro lado de la hacienda animar una fiesta de corte de pelo con baile, había oído que un abogado relataba a un grupo de hacendados que don Lucio Requena había dejado escrito en su testamento que, cuando muera,  sus más de doscientos conmemorativas de sus encomiendas quedarían libres.
121-
sollozos de Lauro Quispe, el desgraciado capataz que perdió las gollorías por nadar en un torrente turbulento de seductor.
Cuando apenas empezaba a pensar en quien reemplazaría a Lauro como guarda espalda del amo Neponceno, Sinforosa fue esa noche a la choza de los esclavos y dijo a Juan Carlos que el amo quería verlo, de inmediato.
La siguió y al llegar  a la “Casa Hacienda”, ella cogió la aldaba, una pieza articulada de metal situada en la puerta exterior, y llamó a su amo por medio de golpes. Oyeron que el amo dijo: “¡Entre!”. Sinforosa ingresó e hizo una seña a Juan Carlos para que le siga.
El patrón, sin preámbulos dijo:
- Juan Carlos, manejas bien los caballos y conoces la extensión de la hacienda  así como la administración de la misma. A partir de ahora eres mi capataz y trabajarás cerca de mí.
La pareja salió. Sinforosa, con gran  ceremonia abrió la puerta con una de las llaves que colgaba de la faja multicolor de su cintura, le atrajo hacia adentro y señaló una pared. En ella había montada una exposición de lo que, según le explicó, era el escudo de armas de los Gonzáles, su sello de plata, una armadura, pistola de argento, una espada de plata  y el libro de oraciones del primer Coronel González.

80.- RECOMENDACIONES DEL AMO NEPONCENO
El Dr. Neponceno Gonzáles, durante  las tareas de reconocimiento, le dijo a su Nuevo Capataz:

- Serás el responsable de organizar el trabajo y los proyectos que te confío, manejando el tiempo y  administrando  los recursos que se usan en la reparación de corrales, acequias, caminos, viviendas, Etc.

- Volcarás tu experiencia en los trabajos que desempeñas,  dando instrucciones detalladas a todos los trabajadores de la hacienda, cumpliendo con los tiempos propuestos.
- Los trabajos encomendados al personal a tu cargo se ejecutarán en el tiempo previsto.
sus vecinos le respondían y otros se amargaban. Al final, cuando quedaba con dudas recurría a su mamá y a los miembros de la servidumbre.
- ¿Quiénes son los encomenderos? –  preguntó a su tío Sabino, una tarde, y le contestó:
- Los encomenderos son personas que viven en casas grandes con patios, huertos, caballerizas y tienen extensas tierras y  trabajadores nativos que las labran y los productos  los entregan a cambio de  valores, racionados para la alimentación de su familia.
-  Gracias tío por  responder a mi curiosidad.
- Ahora.- dijo Sabino.- Cada encomendero que vive en las vertientes del Pacífico, es poseedor de extensas tierras y sus nativos. En  Santa, tu padre es el dueño absoluto de extensas tierras del valle irrigado por el río Santa. El joven hizo otra pregunta:
- ¿Y cómo ha conseguido  esta propiedad mi padre?.- Le respondió con crudeza:
- Los encomenderos del Rey de España entregaban a los españoles invasores tierras y pobladores para trabajarla. En los hacendados no hay que confiar, por más que sean vuestros padres.
-¿Qué hacen con los nativos o mestizos que se revelan? - Le respondió.
- Los envían a las mazmorras de donde jamás salen o los remiten a las minas, en  cuyos socavones  trabajan, sin salir, hasta encontrarse con la muerte, lejos de  sus familiares.
-Tío Shawi, La noche es propicia para seguir dialogando. ¿Puedes narrarme algún pasaje?
 El “Retash”, abrió su bolsa de coca y extrayendo algunas hojas, empezó agrandar el bolo que  lo tenía masticando y después de carraspear empezó. Te contaré Hoja Verde de la Coca.-
- ¡Apúrate tío!
- Genaro Chavinpalpa era un hombre sin familia, coquero y muy trabajador, siempre tenía algo que hacer y ganaba dinero suficiente para vivir.
 “En el pueblo, donde habitaban sólo veinte familias, tenía un cuarto de adobe con un corralito donde criaba cerdos y un cuyero en el cual  cientos de roedores nacían, creacía y eran  comercializados. En su habitación todo estaba en orden.
Manifestaba estados de ánimo y sentenciaba que cuando masticaba las sagradas hojas de la coca no tenía sed, hambre ni pena. Pese a ingerir alimento sólo  una vez al día, poseía musculatura de buey arador, agilidad de puma y mirada de halcón. Siempre cantaba para hacer trizas los vidrios de la soledad y rendir pleitesía a la coca, cuando entonaba:
 Hoja verde de la coca
 humo ralo del cigarro
 con los dos  mi suerte amarro
 al tenerlos en mi boca.
Solía decir:-Todo vicio he dejado, pero a mi coca no la dejaré, porque es planta sagrada, hija de la Mama Pachaa, que da fuerza y conduce a la felicidad  eterna.

41-  EL MEDALLÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
La waranga de  Chopicancha enterado que Juan Carlos acompañaría  a su padre en un viaje largo, le ofreció una comida de despedida y felicitaciones por ser el  muchacho más joven en tener el honor de compartir  un viaje largo en compañía de un Encomendero.
Juan Carlos visitó la casa de su tío Sabino, antes de su viaje, éste, muy conmovido, sacó una medallita de oro con la efigie de la Virgen del Rosario, que  colgaba de su cuello, diciendo.
- Tu padre, antes de separarse de tu mamá, mando bendecir esta medalla con el cura que vino a celebrar la misa de Natividad.  Tu mamita María Jesús   me  encargó  para colgar a tu cuello, el día que emprendieras un largo viaje. Empiezas, ahora, ese viaje con tu padre Joseph.
- Tio Shawi explicame  ¿Quién es la virgen del Rosario?.
- Siéntate hijo y escucha:- Según la leyenda a santo Domingo de Guzmán, la Virgen María se le apareció en una capilla del monasterio de un 
cortejo, representa honor y respeto. Los pétalos que los pajes avientan abriéndole camino a la novia simbolizan un futuro dulce y pleno.
La dama de honor es una niña menor de 12 años, sobrina directa de la novia, encargada de abrir el séquito y acompañarla hasta el altar.
“Contempla los regalos recibidos por la pareja de novios, tendientes a facilitar su nueva incorporación a la vida marital”,“Escucha la marcha nupcial  compuesta por Mozart”.
Juan Carlos nada dijo, porque no entendió con exactitud y se retiró sin comentar.
Alrededor de él, sobre el suelo de la choza, había diecisiete montoncitos. ¡Tenía treinta y cuatro lluvias. ¿Qué le había sucedido a su vida? Había vivido en tierras extrañas la misma cantidad de años que  en Chopi kancha, su tierra natal. ¿Seguía siendo mestizo o se  había convertido en un “criollo”? ¿Seguía siendo un hombre? Tenía la misma edad de su padre  la última vez que lo había visto; pero, sin embargo, no tenía hijos propios ni esposa, ni familia, ni aldea, ni tribu, ni patria. Tampoco tenía un pasado que le pareciera verdadero, ni un futuro que le pareciera realizable.                                   Chopi kancha y su educación en el Yachay Wasi era un sueño lejano. ¿O es que aun dormía? Y en ese caso ¿Llegaría a despertar alguna vez?

79.- SINFOROSA, JUAN CARLOS Y NEPONCENO
Sinforosa le transmitió a Juan Carlos, después de escuchar una entrevista del amo con el gobernador de Marca, mantenida a puerta cerrada. El gobernador había capturado  a una nativa, que al ser azotada confesó que su torpe itinerario de huida había sido trazado por el capataz del amo Neponceno, a quien con su mirada seductora, besos en el pecho y cuello, logró seducirla para que le entregue un pase de Libre Tránsito”.  El amo, furioso le dijo:
- Gobernador, arreste a este hombre y llévelo a la cárcel, debe ser vendido, en la próxima subasta, a los pishtacos  para que lo conviertan en grasa suavizante de las piezas de algún molino.
Sin decir más se volvió y regresó a la casa ignorando los angustiados
- ¡No! Siempre dice: “Habré de prolongar mi existencia para seguir recordándola. Cada mañana reconstruyo, desde que se alejó, los lugares que recurrimos que se han tornado vacíos  y sin sentido. Las tardes que fueron templo de su imagen, música del órgano barroco que siempre interpretaba y me ofrecía, ya no me cobijan. Aguardo sus palabras de aquellos tiempos que no puedo quebrarlas con mis manos. ¿En qué hondonada estará  su alma para que yo pueda visitarla y destruir su ausencia? En el cementerio sólo está su tumba fría y una enredadera que captura mis oraciones y nada más”. Después de la cena, suspira profundamente y monologa.
 “Siento que mi vida se desmorona como el tapial de una mansión añeja, estoy al borde de un precipicio sin final y hago esfuerzo para mirar el pasado y me siento incompetente al querer hacerlo. Me doy cuenta que te he olvidado un poquito… voy ha esforzarme para recordarte… El último beso, ese beso santificado… no sé si es un recuerdo o el recuerdo de un recuerdo que me abraza. 
Necesito de tu presencia, mi espera es eterna. Sobran palabras en mis horas de soledad… No puedo respirar, y toda la distancia que nos separa y la, luz del firmamento que enciende mi fuego, se va apagando. Se que estas conmigo convertido y te contemplo”. Prorrumpe en llanto y se queda dormido en el sillón de su escritorio, frente al retrato de su esposa con  marco de pan de oro, que cuelga de la pared.
Narra que “sueña planificando su boda, desde la organización, la vestimenta y el festejo hasta el viaje de novios.
Analiza las supersticiones que rodean a la celebración del matrimonio como el salon de bodas algo viejo, que simboliza la conexión de la novia con su pasado que representaba la continuidad de su matrimonio. Contempla a la novia  con vestido blanco, símbolo de poder económico y de estatus social. Lleva el velo como símbolo de juventud y de pureza. Al llegar al altar velada y que el novio la desvela cuando le es entregada por su padre”.
La alfombra roja por donde caminan en la iglesia , desde la entrada del

pueblo de Francia con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón antes de una Batalla, cuya victoria se atribuyó a la Virgen María; por ello, en el campo de batalla, erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.
- Tio Shawi, en Cochapetí, la virgen del Rosario ha hecho algún milagro?
- Claro que sí, sobrino. Escucha: El  día de su festividad, el párroco que vino de Huarmey,  ingresaó al templo del Apóstol Santiago, ingresó a la Sacristía se pusó la vestimenta de ceremonia para la santa misa. La nave estaba desierta, no habnía gente. En ese momento sonaron las campanas para reunir a los fieles. Se levantó una espantosa tormenta, la tierra tembló, el sol se nubló y los repetidos truenos y relámpagos hicieron estremecer y palidecer a los oyentes. El terror cundió los hogares y la gente se dirigió al atrio del templo y vio que la imagen de la Santísima Virgen, expuesta en un lugar prominente, levantaba por tres veces los brazos al cielo para pedir a Dios venganza contra el pueblo herege si no se convertían y recurrían a la protección de la Santa Madre de Dios.
 Quería el cielo con estos prodigios promover esta nueva devoción del santo rosario y hacer que se la conociera más. La tormenta cesó al fin por las oraciones del párroco y algunos fieles. El párroco explicó con tanto fervor y entusiasmo la excelencia del Santo Rosario, que casi todos los moradores de Cochapetí le abrazaron, renunciando a sus errores, viéndose en poco tiempo, un gran cambio en la vida y costumbres de la waramga de Chopi Cancha.

42.-  PRIMER VIAJE DE  JUAN CARLOS CON SU PADRE
  Juan Carlos, por primera vez experimentó, un viaje largo que le permitió observar como los gatos monteses corrían a esconderse, en los matorrales, las perdices alzaban vuelo  aleteando rápidamente, los conejos se metían de un brinco a sus conejeras y las vizcachas salían de sus madrigueras a la hora del nacimiento y la muerte del Sol.
Cerca de una wanca o piedra alargada en la bifurcación del camino, cada sendero llevaba a una aldea y otro seguía de frente. Cuando dejaron la “wanka”, notaron que una aldea estaba destruida, más de la mitad de las chozas estaban vacías y los pájaros se bañaban en el polvo. Los aldeanos apoyados sobre las puertas de sus casas, eran viejos y enfermos y los únicos niños eran bebés. No era época de cosecha, tenían poca comida y menos fuerzas. Su padre le advirtió.
- La Casa hacienda de mi hermano queda en las alturas de Ututu Punta, a diez leguas de aquí, en cuanto lleguemos nos darán la bienvenida y nos llenarán  las alforjas con regalos.
Soportaron los tropezones en la oscuridad y cuando llegaron a la hacienda de don Lizandro  Rodríguez Alicante, fueron recibidos por el mayordomo de contextura delgada, canas pobladas en la sien, ojos saltones y sonrisa chueca con aires de buen señor. Les dijo:
- Esta es la hacienda de don  Lizandro y  ningún otro pozo tiene el agua tan dulce, ningún otro árbol tiene la sombra más reconfortante y las cocinas  huelen diferente a la de otras mujeres.
 A primera vista, tuvieron la oportunidad de observar, boquiabiertos, ambientes laborales dedicados a la manufactura de textiles e hilos de lana, algodón y cabuya.  Cuando interrogaron, el mayordomo les respondió:
- Las bayetas, jergas, frazadas, alforjas, medias, sombreros, costales y vestimentas tienen gran demanda entre los campesinos, mestizos y mineros.
Al ingresar a la sala pudieron observar la concentración  de la riqueza encontrada y extraída de los yacimientos mineros de Ticapampa, Qollaracra y Santo Toribio que dio la posibilidad de una vida social intensa y llena de ostentosos dispendios.
La atención culinaria por mozos uniformados, reflejaba la fusión de la gastronomía antigua del Perú con sus propias técnicas y potaje con la cocina española en su variante  más fuertemente  influenciada por la presencia morisca y con importantes aportes de las costumbres traídas de la costa atlántica y África por los esclavos.
Padre e hijo fueron atendidos como virreyes y enterados que don

se reunieron junto a la casa grande y empezaron a cantar, dirigidos por Sinforosa, vio que el amo habría la ventana de su habitación sonriendo.
Descorazonado, permaneció sentado, en silencio, durante un rato,  hasta que por fin se decidió hacer la pregunta de lo que le tenía preocupado:
- Zenaido, ¿Dónde estuviste antes de venir aquí?
- Ahora ya no importa…de cualquier modo esa misma noche me escapé, me escondí con los nativos hasta que me pareció  que no había peligro de viajar a las Vertientes del Pacífico para seguir tocando el violín ,en diferentes fiestas, que me daban ganancias suficientes para vivir holgadamente hasta que fui capturado y vendido. El violinista se había quitado la máscara; eso quería decir que empezaba a confiar en Juan Carlos. Por primera vez en  veinte años, fuera de su tierra natal, empezaba a conocer a alguien.

78.- LA SOLEDAD DE DON NEPONCENO GONZÁLEZ
Al día siguiente, Juan Carlos que sabía que el tema favorito de conversación de Sinforosa era el amo Neponceno, preguntó el por qué vivía solitario y no se había casado su amo.
- Sí,  se casó - le contestó - con la señorita  Emma Vaca de Segura, el año que vine aquí. No sólo era bonita, sino estaba llena de gracia, es decir, aquella a quien la prudencia y la modestia embellecen. Obraba de una manera atinada, cuyas palabras y mirada reflejaban la bondad de su corazón.
Durante el proceso del parto, al parecer, ella que tenía 35 años, sufrió una doble rotura de útero que causó la muerte de madre e hijo y  nada pudo hacer su esposo.
El amo es un gran médico, cuando sale de la hacienda siempre lleva su  maletín de cuero que  contiene una mezcla de instrumentos para la atención de rutina. No hay nadie enfermo o herido que no ayude. Él cuenta que fue un cirujano español adscrito a un batallón militar de ocupación del Callao y al convertirse en hacendado sigue ejerciendo su profesión guiado por el espíritu de humanidad y vocación de servicio.
-   ¿Se habrá olvidado de su esposa?
-117-
horas antes  que amaneciera y la actividad comenzaba apenas salía el
Lucero. El matador  enganchaba al cerdo por la mandíbula y lo llevaba hasta la superficie de una banca de madera. Sujetaban al animal con cuerdas y las mujeres y niños recogían la sangre para la elaboración de las morcillas y cucharas para removerla para evitar que se cuaje. El cerdo chillaba y se podía oír a la distancia.
Muerto el animal, procedían al  quemando de su superficie exterior; para eliminar las cerdas de la piel; después, con la ayuda de un cuchillo, que estaba  hecho totalmente de madera, se raspaba la piel para desprender los restos de los pelos chamuscados y dejar la superficie perfectamente liso con el cuchillo con hoja de acero, no demasiado afilada. A continuación se abría el cerdo y se retiraban las vísceras por completo, recogiéndose cuidadosamente. Parte de ellas, sobre todo los intestinos y el estómago se reservaban y se limpiaban de los contenidos que hay dentro. Esta operación  realizaban las mujeres que se dirigían al arroyo más cercano para limpiar toda la suciedad.
Luego preparaban el chicharrón, cortando el cerdo  en trozos medianos y colocaban en una olla o cacerola grande y lo cubrían con agua, añadían sal al gusto y las ramas de hierbabuena. Cocinaban a fuego medio hasta que el agua se consuma. Retiraban las ramas de hierbabuena y una vez consumida el agua, dejaban que se fría con la grasa que suelta la carne de cerdo. Si era necesario añadían un poco de manteca. Luego servían en mates con salsa de cebolla del huerto y camotes fritos, papas sancochadas o maíz tostado.

77.- VEINTE AÑOS, LA NAVIDAD Y EL VIOLINISTA
Había transcurrido otro año, tan rápido, que a Juan Carlos le costó creerlo y las piedrecitas de su calabaza le rebelaron que había alcanzado su vigésimo año, lejos y muy lejos de su tierra natal.
Cuando por fin llegó el día, todos empezaron a comer y a beber en abundancia. Desde la puerta de su choza, Juan Carlos vio llegar a los invitados del amo  que acudían a almorzar  y más tarde, cuando los esclavos
Lizandro se encontraba en Lima, trazaron planes para emprender viaje lo más pronto posible. Pasaron la noches en camas mullidas perfumadas y soñaron con los angelitos.
Durante el día, tuvieron tres comidas fuertes. El desayuno lo consumieron alrededor de las siete de la mañana. Entre los alimentos que sirvieron en el desayuno estaban una taza de leche con chocolate acompañada de pan dulce y de tamales, molletes, tostadas y bizcochos de maíz. Posteriormente, a las once de la mañana las cocieneras prepararon el almuerzo que consistió en panes y galletascalabaza en tacha, arroz con leche acompañados de licores dulces como el jerez. Los tamales fueron parte esencial de la comida e la hacienda. A la una de la tarde se sirvieron la comida principal integrada en cinco tiempos: la sopa aguada, el arroz, el guisado de verduras, el plato fuerte y el postre. Tres de los cinco platillos estaban relacionados con carne, pollo o trucha y el postre, servido al final que eran dulces de leche.
Para la merienda, en la noche  consumieron un guisado y el indispensable pan dulce junto con su taza de café.
Los pocos días que Juan Carlos permaneció en el fundo de su tío Lizandro conoció y trabó amistad con Isabel Leandra, la hija mayor de su tío, que se encontraba allí  gozando de vacaciones cortas. Isabel representaba la última fantasía masculina, ya que ofrecía la liberación de todas las limitaciones de la vida, de todas las tensiones, de todo el estrés, de toda la carga de responsabilidades, llevaba al hombre a un mundo de puro placer. Era atrevida y teátrica por naturaleza, se propuso conquistar a Juan Carlos y lo logró, en una noche de diálogo, bajno la sombra de  un alisal que abanicaba el ambiente desde las orillas de una acequia que discurría cull cull culll por la cabecera del fundo.  Su habilidad descansaba en distraer a su primo, y para ello se ayudaba de su apariencia y el maquillaje así como de un tono de voz musical e intoxicante.
Era la diosa Afrodita, proyectando vulnerabilidad haciéndose adoptar por su primo, dándole la sensación de que era su  protector, operando en las emociones básicas del visitante volviéndolo esclavo de sus pasiones. Durante días, sus noches y madrugadas trabajó con su voz, su cuerpo, y movimientos; ya que su promesa  se convirtió en placer y en aventuras infinitas y a la vez se escuría de los brazos de su primo con mucha facilidad.
Aunque Isabel era  muy irracional, fantasiosa, soñadora, banal y superficial, fue una gran liberación  para su primo que ya era Wara Chico y estando en sus brazos y aromado por los besos angelicales de una doncella, ante una pregunta iluminó la mente de Juan Carlos, empapándolo con conocimientos de la ralidad histórica del lugar donde se encontraba.
-Primita. ¿Puedes explicarme, con claridad, donde nos encontramos  en estos instantes?
-No sabes dónde estás, con quién estás y a donde vas?
-Se que eres mi prima, que somos de la familia Rodríguez y…
-¡Shist…Escucha: “Estamos en un fundo del Señorío de Choquericay, que fue dominado tras larga lucha y resistencia. En enero de 1,533 los españoles, en su paso de Cajamarca a Pachacamac, llegaron a estos dominios, pertenencientes a los curacazgos de Recuay, Marca, Rapish Pampa y Waras, conducidos por Hernando Pizarro y 14 jinetes acompañados de nueve peones. Esta expedición pasó por los pueblos del Callejón de Huaylas y las Vertientes del Pacífico. El cronista Estete señala que el Capitán fue a dormir a un pueblo que se llamaba Sucaraccay, donde le hizo buen recibimiento el Señor del pueblo de Recuay llamado Marcocana.
El 11 de agosto de 1534 fue entregada la encomienda de Choquericay, que comprendía las provincias actuales de Huaráz y Recuay a los capitanes Jerónimo de Aliaga y Sebastián de Torres, lo que fue administrado por ambos hasta 1537, para luego quedar en poder de Don Jerónimo de Aliaga. La encomienda de Recuay estaba comprendida en la jurisdicción del corregimiento de Huaylas.
Toribio de Mogravejo llamado el extirpador de las idolatrías, visitó Recuay en dos oportunidades, la primera excomulgó al corregidor de Cajatambo Don Alonso de Alvarado y al pasar de Recuay a Huaraz hizo brotar agua en el lugar llamado Arzobispo y en la segunda visita destruyó múltiples ceramios, nominándolos como idolatrías.
- Gracias, prima, por la información sabia. ¡Ahora sé donde y con quien estoy!
- Eres  un mestizo muy afortunado – le dijo Zenaido Milla - . No haces más que estar en el huerto. Nadie tiene un trabajo más fácil que tú, excepto en las haciendas mucho más grandes.
Juan Carlos pareció entender y no le gustó nada.
- Trabajo mucho.- dijo, y señalando al violinista,  sentado en la silla, agregó:
-  Más que tú, tocachín.

75.- NO VOLVERÍA A VER MÁS A SU FAMILIA
Los meses transcurrían más rápidamente, y la estación del calor,  conocida como “verano”, pasó en seguida. Empezó la cosecha, con más tareas para Juan Carlos y los demás. Mientras los unos estaban ocupados con el duro trabajo en los sembríos, incluyendo a Sinforosa,  él tenía que ocuparse de las gallinas, los caballos y los cerdos, además de la huerta.
Cada día que pasaba el aire se volvía más frío y el cielo más gris, hasta que el suelo empezó a cubrirse de nieve, cosa que Juan Carlos encontraba extraordinario, aunque desagradable. Trabajaba duro en el jardín, desde el alba hasta la puesta del sol, cultivando hortalizas por sus hojas y frutos: lechuga, tomate, berenjenas, melones, etc.; verduras de raíz: zanahorias, rábanos; leguminosas: habas, judías, guisantes.
A principios de verano, mes de “Julio”, los que trabajaban en las chacras sembradas regresaban extenuados, después de cortar las yerbas que crecían junto al maizal con mazorcas ya consistentes. Sabía que, aunque había aprendido a desplazarse  y a ser útil, nunca podría llegar demasiado lejos sin que un cazador  le descubriera.
Sabía que  nunca volvería a ver su hogar y sentía que dentro de sí moría algo precioso e irrecuperable; pero la esperanza seguía vivo, aunque  no volvería a ver más a su familia, de llegar a tener una estirpe propia.

76.- MATANZA DE CHANCHOS CEBONES
En la hacienda, cada familia acostumbraba cebar chancho con cebada  en el corralito junto a su choza. El día de la matanza  desayunaban unas transporte, algo problemático por las distancias y lo complicado del terreno, sin casi caminos y con carencia de animales de carga. Habían encomiendas vinculadas a la Iglesia y a instituciones de caridad, como hospitales, hospicios, orfanatorios, etc.

74.- JUAN CARLOS, SINFOROSA VASQUEZ  Y ZENAIDO MILLA
Todas las mañanas, mientras estaba inclinado sobre las plantas, Sinforosa Vásquez salía de la “Casa grande” con su canasta. Su talle fino y andar ligero mostraban que era una mujer con fibras musculares elásticas e inteligencia clara que se reflejaba a través de los espejos de sus ojos pardos claros como los de gata.
Juan Carlos se había enterado que era la cocinera de la casa hacienda y elegía las hortalizas que necesitaba para preparar la comida. Las verduras formaban parte de la dieta del amo que lo mantenía sano, alegre y bien formado. Las hortalizas, frutas, cereales, legumbres, el aceite de oliva, el pescado, el poco consumo de carne con preferencia de ave, el vino y la cerveza, eran los  signos de su vitalidad.
Una  mañana, a los pocos días, el viejo violinista, no acudió al jardín y Juan Carlos pensó que debía estar enfermo y se puso a regar y quitar las malezas,  pues sabía que Sinforosa llegaría en cualquier momento y le parecía bien que no le encontrara sin hacer nada. Desde ese día, se convirtió en el hortelano.
La cojera le permitió a Juan Carlos adaptarse al trabajo de jardinero que lo hacía muy bien, es así que, una  mañana Sinforosa le indicó que la siguiera y entrara a la cocina de la casa y conociera la ubicación  de las verduras y le llevara, todas las mañanas, las hortalizas necesarias para la preparación de la comida diaria.
Después de meses de pensar incesantemente para fortalecer los brazos, el violinista se sintió tan bien como antes de que le fracturaran la mano y por las noches tocaba su instrumento musical que le  exigía el movimiento del brazo y los dedos de la muñeca y la mandíbula que sostenía la caja del violín  y lograr  melodías que eran agradables al oído. 

43.- CONTINUANDO VIAJE Y MENSAJES
A la primera luz del alba, Juan Carlos se despertó con el sacudón que le descargo, cariñosamente, su padre y le4 dio la orden de encillas lloss caballos.
En el Yachay wasi, Juan Carlos había aprendidó aperar y cabalgar acémilas y en esta oportunidad, puso en práctica sus conocimientos. Ató al animal  al poste, limpió la parte frontal de la cruz del caballo, lugar donde colocó las almohadillas y situó la montura en el lomo del caballo y la cincha
conectada con la montura la ajustó por la zona de la barriga del equino, dejando dos dedos de holgura.
En la extensa pampa, antes de que el sol de posara en el cenit, vieron un jinete  solitario que avanzaba hacia ellos; el día anterior se habían cruzado con otros viajeros, intercambiando saludos. Este viejo con sombrero a la pedrada, alforjas repletas y un pellón de lana fina de color negro que contrastaba con  la brida tachonada  con adornos de plata, quería conversar y les dijo.
- Me he encontrado con unos cuatreros y me han preguntado donde queda Cochapetí y yo les he respondido, que queda al pie de un inmenso cerro llamado Ishke Cruz y sus faldas se extienden hasta el Océano Pacífico. Ustedes son del lugar mencionado ¿No es cierto?
- Sí, soy el Encomendero de Cochapetí y de Santa, como tengo numerosas  obligaciones, de las cuales las principales son enseñar la doctrina cristiana y defender a mis encomendados, así como defender y ayudar a multiplicar mis bienes, yo y mi hijo primogénito nos dirigimos a Caraz donde vive mi hermano. Se despidieron y prosiguieron viaje.
 Cerca avistaron manadas de reses que apacentaban los verdes ichos. Joseph disminuyó el paso y dijo.
- Estas extensas praderas son fuente inagotable de riqueza ganadera y en sus lomas se encuentran enterrados los minerales y metales codiciados.
- Papá Joseph, ¿Ud. coonoce estos parajes?
-¡Sí, hijo!... He recorridolo los dominios de Chjoquiricay, Waras y Huaylas.
- ¡Puedes describirlos, papá?
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- ¡Escucha! Estamos recorriendo el Callejón de Huaylas  que es un paraiso terrenal, un premio de Dios a la laboriosidad  de sus habitantes. Es cuna de la agricultura donde se domesticó al chocho alrededor de la Cueva de Guitarreros, ubicada en la Cordillera Negra y a orillas del Hatun Mayu.
A lo largo de este valle existen comarrcas con características propias que se alinean, de sur a norte, de la siguiente manera: Rapish pampa, Ricuay, Waras, Qallwash, Yungay y Huaylas y concluye en el Cañón del Patoq. Dentro de estas poblaciones, Caraz es la más importante, es la tierra de doña Inés Huaylas, la esposa del Marquez Francisco Pizarro.”
Como las acémilas se cansaron, se apearon, aflojaron las cinchas y colgaron las bridas y tuvieron que viajar largos trechos a pie y cuando se detuvieron en la noche, los pies estaban hinchados y tenían mal aspecto y al acostarse su padre le aplicó un ungüento a las partes laceradas.
Cuando reanudaron la marcha, se dieron cuenta que habían dejado atrás la región de cactus, mitos y tunales y que entraban a una tierra poblada por árboles frutales y retamales. Con el sol que zambullía su candente anatomía en la inmensidad de los mares, padre e hijo acamparon en una meseta y. mientras los caballos apacentaban, comieron su fiambre y cuando llegó el momento de reiniciar el viaje, un «correo» o «emisario», recorredor de distancias a caballo, transportando mensajes en forma de cartas, saludó y se detuvo ante la solicitud de Joseph que le invitó sunos pan es y después de un breve diálogo, le entregó un mensaje para su hermano, que se encontraba a dos días de jornada.
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sufrida en el tobillo derecho a raíz de la golpiza recibida del capataz anterior, un mestizo acholado, un peón llamado Zenaido Huerta, se le acercó a dialogar.
- Me han dicho que estás muy animoso, debes estar contento que no te hayan  matado. Podrían haberlo hecho; estaban en su derecho, igual que cuando este blanco me rompió el brazo, porque me cansé de tocar el violín.
Hay una ley que prohíbe enseñar a escribir y leer a un nativo o que se le  dé un libro. Hay incluso una ley que prohíbe que los nativos toquen instrumentos musicales, porque dicen que esa afición es de gente ociosa y a los españoles no les agrada que la gente pierda su tiempo en actividades  artístico  - culturales.
- Estoy moviendo los brazos para volver a tocar el violín - le dijo mientras trenzaba las hojas de las mazorcas - . Con un poco de suerte, el amo me va a comprar para hacerme trabajar. He tocado el  violín por todas las Vertientes del Pacífico, ganando dinero para el amo y para mí.
Una de las principales formas de empleo de la fuerza de trabajo de los nativos ancashinos, por parte de los españoles, fue la que se conoce como encomienda. Era una institución que estableció que el Dr. Neponceno,  tenía a su disposición centenar de indios con sus caciques para que le pagasen tributos y le sirvieran. La figura del cacique o personaje principal de los poblados era muy importante porque solía ser el intermediario entre el encomendero y los nativos, especialmente en la cuestión de los tributos.
La encomienda fue un instrumento muy eficaz para consolidar el dominio del territorio porque encuadraba y organizaba a la población nativa como mano de obra forzada. La encomienda fue un medio empleado por la Corona para recompensar a los que habían prestado servicios importantes, y contribuido a la conquista y, además, para fijar a la población europea en el continente.
La obligación del servicio personal permitía al encomendero emplear a los nativos en el servicio doméstico de su casa y en un sin fín de tareas de ayuda, en las labores agrícolas y ganaderas y hasta en las de tipo artesanal, especialmente en la rama textil, la construcción de barcos y empleados en ingenios de azúcar y cosecha del maíz. Otra de las tareas era la del hortelano.
Una mujer delgada, robusta y agraciada de piel tostada, con mandil blanco, de rostro severo  aunque no desagradable, entró llevando un recipiente con agua. A Juan Carlos le pareció reconocerla y haberla visto. Inclinada sobre él, con un pocillo le daba de beber agua fresca y cristalina.
Ella se encogió de hombros y se puso en cuclillas y le puso un trapo húmedo y fresco sobre la frente y los paños tibios sobre el tobillo derecho; sabía que toda fuente de calor produce efecto de vasodilatación, ayuda al flujo de sangre y de esa manera sana la herida más rápido  y por consecuencia baja la inflamación.
Empezó a preguntarse  ¿Dónde estoy? Esta no era su choza y por los sonidos  de que ingresaban de fuera y las voces de mestizos que pasaban se dieron cuenta que estaba en otra hacienda.
Se negó a probar bocado alguno hasta que se fue la mujer, entonces comió rápidamente, pues quería recobrar las fuerzas perdidas. A los pocos días ya caminaba con soltura, libremente por todo el cuarto.
Retornó la cocinera y al notar que Juan Carlos consumió el plato en un  santiamén, le dijo:
- ¡Qué bien¡ Pronto te recuperarás, si es que ingieres los alimentos con agrado.
- Buena señora. Dime  ¡Por favor! ... ¿cuándo y cómo llegué?
- Te trajo el patrón, cargado en un burro y te dejó aquí, en la puerta, de la casa hacienda, ordenándome que te atendiera.
- ¡Muchas gracias por su atención!
- Le pedí a Walter que me ayudara y él fue quien, después de lavarte la herida con zumo de Ruki, logró coagular la hemorragia de sangre que manaba por la herida abierta que tenías en la articulación del peroné y de la tibia, en el lugar donde la pierna se une con los huesos del pie, formando una protuberancia llamado tobillo que  te separó con un tajo de cuchillo de matar chancho; luego de lavarte la herida con agua de Llantén te vendé, haciendo tiras de mi blusa y el resultado ya lo ves.

73.- ZENAIDO MILLA EL VIOLINISTA
Cuando Juan Carlos se encontraba convaleciente de la amputación

CAPITULO V
VIA CRUCIS DE JUAN CARLOS ALICANTE

Pishtacos venden a Juan Carlos
44.- EN LA HACIENDA DE  DON HONORATO RODRÍGUEZ
El Sol se tornaba púrpura en el horizonte cuando  Juan Carlos notó la presencia de la casa hacienda de Canyas Bamba, cerca de Caraz y escuchó el tañido de campanas que comunicaba la llegada del hermano y sobrino del hacendado.
Impresionaron, a los trabajadores de la hacienda, al ingresar en caballos de silla de andar suave y de caminar a cuatro tiempos, que se lucían con el control de los jinetes con sombrero de paja, camisa y pantalón blanco con poncho habano.
Desmontaron de sus jamelgos y Joseph se abrazó con su hermano Honorato dándose palmadas afectuosas. Su tío, alto, fortachón y pulcro en la conversación, tan parecido a su padre, abrazó a Juan Carlos y le dio la bienvenida.
Entre amistosos codazos y empujones, Juan Carlos fue presentado a una cantidad interminable de adolescentes de la hacienda. Probó la carne de venado asado y notó que la comida era buena, pero no tan sabrosa como la que  preparaban las madres de Chopi Cancha, para la Fiesta de las Cosechas.
Tratándose de una celebración de bienvenida, los visitantes se reunieron alrededor de varias fogatas y Juan Carlos corrió a reunirse con su padre, justo para  la plegaria al Divino Hacedor.
La campanas que colgaban del campanario construido con piedras labradas, trasmitió la noticia. El grupo de recepción preparado  para  la bienvenida, lo integraban Jordán y  Salomón, caporales de la hacienda. El ama de llaves, el mayordomo, el capataz y los representantes de las familias, que trabajaban en el inmenso patrimonio, se acercaron a la capilla con balcones apenas redondeados con pocos adornos en la ornamentación de las columnas, sin dejar las características propias del barroco y se ubicaron delante de la Cruz familiar, para  recibir al cantor, un blanco de ojos azules con barbas albas largas, que rápidamente bendijo al grupo.

45.- “WAMANPA HUPAYNIN
- El Callejón de Huaylas es la zona  más propicia que existe,  es el trabajar; “Shami”, ven; “Aku”, vamos,  que eran las palabra más utilizadas por los del lugar.

69.- VARIAS OCUPACIONES
Igual que en su aldea, vio que los varones secaban alimentos almacenados para su preparación y alimentación diaria, las mujeres cortaban alfalfa y formaban manojos; en cambio otras extendían ramas de orégano, hierba luisa, menta, ocas y mashwas para que se deshidrataran con el sol. Los niños recogían musgos y lo remojaban con agua hirviendo, luego lo secaban,  aunque él no tenía idea   para qué.
Cada vez que pasaba por el corral se le revolvía el estómago cuando veía extrayendo tocos de los pozos; pero lo que realmente le ponía enfermo era ver como exprimían los pezones de la vaca recién parida y bebían, al instante, la leche corta sanguinolenta.
Cuando terminaban la última de estas tareas, Juan Carlos con algunos peones reparaba las cercas, mientras las mujeres realizaban la limpieza en la “Casa Blanca”  del hacendado y finalmente de sus propias chozas.
Una noche, después de dormir un rato, se despertó y no podía reconciliar con el sueño, como  solía pasarle  a menudo; se sentó y se quedó mirando la oscuridad, sintiendo que de alguna manera era la voluntad del Patrón Apóstol Santiago que estuviera en ese lugar, entre los miembros de una gran familia mestiza, cuyas raíces se remontaban  a  sus antepasados que a diferencia de él,  no sabían quiénes eran ni de dónde venían.
Un domingo, todos los trabajadores de la hacienda, sin distinción de razas y situación de trabajo, comieron y bebieron hasta hartarse. Don Zenaido, viejo violinista, que rezaba responsos durante los velorios y entierros, afinó su violín, instrumento musical con cuatro cuerdas, y empezó a ejecutar un yaraví muy triste raspando la cuerda con un arco, accesorio con cerda y los nativos empezaron a cantar:
Hasta cuando este valle de lágrimas
a donde yo  nunca dije que me trajeran,
de codos, todos bañados con lágrimas
repetimos cabizbajo y vencidos:
¡Hasta cuando  la cena miserable durará?
  Poco después, cuando varió de tema, todos bailaron,  salvajemente, como queriendo  expandir los sufrimientos y privaciones,  lejos de sus seres queridos.

70.- TRATO DE HACENDADOS CON PISHTACOS
El tobillo izquierdo, de Juan Carlos, se le había supurado de tal forma que todo el grillete de hierro estaba cubierto con un líquido amarillento, de aspecto enfermizo y la manera  en que cojeaba hizo que,  finalmente, el capataz se fijara en él y retirándose del lugar ordenó a su ayudante Ildefonso que le sacara los grilletes.
Cuando se propuso a cumplir la orden,  se desplomó sin hacer ruido, a raíz de un "ataque epiléptico". Sufrió  convulsiones y movimientos corporales incontrolables de forma repetitiva. Esta situación fue aprovechada por  Juan Carlos que le ató las muñecas y el tobillo. Cogiendo un cuchillo de cocina, que lo tenía escondido debajo de su pantalón,  luchó contra el impulso de clavárselo, no se trataba del odiado Pishtaco  que le había raptado.
Ahora sabía muchas cosas acerca de la tierra de los hacendados. Tenía una casona de mayor monumentalidad entre las diferentes formas de hábitat rural de las encomiendas. Estaba asociada a una gran explotación agraria y la granja de carácter puramente agrícola, en la que el dueño tenía su vivienda. La Hacienda era una expresión de poder y posición social. El hacendado hacía trato con los pishtacos para proveerse de grasa humana para sus molinos y de esclavos para las faenas en la hacienda.

71.- MONÓLOGO ANTES ANTES DEL SUEÑO
Sin pronunciar palabra alguna, hacía todo lo que le ordenaban. Cuando terminaba el día, arrastraba su profunda melancolía del campo a la oscura choza, donde monologaba antes de reconciliar con el sueño:
“Papá – decía- estos blancos son peores que nosotros. Sus huesos, su sangre, sus tendones, sus manos y sus pies no les pertenecen.
“¡Madre! - solía decir- Las mujeres de aquí se ponen llicllas sobre el sombrero que cubre la cabeza, pero no saben trenzar sus cabellos; casi todo lo que cocinan contiene pelos y muchas se han acostado con desconocidos y por eso sus hijos solo llevan apellido materno”. Y también hablaba con sus hermanos Juan Diego, Juan Samuel y  Juan  Pantaleón, diciéndoles que “ni el más sabio de los ancianos podría convencerles de lo importante que es darse cuenta de  que ni el peor de los animales salvajes era tan peligroso como el pishtaco que maltrata y degüella a sus semejantes.
Una de las principales cosechas de la hacienda era la papa que finalizaba con  la concentración de gentes de estancias vecinas que como pago, por su trabajo, removían el calpal  y las papas encontradas eran ensacadas y llevadas a sus comarcas. La pachamanca era preparada por mozos, en hornos  con “Kurpa”, (terrones de tierra) con puertas de piedras rectangulares.
 Generalmente se preparaba un saco de papa de seis arrobas, un carnero o pierna de res bien aderezada y servían  con huacatay.
 Juan Carlos llenaba la bolsa, dos veces por día, como la mayoría, pero había algunos que, para complacer al capataz, agachaban más la espalda y el cuerpo para vaciar tres sacos.

72.- LA AMPUTACION DEL TOBILLO
Juan Carlos, cuando abrió  los ojos se puso a contemplar una telaraña que colgaba del techo y cuando empezó a elevar su oración al patrón Shanticho se abrió la puerta con un fuerte chirrido. Al levantar su cuerpo, pudo distinguir la presencia de un  hombre blanco, con barbas espesas y  bigotes cuyas puntas asemejaban cuernos de res, con puntas dirigidas hacia los ojos, nunca le había visto. Ingresó portando en la mano derecha un maletín negro.
Juan Carlos intentó levantarse, pero le fue imposible, apenas podía  moverse y sentía un dolor fuerte en el pie izquierdo; y, mientras observaba al personaje extraño, éste llamó en voz alta - ¡Sinforosa!
En la punta flameaba una floración en forma de penacho o plumero, las corontas crecían en las axilas de las grandes y alargadas hojas, que se convertían después en mazorcas llenas de granos formados en hileras.
 Como tantas veces en la prisión de los pishtacos, Juan Carlos pasó la noche  visualizando las escenas de su tierra natal, hasta que finalmente cerró las pestañas y quedó profundamente dormido.

68.- EL QUECHUA PARA ESCAPAR
Cada día que transcurría, los grilletes que rodeaban sus tobillos hacían que su movimiento fuera más difícil y doloroso. Cada mañana, poco después de que sonara la campana, Juan Carlos salía cojeando de la choza para observar a los extraños nativos que salían de sus chozas con cara de dormidos y para despertar se mojaban con el agua que discurría por la acequia que pasaba por la cabecera de los sembríos.
Un día, descubrió que la cocinera  preparaba la ración de los peones, cortando la pierna de carnero en pedazos con un cuchillo grande y afilado,  de inmediato planeó lo que podría hacer si lo tuviera en sus manos, cuando oyó un aullido penetrante fuera de la casa hacienda. Casi saltó de su asiento para arrebatarle el cuchillo y dirigirse al lugar de donde había salido el anuncio de un zorro.
Todas las noches, antes de reconciliar con el sueño, pensaba como huir de esa aborrecida hacienda para retornar a la de su padre que era un edén, donde los nativos recibían un trato adecuado, de acuerdo a las normas de las encomiendas.
Recordó, con tristeza, que su padre le había prohibido hablar el quechua, cuando niño, manifestándole que era un idioma de una raza avasallada. En las circunstancias en que se encontraba se dio cuenta de que tendría que aprender ese idioma, para lograr conocer la forma de vida de los trabajadores de la zona desconocida y poder huir con más seguridad.
Sin que nadie lo supiera, ya reconocía algunas palabras como: ”Wayi”, casa; “woqi”,hermano; ”mishti”,gato;” aku”,vamos;” markatam kutita muna”; Quiero retornar a mi tierra; y preferentemente “ aumi tayta”, sí padre; “Mamay”, mi madre; “Shumaq china”, mujer bonita; ”Uriashun”, Hay  que conjunto de todas las cuencas hidrográficas que tienen su origen en la cordillera negra y blanca, cuyas aguas desembocan en el Océano Pacífico. Recibe a todos los buscadores de paisajes, sondeadores de minerales y de riquezas culturales andinas; su parque cuenta con más de cuatrocientas lagunas que juegan un papel de composición en la economía.
La Semana Santa, en Caraz,  es uno de los sucesos más importantes, cuando se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo. Se participa en multitudinarias procesiones, desde el Domingo de Ramos hasta el Sábado Gloria.- Le siguió narrando las bondades del Callejón de Huaylas  uno de los caporales de su tío Honorato.
Después del Domingo de Ramos, en la tarde, Juan Carlos visitó las fundos de Mato y Santa Cruz,  en cada uno de esos lugares, los caporales y su familia le recibieron con brazos abiertos y papitas tiernas sancochadas  con quesito fresco, picante de cuy, sopa de harina de habas, entre otros potajes excelentes que le transportaron al pasado de su niñez.
El Jueves Santo, de madrugada, se dirigió a Tumshukayko, zona arqueológica ubicada a 1 km al norte de la ciudad de Caraz. Proponen los arqueólogos que el sitio pertenece al Pre cerámico Tardío con evidencias de ocupaciones tardías de la cultura Choqui Recuay o  Huaylas, en el periodo denominado Intermedio Temprano.
Embelesado recreó sus ojos y quedó impregnado de paisajes espaciales, andenerías, fachadas del templo pre hispano, sementeras, patoo, Kuri kashakuna, ovejas, reses, picaflores, perdices y gorriones.
Como en sueños, súbitamente, se le apareció un joven desconocido, aunque su estatura no alcanzaba el metro y medio, su porte no dejaba de ser elegante, exaltando su presencia; bajo su sacón abrochado y con el cuello levantado, un cuerpo elástico en su caminar ligero, de pasos largos y apresurados. Se paró frente a Juan y haciendo una venia reverencial le saludó muy atentamente.
-   Tenga buenos días “Amauta”.
-  Buenos días, jovencito. ¿Con quién tengo el gusto de conversar? -  preguntó.
- Me llaman, desde los tiempos pre incas, “Nina Wanka Yaku Puma”.- le contestó.
- ¿Qué haces por estos parajes? – interrogó, sorprendido.
- ¡Muchas cosas!... Por ejemplo dar noticias.- contestó y prosiguió.
- Los trabajadores de la hacienda de Santa Cruz, a raíz de un robo sufrido anoche, han decidido rastrear a los animales sustraídos y capturar a los abigeos.
- ¡Cómo me agradaría  participar de esa pesquisa!; pero, mañana retorno a mis tierras de las Vertientes del Pacífico. Con la emoción que afloraba de sus labios delgados, le dijo:
- La noticia de su retorno es muy buena y gustoso le acompañaría, con la condición de recorrer los lugares, sin revelar mi presencia.- Contestó.
- ¡Prometido!
 En el patio del templo pre inca, alfombrado por pajonales verde amarillos, ante la convocatoria cabalística de Nina Wanka, se apareció un ave gigante que se posó sobre una piedra. Subieron, se sentaron cómodamente. La nave se elevó, trasmontó la Cordillera Negra y en minutos recorrió el espacio vertentino, las playas de Huarmey y Santa. Nina Wanka habló.
- En tiempos inmemoriales, “Tsakmakoq”, importante Dios agrario, puso a los hombres en el mundo para que trabajen y lo adoren. Estos primeros pobladores fueron invadidos por las tribus salvajes de los “wankurkuna”, dedicados  al torcelado y enrollado de hilos de lana de alpaca y vicuña, que    provocaron el caos y el desorden.
Mama “Killa” para liberar a su pueblo envió a su hijo “Waman”  para que reordene el imperio de los “warakayoqkuna”, hombres diestros en el manejo de la honda, con estrategias diplomáticas sin emplear la fuerza. Este  es capturado por la tribu y sometido a trabajos forzados en condición de cautivo.
“Turmanyé”, princesa muy hermosa y de buen corazón, que  se dedicaba ayudar a las personas afligidas sumergidas en el zanjón de la desgracia, conoce al cautivo  y se enamora de su belleza espiritual reflejada a través de sus ojos pequeños y su cuerpo atlético.
escopeta cuyo eco fue perdiéndose en la profundidad del espacio. La sorpresa hizo que su rodilla se doblara y cayera de bruces sobre una alfombra de piedras puntiagudas del sendero.
Al rato, sintió que se acercaban, por entre las  malezas, directamente hacia él. Logró arrodillarse  justo cuando  dos perros saltaron sobre él ladrando, baboseando y mordisqueándole hasta revolverle por el suelo y luego tomaron distancia para volver a cargar sobre él.
Tenía los ojos cerrados y el cuerpo bañado con sangre cuando la puerta de la pequeña habitación se abrió, con un crujido estremecedor; vio al jinete que le impactó dos punta pies en el vientre, el mismo que había lanzado la piedra a su espalda y logrado capturarlo.
El jinete le echo una manta sobre el  cuerpo y se fue, dando un portazo. Se quedó dormido hasta que le asestaron una patada en la costilla que le obligó abrir los ojos, de par en par, con una maldición.

67.- JUAN CARLOS PEON DE HACIENDA
Había soñado cosas alentadoras que le motivó levantarse y dirigirse a la puerta, donde  la fuerza de la luz del sol le cegó al principio, pero al cabo de un momento empezó a divisar unos nativos que caminaban en fila seguido por un capataz mestizo a “caballo”.
Le condujeron a otra choza y allí, una viejita irritada y de pasos ligeros y firmes le puso delante un recipiente aplanado lleno de comida, cuyo aderezó era apetecible y tentador.
Empezaron a caminar y a cada paso que daba Juan Carlos sentía que los grilletes se le clavaban en la piel; tenía los tobillos heridos y de ellos manaba sangre. Oyó unos ladridos a lo lejos. Se estremeció al pensar que los perros  que le habían seguido el rastro y le habían atacado se acercaban. De pronto pensó en su “Pichis”, que había muerto peleando contra los hombres que le habían secuestrado en Chopi kancha.
Llegó al lugar poblado por una variedad de maíz, originaria de los Andes peruanos, única en el mundo por poseer la coronta y los granos de un color morado característico, debido al pigmento que poseía, que tenía el tallo macizo y erguido que alcanzaba la altura de tres a cuatro metros, en cuya Apenas sus plantas hollaron el piso, con los pies entumidos, empezó a correr hacia el bosque y cuando el jinete blanco volteó no percibió figura humana alguna. Sorprendido, pidió ayuda.
Después de  cruzar un pequeño riachuelo, agotado y cansado se arrimó al tronco de un árbol y se quedó escuchando el canto de los grillos, el aleteo de los búhos y el ladrido de los perros a la distancia.
Cuando el oriente empezaba lentamente a aclarar,  Juan Carlos bebió  agua del riachuelo que pasaba por debajo de la tupida maleza y se lavó ´la cara y desperezo sus brazos y piernas.
Apartado de la Casa Grande y cuando pensaba que estaba lejos de sus perseguidores, escuchó una voz potente.
-“¡Sal con las manos en alto¡ No intentes nada, porque te tengo apuntado con la escopeta”.
La voz retumbó como trueno y una piedra se estrelló en la espalda de Juan Carlos, dejándolo sin aliento. Se incorporó y salió tambaleando. Fue atado del cuello y conducido, a trote de caballo. Pese a la caminata ligera, estaba aterido de frío cuando llegaron a la puerta de la Casa grande. El jinete se apeó,  inclinándose se puso en cuclillas, varias veces para desentumecerse, momento que Juan Carlos utilizó para subirse al caballo  y emprender su segunda huida.
Distante, temeroso de que fuera descubierto, se apeó y arrojando piedras alejó al caballo que siguió trotando por el sendero, seguido por el ladrido de un perro.
Juan Carlos se deslizó como una sombra, alejándose del camino. Corrió agazapado, rompiendo con las pisadas los helados tallos de ichos resecos que le aguijoneaban las pantorrillas. Hizo un gran esfuerzo para no gritar de alegría, pues se sentía libre.

66.- LOS PERROS  CAPTURAN A JUAN CARLOS
Todo estaba en calma, excepto el silbido de su propio aliento y eso le  recordó largas vigilias  en Chopi Cancha junto a su fiel “Pichis”.
Poniéndose en pie, de un salto, empezó a correr,  entre el  Chamizal  como se lo permitía  su agotamiento y cojera; escuchó una detonación de Para profundizar su amor y vivir felices en otros lares, a ocultas hacen el amor y planifican huir, pero son sorprendidos, capturados, torturados y castigados.
“Waman”, Halcón,  es quemado vivo y deja a “Turmanye” con dos hijos: “Piquis” y “Pariash”, Pequeño y Gorrión; el primero muere y el segundo, se enfrenta a los conchucanos que asesinaron a su padre. Provisto de una honda los ataca, los derrota y reconquista el territorio.  Le pide a la diosa suprema que envíe más hombres para que repueblen la tierra. Mientras tanto, yo el Espíritu de Waman me trasladé a las Vertientes del Pacífico, del reino de Huaylas, para apoyar a “Warakayoq”.
-  Historia impresionante y ejemplar.- contestó Juan Carlos.
- Soy el gigante “Wamanpa Hupaynin”, Espíritu del Halcón, elemento de transporte, en tiempos inmemoriales, del monarca “Warakayoq”. Estoy dispuesto a servirle porque siempre he estado al lado de causas justas.-manifestó.                                     
 El  rapaz que se encontraba  frente a Juan Carlos, con su estampa impresionante, le dejó pasmado, al decir:
- Mi primer objetivo es seguir a los rastreadores y estar en contacto con todos aquellos que van a prestar apoyo para encontrar a los comuneros extraviados y de acuerdo a las circunstancias tomar las medidas más adecuadas.- Al retirarse, le dejó la palabra clave de “Hupaykuna” para  contactarse con ellos, en cualquier momento y circunstancia.
Dejaron en claro que entre ellos serían visibles, pero para otras personas imperceptibles, lo que facilitaría  los trabajos de investigación.

46. - EL PUMA Y EL CARNERITO
Un día domingo, formalizaron una excursión para conocer las inmediaciones de la hacienda y salieron a dar un paseo a caballo.
De pronto se encontraron en la meseta extensa de origen precámbrico, cubierta por sedimentos paleozoicos y mesozoicos. El sector por donde recorrieron tenía derrames de lava y basaltos procedentes de grandes volcanes actualmente inactivos. Entre las especies de fauna  destacaban los auquénidos como la vicuña y la taruca; entre las aves se distinguían el cóndor andino y halcones; en las lagunas muy alcalinas nadaban y volaban las wachwas y patos  silvestres.
El silencio del campo se vio interrumpido  por el feroz ladrido de los perros pastores y el balido agudo y aterrorizado de un carnerito.
Vieron en el extremo de las altas yerbas un gran puma que soltaba un carnerito de sus fauces,  para embestir contra los perros. Cuando un can fue arrojado lejos, los pastorcillos se fueron detrás de las ovejas de su pertenencia, mientras Juan Carlos se dirigió,  ciegamente, hacia el carnerito.
El puma, al distinguir a Juan Carlos y don Teobaldo que se acercaban, retrocedió y girando sobre sí  mismo  se retiró hacia el bosque, seguido por la jauría  de perros enfurecidos. El carnívoro se detuvo, volteo y en fracción de segundos, saltó sobre el primer sabueso y cogiéndolo del cuello le destrozó las vértebras, salpicando con sangre abundante las paredes rocosas del sendero.
Juan Carlos vio  a los muchachos que le rodearon. Miraban a los perros destrozados y heridos que aullando pedían auxilio de sus amos. El carnerito, con el cuello destrozado, quedó estirado en el sendero.
- ¿Te sientes bien?- preguntó don Honorato.
- Si tío, respondió Juan Carlos.
De retorno a la costa, recorrieron el puente colgante, en la parte estrecha del Cañón del Patoq, que les permitió tocar ambas cordilleras a la vez y visitaron los pueblos de Yuracmarca, Cascada, Huallanca, Yuracmarca y  los valles inmensos  de Chuquicara, Vinzos y Rinconada.
Joseph y su hijo llegaron a la hacienda  del valle de Santa donde fueron recepcionados con júbilo y después del baño repareador fueron agasajados con  un banquete reparador.

47.- DESPEDIDA DE LA ESCUELA Y DE PONCHO NEGRO
Juan Carlos había cumplido sus  dieciocho años y sus compañeros de estudios estaban a punto de completar la educación secundaria, que recibían dos veces por día, desde sus diecisiete años.
El amauta, de pie, anunció que haría preguntas a sus discípulos. A Juan José le tocó primero.
con cabida de  desarrollar las capacidades y cualidades físicas para realizar con éxito las actividades en una hacienda.
Los factores que le ayudaron fueron la muestra genética del mestizo blanco con ojos azules y fortaleza de nativo que le confirió un color de piel determinado,  condicionando la calidad de músculos, huesos, tendones, etc. de manera que Juan Carlos era muy flexible, fuerte y veloz.
Por lo tanto era posible que una persona con una carga genética muy buena tuviera la capacidad de ser capataz  y conducir una hacienda por un buen destino.
Juan Carlos con las manos atadas, cabalgó una mula y partió detrás de un jinete que cabalgaba un potro negro con albos blancos, de paso llano.
Después de dos horas, llegó a ver una gran casa blanca con tejado rojo, rodeado por un muro de adobes y una espesa arboleda.
Se le hizo un nudo en el estómago. ¿Qué sucedería ahora, en el nombre de Santiago el Apóstol? ¿Sería allí donde se le degollaría para sacarle la grasa del cuerpo?... Cerró los ojos y se quedó inmóvil.
65.-  HUIDA DE JUAN CARLOS
En el silencio de la noche, cuando todo estaba en calma, la soledad se apoderó de Juan Carlos y se impregnó para envolverlo con su alma.  Le llegaban los recuerdos de su niñez, adolescencia y juventud. Las penas que en su corazón se clavaban eran pensamientos que dolían; y las sombras que del cielo bajaban, recorrían caminos largos, pedregosos y contemplar cimas muy altas y sueños fracturados detenía su pensamiento.  Pero siempre estaba la  luz, con su resplandor de esperanzas, que destellaban del  cielo rayos de amor que acarician el alma.
A medida que las acémilas se acercaban, Juan Carlos empezó a escudriñar en la oscuridad, distinguiendo, apenas, a un costado de la Casa Grande, una arboleda espesa, percibida con nitidez, momentos antes.
- ¡Sooo¡ dijo el jinete blanco y cuando se paró su caballo, se apeó y acercándose  a Juan Carlos le desató las ataduras de las manos y le ordenó.
- ¡Baja despacio¡ …¡Ya llegamos ¡ Aquí serás bien tratado, porque el amo que te ha comprado requiere de un buen capataz.
El caldo de res con papa sancochada fue devorado, al instante. Nadie dijo palabra alguna, presentían que algo malo les esperaba, después de tanta atención.

64.- SUBASTA DE  GRASAS Y VENTA DE JUAN CARLOS
Justo después del desayuno, a indicación de Graciela, los reclutados pasaron a una salita pequeña, donde continuaron apretujados.
Tratando inútilmente de entender lo que decían, Juan Carlos escuchó los extraños gritos: “¡De físico perfecto! ... ¡De mucho espíritu!” Después de un breve intervalo, otras voces interrumpían con fuertes exclamaciones: “¡Trescientos cincuenta! ¡Cuatrocientos! ¡Quinientos!” y el que tenía voz potente gritó.
- “¡Que sean seiscientos!
- ¡Mírenle! ¡Tiene buena grasa y nalgas como de una mula!”
Juan Carlos estaba tan insensibilizado por el terror que casi no se dio cuenta de la presencia de Graciela.
- Salga señor Juan, le ha llegado el turno.
 Hizo caso omiso, cuando ingresaron dos  mozos fornidos con palos de lloque en las manos y sintió que lo subieron a un podio, ubicado en el centro del patio. Quiso cruzar miradas con sus compañeros de infortunio; pero, estaban agachados.
Le abrieron los labios apretados para examinarle los dientes y con las manos exploraron  su cuerpo: la espalda, el pecho, las axilas y los genitales. Se le notaba lo suficientemente fuerte, guapo, delicado, macizo con una facción enmarcada por una cabellera ondulada y barbas rubias espesas.
- ¡Setecientos cincuenta! – dijo alguien.
Repitió el grito varias veces y luego dijo:
-¡Ochocientos ¡”, hasta que alguien le hizo eco entre la multitud. Y luego, antes que pudiera añadir nada más, alguien gritó:
- ¡Dos mil quinientas cincuenta! No se oyó más gritos.
El ganador de la subasta acababa comprar a Juan Carlos a un precio altísimo por  su capacidad de realizar esfuerzos físicos con vigor y efectividad, retardando la aparición de la fatiga y previniendo las lesiones y - ¿Cuál fue la profesión de tus antepasados?
- Hace cientos de años, en Cochapetí, mis antepasados por línea materna fueron guerreros, cazadores y agricultores; sus mujeres se dedicaban a trabajos de  alfarería y tejidos, organizaron la producción de diversos productos.
 Cuando leyeron el pasaje bíblico que juzga el comportamiento humano, que incluye el trabajo: Deut 24,14-15: “No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus hermanos o un forastero que residen en tu tierra, en tus ciudades. El mismo día le darás su salario, y el sol no se pondrá sobre esta deuda, porque es pobre y de ese salario depende su vida. Así no clamará contra ti a Yahveh, y no te cargarás con un pecado”. El maestro les dio la mano, anunciando que la educación primaria había sido reforzada.
Los muchachos habían terminado de estudiar la educación secundaria, etapa difícil. Las madres  destaparon  los recipientes  y calabazas que habían llevado, repleto de manjares deliciosos. La ceremonia de fin de curso culminó en una fiesta en que se comió a discreción.
 Juan Carlos percibió los pasos de alguien que caminaba; un momento después, su corazón pareció detenerse; le cogieron por las muñecas y lo alzaron violentamente del banco para sacarle por la puerta del yachay wasi. Se sintió rodeado por música estridente y la gente chillaba cuando él y sus compañeros  nerviosos, marchaban delante y detrás de un hombre atlético, con  poncho negro con listones rojos y blancos. Sabían que dejaban atrás  mucho más que a su padre y a su madre, a sus hermanos  y la comarca de su nacimiento y eso les llenó de tristeza y de terror. Sabían que era inevitable y que algún día volverían hecho hombre.

48.- A TRAVÉS Y DESPUÉS DEL PONCHO NEGRO
- Han salido de Chopi Kancha como niños, dijo en voz alta el Instructor. Si quieren regresar como hombres, tendrán que olvidar sus temores, porque una persona con  miedo es una persona débil y una persona débil es un peligro para su familia, para su aldea y para su sociedad.
Cuando todos estuvieron alineados, el instructor les anunció que estaban a punto de iniciar una incursión nocturna por el bosque  circundante.
Recorrieron días y noches soportando el clima de montaña con diferentes variaciones de  sequedad atmosférica, calor intenso insoportable en el día y frío en la noche con fuertes vientos,  precipitaciones estivales de lluvia, granizo y nieve.
Los muchachos tenían grandes ampollas en los pies, labios resecos y cuarteados, el cutis rosado y escozor en el cuerpo por varios días de sudor y polvo. Sentados, junto al arroyo, empezaron a mirarse a la luz de la luna; más que asustados, estaban demasiado cansados y desganados para hablar.
Durante las seis noches siguientes se sucedieron las marchas, cada una más larga que la anterior. El dolor de los pies ampollados  era terrible, pero hacia la cuarta noche Juan Carlos descubrió que en cierto modo no le importaba el dolor porque se sentía orgulloso.
La séptima noche coincidió  con la primera lección personal del  instructor que les mostró como los hombres, en los barrancos de los contra fuertes andinos, utilizaban las estrellas para guiarse, y nunca se perdían.
Para el segundo año de entrenamiento, el instructor internalizó tanta práctica en las técnicas de supervivencia en los bosques como en la aldea. Todos podían seguir las huellas invisibles de los animales.

49.- LA LECCION DE LOS LUCHADORES
El instructor, una mañana, les dijo a todos los miembros del grupo de adolescentes:- Estáis dejando de ser niños al convertirse en hombres.
Era la primera vez que el instructor utilizaba la palabra “hombre”.
Cuando  el Instructor se hubo ido, Juan Carlos se quedó dormido en su choza pensando en la gran cantidad de cosas que había aprendido:
El calentamiento del cuerpo, periodo de preparación, que es beneficioso para una actividad de educación física permite un mayor disfrute y una progresión más rápida para que el cuerpo se encuentre en la mejor condición para:
dándoles la espalda.
-  Levántese para servirnos el desayuno que he preparado para esta mañana especial. – Diciendo les dio la espalda y salió hacia el comedor.
Se sentaron alrededor de la mesa y se sirvieron tamales con leche fresca y panecillos preparados en el horno familiar. La petición de manos es un tema de importancia de todas las mujeres, siempre se imaginan de aquel momento histórico de su vida y no se trata de un cuento de hadas, porque la realidad es muy diferente a lo pensado, sin embargo, fue un momento crucial en la vida de Juan y Mika.
- Hijos, todas las mujeres o la inmensa mayoría, siempre nos imaginamos del momento  histórico de  nuestra vida, con la petición de manos, como ustedes lo han hecho y recibir el consentimiento  para contraer matrimonio; y lo único que importa es que ese día sea el inició de una vida nueva para ambos. Yo les doy mi consentimiento.
La pareja  derramó lágrimas de felicidad y abrazó a María Jesús, pronunciando: !Gracias mamá, Dios nos bendiga.
Planificaron dar aviso a la tía Flor, a papá Joseph Rodríguez y a  sus hermanos Juan Diego, Juan Samuel  y  Juan  Pantaleón.
Juan Carlos, manifestó que siendo muy necesaria la leña para la fiesta de matrimonio, al día siguiente se dirigiría a los bosques de “Asiaq”, para ordenar a los peones el corte de chachacomas secos y utilizar, posteriormente, para la preparación de panes, roscas, panetones y potajes para el banquete de la fiesta nupcial. .. “
 Una manera de recordarse y que dentro de su ser seguía existiendo la pasión por el ser amado a quien abandonó, en vísperas de su matrimonió, por obra de los malditos pishtacos,  para despertarse de nuevo, con la invitación de la dama que les proporcionó jabones y toallas para asearse.
- Sírvanse pasar al comedor, que ya conocen, a servirse sus alimentos calientitos para que puedan recuperar las energías perdidas.
Juan Carlos, al pasar cerca de la buenamoza, le dijo.
- ¿Te conozco?
¡Claro¡ ... Soy Graciela de Chopi Cancha.- El diálogo no continuó por la presencia del Pistacho mayor.
Una voz dijo:
Que pase a mi dormitorio! .- La ama de llaves la dijo:
-Pase Ud. señora.
Ella ingresó al dormitorio donde lo encontró descansando después  un trajín agotador del día.
Se sentó en una silla reclinable, teniendo al frente un reloj de pared, cuyo péndulo acompasaba el latir de su corazón enamorado. Vestía una blusa blanca y una falda de seda mora. Juan podía adivinar por la presencia de la mitad de los senos que no llevaba sujetador, así que su pasión  fue subiendo poco a poco. Tras conversar, durante un rato, su miembro viril abultaba la frazada, así que puso sus manos sobre sus piernas para ocultar.
Ella le pidió que  quite sus manos y acercándose se sentó  a su lado y se introdujo a su lecho y se dio cuenta de cómo estaba y le dijo:
-¡Has puesto tus manos para esconder que lo tienes parado?
Juan se puso colorado y no sabía qué hacer ni como disimular y dijo:
-Lo siento mucho Mika, pero, ella respondió sin dejar terminar la expresión.
 - No puede ser que un joven como tú se fije en una viuda como yo. Además te estimo y por eso tejí y te obsequié la bolsa de viaje que está  a nuestro lado. Un poco sonrojada, le comentó que solo una vez había practicado el sexo con su esposo.
 Muy confundido  la atrajo a su pecho y con su mano izquierda recorrió  el bosque espeso y notó que brotaba un manantial tibio del pozo escondido entre pajonales  Ella misma se quitó la blusa y quedó como Eva pegada al árbol del bien y del mal. Todo transcurrió y concluyó en un compromiso de matrimonio que se llevaría a cabo lo más pronto posible.
Concluido el encuentro, muy felices, acordaron dar noticias ala mamá de Juan y comunicarle el deseo inmenso de contraer matrimonio. La pareja, muy complacida, cerró sus párpados para apagar la realidad, dejando que los ojos miren hacia adentro a quien uno imagina ser, a quien se quiere ser.
Estaban profundamente dormidos cuando llegó María Jesús, la mamá de Juan Carlos que enterada de la visita nocturna que tuvo su hijo y como conocía el comportamiento y sabía del sentimiento de su amiga Mika dijo,
- Agarrar el brazo del rival y voltear bruscamente sobre su rodilla o su hombro para dañarlo y así debilitarlo antes de realizar una sumisión.
- Agarrar el brazo del oponente y pasar una pierna por encima de él; saltar y dar un brusco giro asegurando el brazo con las piernas para llevar al oponente de espaldas al piso,  obligándole a rodar frontalmente o haciéndole caer hacia atrás.
- Agarrar el brazo del rival, pasarlo por encima de su hombro y tirar de él hacia delante para voltearlo sobre el piso.
Un movimiento donde se pone la cabeza bajo el hombro del rival y levantarlo y dejar caer en su baja región del abdomen" o en su entrepierna en la rodilla del atacante.

50.- RETORNO A  CHOPI KANCHA
Había llegado el momento de la circuncisión, que purificaba al muchacho  y le preparaba para ser padre  de muchos hijos, consistía en jalar el prepucio desde la cabeza del pene y sujetarlo con una abrazadera y el procedimiento duraba un cuarto de hora.
Cuando el sol llegaba a su posición del medio día, uno de los asistentes  del instructor ordenó al grupo, como de costumbre, que se alineara, cosa que los muchachos hicieron con rapidez habitual.
Dos personas, enrollaron una tira de tela con una pasta verde hecha de hojas machacadas alrededor de la cabeza del pene erecto de cada muchacho.
- Dentro de poco no vais a sentir nada en el falo, - les dijo el Instructor, ordenando que volvieran a sus chozas.
Sintió un dolor cortante, fue mucho peor de lo que se había imaginado, aunque sin la pasta hubiera sido terrible. Al instante le vendaron fuertemente y un asistente le ayudó a salir. No se atrevían a mirarse. Pero la cosa que más temían había pasado.
- Cuando regreséis a casa - dijo el Instructor- empezareis a servir a Chopi Kancha como sus ojos y oídos. Deberéis montar guardia, más allá de la cerca, para ver si se acerca algún abigeo u otros maleantes; y en los campos como centinelas, para proteger la cosecha de la rapacidad de los animales. También tendréis que inspeccionar las ollas donde cocinan las mujeres para comprobar que las mantienen limpias y deberéis reprenderlas muy severamente si encontráis sucias o llenas de insectos.
Era el momento de abandonar el lugar de entrenamiento.
- Hombres de Chopi Kancha, regresad a vuestra waranga.- Les dijo el Instructor.
Por un momento se quedaron inmóviles. Luego salieron gritando de alegría y abrazaron al Instructor y a sus asistentes,  que simularon ofenderse por tal impertinencia.

51.- CASA PROPIA
Las mujeres gritaban de alegría y todos salían corriendo de sus chozas, riendo, bailando y aplaudiendo al grupo de Juan Carlos que había cumplido diecisiete años, formaban parte del cuarto grupo  y entraban a la aldea al romper el alba. Los nuevos hombrees caminaban lentamente, con lo que ellos suponían un andar digno, sin hablar ni sonreír.
- ¿Dónde está mi padre?- preguntó por fin.
- Está en el valle de Santa. Se fue con tu tía Flor Azucena y sus hijos Juan Diego, Juan Samuel y  Juan  Pantaleón.- dijo su madre, María Jesús.
Durante el almuerzo María Jesús, muy emocionada le  comentó a su hijo.
- Juan Carlitos, mientras estudiabas, internado en el Yachay wasi, mandé construir una vivienda señorial para ti, hijo, como premio a tu comportamiento ejemplar.
- Mamita, quiero conocer y tomar posesión de mi vivienda, que como madre ejemplar has mandado construir.
- Hijo, los peones que terminen de amueblar, te pido un poco de paciencia, cenaremos en tu mansión.
Juan Carlos, al final de la tarde, cuando caminaba a su casa nueva, oyó un ruido familiar: ovejas balando, perros ladrando y niños gritando.
-   Hijo he aquí tu vivienda. Observaron la fachada e ingresaron, era una vivienda suntuosa, con aspecto lujoso y zonas de recreo, edificio aislado, con jardín y comodidades.
-   Se pusieron de pie. Aurelio, el jefe de los pishtacos, ordenó ponerse en fila para ingresar a la celda, donde pasarían la noche hasta la hora de la subasta. Juan Carlos, que había escuchado  la conversación, gritó indignado.
- Nosotros gente mestiza, algunos hijos de  españoles y otros descendiente de curacas no merecemos este trato que no alcanzamos a entender. No terminó de expresar su pensamiento cuando le asestaron una fuerte  patada en las costillas que le dejó sin aliento. Sus compañeros, muy indignados, tuvieron que llevarlo a la  posada.
Juan Carlos, al recobrar el conocimiento, se abrazó a sus rodillas y se mantuvo en silencio. Tenía los ojos cerrados como si estuvieran paralizados.
En un rincón, las cinco mujeres, en plenitud de su juventud, con caderas, bustos y hombros bien formados, dialogaban  muy bajito arropándose  del frío con sus hombros temblorosos.
Juan Carlos sintió el impulso salvaje de huir, pero los guardias que se encontraban en la puerta de la habitación y en el pasadizo, portaban escopetas y látigos. Juan Carlos se quedó convertido en estatua de piedra, parecía el Wanka de Chavín y sin capacidad de razonamiento. Pensaba que la casa estaría rodeada por paredes altas y los portones  con candados y guardias. Sintió que se acercaba el alba cuando de repente oyó  dentro de su cabeza, como tantas veces durante el entrenamiento, la potente y aguda voz del Instructor: “Es bueno que el hombre estudie y aprenda de los animales”.
Pasaron los minutos convertidos en horas infinitas de angustia y recordación…Finalmente, Juan Carlos Rodríguez  Qoyllur,  volvió a dormirse, profundamente y soñó una relación coital con su amada Micaela.
Tenía treinta años y se llamaba Micaela Salas, mujer campesina inteligente de contextura delgada, sembradora del campo de la vida con bondad y  amistad. En su parcela poblaba la enredadera del trabajo  y deshierbaba la envidia.
Un día, decidió visitar a Juan Carlos y tocó la puerta de su vivienda.
La ama de llaves, abrió la puerta y preguntó
- ¿A quién busca?
caminaban respirando aire fresco encerrado por horizontes nevados, devorando fantasías y nostalgias   y dibujando  la libertad del viento   conscientes de verse, pronto, frente a otros espejos. ¡Cristo sudaba junto a ellos y cerca  al calvario!
Agotado,  Juan Carlos interrogó al Pistacho mayor.
¿Cuándo va a finalizar nuestro viaje?
- ¡Hoy mismo¡- Preocupado Juan Carlos dijo:
- ¿Nos van dejar en libertad?
- No sea ingenuo. ¿Tanto trabajo e inversión por gusto?
- ¿Entonces?
- Dentro de dos horas, llegaremos a una hacienda y allí serán vendidos al mejor postor.
Juan José enmudeció y siguió marcando su paso lento y cansado.
A la media noche, llegaron a su destino, según manifestó el pishtaco mayor. Ingresaron a un ambiente con varias mesas y asientos confortables, donde se sentaron y empezaron a alisarse los cabellos y ponerse presentables.
En la puerta de entrada se ubicaron  hombres armados y dieron paso a los pishtacos que se ubicaron en una mesa amplia, alrededor de la cual bebieron  y comieron entre risas y sonrisas, satisfechos  de la primera tarea cumplida. También los secuestrados ingirieron comidas frescas calientitas y  tuvieron abundante chicha para calmar la sed de varios días.     
Intercambiaron algunas bromitas, muy despacito,  entre las más jovencitas, olvidándose del estado en que se encontraban y sin presagiar lo que más tarde les esperaba.
El viaje había terminado y habían sobrevivido a los malos tratos  y las caminatas largas, por senderos desconocidos y difíciles de reconocer. De pronto, la alegría que brillaba en sus ojos fue opacándose. Juan Carlos presentía que algo peor, de lo sucedido, se aproximaba.

63.- ES BUENO  APRENDER DE LOS ANIMALES
Concluida la cena nutritiva, a la orden de Atanacio, pishtacho mayor,
-Al día siguiente, después de las oraciones del Ángelus, la mesera sirvió el desayuno y María Jesús llamó a su hijo al comedor con mesa de roble y sillas con respaldo en retícula; los ventanales estaban recubiertos con paneles de material vegetal llamado abaca. El recipiente estaba lleno de ponche de chicha con panes, papas y queso sobre la mesa. Juan Carlos se limitó a mostrarle su agradecimiento y se puso a comer con satisfacción, porque  distinguió profundo cariño de su madre que acababa de regalarle una mansión y se sirvió, junto al ser querido, el primer desayuno con muestra de recóndita alegría.
Después del desayuno  se unió a sus compañeros en la tarea de ser ojos y oídos de la comarca; tan notoria fue la actividad que los mayores se sentían satisfechos. Las mujeres apenas podían darse la vuelta sin encontrar a uno de los nuevos hombres que les obsequie una sonrisa o un saludo cortés.

52.- DONCELLAS CASADERAS
Al irse al entrenamiento habían dejado a un grupo de niñas  flaquitas que se reían por nada y que jugaban igual que ellos. Pero al regresar, después de  cuatro años, las  encontraron ya señoritas, con la que habían crecido, se pavoneaban por todas partes, moviendo las manos y los brazos para mostrar sus aretes, collares y pulseras recién adquiridos.
Por las mañanas, al despertarse Juan Carlos sentía que su falo estaba tan duro como su pulgar,  sentía algo distinto, fuerte y  no podía evitar meter la mano debajo de las sábanas, tampoco podía dejar de pensar en ciertas cosas que él  y sus compañeros habían oído acerca de penes que se metían dentro de la vagina de las mujeres.
Jacinto, mestizo fibroso de nariz aguileña, brazos largos y caminar pasmoso, una noche, junto a la fogata, en el patio de la escuela les contó algunas de sus experiencias sexuales y aclaró que  a las hembras la primera vez les duele la penetración del pene y les provoca hemorragia.
El callado y siempre aislado Jabico, cuyos padres eran cuidador de sementeras  que no tenían vivienda fija y construían sus chozas en las

cabeceras de las cementeras y cuya familia cocinaba, criaban cuyes, dormían y comían en una choza sin compartimientos, narró lo siguiente:
”Probablemente tengan muchas dudas sobre las relaciones sexuales. Cada experiencia es diferente, por lo que no todos pueden sentir lo mismo durante su primera vez que es un momento muy especial de nuestra vida. Llegar a tener un placer es complicado en este primer momento de hacer el amor, puesto que seguramente los nervios y el miedo por si vas a tener dolor impidan que puedas conseguir el placer que sí que obtendrás las próximas veces que tengas relaciones sexuales. Eso será porque ya habrás aprendido un poco más a cómo hacer el amor y, poco a poco, irás perdiendo el miedo al dolor y a la vergüenza, haciendo que puedas disfrutar mucho más de la experiencia, quizás obteniendo también más placer durante el sexo.
La primera vez es un un momento muy especial, pero que los nervios y el miedo al dolor te jueguen una mala pasada es lo más normal del mundo. Por eso es recomendable que esta primera vez de hacer el amor sea con una persona con la que tengas total confianza, de este modo podrás reducir los nervios ligeramente y también el miedo al dolor si puedes confiar en ella.
Además, tener relaciones sexuales con alguien con quien sientes algo especial crea un vínculo más fuerte entre vosotros, por lo que intenta que sea un momento único en tu vida y no simplemente haberlo hecho con una persona porque no lo habías hecho antes. No tengas entonces prisa en perder tu virginidad. Cada uno lo hace cuando le llega el momento adecuado y si esperas seguramente disfrutes más de la experiencia.

53.- AMIGOS DE AVENTURA EXITOSA
Un día, antes del desayuno, Juan Carlos cogió una bolsa bellamente tejida que le había regalado doña Micaela Salas, “Mika”, una de las viudas agraciadas  de Chopi Kancha, y la colgó  de una repisa con cuernos de venado, cerca de la puerta de su vivienda, donde su madre se daría cuenta de la presencia, pues  tropezó con ella. La viuda parecía algo más joven que María Jesús; ya no lloraba, su dolor se había evaporado y sus lágrimas se habían escurrido. La presencia de Juan Carlos era la razón de su existir, su consuelo cuando lloraba y su alegría cuando reía.
Pero, peor aún que los piojos y las ratas era el dolor que sentía en los hombros, en los codos y en las caderas, después de semanas de  refregarse contra las duras y ásperas paredes de adobes y el piso pedregoso sobre las que yacían. Había visto la carne viva de los demás, en esos mismos lugares, y sus gritos se unían a los suyos cuando recibían la visita  fuera de lo acostumbrado.
El olor del aire fresco le penetró a Juan Carlos desde los pies hasta la cabeza y luego cuando se sentó a descansar, parecía recuperar las fuerzas perdidas  por los malos tratos de los malditos abigeos.
 Cada vez eran menos los que podían caminar y los pishtacos se vieron obligados ayudarles a transitar por el serpenteante  y pedregoso sendero.
Oyó a las mujeres que gritaban y suplicaban a Dios que les salvara, pero a Juan Carlos no  le importaba quienes eran. Quería dejarse llevar hacia una somnolencia  lastimera,  llena de confusos recuerdos de su trabajo en los campos, allá en Chopi Kancha, de frondosas y verdes vegetaciones, de patas de venado trotando las cuestas, la sonrisa de las vizcachas masticando los haces de luz mañanero o del atardecer; cuyes chactados asándose sobre ardientes brazas, de  la mazamorra de calabazas con harina de trigo y chancaca y del humeante  café de cebada endulzado con miel de abeja.
Entre todos, sólo las mujeres que quedaban y los niños, parecían razonablemente sanos; a ellos no les habían golpeado ni permitido permanecer en la oscuridad, con la mugre, el hedor, los piojos, las pulgas, las ratas y el contagio.
La mayor de las mujeres se llamaba Matilde y era una nativa de Chopo Kancha. Poseía tanta dignidad y majestad que, aunque estaba ahí semi desnuda, actuaba como si la cubriera un manto. Los pishtacos que tanto la deseaban no le impedían moverse entre los varones secuestrados que yacían, cansados, en la vera de los caminos, diciéndoles palabras de consuelo y friccionándoles el pecho y la frente con hojas de sauce que crecían en los bordes del camino y bajaban la fiebre de la ardorosa frente.
Quietos, sin esperar la alegría; por encima de  pajonales y fangos ponían unos recipientes para recolectar la grasa de la persona. Esta grasa posiblemente era usada por la Santa Iglesia en Roma o en grandes inventos. Se desconoce para qué fines era usada la grasa. Como prueba de la existencia de este personaje, se utiliza el argumento de que se han encontrado estacas en cavernas donde quemaban a sus víctimas.
Papá estos criminales no pueden ser capturados por las autoridades y merecer el castigo por asesinos?
Si bien el pishtaco actúa de manera solitaria, recibe apoyo indirecto. La población está convencida de que el pishtaco es un agente del gobierno o que - pudiendo ser enviado de un país extranjero - cuenta con el respaldo de los poderes locales haciendo que este pueda gozar de total impunidad. Es esta la principal causa por la que la gente no se ha animado a denunciarlos, pues temen que al hacerlo sean castigados o desaparecidos por atentar contra los intereses económicos del estado. La imagen del pishtaco ha evolucionado dentro del imaginario colectivo, desde un sicario indígena durante el incario, hasta un gringo habilidoso en el oficio de degollar semejantes; pasando por tipos europeos. Al parecer refleja una metáfora con respecto a la explotación foránea de los lugareños.”
Al reaccionar del golpe artero sufrido, se dio cuenta, que estaba junto a unos asesinos y traficantes de grasas humanas.

62.- MESTIZOS Y NATIVOS ENTRE PISHTACOS
En el local, las mujeres dijeron con sus cantos que habían conseguido robar y esconder cuchillos y otros objetos que podían usarse como armas para atacar a sus captores y huir.
Los que creían que era prudente esperar un poco más eran conducidos por el hombre de tez mestiza, al que  habían castigado por estrangular a una doncella, después de violarla.
Cuando abrían la puerta de la entrada e ingresaban al hediondo aposento, gritando y blandiendo los látigos, Juan Carlos se quedaba inmóvil, como un animal de la selva, pensaba en lo que les dijo el  Instructor durante el entrenamiento: “el cazador debe aprender lo que  Dios ha enseñado a los animales: “A esconderse y a observar a los cazadores que quieren matarlo”.
Mika recordaba, que cuando contrajo matrimonio, su novio, un joven pastor le pidió colocarse boca arriba con ambas piernas levantadas y él se colocó encima. Ella puso sus piernas sobre los hombros de su viril esposo, provocando un placer tan intenso e íntimo, repetidas veces, hasta que se quedaron dormidos. El se levantó a prisa y salió de caza con su fusil retrocarga y jamás retornó.
Desde ese suceso infeliz, ella vivíó en el paraje de  Torkup, donde Juan Carlos siendo niño la visitaba con frecuencia, con motivo de controlar las reses de su familia y así   empezaron una relación amical  que les permitió jugar a las escondidas y tocamientos corporales ingenuos.
Juan Carlos se enfadó cuando sus compañeros, al enterarse del regalo que le había hecho la viuda, empezaron a  gastarle bromas  respecto al obsequio, ya que se trataba de una espléndida bolsa de fiambres, tejida a Kallwa con hilos de alpaca de triple trenzado, de colores variados y motivos incaicos: rayos, peces, estrellas y arco iris.
Ahora ya era un hombre, visitaba a sus amigos para pedirles que cuidaran su granja y que hicieran sus guardias. Juan Carlos recibió una información que en el río Quewap, límite de las warangas de Malvas y Cochapetí y muy cerca de Chopi Kancha, unos extraños habían descubierto una zona aurífera con pepitas de oro,  piezas naturales de oro nativo y que ecurso del agua a menudo concentraba las pepitas y eran recuperadas por personas extrañas,  nunca vistas en la zona. Planificó un viaje de aventura y llegado el momento, se dirigió por un sendero estrecho aromado por cantutas que descansaban sus flores multicolores sobre los  muros pétreos  de los cercos de las chacras.

54.- RETORNO CON PEPITAS DE ORO
Juan Carlos recorrió un buen trecho  en compañía de Arcadio, Basilio y Dulanto, tres  jóvenes, emprendedores y con espíritu  aventurero, naturales de  la pachac de Qarwanchi, con quienes se encontró en el trayecto por seguir la misma dirección. Era tan extraño que, aunque nunca habían compartido en reuniones familiares o sociales, actuaran como hermanos. Hablaban de manera diferente, pero por dentro eran iguales. Como ellos, él  había decidido dejar su aldea para probar fortuna antes de regresar al hogar para las grandes lluvias.
Más adelante, Juan Carlos vio frente a ellos a un anciano sentado  a un costado del camino, estaba recostado sobre una  carga de leña de chachacomo, reflejaba en su semblante qaue tuvo, en su pasado, horas tan bellas como tiene la tarde sus celajes y como tiene la noche sus estrellas; chacchaba la hoja verde de la coca  y aspiraba el humo ralo del cigarro. Se acercaron y se presentaron ante el abuelo y departieron los fiambres que llevaban, consistente en trozos de charqui de llama, papas amarillas y ocas sancochadas.
Don Constantino, que así se llamaba el anciano, les informó que en diferentes recodos del río Quewap se encontraban lavadores de oro,  tanto en territorio de Malvas como en el de Cochapetí.
Después de comer, siguieron caminando bajo el sol ardiente, gradualmente el paisaje cambiaba del amarillo del atardecer a rojos bermellones y naranjas del anochecer marino distante. Recorrieron aldeas rodeadas por saucos y pobladas por ganados ovinos y vacunos  donde,  igual que en Chopi Kancha, los niños corrían gritando, seguido por sus perros pastores.
A la caída del sol, llegaron a la aguada de Quewap donde vieron a extraños hombres y cerca de ellos se pusieron a trabajar. Laboraron tan febrilmente que no había tiempo para conversar.
 Los buscadores de oro recogían el metal precioso en el arroyo usando técnicas simples como el cribado, operación de clasificación que permite hacer una separación por tamaños del mineral mediante una criba, Instrumento para cernir compuesto por un marco al cual está asegurado un cuero o un tejido agujereado fino lo cual deja pasar los granos de dimensiones inferiores a su abertura, mientras los granos de dimensiones superiores son retenidos y evacuados separadamente.
Buscando oro, Juan Carlos se olvidó, incluso, de sus doloridos músculos. Cada precioso grano era colocado cuidadosamente en una bolsita de lana tejida a crochet por “Mika” y luego, cuando se llenaban, las amarraba con hilos adheridos a la Piksha.pishtacos, como carnes  deshidratadas, papas, ocas, cereales y queso. Pero había cientos de ellos que ayudaban a los malditos a quemar las aldeas y a capturar a sus pobladores.
Mientras Juan Carlos yacía en la oscuridad le parecía oír la voz de  su padre que, severamente, advertía a sus hermanos para que no se alejen solos nunca. Juan Carlos se maldecía no haber obedecido.
Pero,  repentinamente, el jefe de los pishtacos  habló en voz alta para que le oyeran todos:
- ¡Están aquí por voluntad de Dios y tienen que resignarse. La suerte está echada!                                                                                                                                                                              
- ¡Si esta es la voluntad de Dios, prefiero la voluntad del diablo! Respondió Juan Carlos que sintió un cachiporrazo sorpresivo y mortal que le sumió en profundo sueño.
“Frente a su padre Joseph, Juan Carlos sentado en un sillón Luis XIV, escucha: - El pishtaco no mata por el gusto de hacerlo, ni tampoco indiscriminadamente; ataca sólo a personas de bajos recursos, viajeros; al poblador común; se cree que es enviado por alguien poderoso, probablemente un extranjero, con un fin específico. Los cadáveres de sus víctimas son utilizados para extraerles la grasa y utilizarla en diversas cosas. Se han recopilado versiones bastante dispares sobre el uso de esta grasa humana, como lubricante para maquinarias de alta tecnología, para preparar jabones finos, ungüentos curativos, cremas de belleza, al parecer todas las versiones confluyen en la extracción de la grasa del cuerpo humano para comercializar con ella. Se dice que los colonizadores asentados en la zona andina asesinan a pobladores comunes, bajo cargos de herejía o desacato. Sin embargo, éstas son las únicas referencias que se tiene sobre este personaje ya que casi nunca se le ha visto. Uno de los más extendidos es que el pishtaco no andaba solo, siempre eran dos o más. Los pishtacos, cuentan los pobladores, que eran enviados del Vaticano (Roma) o personajes de poder, sus víctimas eran personas bien alimentadas, pero que vivían solas o que se encontraban en lugares solitarios, para que no imaginaran lo que realmente pasó con aquel individuo. Una vez muerta la persona, la llevaban a una caverna para luego colgarla y quemarla. Debajo
Al cabo de un rato se oyó cerca de los oídos un murmullo de voces; de repente, entre el griterío de los pishtacos, que iba en aumento, una de las muchachas, empezó protestar ante el abuso sexual de sus frenéticos guardianes. Luego se oyó un grito agónico que les heló la sangre.

61.- DE LA MISMA POBLACIÓN
De tiempo en tiempo, los pishtacos con dorsos desnudos, ingresaban a la hedionda oscuridad  para sacar los cubos con los excrementos acumulados en las esquinas de la habitación donde yacían los  prisioneros enfermos.
La última vez que estuvieron en el canchón, José Carlos Rodríguez había visto a un hombre que rengueaba porque tenía el pie infectado. El jefe de los pishtacos le había puesto grasa, pero no había servido de nada y ahora el hombre aullaba terriblemente en la oscura prisión.
De tiempo en tiempo, los prisioneros atados marchaban al canchón  como si formaran parte de un desfile y cuando volvían a la prisión, varios de los que hablaban castellano y quechua se las arreglaban para cambiarse de lugar y  facilitar  la traducción.
Las mujeres a través de sus cantos comunicaban que los raptores solían pelear entre ellos y se atacaban con malicia, por lo general cuando discutían acerca de cuál era el siguiente en usar a las mujeres.
Juan Carlos guardaba silencio en la habitación que facilitaba preguntar y hallar respuesta acerca de la casona abandonada. ¿Cuántos pistachos habrá ahí?” al cabo de un momento circulaba la noticia  por el nivel de Juan Carlos: “Creemos que son diez.”
Uno de los debates fue interrumpido repentinamente por la voz de un anciano que habló en quechua:
- ¡Escuchad! ¡Aunque venimos  de distintas comarcas de las Vertientes del Pacífico y hablamos distintos dialectos, hay que tener presente que somos de la misma raza! ¡En este lugar debemos estar todos unidos y con una sola idea de conseguir nuestra liberación!
Se enteraron que unos pocos abigeos suministraban mercancías a los Después de seis semanas, Juan Carlos se despidió  de sus amigos de aventura y cuando llegó a la aldea, un grupo de excitadas mujeres rodearon   a  su madre que les mostraba labores de tejido con diseños pre incas.
María Jesús, a la llegada de su hijo adorado, se levantó y luego de un abrazo y con mejillas empapadas con lágrimas, saludo a su primogénito  y corrió a la cocina y, en menos que canta un gallo, apareció con  una lapa de mazamorra de calabaza fresca y le ofreció, muy contenta.
 - Pase Ud. señora. – La condujo hasta la puerta alfombrada del dormitorio. Ella ingresó a la alcoba, donde lo encontró descansando, después  del trajín agotador del día.
Al entrar a la habitación, lo primero que vio fue la cama, sillones  y la ventana decorada con dibujitos y las cortinas con mariposas, flores, libélulas, hojas y setas. En las paredes de la habitacion colgaban cuadros al óleo de pintores famosos.
Se sentó en una silla reclinable, teniendo al frente un reloj de pared, cuyo péndulo acompasaba el latir de su corazón enamorado, vestía una blusa blanca y una falda de seda mora. Juan podía adivinar por la presencia de la mitad de los senos que no llevaba sujetador, así que su pasión fue subiendo poco a poco. Tras conversar durante un rato su miembro viril abultaba la frazada, así que puso sus manos sobre sus piernas para ocultar.
Ella le pidió que  quite sus manos y acercándose se sentó  a su lado y se introdujo a su lecho y se dio cuenta de cómo estaba y le dijo:
-¡Has puesto tus manos para esconder que lo tienes erecto?
Juan se puso colorado y no sabía qué hacer ni como disimular y se disculpó.
- Lo siento mucho Mika, pero.- Ella cortó sin dejar terminar la expresión.
- No puede ser que un joven como tú se fije en una viuda como yo. Además te estimo y por eso tejí y te obsequié la bolsa de viaje que está  a nuestro lado. Un poco sonrojada, le comentó que solo una vez había practicado el sexo con su esposo.
 Muy confundido  le atrajo a su pecho y con su mano izquierda recorrió  el bosque espeso y notó que brotaba un manantial tibio del pozo escondido entre pajonales.  Ella misma se quitó la blusa y quedó como Eva pegada al árbol del bien y del mal. Todo transcurrió y concluyó en un compromiso de matrimonio que se llevaría a cabo lo más pronto posible.

56.-  PETICIÓN DE MANO
Concluido el encuentro, muy felices, acordaron dar noticias a María Jesús y comunicarle el deseo inmenso de contraer matrimonio. La pareja, muy complacida, cerraron sus párpados para apagar la realidad, dejando que los ojos miren hacia adentro a quien uno imagina ser, a quien se quiere ser.
Estaban profundamente dormidos cuando ingresó María Jesús, la mamá de Juan Carlos.. quien enterada de la visita nocturna que tuvo su hijo y como conocía el comportamiento y sabía del sentimiento de su amiga Mika dijo, dándoles la espalda.
-  Levántese para servirnos el desayuno especia que he preparado. – Diciendo les dio la espalda y se dirigió hacia el comedor.
La parerja, se levantó  apresurada, se bañaron y fresquecitos pasaron al comedor y se ubicaron uno frente al otro, alrededor de la mesa de marmolina y se sirvieron revuelto de huevos con tostadas y café con leche, tamales y panecillos preparados en el horno familiar y tostadas de pan y mermelada con zumo de naranja.
La petición de manos es un tema de importancia de todas las mujeres, siempre se imaginan de aquel momento histórico de su vida y no se trata de un cuento de hadas, porque la realidad es muy diferente a lo pensado, sin embargo, fue un momento crucial en la vida de Juan y Mika.
- Hijos, todas las mujeres o la inmensa mayoría, siempre nos imaginamos del momento  histórico de  nuestra vida, con la petición de manos, como ustedes lo han hecho y recibir el consentimiento  para contraer matrimonio; y lo único que importa es que ese día sea el inició de una vida nueva para ambos. Yo les doy mi consentimiento.
La pareja  derramó lágrimas de felicidad y abrazó a María Jesús, pronunciando: !Gracias mamá, Dios nos bendiga.
Seguía  pensando en saltar y huir, pero al instante sus ojos se inundaban de lágrimas de frustración; sentía y luchaba contra ese sentimiento hasta que volvía a la calma.
Quedándose muy quieto,  escuchando la manera en que respiraban y roncaban como cebón los que estaban a su lado, Juan Carlos  había  llegado a saber si estaban dormidos o despiertos. Pero no tenía noción del tiempo. Los  orines, los vómitos y las heces se habían convertido en una pasta  untuosa que cubría el piso donde yacían.
Con la luz tenue del día  se podían ver que recorrían el ambiente en grupos de dos, metiendo rápidamente los azadones de comidas por doquier y echando la porquería por las ventanas cuando se llenaba el fragmento de vasijas.
Una vez notó algo raro, con la entrada de cuatro vigilantes, porque habitualmente ingresaban de dos en dos, se había redoblado el control. Muchos estaban parados delante suyo con el látigo en la mano, un machete y un cuchillo. Por las rendijas de  una ventana, Juan Carlos vio algo sorprendente. Una extensión increíble, interminable cubierta de ichus y pajonales  que ondeaban.- Dijo: ¡Cuánta belleza y hermosura¡ … ¡Sus canciones de amor el ave canta y en canciones de amor rompe la lira! Y  feliz entre las galas hacia otros mundos se transporta mi alma¡ El suelo palpita flores silvestres que embellece la flora andina ¡Con sus colores que mi pincel imitaba! Con fragancia de flores  confundida la canción del ave sube del suelo e  inagotable manantial de vida la bienhechora luz baja del cielo.
Durante la noche, un repentino coro de gritos les despertó. Cinco mujeres, la mayoría muy jóvenes y dos niños llegaron  desnudos y sin cadenas, desde el otro lado del cuarto, seguidos por dos pishtacos sonrientes, provistos de látigos. Juan Carlos reconoció inmediatamente a las muchachas que las vio danzar en la fiesta de la cosecha, en su pachac de Chopi Kancha.
Pronto se escuchó un nuevo disturbio, en el pasadizo, que parecía  distante y a los oídos experimentados informaron  que los pishtacos estaban llevando al cuarto de la casa abandonada a otros prisioneros aterrorizados.

Tú duermes cerca a la ventana,
y ofertas desnudez al recuerdo,
yo tiemblo cuando los pasos  muerdo
sintiendo que la muerte avecina.
Con una frecuencia regular, y por lo general de noche, los píshtacos, ladrones de ganados, conducían algún nuevo cautivo que chillaba y sollozaba de terror cuando le introducían a latigazos hasta el lugar donde  se encontraban otros prisioneros.
Juan Carlos sintió una vibración extraña, en la espalda desnuda producida por las duras y ásperas tablas sobre  las que dormía. Sintió que algo se le  endurecía, se le hinchaba dentro del pecho  y se quedaba helado, sollozando y suspirando desconsoladamente cuando se  abrió la portezuela y bajaron peroles de comida para calmar el hambre, entonces pensó en algo que había dicho su Inspector en el Yachay wasi: “Los guerreros y los cazadores deben comer bien para ser más fuertes que los demás”.
La comida siguiente fue muy tensa, parecía que los pishtacos se daban cuenta de que algo andaba mal, pues los latigazos caían con mayor frecuencia que nunca. Juan Carlos dio un salto y gritó al sentir un dolor cortante en las piernas. Había aprendido que si alguien no gritaba cuando le pegaban, le volvían a dar hasta que grite.

60.- TRATANDO DE COMUNICARSE
El ardor de las picaduras en todo el cuerpo y luego el desesperante escozor empezó a empeorar. En medio de la mugre se habían multiplicado los piojos y las pulgas y ahora pululaban por todo el ambiente.
Aunque no lo vemos, la piel contiene centenar de bacterias que conviven allí con  hongos y la mayoría de estos gérmenes son buenos para la piel de los humanos y de hecho se encargan de protegernos y de librarnos de los hongos que pueden ser dañinos. Algunas bacterias incluso ayudan a la humectación natural de la piel. Pero algunas veces las defensas naturales y propias del cuerpo no son suficientes para luchar contra esos hongos y es ahí en donde la suciedad y falta de aseo convocan a la muerte.
Planificaron dar aviso a la tía Flor, a papá Joseph Rodríguez y a  sus hermanos Juan Diego, Juan Samuel  y  Juan  Pantaleón.
Juan Carlos, manifestó que siendo muy necesaria la leña para la fiesta de matrimonio, al día siguiente se dirigiría a los bosques de “Asiaq”, para ordenar a los peones el corte de chachacomos secos para utilizar, posteriormente, en la preparación del bamquete nupcial.

57.- GRUÑIDO DE PERRO Y ATAQUE SALVAJE.
Llegado el momento, con Luna llena que aclaraba los senderos, Juan Carlos sacó del corral un alazán, de  impactante porte y envidiable trote de paso llano, lo ensilló, le puso la alforja conteniendo fiambre para un día de faena en el campo y llegado el momento cabalgó, con mucha agilidad y llegó a su destino, antes del alba.
Todo estaba tranquilo. La única señal de vida, en realidad, era la silueta de una persona proyectada por la  luz amarillenta que salía de la choza de un pastor, a lo lejos se movía,  probablemente para ahuyentar a los animales, tal vez una zorra que se acercaba demasiado a sus ovejas.
A medida que avanzaba por las yerbas mojadas, humedeciéndose las piernas con el rocío, Juan Carlos sintió el aroma familiar de amancayes, yarques y wamanripas, flores silvestres que poblaban lomadas tras lomadas de la extensión.
 Arriba, a una altura de cinco mil metros, los halcones trazaban círculos, en busca de palomas para abalanzarse sobre ellas, desnudarlas y comérselas, dejando como huella de su atentado un grupo de plumas de la sacrificada en el piso. Las zanjas junto a los sembrados estaban animadas por el croar de los sapos.
Llegó finalmente a la colina de donde se contemplaba el bosque donde los peones iban usar troncos del árbol tumbado para partir y convertirlo en decenas de cargas de leña.
Sorprendido, oyó el gruñido de un perro Girrrrr, el grito de un anciano y de repente, un ladrido lastimero Auuauuuuuu auuuuauuuu.
Instante que fue atacado por las sombras que no se dejaban ver y   levantándose con dificultad, debatiéndose salvajemente, tratando de esquivar los golpes, con el cuerpo sangrante, tambaleándose, furioso ante su propia impotencia, Juan Carlos cogió una rama, se irguió y rugió, echando palazos y golpes ciegos a diestra y siniestra.
Las lágrimas, la sangre y el sudor le impedían ver; estaba luchando con varios, no sólo por su vida sino también por la de su madre María Jesús y su novia la encantadora Mika.
Finalmente sintió que un pesado garrote se hundió en su cráneo que presionó su cerebro y rodó hacia el barranco de la inconsciencia.

58.- JUAN CARLOS REHÉN
Cuando  despertó, Juan Carlos pensaba que se había vuelto loco. Se encontraba tendido en un piso de tierra húmeda y pestilente rodeado por una oscuridad absoluta, con las muñecas amarradas detrás de su espalda. Afuera, la lluvia golpeaba el piso al resbalar por la  cubierta de tejas  y el frío congelaba su cuerpo que temblaba como si estuviera con terciana.
Sintió el roce de una rata de cola larga, anillada y desprovista de pelo; de cabeza pequeña, orejas tiesas, hocico puntiagudo lleno de bigotes que le olía la boca y temblando de asco, apretó desesperadamente  los dientes para capturarlo y la rata huyó.
Se abrió el portón seguido de un chirrido estremecedor que le permitió distinguir una forma oscura que se detuvo debajo del umbral, protegido por la noche. Pensó que había llegado su oportunidad. Saltó y le rodeó el cuello con sus brazos hercúleos, como le enseñó su instructor, ajustando, entre gritos y chillidos, estuvo a punto de ahogar a un hombre corpulento que con un fuerte tirón lo  lanzó al piso, donde quedó boqueando sangre.
Soportó los golpes y los latigazos que recibió en las costillas, la espalda, la cara, el estómago, la cabeza al tiempo que, irremediablemente, tuvo que someterse y prometer no causar alboroto con tal que respetaran su vida. Sintió que la sangre tibia chorreaba por su cara y  que una mano delicada   limpiaba todo su cuerpo que lanzaba gritos lastimeros de dolor.
En un ángulo oscuro de la habitación, un nativo manifestó que no se callaría y moriría peleando por su libertad; entonces unos enmascarados musculosos, le sometieron a un tormento ejemplar para el resto de los
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presos. Le ataron las manos a la espalda y le izaron mediante una polea,  situada en la parte céntrica del techo. Lo dejaron caer, repentinamente, sin que llegara a tocar el suelo. Esta estratagema  provocó el disloque de los brazos del rebelde y como seguía profiriendo palabras llenas de protesta e invocación, para que los demás prisioneros se levanten y peleen por su libertad, le pusieron un peso adicional, colgándoselo de los pies; y como siguió protestando, le ataron un peso a los testículos que se desprendieron y rodaron por el piso declive, causándole la muerte.
Frente al maltrato y asesinato, Juan Carlos sintió que su cuerpo se iba gota a gota; se resbalaban sus pies en el lodazal del piso.¡Se le iba todo! Se iba su voz, que anunciaba su don de campeón en el Yachay wasi. Se iban sus gestos que se devanaban, en lanzaderas, debajo de los ojos de Mika. Y se le iba la mirada que entregaba, cuando miraba sus labios y todo el santuario de su  cuerpo. Se iba de la civilización con su propio aliento, como humedad del cuerpo de su amada evaporada por la distancia y la ignorancia de no saber dónde estaba. Se iba con vigilia y con sueño. ¡Se le iba todo, se le iba la familia, su mansión, su amada tierra, su abolengo y  su patrón apóstol Santiago de Cochapetí con su fiesta de entrada de cargas, juegos artificiales, banquetes, tarde de toros, carrera de cintas  y partidos de futbol.

59.- RECLUSO EN UNA CASONA
Solo el ruido estridente de la portezuela de madera gruesa,  al abrirse, le indicaba si era de día o de noche. Cuando oía el ruido metálico del cerrojo, levantaba la cabeza y estaba allí interpretando el papel de un preso que no lo escogió y que se lo dieron un día  que fue a recoger leña  para la fiesta de su matrimonio, estaba allí rodeado por desconocidos. Estaba allí rodeado por centenar de almas que sufrían en su alma.
Estaba aislado del mundo que no sabía de su paradero. Estaba sin  luz que guíe sus manos rasgadas y la pluma sin tinta de su amnesia, llenando la cantemplora de su soledad sedienta.
Pobló su mente la imagen adorada de la joven  Mika e hilvanó un poema que tomó la forma siguiente:

 CAPITULO VI
LA PRIMOGÉNITA MARISOL CIELO


104.- MARISOL CIELO Y PETRONILA LA BRUJA
Doña Petronila Chavinpalpa, mujer destinada, por su amo, a recoger plantas  silvestres curativas, se volvió experta en curar los males y todos los domingos, en la noche, la visitaban en busca de sanación física y espiritual de ciertos males.
Petronila, conocida como Doña “Pitu”, escuchaba los problemas del enfermo y daba soluciones concretas a situaciones de la vida cotidiana, mediante la práctica de la oración y la  fe en Dios. Decía que los malos espíritus  atacan a las personas que tienen la sangre débil; y ella los vencía apoyada por un fuerte sustrato de índole mágico y mítico cuando trabajaba el rezando a Dios, la Virgen,   San Miguel, San Roque, San Antonio y San Francisco Solano. 
Marisol Cielo, por fin, después de amamantar a Jorge, dos veces más, antes del amanecer, caía en sueño profundo, hasta que la  despertaba  el tío Pompeyo que le tocaba la  puerta. Después de desayunar, lactaba a su  a su pequeño, antes de que llegara su hermana Santa Rodríguez para llevarle a uno de los sembrados. Había una cementera de maíz, otro de quinua y el tercero de alfalfa. El tío Pompeyo había construido un refugio  para el niño, hijo espurio del amo,  para que juegue y duerma.
El tío Pompeyo, una tarde, al ver que Marisol contenía el aliento, la interrogó.
- ¡ Pasa algo?
- Desde que llegué les oigo hablar de los toros bravos, nunca antes había escuchado.
- El versado del tema es este mestizo Miguel Caushi, que vive, come y duerme con los toros.
La señorita Margarita fue a su choza y retornó a los pocos minutos e impresionó a todos con el uso del reverso de una cucharita para hacer un puré de maíz.
Luego, cogiendo a Jorge y deosityando  sobre su falda, le dio de comer y todos quedaron  impresionados al ver que el niño  consumía todo, relamiendo para que le dieran más.

Al año, Jorge ya caminaba solo; a los quince meses iba de un lado a otro, contento por el placer de ser independiente. Ahora ya no quería que nadie lo cogiera,  a menos que tuviera sueño o no se sintiera bien, porque rebozaba de salud y crecía, gracias a que la señorita Margarita le alimentaba con lo  mejor de la cocina.
Marisol Cielo se acordó que tanto el tío Pompeyo y la señorita Margarita le habían dicho que la hermana Petronila sabía leer el futuro. Una tarde, sin que nadie se diera cuenta, acudió a la bruja y frente a ella se puso a llorar y contarle su desgracia.
- Soy una mujer sin nada ni nadie. Soy la que complace  al amo  en sus necesidades sexuales y nada recibo en pago. Tengo un hijo que teniendo padre es espurio. Como soy una mujer bien formada, mi amo cuando tiene invitados  me pone como plato favorito  para los hombres que la visitan. A mí me alquila para complacer las necesidades sensuales de los blancos.- Santa la dijo:
- Hija ten fe en mí que localizaré tus preocupaciones y dialogaré con los espíritus para que cambie tu suerte.- Diciendo le dio de beber unas pócimas, logrando desprender el espíritu del cuerpo en estado de vigilia y controló todas sus acciones; así,  pudo ver todo lo que los demás no ven, lo cual es sinónimo de conocer; fue capaz de subir al cielo, bajar al infierno y recorrer distancias en unos cuantos segundos y de comunicarse con los dioses, con los muertos, con los espíritus de otros hombres vivos.- Al final, muy agitada y sudorosa la dijo:
- Parece que la buena suerte se aproxima. Tu hijo logrará todo lo que se propone y tus descendientes serán libres y de las ramas de tu tronco, nacerán semillas fecundas que frutecerán en las letras, ciencias, artes y el conocimiento humano.
- De veras, mamita. ¿Será cierto lo que dices?..¿Se realizarán mis sueños?
- Sí hija, has nacido con buena estrella. Ten fortaleza. Tus males desaparearán y vivirás feliz.

105.- JORGE  CUMPLE CINCOS AÑOS Y  TRABAJA
Cuando cumplió tres años, Jorge empezó a mostrar una cierta disposición para “ayudar” a los adultos.
- ¡Dios mío trata de alcanzarme el agua y apenas puede levantar el balde!, dijo, riendo la señorita Margarita.
 Una noche, después de la cena, Jorgito le pregunta a su madre por sus abuelos y ella le respondió.
- Hijo, Tu abuelito Juan Carlos me contó que su padre fue el español Juan Joseph Alicante que, en 1714, logró apoderarse de un 80 % de las tierras pertenecientes a los ayllus de Qorpan,  Wankur y Pariash ubicados en la zona de las Vertientes del Pacífico, entre la fortaleza de Paramonga y el balneario de Tuquillo en Huarmey, aduciendo que eran sobrantes  de la distribución  de los repartimientos de Huaylas. No olvides que tu tatarabuelo fue español y encomendero.
Dueño de extensas propiedades, don Joseph se convirtió en dueño de vidas y haciendas. De tantas doncellas nativas, seleccionó a una bellísima dama descendiente del curaca Warakayoq, quien para contraer matrimonio religioso se bautizó con el nombre de María Jesús, de cuyo enlace nació un varón que fue rociado con el nombre de Juan Carlos, tu bisabuelo.
Por cosas del destino mi padre, siendo ya joven, cuando salió al campo por leña fue atacado, de sorpresa, por los degolladores de hombres, conocido como “Pishtacos”, le golpearon, encadenaron y lo vendieron a un hacendado blanco, llamado Neponceno González. El trató de escaparse en tres oportunidades y en las tres fue cogido, golpeado y mutilado.
- ¿Cuántos hijos tuvo mi bisabuelo?.- Respondió:
- Según costumbre española, la familia debería tener varios hijos, porque cada hijo venía al mundo con panes debajo de los brazos. Como la bella María Jesús, durante diez años no  pudo darle más hijos a su marido, Joseph optó por buscar  otra mujer y se alejó de Cochapetí dejando abandonados a su esposa e hijo.  María Jesús no volvió a casarse. Se dedicó, con mucho empeño al cuidado de su hijo Juan Carlos Rodríguez. La otra mujer le dio los siguientes hijos varones: Juan Diego, Juan Samuel y  Juan  Pantaleón y de  ellos nada sé.

106.- JORGE  LUÍS IMITADOR
Desde la fundación de Lima por los españoles, en la ciudad aparecIeron distintos personajes. Uno muy curioso y que permanecería por siglos fueron los mercachifles. Estos eran comerciantes que vendían todo tipo de telas y que andaban por las calles de la ciudad con atadillos al hombro. Iban diciendo: ''¡Coco a medio y cuartillo la vara! ¡Damasco para manteles y servilletas! ¡Bramante para sábanas!'' “Espejos y peines para embellecer su figura!
Entre los años 1700 y 1750, los mercachifles tuvieron un fuerte crecimiento debido a las reformas de la Corona Española, que recortaba el poder a los funcionarios. La importancia para la ciudad que tuvieron estos curiosos personajes le permitió al visitador español Areche en el año 1778 considerarlos entre los cinco grandes gremios y muchos visitaron las haciendas del Perú para efectuar la venta de sus mercaderías.
Cuando Jorge Luis cumplió los ocho años, el amo de la hacienda recibió como huésped a un  mercachifle que fue instalado junto al portón de ingreso  para que ofreciera sus productos  a los nativos y mestizos y cuando partió rumbo a otro pueblo, Jorge fue interrogado por el amo.
- ¿Qué haces tú para ganarte la ración, muchacho? Preguntó.
- Trabajo en el campo y ofrezco cachivaches como peines, binchas, espejos.- Sorprendido, el amo  le dijo:
- Bueno, vamos a oírte ofrecer mercancías. ¿Listo?- Con cinco pares de ojos clavados en él, Jorgito Luís dio un paso  adelante y anunció:
- Señores, señoras y público en general, conocedor de la valía de cada uno de ustedes y de las necesidades apremiantes que tienen, les he traído mercaderías  novedosas para que puedan adquirir. Tengo anillos, aretes, collares, peines para arreglar  sus cabellos maltratados por  el trabajo diario...También les traigo juguetes para sus niños y todo a precio de costo... compren que no se arrepentirán, porque son de buena calidad y de duración eterna... Haber usted ¿Qué le ofrezco?...Usted...Usted. Apúrense que se termina y no respondo, después cuando no hayan logrado comprar... ¡Gracias señores y señoras!
Nadie había oído reír de esa manera al amo Leonardo. El muchacho le había cautivado, pues le dio una palmada en la espalda y le dijo:
- Muchacho, ¡Vende mercancías  cuando quieras!
El amo Leonardo se fue a la Casa Grande, todavía riendo. Se dio la vuelta para mirar a Jorge Luís que estaba  parado, sonriente.
Jorge, frente a la multitud de trabajadores de la hacienda que hacían siesta  les contó lo que había leído en el “Mercurio Peruano”.
- “Un día domingo del año de 1820, un general patriota llamado San Martín envió al general Álvarez de Arenales al mando de una expedición para reivindicar los ideales independentistas en Huamanga, Jauja y Tarma. Meses después, en octubre, estableció la primera bandera y el primer escudo de armas del Perú independiente y desembarcó con su ejército en las playas de Ancón y ocupó Lima. Señores se acerca la libertad de nativos y mestizos del yugo español”. Se retiró ligero.
A medida que seguía creciendo Jorge Luís sus relaciones con el amo y la señorita Margarita se fueron tornando más íntimas. Un domingo, cuando ya anochecía, volvió a casa y contó a su mamá Marisol Cielo que había pasado la tarde  dialogando con el viejo que cuidaba los toros de lidia del amo.
- Le ayudé a juntar los terneros  y prepararlos para que embistan y luego nos pusimos a conversar.
Ella, en esos instantes, recordó lo que le dijo la adivinadora de suertes: “Sé que no quieres que vuelva a leerte el futuro, pero de todos modos voy a decir  acerca de tu Jorgito. Él no va a ser un mestizo común, porque estará en constante renovación, hasta que se muera.”

107.- JORGE  LUÍS AYUDANTE DE  MIGUEL REYES
Don Miguel Reyes Carhuapoma, era un hombre delgado, alto, nariz aguileña y cabellera lacia; su mirada era inquisidora que contrastaba con su piel morena, Tenía la sangre mezclada de nativo moche, negro bantú  y
blanco sevillano. Era un maltratador de animales y  amedrentador de su entorno, avisando de lo que les puede ocurrir también a ellos si no ceden a su trato.
Sabía que ningún animal mata por placer, sino siempre para sobrevivir; en cambio, el humano quiebra esta ley  que puede matar simplemente por placer, dejando atrás a la presa muerta.
- Se porta bien y es servicial, amo.- dijo el tío Miguel, concluyendo su descripción del muchacho que vivía con los demás peones, pero cuyo nombre no se había molestado en averiguar.
La primera mañana que Jorge Luís acudió a su nuevo trabajo, Miguel Reyes Carhuapoma le enseñó como juntar a los torillos, después  de separar de sus madres; luego agarrar una capa y torear, para que los becerros empiecen a cornear.
Leonardo recorría a caballo por el camino pedregoso hasta la zona de adiestramiento de los toros de pelea, Jorge procuraba pasar inadvertido, pues se había dado cuenta de que el amo le trataba ahora con mucha más frialdad.
Cuando el amo se hubo ido, dijo a Jorge con tono agrio:
- El amo dice que hace falta que estés todo el tiempo. Debe saber algo que yo no sé.
- Sí, señor- dijo Jorge Luís, tratando de mantener el rostro inexpresivo. ¿Dónde voy a dormir, tío Miguel?
Los dos días que tardaron en construir la pequeña choza,  Jorge empezó a dialogar con Miguel Reyes, como si siempre  se hubieran conocido.
- Tú vida tienen que ser esos torillos, hasta que sean como tu familia, muchacho. Dijo abruptamente una mañana. Era lo principal que quería inculcarle.
Pero, Jorge Luís no dijo nada, lo único que podía pensar era en lo que le había dicho su madre. El amo era su papá. Su papá era el amo. De ninguna de las dos maneras podía entenderlo.
Los mejores toros salen de la puna, con bravura en la sangre, que les viene de sus abuelos.
Desde que Jorge Luís cumplió catorce años, iba los domingos a visitar a su familia, en la que  incluía no sólo a su madre sino también a la señorita Margarita.
- ¡Yo te he limpiado  el culo y te he cambiado los pañales, así que no quiero verte haciéndote el importante! - Exclamo Margarita, simulando  ferocidad, un domingo por la mañana y Jorge Luís sonrió.
- No, señorita; yo no me hago el importante.
Estaban en Navidad,  la celebración pasó  inadvertida. Ahora que se acercaba la temporada de las corridas, los instintos de los toros estaban tan exacerbados que entre ellos se agarraban a cornadas, agitando a la manada y arañando el campo de ichos y tierra negra.
Con la primera luz del día, Miguel y Juan José, empezaron acorralar los quince torillos, finalmente seleccionados para las próximas temporadas que ya estaban programadas.
- ¿Vienes o te quedas?
A prisa, Jorge Luís cabalgó un alazán pequeño y galopó. El trotar de los cascos se mezclaba con el gorjeo contagioso de las aves.
- ¡Rodea al ternero para juntarlo al resto de las reses que pacen tranquilamente el alfalfar! - Gritó Miguel.
Entonces, rápidamente, Jorge y otros dos peones se pusieron a rodear y arrear al torillo de frente blanca y lograron ensamblar a la manada.
El amo Neponceno se acercó corriendo hacia el corral y observó, minuciosamente, a los torillos de años diferentes, contextura y porte admirables. Bajó a la arena y pidió que soltaran a Lucero. Cogió su manta de color rojo y se ubicó en un costado del ruedo y cuando el toro salió se puso en espera, con pose espectacular de torero.
-¡Olé, amo, olé¡
El Lucero, en la primera embestida, pasó de largo y cuando quiso retroceder, cayó de bruces, taponándose el hocico con tierra que mezclada con el moco formó un tapón oscuro que le hizo estornudar. Después de tres capas, ingresaron dos peones y sacaron del toril a Lucero, que salió bufando. El amo Nepomuceno, sacó un pañuelo blanco del bolsillo y se limpió el sudor.
- Es usted un genio, amo.- diciendo se acercó Jorge.
- Es una muestra para que  tú puedas perfeccionarlo y llegues a ser un buen preparador de toros de lidia.

108.- JORGE  LUIS Y CHAPI CASTAÑEDA
El amo se enteró que un mestizo renegado, llamado Demetrio Váscones, en Cotaparaco, tenía decenas de nativos, formando rondas campesinas, listos para matar a  los blancos que maltrataban a los hombres y mujeres de su raza
Jorge regresaba con sus cargas de heno y cuando terminó de contárselo, todo al tío  Miguel, sintiéndose un tanto ridículo, oyeron los trotes de un caballo que se dirigía a todo galope hacia ellos
- ¡Escucha, muchacho¡ Tú crees que eres algo especial para el amo, pero nada le importa  a un blanco  cuando está enojado o tiene miedo. No vayas a cometer el disparate de ir a alguna parte antes de que esto termine. ¿Me oyes? ¡A ninguna parte¡
Chapi Castañeda, una doncella atractiva de piel morena de silueta delgada y muslos contorneados, con un lunar redondito cerca de la nariz, debajo del ojo izquierdo; cabeza pequeña con cabellos ondulados que descansan sobre un cuello alargado; bustos prominentes y redondos que parecen escaparse por el escote de su blusa de seda color rosado; manos con dedos delgados y largos, adornados por una decena de anillos, no sólo parecía preocuparse por el color de su piel, sino  que, riéndose, le había confesado que su padre  era un capataz blanco que vivía en una gran hacienda de Casma, ubicada en el valle de Nepeña, donde cultivaba arroz y caña de azúcar y que tenía más de treinta nativos. Ella había nacido allí, y se había criado también hasta los 18 años, cuando los pishtachos la raptaron y la vendieron.
Justo cuando estaba a punto de abandonar su escondite y dirigirse de todas maneras a la choza de Chapi, vio que algo se movía cerca de él. Era ella que corría a abrazarle y apartándose en seguida.
-Tío Miguel hace mucho que estoy pensando en algo que puede ayudar a los toros  del  amo.
Empezó la temporada de 1823 y nadie parecía  darse cuenta la razón de por qué las corridas de toros habían aumentado en las haciendas, debido a los siguientes acontecimientos:
El 22 de noviembre de 1820, el coronel Campino, había proclamado, en la plaza de armas de Huaraz, la independencia del departamento de Huaylas.
 El 28 de julio de 1821, San Martín, en la plaza de Armas de Lima, proclamó la independencia del Perú.
El 10 de setiembre de 1823 llegó al Callao a bordo del Bergantín Chimborazo el general Simón Bolívar.
Los castillos anunciaron con salvas de artillería la presencia del Libertador en el primer puerto del Perú. Al momento de su desembarco fue recibido por el presidente Torre Tagle y en  las casas de Lima se izaron las banderas de Venezuela, Argentina, Chile y Perú.
El Congreso de la República, el 10 del mismo mes, decretó que el  Libertador asumía la suprema autoridad militar en toda la República. Este hecho hizo que  los españoles, criollos y mestizos consolidaran sus pensamientos de independencia y libertad que empezaron a desfogar en las fiestas patronales, con tardes de toros, peleas de gallos, bailes y jaranas.
- Jorge Luís, en las noches, cuando salgas hacer el amor, es mejor que te cuides, pues hay otros mestizos enamorados de tu chica. Le dijo el tío Miguel.
Por la noche, al fin, solo en su choza después de soportar la frialdad del tío Miguel, libre al fin de dar rienda suelta a su indignación, Jorge  maldijo a Chapi,  jurando que le dedicaría todas las atenciones a otra, aunque no merecía, a la que con seguridad sería más fiel.
Pero se acordó que le había dicho que se llamaba  Ofelia y que pertenecía al riquísimo hacendado Jeremías Inocente, dueño de más de un centenar de gallos de pelea o por lo menos eso era lo que se decía y cuya familia poseía enormes plantaciones de chirimoyas y paltas en las extensas tierras del valle de Fortaleza, cerca de Paramonga,  además de esa en el valle de Huarmey.
-
109.- JEREMÍAS QUIERE COMPRAR A JORGE LUIS
Una tarde, aprovechando la ausencia de Jorge Luís del potrero, Miguel sugirió algo importante a su amo Leonardo.
- Amo, Sin toros que den buen juego, el esfuerzo y la inversión en toreros y organización se pierde irremediablemente, decepcionando al público, echando por tierra la ilusión de un pueblo que se prepara durante todo el año para disfrutar de su tarde taurina. Sin toros bravos, íntegros, pujantes e incansables en sus embestidas, que pongan en riesgo a los toreros, no hay tauromaquia posible; esa es la ética de la fiesta brava.Ud. sabe que para las temporadas taurinas se seleccionan toros de casta y quedan algunos,  mejores que los escogidos. Yo creo que podría ganar más dinero si permite a Jorge encargarse de las tardes taurinas, menos importantes, en  pueblos donde celebran sus fiestas patronales.
- Bueno Miguel (murmuró el amo frotándose la barbilla). No veo ningún inconveniente. ¿Por qué no le encargas a participar en alguna fiesta patronal que celebran en las Vertientes del Pacífico con algunos torillos? Si le va bien, para las próximas temporadas podemos aceptar contratos.
 En la primera participación, al final de la tarde taurina  de la fiesta patronal de Santa Ana de Succha, Jorge Luís fue paseado en hombros en la plaza principal por la brillante faena lograda  con sus toros y toreros que el hacendado  Leonardo Gomero sintió tanta curiosidad por la  racha de victorias que lograba el muchacho y  decidió olvidar su restricción, auto impuesta, de no asistir a corridas inferiores.
- Señor Leonardo, voy a serte franco como un caballero y un torero a otro; acabo de perder a mi preparador, los cívicos lo detuvieron en una fiesta por pendenciero, desgraciadamente intentó huir y le metieron un par de balazos y está gravemente herido y no creo que se salve. He visto que tiene Ud. un preparador de toros, llamado Jorge Luís y como tiene a Pantaleón, hombre experimentado, le propongo un negocio.
-¿Cuál?
- Véndame a Jorge Luís.
- No vendo a mis preparadores, señor Jeremías. El rostro del hacendado mostró su desconsuelo.
El tío Miguel sabía muy bien que ese día llegaría, por eso el amo había preparado al muchacho, para que ocupara su lugar; pero no había imaginado  que la oportunidad llegaría tan pronto.

110.-  GILDA  Y JORGE
Después de más de una hora de caminata y de observar las nubes de la cálida mañana de febrero, el camino polvoriento delante de ellos o el monótono movimiento de los músculos de las ancas de las mulas, la repentina pregunta de don Leandro  le sorprendió a Jorge Luís.
- Muchacho, te voy decir algo. Has vivido en mi casa toda la vida, siempre con la barriga llena. No sabes lo que es vivir, medio muerto de hambre, robando la comida, con diez hermanos, tu madre y tu padre, durmiendo todos en un solo cuarto.
- No he pasado por esa situación, mi patrón.
- Ahorré todo lo que ganaba durante años, hasta que por fin me compré una pequeña hacienda con bosques de alisos y quenuales con un peón, llamado Jorge.
- ¿Por eso me puso el nombre de Jorge?
- Bueno, está bien no quisiera confesar que te has estado escabullendo de mi casa por las noches, pero sé que es natural y se dónde vas y con qué frecuencia. No quiero que los cívicos te maten como al mestizo del señor Jeremías;  Así que te diré lo que voy hacer muchacho.
-¿Qué va a hacer amo?
- Conoces a Gilda, ¿No es cierto?
- Amo no entiendo.- respondió  Jorge, seguro de entender bien.
 - Podemos traerla aquí, hacerle una choza. Jorge trató de hablar, pero no le salió nada. Por fin exclamó:
- ¡Sólo un gran patrón podría hacerlo así.
El amo Leandro gruño. Hizo un gesto con la mano.
- ¡Siempre que comprendas que tu trabajo está junto a Miguel¡
- ¡Por supuesto señor¡
Como frunciendo el ceño, el amo Leonardo le tocó con el índice.
- Cuando te hayan pescado, seré tu padrino ¡Y ojalá esa Gilda pueda reformarte¡
Jorge se había quedado sin palabras.

111.- MATRIMONIO DE JORGE LUÍS CON GILDA
Jorge, motivado por su patrón tomó la decisión de enamorar a Gilda, con la cual compartían los mismos lugares de la hacienda porque ella vivía en la casa de su amo y esperó que saliera en la tarde, a la lomada cercana a coger flores silvestres como de costumbre.
En sus horas de soledad y descanso, Gilda, chica virgen soñaba encontrar al amor de su vida y compartir su virginidad con esa persona especial.
Jorge, sin agresividad, en la primera oportunidad, le habló de sus sentimientos y ella le confesó:
- Soy una joven virgen.
- Por eso, Gilda, quiero vivir mi primera vez contigo.- Le dijo, con firmeza.
-¿Cuándo?
- Para seguir conversando, vamos a la cueva que está cerca, donde la gente no pueda vernos.- La cogió de la mano y la llevó.
Entre besos y cosquilleos, sentados sobre el pajonal mullido, junto a una acequia, tuvieron la oportunidad de tener un momento de romance inolvidable.
Como era su primera relación sexual, Gilda  perdió su virginidad con  la rotura del himen, pequeña membrana que se encuentra en la entrada de la vagina, debido a la penetración que le produjo, produciendo dolor y una pequeña pérdida de sangre de color rojo vivo y Jorge, sin circuncisión, sintió dolor a causa del rompimiento de su prepucio, capa que cubre al glande debido a la fricción temerosa e inexperta.
Después del encuentro de dos almas que había unido Dios, ni corto ni distante podían ya vivir y Jorge, un día le solicitó a su patrón la autorización para casarse con la señorita Gilda. Consentida las manos, recibió  del capellán de la hacienda una charla religiosa y la determinación de la fecha del matrimonio.
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Cuando amaneció la mañana de la boda, el 9 de diciembre de 1827, tercer aniversario de la batalla de Ayacucho, Jorge el novio estaba poniendo, desesperado, las bisagras de hierro al batiente de la puerta de roble de su choza de dos compartimientos, aún sin terminar.
Con ayuda del espejo se arregló la bufanda de lana verde que le había tejido su novia. Tuvo que reconocer que tenía un buen aspecto.
-   ¡Sal de una vez¡ Gritó su madre por la ventana.
-   ¡Ya voy, mamá – contestó él.
Por el camino, Jorge tomó varios traguitos de su botellita, para demostrar fuerzas a la multitud y después de cinco horas de trote, llegó al distrito de Pararín, nombre que pudiera derivarse de la inflexión verbal quechua “parariy”  acaba de llover, poco después del mediodía.
En la iglesia, cuyo altar con retablos de pan de oro, sería el escenario del matrimonio esperado, el sacerdote elegantemente vestido, después de la consagración y ofertado la ostia extraída de una custodia del orden, preguntó:
- Gilda y Jorge ¿Juráis solemnemente aceptaros como marido y mujer para el resto de vuestras vidas?
- Juro- dijo suavemente Gilda.
- ¡Sí señor¡ dijo Jorge con voz demasiado fuerte.
- Os declaro marido y mujer.
- ¿Ahora puedes besar a la novia¡
Se dieron un beso romántico con el corazón.
Jorge se desperezó cuando el caballo que cabalgaba hizo sonar sus herrajes en el patio de la casa hacienda de don Leopoldo. El brindis se efectuó de inmediato y Jorge quedó vencido por el licor y la emoción, quedando  sentado en el suelo, donde  había caído; Gilda se acercó y le ayudó a ponerse de pie, diciendo:.
-Ven conmigo, hijo mío,  voy a llevarte a tu cama.

112.- EL PRIMER HIJO DE GILDA
Transcurrido mueve meses, Gilda con dolores corrió a la casa de su mamá Marisol y tendió un pellejo en el piso y se hecho de espaldas y el síntoma más notorio que  mostró fue la aparición de contracciones uterinas. Sintió que la matriz descendió dentro de su abdomen, aliviando la presión en el estómago y en los pulmones
Estaba ya presente la partera cuando apareció un flujo mucoso manchado de sangre que dio paso inmediato al parto.
El niño fue bañado con agua tibia, cortado y amarrado el ombligo y le pusieron en contacto inmediato con la mamá, desarrollando su capacidad de entregar amor y relacionarse con los demás.
- ¡Por fin eres abuela Marisol¡- dijo Gilda, sentada en la cama, con el hijo Virgilio Jorge en brazos. Jorge estaba ausente por que había viajado con el amo Leonardo.
Transcurrieron los meses y el niño fue  creciendo fuerte; la pareja cada día mejoraba su rendimiento en el trabajo y la consideración del amo era satisfactoria.

113.- NACE SEGUNDO HIJO DE JORGE Y GILDA
Uno de los cambios positivos que trajo consigo el nacimiento de su segundo hijo fue la confianza en sus habilidades, conocimientos y experiencia. Esto significaba que aquellas tareas que le parecieron tan complicadas cuando nació su primer hijo como amamantarlo, cambiarle los pañales, bañarlo, cuidarlo cuando enferme, parecerán un acto reflejo en lugar de obstáculos.
Cuando nació el segundo hijo de Jorge Luís, el amo Leonardo inspeccionó chozas y destrozó con un pisotón el reloj de pie de Marisol que servía como referencia principal para la programación de las actividades diarias como los turnos de trabajo y descanso.
- ¡Han muerto familias enteras por confiar en los mestizos y algunos criollos.- Gritó el amo Leonardo.
Confiscó el hacha de mano, la cuña, un marco de metal y  dos cuchillos de Miguel y Jorge y los cargó en la carreta, mientras los dos mestizos observaban.
-¡Por si alguno de ustedes trata de sorprenderme, os advierto, voy a liquidarlos  con la escopeta¡ Les gritó y desapareció tras una nube de polvareda densa.




CAPITULO VII
TARDE TAURINA EN TICAPAMPA


Durante la corrida, los toros y los caballos eran parte del alma y de los sueños de hombres y mujeres. En las fiestas colectivas, entre huaynos y pasacalles, se entonaban canciones denominadas “toriles”
114.- PREPARATIVOS PARA CORRIDA EN TICAPAMPA
Por orden expresa del amo, Jorge Luís empezó con los preparativos para la corrida de toros  de Ticapampa, en  el caserío de Rapish Pampa, distrito de Recuay.
Los españoles y criollos no sentían ni un ápice de misericordia por el toro cuando trastabillaba, cuando buscaba desesperadamente quitarse las banderillas, cuando mugía por el dolor, cuando el caballo relinchaba de miedo. El pueblo desbordaba de alegría ante el dolor ajeno, sobre todo del toro en el redil. La respuesta a todo el suceso era:- ¡Oléee...Oléee!
Los habitantes de Ticapampa, cuyos miembros eran principalmente campesinos, veían al ganado como un aliado indispensable, el cual ayudaba en todas las actividades de su vida cotidiana. Cuando llegaba la corrida tradicional, con motivo de la festividad de la “Virgen del Pilar”, Jorge, por orden expresa de su amo,  alimentaba los animales muy bien, dándoles incluso vino, con la aspiración de que actúen como Dios manda. Usualmente, celebraban la fiesta en la plaza principal y la gente se vestía con su ropa más soberbia para asistir a esa gran actividad.
La corrida de toros considerada como el deporte nacional de España,  estaba profundamente arraigada y formaba parte esencial de nuestra cultura  Y para el pueblo de Ticapampa, era bastante popular, emocionante y sensual celebrar la fiesta de “La Virgen del Pilar”, el 12 de octubre del calendario lunar.
Durante los preparativos,los informantes caminaban en la torada para conseguir las informaciones necesarias, por ejemplo, la altura, el peso y la edad de los toros; luego, con el consentimiento del amo, elegían toros para la corrida y la fiesta era preparada.
Antes de que empiece la corrida, Jorge daba a los toros arroz glutinoso y una taza de ron de Paramonga.
En esas fiestas, los cholos andinos, con la audacia que les caracterizaba, ponían el poncho frente a los bravos astados, y bueno, no cortaban ni oreja ni rabo, pero daban la nota jocosa y a la vez dramática a la celebración. Era bastante común que estos toreros espontáneos terminaban a veces heridos y  hasta muertos, como ocurría en todos los ruedos que se realizaban en el mundo.
¿Desde cuándo Ticapampa se convierte en centro de festivades con corridas de toros?
A partir de la década de 1860 y 1870 se da la apertura del camino de herradura desde la hacienda así llamada entonces Minera de Ticapampa, jurisdicción del distrito de Recuay, Provincia de Huaráz, hasta el Puerto de Huarmey.
A principios de 1860 los ingenieros Sokolosky (polaco) y Henry Thierry (francés) compran las minas de Santa Rosa, hoy Collaracra y establecen en el paraje de Ticapampa una pequeña planta de beneficios de minerales de plata por el sistema de amalgamación, empleando el azogue de Huancavelica para producir la famosa “Plata bella” y remitir a la Casa de la Moneda de Lima, para su refinación y acuñación de los soles de nueve décimos.  La gran eiqueza de este distrito estuvo en los minerales de su subsuelo (plomo-plataoro,caliza y mármol ). 
El italiano Antonio Raimondi hizo un estudio minero de la zona de Ticapamapa en 1870. Fueron los mineros portugueses, polacos, ingleses y franceses, desde sus primeras exploraciones en Tucu, Cotaparaco, Santa Rosa y su primera Oficina Metalúrgica, se establecieron en Parco, y luego al ubicar El Gran Socavón (1860), Collaracra y Huancapeti estas investigaciones permitieron que se crease The Anglo French Ticapampa Silver Mining Company Ltd. (AFT) en 1880, siendo la "primera empresa minera-metalúrgica" en el Perú, antes que la Cerro de Pasco.
 La bonanza económica trajo como consecuencia la celebración de festividades patronales con mucha pompa y gasto de dinero, ahorrado durante el año, para votar por la ventana con corridas de toros, juegos  artificiales, banquetes, matrimonios, bautizos, quitañaques con una amplia variedad de productos agrícolas, utilizados durante una semana o más días, como choclo, maíz, camote, Cuyes,  reses, ovejas, chanchos, aves de corral.

115.- TOMÁS LEONARDO MEJORA EL TORIL
Tomás Leonardo, mejoró el toril del amo que se encontraba muy deteriorado y el nuevo toril tenía todos los aditamentos que requería para las corridas.
La forma del ruedo era circular, para evitar el refugio o defensa al toro dificultando la lidia. Las dimensiones eran de 50  por 60 metros. Un tamaño muy inferior dificultaría la lidia mientras que un diámetro excesivo agotaría al toro o al torero.
El ruedo estaba cercado por una valla o barrera de madera de 1,60 m de alto por el lado del ruedo y 1,30 m por el lado del callejón, con una serie de burladeros, que permitían el paso de costado del torero pero no del toro, intercalados que comunicaban con el callejón y que servían como refugio a los toreros. La barrera  tenía un saliente de madera, llamado estribo, situado a unos 40 cm de altura, que facilitaba el salto del torero en caso de necesidad. La menor altura por el lado interior pretendía evitar accidentes y facilitar el acceso rápido al ruedo del subalterno en el  caso de ser necesario.
El ruedo tenía comunicación directa a distintos accesos que tenían funciones diversas: el toril (que daba acceso a las jaulas o chiqueros desde donde entraban los toros), la puerta de cuadrillas (que daba salida a los diestros para el pasillo), el patio de caballos (donde los picadores se preparaban y, a menudo, servían para las cuadrillas) y la puerta de arrastre (por donde las mulas arrastraban al toro muerto al desolladero).
El amo Leonardo decidió que  Jorge le acompañara a Ticapampa arreando, con dos peones, seis toros de casta.
Este sabía el significado del toreo, espectáculo que consistía en lidiar varios toros bravos, a pie o a caballo, en un recinto cerrado, para lo cual se utilizaban los cosos públicos y las plazas principales del pueblo, luego de cerrar la boca calle con trancas de madera.
Sabía que en la lidia participaban personas sin distinción de razas ni credos, entre ellas los toreros, que seguían un estricto protocolo tradicional, regido por la intención estética. Las corridas de toros eran consideradas como expresión de la cultura hispánica.
 La noticia de la muerte de Miguel llenó de pesar al amo y a Jorge y por decisión del primero no viajan a Ticapampa, donde estaba programada la presentación de sus bravos.

116.- VIRGILIO  CUIDA LOS TOROS DE CASTA
Trabajar solo con los toros era extraño y solitario y  Jorge se preguntaba cómo habría podido hacerlo el tío Miguel, durante treinta años antes que él hubiera podido ayudarle. Virgilio es encomendado a cuidar los toros.
Una tarde Jorge salió al campo a inspeccionar los alfalfares, pensando  encontrar animales dañinos, procedentes de la hacienda vecina. De pronto, de la maleza surgió un toro bravo y antes que saliera de su sorpresa fue envestido, con furia.
 Su porte era poderoso, feroz, ojos penetrantes y cuernos filudos como la punta de dos sables, con fuego vaporoso que salían de sus fosas nasales. Cada kilo de carne, cada pulgada de cuerno  simbolizaba su fiereza, su espíritu y su libertad; de manera debía ser cogido y entrenado. Convirtió su poncho en capa y desdobló la fiereza del animal con tres capeadas, logrando  ubicarse detrás del tronco de  un eucalipto añoso, sin ramas. El torillo, que no tenía señales en las orejas y marcas de chapa alguna en los lomos, debía quedarse allí, con los demás toros de la propiedad de su padre Leonardo. Le puso el nombre de “El Aparecido”.
Pasado el tiempo, Virgilio ingresa como ayudante de su señor padre, don Jorge Luís, y empieza con una brillante carrera de promotor de corridas inolvidables.

117.- PLANIFICAN COMPRAR  TIERRAS
La nueva temporada de corridas se acercaba rápidamente, pero el amo Leonardo no había mencionado la fiesta del Sr. De Burgos de Recuay. Jorge y Leonardo causaban  una gran impresión cuando aparecían en sus caballos aperados con jatos de plata, monturas de cuero de becerro, pellón san pedrano, estribos y espuelas relucientes con adornos de plata y poncho de lana de vicuña y una manada de reses que seguían a los caballeros, arreados por dos repunteros con chicote en mano que ordenaban el agrupamiento con  voces de mando que sintetizaban en ¡fuera, fuera, fuera ¡ o ¡ bajo, bajo, bajo¡ o ¡ Arre, arre, arre¡. Leonardo presentaba de dos a tres toros por tarde y Jorge, también, torillos menores en algún barrio vecino, donde coincidían los festejos  en honor al mismo santo patrono.
 El gobierno chileno envió al Perú dos expediciones llamadas restauradoras. La primera expedición al mando del marino Blanco Encalada que desembarcó en Quilca y ocupó Arequipa, pero fue rodeada por el ejército de Santa Cruz, teniendo que capitular. Se firmó el tratado de Paucarpata  por el cual se retiraba la expedición; los dos países quedaban en paz y Chile devolvía los barcos apresados en el Callao.
Pasado un tiempo, el gobierno chileno desaprobó el Tratado de Paucarpata y envió una segunda expedición Restauradora al mando del general Manuel Bulnes. Integrados por muchos militares y civiles peruanos deportados por el general Santa Cruz e impulsados por el odio a este caudillo y en actitud de estrechez mental, sobre los intereses del Perú, entre ellos, los generales Gamarra, Vivanco y La Fuente. La expedición desembarcó en Lima y ocupó la ciudad y como la ciudadanía limeña era hostil a los restauradores, el ejército expedicionario se dirigió al Callejón de Huaylas, aprovechando que el norte se había separado de la Confederación. Ahí fue a buscarlos el Mariscal Santa Cruz, reclutando gente de las haciendas de  Bolognesi, Recuay y Aija, pero lamentablemente fue derrotado en la batalla de Pan de Azúcar, en Yungay, al pie del coloso Huascarán. La unión Perú-Bolivianafracasó  por obra y gracia de Chile.
En estas circunstancias angustiantes, nació Jacinto, el sexto hijo de Jorge, quien planifica con su esposa comprar tierras de una hacienda vecina, para lo cual habían reunido dinero en las corridas menores, donde participó con los torillos de su propiedad, bajo el consentimiento de  su amo y padre Leonardo que estaba demasiado viejo y ya no podía controlar  su hacienda y anunció  la venida de uno de sus sobrinos, pendenciero y de mal carácter.

118.- TOMAS  TEJEDOR DE TAPICES
Tomás, uno de los hijos de Jorge demostró habilidades para trabajos artesanales y por decisión del amo Leandro ingresa a trabajar, al grupo de artesanos; como tejedor en telar de pie con lisos y lanzaderas.
Destaca como tapicero que ejercía el oficio de cubrir con tela o piel
asientos domésticos, fijando el material con tachuelas o grapas. También se dedicaba mejorar la comodidad de los mismos, instalando espumas, retazos de telas o fibras vegetales en su interior. El objetivo principal de sus trabajos era lograr la comodidad y belleza de los asientos.
La vocación por la artesanía, acrecentó en Tomás al observar los productos que tuvieron auge cuando predominaba el transporte en acémilas, desde los Conchucos al Callejón de Huaylas, las Vertientes del Pacífico y Costa de Huaylas: eran elementos de prestigio y bellas y coloridas muestras de los artesanos de Piscobamba, que adornaban las monturas de los equinos domesticos en todo el territorio nacional.
La artesanía es "toda técnica manual creativa, que   permite producir, individualmente, bienes y servicios". Para muchas personas, la artesanía es un término medio entre el diseño y el arte. Es una continuación de los oficios tradicionales, en los que la estética tiene un papel destacado pero el sentido práctico del objeto elaborado es también importante.
Después que Marisol Jesús, de diez años, y Marisol Huayanita de ocho, divulgaron la noticia y empezaron a seguirle todas las tardes, demostrando que Tomás era su  predilecto hermano que tejía ponchos, frazadas, talegas, bayetas, silla jergas, telas para terno y tapices para  adornar el hogar y facilitar comodidad, se concentraron de tierras lejanas buscando sus servicios.

CAPITULO VIII
JOSEPH ENRIQUE RODRÍGUEZ SALAS


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JOSEPH ENRIQUE RODRIGUEZ SALAS

119.- DESCENDIENTES DE JUAN CARLOS Y MICAELA SALAS
Transcurrido meses de haber recibido la información  de los descendientes de Joseph Rodríguez Alicante, pregunté a mi abuelito don Juan De La Cruz Sánchez Rodríguez.
-De cuál de los hijos de Joseph Rodríguez es Ud. descendiente, abuelito?-  Carraspeo y con la mano izquierda se rasgó la cabeza poblada por algunas espigas de nieve tibia y prosiguió.
- Hijo acabas de refrescar mi menta. En la última y única entrega de sus cuerpos y espíritus, Juan Carlos y Micaela Salas habían gestado un niño singular que su abuela y su madre le pusieron el nombre de Joseph Enrique Rodríguez Salas,  bautizado en el templo apóstol Santiago de Cochapetí, el día  de la Virhen de la Natividad. Soy descendiente de este niño que no tuvo la suerte de conocer a su padre.

120.- MADRE HAY UNA SOLA
Como reza el dicho popular, “Madre hay una sola”, y su importantísimo rol en la crianza de sus hijos es innegable.  Joseph Enrique Rodríguez salas, desde que nació en 1798, creció al cuidado de su mamá Micaela y abuelita María Jesús. La ausencia de la figura paterna a quien no conoció desencadenó ciertos  problemas en su desarrollo, así como  en su conducta porque no tenía quien le imparta códigos que le sirvan de brújula capaz de señalarle el camino, regulando su moral, demarcando límites, normas y patrones de conducta social.
Joseph Enrique cuando ingresó a la adolescencia evidenció trastornos debido a que no encontraba su identidad, por lo cual presentaba inseguridad, soledad y depresión, lo que lo llevó a convertirse en fracaso escolar y adicción a las bebidas alcohólicas y juergas.
El encomendero Joseph Rodríguez Alicante coordinando con Micaela, la madre de Juan Carlos, enviaron a su nieto Joseph Enrique al  Convictorio de San Carlos de Lima, donde la  Iglesia aún mantenía su influencia educativa. Allí aprendió, dentro del nuevo enfoque educativo  con el  desarrollo de conocimientos prácticos que le permitieron caminar la senda de la recuperación de la conciencia y centrarse a las actividades productivas para logar el crecimiento económico familiar y social.
221.- JOSEPH ENRIQUE RODRIGUEZ SALAS
Joseph Enrique a su retorno a Cochapetí, a la edad de  25 años, en compañía de la limeña Clorinda Zavaleta, de alcurnia española, con quien había contraído matrimonio, llegó a tener ocho  hijos que emigraron a diferentes países, quedando en Cochapetí, el último,  Mario Rodríguez  Zavaleta que implantó el sistema del gamonalismo, basado en una explotación con rasgos feudales de los campesinos ubicados dentro o fuera de las haciendas de la zona de las vertientes del Pacífico, cuya extensión tenía como límite el Rió Santa en el Callejón de Huaylas y el Océano Pacífico en la Costa.
La hacienda que regentaba se caracterizaba por la pobreza y la casi total exclusión cultural de sus peones agrícolas. La explotación de Joseph Enrique sobre sus braceros era una mezcla de autoritarismo  con paternalismo, hablaba quechua y compartia muchas de las costumbres ancestrales andinas. No obstante, existir una aparente desigualdad cultural y económica entre los distintos individuos que conformaban la sociedad local, había intereses comunes.
Las grandes propiedades agrícolas en el medio rural, daban origen a la formación de considerables fortunas familiares derivadas de la agricultura, gracias a las ventajosas condiciones climáticas de los valles cercanos y al creciente mercado minero.
La prosperidad agrícola  permitió a la élite disponer de considerables capitales para invertirlos en la importación de mercancías provenientes de España y denominadas corrientemente “efectos de Castilla”. En 1778 y la apertura del puerto de Huarmey al tráfico exterior, los vínculos mercantiles de la ciudad se ampliaron y el número de mercancías importadas creció. Huarmey, de centro redistribuidor se convirtió  en depósito para el abastecimiento de los poblados  agrícolas y ganaderas.
La Minería  no tuvo un papel protagónico dentro de la economía y sociedad regional, contrariamente, se mantuvo a la zaga de otras más importantes como la ganadería y el comercio.
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Joseph Enrique hijo de Juan Carlos  Rodríguez, de cuya desaparición y existencia jamás supo, se trasladó al valle de Huarmey, donde trabajó para mantener en alto el apellido de su padre que no logró conocerlo.

122.-  LA CREACIÓN DEL DISTRITO DE HUARMEY
Según información de los mayores,  el origen de  Huarmey se remonta  a los 2000 años a.C. aproximadamente; paralelo con las culturas del norte del país, se integró a la cultura Chavín a partir del año 1000 a. C.
De la época Wari es el Castillo de Huarmey, que se encuentra en los suburbios del pueblo, tiene la estructura  piramidal escalonada a base de adobes, sobre un promontorio rocoso.
A finales del siglo XIV el rey chimú Minchancaman incrementa sus territorios y Huarmey pasa al reino Chimú, hasta la irrupción de los incas, que fueron sometidos hacia 1470 por Túpac Yupanqui.
Con la invasión española, en la época del virreinato perteneció al corregimiento de Santa. En 1784, siendo Virrey Teodoro de Croix, se creó la Parroquia de Huarmey de la Intendencia de Lima.
El 2 de enero de 1857, fue creado legalmente el Distrito de Huarmey, el 10 de febrero de 1892, durante el gobierno del Presidente Remigio Morales Bermúdez.
El Distrito de Huarmey,  por gestión  de una comisión de ciudadanos encabezados por Joseph Enrique Rodríguez Salas, fue creado legalmente el 2 de enero de 1857, mediante D. L. 662, expedido por el presidente Ramón Castilla, en el marco de la creación de las primeras municipalidades del Perú. En 1907, el presidente José Pardo y Barreda lo elevó a la categoría de Villa; en 1955 volvió a denominarse Distrito.



CAPITULO IX

CAMPANERO MISTERIOSO

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Templo virreinal de cochapEtí 1592


123- GUALICHO

A fines de la primavera de la última década de mediatos del siglo XX, visité el distrito de Cochapetí y tuve la oportunidad  de estar junto a mi abuelito Juan De La Cruz Sánchez Rodriguez y como de costumbre me narró la historia maravillosa del sacristán don Gualberto Villarreal López, más conocido por su apelativo “Gualicho”.
- Gualicho, dede que lo conoci, mostraba fortaleza asombrosa, pero de un momento a otro,  sintió  agotamiento y se postró en cama.
En mi condición de sobrino, asumí la responsabilidad de atender al anciano solitario, que  no podía moverse de su lecho, situación incómoda y difícil que gracias al apoyo de la señora Enriqueta Oropeza, capacitada para estos menesteres, se solucionó los problemas de cambio de postura, alternando las posiciones para estimular la circulación sanguínea y  prevenir las úlceras.
Durante un mes, abrió la compuerta del lago de la historia de su vida, transitada por los senderos ondulantes de los ecos del repique de campanas.
Empezó diciendo: “Querido sobrino Juancito, cuando agucé  los sentidos al observar a nativos que eran azotados y exigidos a realizar trabajos  forzados, a cambio de migajas de alimentos y ropas usadas, me propuse, aun siendo  niño, convertirme en sacristán para interceder ante las autoridades eclesiásticas, solicitando trato humano para los nativos en la ejecución de cobranzas de impuestos, consistente en:
- Diezmo que era la entrega de la mejor producción agropecuaria a la Iglesia que lo disfrutaban, a manos llenas, los monjes y las monjas en los seminarios y conventos, mientras el pueblo tenía alimentos, apenas, para sobrevivir.
- Primicias que eran los impuestos eclesiásticos que imponía a la producción ganadera. Los encargados de las parroquias  se constituían a las punas y escogían los mejores animales y se los llevaban sin que una voz diga: ¡Alto!
- Derrama que era la contribución que daban los nativos a la corona, cuando España se encontraba en guerra con otros países.
- Tributo indígena: Los nativos de 18 a 50 años pagaban,
obligatoriamente, un impuesto en especie o en moneda. Con todo esto, el pueblo cada día se desnutría más y más. A mediados del siglo XX muchos comuneros de Cochapetí abandonaron la tierra de sus ancestros para buscar mejor destino en las ciudades costeñas y preferentemente en la Metrópoli; es por eso que en el cono Norte de Lima existen millares de cochapetinos, abocados a muchas tareas: docencia, milicia, salud, profesiones liberales diversas, comercio e industria.”
“!Sobrino Juan De La Cruz!, yo formé una familia cristiana y en  coordinación   con mis esposas he logrado desarrollar una producción intelectual y natural; más de un centenar de mis hijos son profesionales y residen en países extranjeros; mis animales, aparte de producir leche y carnes o sus derivados, generan excremento suficiente que combinado con lombrices, residuos de cosechas, desperdicios orgánicos domésticos y papel sirven de abono, permitiendo una agricultura rentable.”
“Siendo mozo, cada fin de semana, salía en busca de chamizas y bostas secas para que mi mamita prepare alimentos; y una mañana calurosa, estimulado por la sed, me aproximé a la fuente de “Paccha Urán”  e inclinando la cabeza llené con el cucharon de mis manos la botija sedienta de mi estómago y cuando levanté la frente, mis ojos se eclipsaron al contemplar una figura sumamente  extraordinaria de un adolescente con ojos de cielo y piel de rosa, apenas cubierto por una vestimenta zurcida pero limpia, complementado por un poncho de lana de vicuña.  Me dijo llamarse  “Jeshuco” y que vivía cerca”.

124.- NIÑO JESHU
Un día Lunes, con el Sol, me acerqué a la Casa de “Gualicho y durante el desayuno, me relató lo siguiente:
- Después de tantos encuentros con Jeshuco, que nos permitió  dialogar sobre nuestras inquietudes adolescentes, una vez, me condujo a un lugar, apenas perceptible por su ubicación en una hondonada, donde el sol no podía juguetear con las “wecllas” y sus “machitus” que servían de cubierta la entrada imperceptible de la cueva, ubicada a cierta distancia de “Paccha”.Jeshuco juntando las palmas de las manos sobre su pecho y cerrando los ojos imploró a las nubes y, al compás de truenos y relámpagos, la cueva se transformó en una mansión  con todas sus comodidades y cuando salimos, imploró con las manos juntas y la mansión tomó su estructura original.
Desde aquel encuentro, cada fin de mes, nos reuníamos en su morada cuyo jardín tenía como bóveda un cielo transparente de belleza inimaginable y bajo ese manto fantástico  compartíamos momentos gratos, en las instalaciones donde las aves se solazaban libres y nosotros disfrutábamos los  juegos  agradables en columpios, ruedas  y nadábamos en la piscina rodeada por plantas ornamentales y poblada por patos, wachwas y cisnes de mirada vigilante.
Una tarde, mientras compartíamos vasos de gelatina con pasteles de maíz, me dijo que tenía el poder de conceder  juventud eterna, a quien le solicitaba, siempre en cuando era una criatura con vocación de servicio a la comunidad mal tratada. Desde aquel día, pasaron semanas y nuestra relación amical era cada vez más estrecha y yo tenía más capacidad de convocatoria para realizar diferentes actividades a través del mensaje de las campanas.
“Transcurrido años, cuando ya tenía esposa e hijos, recordé sobre el diálogo de la  eterna juventud y preguntado me respondió.
- Gualicho, hombres como tú necesitan vivir años y gustoso te voy a proporcionar la fuente de la eterna juventud.
-¿Dónde se encuentra la fuente Jeshuco?
- La tengo
- ¿Me puedes proporcionar la fuente?
- ¡Claro que sí! … te proporcionaré.
- ¿Y qué hago para tenerlo Jeshuquito?
- ¡Un momento!.- diciendo, ingresó al urinario y después de un breve rato apareció con un frasco rectangular de vidrio, conteniendo un líquido ámbar, ¿orina? que depositó en mis manos”.
- ¡Toma!
- ¿Cómo lo utilizo?
- Guardas en un lugar muy seguro a donde solamente tú puedes ingresar y nadie más que tú, y solamente el primer día de cada año bisiesto beberás una gota.
- ¿Con infusión de alguna yerba?
- No, a la hora del Ángelus, con el Alba, viertes una gotita en la palma de tu mano y la bebes con ayuda de tu lengua.
-  ¡Muchas gracias Jeshuquito!
- Si no cometes errores en su dosificación, serás eterno.
 En esos instantes, hizo su ingreso al comedor  la señora Enriqueta Oropeza, saludó cortésmente y solicitó a Gualicho que se  dirigiera a su lecho para la medicación correspondiente, circunstancia que aproveché para retirarme.

125- LOS DOMINICOS EN COCHAPETÍ
Don Gualicho a la hora de la cena, retomó su crónica apasionante:
- Jerónimo, desde la llegada de la Congregación de los dominicos a Cochapetí, hasta ahora,  he cumplido con la dosis cuyo frasco se me extravió, durante el huayco de la semana pasada que asoló las Vertientes del Pacífico, Justo un  día antes del inicio del año bisiesto. Siento cansancio y debilidad en todo el cuerpo. En mis sueños, Jeshuquito  me ha anunciado que ha llegado la hora de mi partida al más allá. 
Cuatrocientos años  me he  desempeñado como sacristán del templo Apóstol Santiago y en ese lapso he servido a Dios y a sus siervos, orientado por millar de sacerdotes procedentes de los obispados del  Perú y del mundo.
  Desde mi postración en el lecho de enfermo, todos los días, recibo visitas y apoyo de la comunidad. Cada aliento me deja palabras de consuelo
. Al mirar el crucifijo de plata, pegado a la pared, que está frente a mi lecho, digo: “ ¡Estamos solos ante el mundo! … ¡Yo en mi cama y tú en la cruz!”. En mi mente bullen las palabras que Dios Padre  pronunció  el día del bautismo de Jesús: "Este es mi Hijo amado"… Ese Hijo, está crucificado frente a mí, ¡míralo¡
En la comunidad de Cochapetí, la fe por el Apóstol Santiago es tan grande como el arco del Sol que sumada al deseo de hacer perdurar las costumbres y tradiciones, de la tierra que los viera nacer, hace que los devotos voluntariamente se inscriban para festejar su Día.
La señora Enriqueta Oropeza, se acerca con sonrisa a flor de labio, anudando el hilo de la crónica, y  cambia de posición a Gualicho, en la cama, para mantener la sangre circulando. Esto le ayuda a la piel a mantenerse saludable y prevenir escaras de decúbito… Gualicho continúa:
 - Cuando los dominicos llegaron a las Vertientes del Pacífico escogieron a la comunidad de Cochapetí para ser  la sede de una Encomienda. El templo se construyó  dentro de un amplio terreno cercado por muros de  piedras labradas, extraídas de las tumbas waris, ubicadas en los cerros de Nununcayoq, Llumacayán y Warancayoq, que mantiene su forma original  de característica rectangular”.
 “La presencia de un órgano barroco es impresionante y este instrumento musical fue obsequiado por el párroco de  Huarmey, procer de la Independencia del Perú, el Dr. Gabino Uribe Antunez, como muestra de gratitud por el triunfo obtenido, en “Huallé Urán”, por los patriotas de las vertientes del Pacífico en su mayoría cochapetinos, contra las tropas de Rodil que se dirigían hacia Huarás a reforzar el bastión realista en el año de 1820."
“El altar mayor se construyó bajo una bóveda convexa pintada de azul celeste decorado con estrellas. Las características arquitectónicas son de estilo barroco, pintados con colores diversos, predominando el  azul, rojo, amarillo y plateado; las hornacinas en forma de arco presentan  bordas pintadas en rojo y entre los espacios con pintura azul. Las hornacinas inferiores presentan a sus costados columnas salomónicas con alfeizar saliente sobre una consola de colores; además se observa adornos en alto relieve en distintas partes del altar“.
Paralelamente, la campaña de extirpación destinada a reprimir todo símbolo que fuera en contra del cristianismo se desarrolló como parte de la visita eclesiástica realizada por el arzobispo Loayza, en la región de Huaylas. El objetivo de ello era cristianizar tanto un imaginario como una
materialidad del indígena, con el fin de incorporarlo en la dinámica colonial de control.” Después de dos días de ausencia, retorné al lecho de Gualicho, quien siguió destejiendo sus testimonios.

126.- RESISTENCIA A LAS COSTUMBRES ESPAÑOLAS
 “La continuidad del culto andino y más aún, la presencia de movimientos mesiánicos como lo fue el Taki Onkoy, en el Perú, durante el periodo colonial puede interpretarse como una forma de resistencia a las costumbres españolas y una forma de preservar las tradiciones de cada ayllu o comunidad. Estas formas de resistencia tuvieron diferentes matices, ya que el culto ya no se restringía a las huacas, sino que su poder se extendió a trozos de los ídolos, los que se podían ocultar con facilidad. Así, una piedra sin ninguna forma extraña pasaba desapercibida para el doctrinero, sin embargo para los andinos una insignificante “Illa”, talismán que trae ventura y piedras alargadas poseía  atributos divinos como las wancas”. Otra forma de camuflar el culto andino fue a través de figuras religiosas como Jesús, la virgen María o apóstol Santiago. Esta fue la más ingeniosa forma de pervivencia del culto, pues los doctrineros no pudieron darse cuenta sino hasta muy entrado el siglo XVII.”
La extirpación de idolatrías atenuó en forma dramática el culto andino pero no lo exterminó por completo. Duró por muchos años, inclusive hoy en día es posible apreciar el culto a la Pacha Mama o las ofrendas en honor a los apus tutelares, ejemplos de una larga tradición religiosa andina.
“En Cochapetí se realizan aún ofrendas en honor a la Tierra o “Mama Pacha”, sacrificando venados para beber y derramar su sangre y la ofrenda de la coca, frutillas, quemish y feto de vizcacha para fertilizar la tierra y obtener cosecha abundante“.
“La Pacha Mama,  Qoyllur  y  Waman son las formas más antiguas de celebración en las Vertientes del Pacífico. Con la invasión de los españoles y la «extirpación de idolatrías», la  Pacha Mama, producto del sincretismo, comenzó también a ser representada a través de la Virgen María. “
 “El ritual central de la Pacha Mama o fiesta de la Madre Tierra es el pago, que implica un acto de reciprocidad, sinónimo de  dar de comer y beber a la tierra“. Todo lo que existe es parte de ella. El pasado ha generado el presente, del mismo modo que el presente va formando el futuro. De esta manera, Pacha Mama unifica el pasado con el presente, al mismo tiempo que protege y cuida a los seres vivos. El universo contiene el sello vital de la Pacha Mama, en ella se concentra todo el espacio, todos los seres y todos los tiempos. La Pachamama es la deidad protectora del aire, del agua, de la luz, del fuego, de la vida vegetal, animal y humana, ya sea en las montañas, en los mares, en las pampas o en los montes. La Pachamama para la cultura Andina, es la Diosa Protectora de los bienes materiales y espirituales de este universo, es decir en la propia naturaleza. La tierra no pertenece al hombre; sino que el hombre pertenece a la tierra. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos del Kay Pacha, (de esta Tierra)”.
De repente, Gualicho se quedó profundamente dormido y cubriendo su pecho con la frazada de lana, me retiré y en el trayecto a mi casa me confesé: ¡Oh, Madre tierra eres la cuna de mis noches donde percibo tu alma indignada por el abuso del hombre; tu rostro humedecido sacudido por los vientos grises y la huida de las aves, dejando sus nidos, llevando la fuerza de la esperanza a otros horizontes. Madre tierra en tu vientre se concibe el hambre que significa la carencia  y enfermedad cotidiana del pueblo y la burla del privilegiado. Madre tierra son pocos los que te respetamos, pero te habitamos en agonía….

127.- ILUSIÓN DE NIÑO
Después del desayuno, Gualicho continúa: “Sonreí cuando recordé  mi primera ilusión de niño: Tocar alguna vez las dos campanas de las altas torres de la iglesia Apóstol Santiago de Cochapetí, bendecido por el Arzobispo de Lima Monseñor Toribio de Mogrovejo, en su segundo viaje al departamento de Huaylas, y con cierto arrepentimiento recordé cómo envidiaba al Sacristán del templo, un personaje delgado de cabellos canos y bigotes blancos, que con el “shillpi” (látigo) en mano corría a los chiquillos
que jugaban canicas o pelotas en el atrio del templo y jamás caí a sus manos porque yo ya acolitaba.”
“Santo Toribio era el auténtico precursor de la liberación cristiana en  el Perú a la vez un respetuoso promotor de los valores culturales aborígenes. El me nombró Sacristán para  profundizar en las exigencias de la evangelización en las Vertientes del Pacífico.
Como devoto fiel de la Santísima Virgen, acompañé a los comuneros de nuestra tierra con generosa y sacrificada entrega a la joven Iglesia, que ha caminado hasta ahora bajo la acción del Espíritu Santo”.
“He cumplido mi función de sacristán, gracias a las orientaciones recibidas de los dominicos y mejorado con la recomendación de acuerdos de asamblea de comuneros y sacerdotes, cuya síntesis es la siguiente:

128.- PARA CELEBRACIONES EN GENERAL:
- Dar las campanadas: la primera, media hora antes; la segunda, un cuarto de hora; y la última, a la hora de empezar.
- Acomodar las cosas necesarias en su lugar; Tener aseado el presbiterio y presentables el altar y el ambón; presentar el ambiente agradable con música, adorno, aseo, luz, ventilación de  acuerdo a las características de la fiesta y hacer genuflexión hasta tocar con la rodilla el suelo, al pasar frente al Santísimo
En la  Primera Comunión, además de lo necesario para la celebración eucarística se debe contar con Cirio Pascual encendido y reclinatorio.
Mi trabajo permanente se resumía en:
-Terminado el Evangelio me arrodillaba en el extremo de la primera grada, enseguida llevaba las vinajeras hacia la credencia y volvía para el "Lavabo" con la vinajera del agua en la mano derecha y el recipiente para el Lavabo en la mano izquierda; después del Lavabo  hacía una pequeña reverencia al cura.
- A la hora del "Sanctus" tocaba tres veces la campanilla y al momento del "Benedíctus"  me santiguaba al mismo tiempo que el sacerdote.
- Antes de la elevación, cuando el sacerdote extendía las manos sobre el Cáliz, tocaba una vez la campanilla e inmediatamente me levantaba y subía a la tarima para arrodillarme cerca del celebrante, a su lado, pero un poco más atrás.
- Durante la elevación de la Hostia como del Cáliz tocaba tres veces la campanilla, sosteniendo con la mano izquierda la punta de la casulla; también tocaba una vez la campanilla en las genuflexiones que el sacerdote hacía después de consagrar y de elevar la Hostia y el Cáliz.
- Terminada la elevación, hacía una genuflexión y volvía a arrodillarme; al "Agnus Dei"  golpeaba tres veces mi pecho junto  con el sacerdote. Al  "Dómine non sum dignus" tocaba una vez la campanilla al primero; dos veces al segundo; y tres veces al "Dómine non sum dignus".

Después de una noche más de caminata por la vida, sin alivio, con dolor, las campanas solas y el viento  del recuerdo anima a Gualicho seguir con su testimonio:

 “Trepado  sobre las altas escaleras, de la torre, confeccionadas con tiras de  eucalipto, tocaba las campanas con tal unción y devoción que parecía fundirme con ellas y la torre, en una sola trilogía.  Cada tono de la campana era un pájaro que volaba con alas inversas  que moría entre las tejas, donde había caído la primera canción; al fondo de la tarde,  en cada hoja temblaba el corazón y una estrella se encendía a cada paso. “
Me dirigí a la única pileta del pueblo para lavarme las manos y asistir a la cena, cuando escuché una voz desconocida que salía del barranco.
- ¡Ey, niñooo! …Acércate y siéntate frente a mí.- Se encontraba bajo una quenua frondosa, cerquita a la pileta.
Encendió un cigarrillo con naturalidad, y fumó hasta la mitad y mirándome, empezó a descifrar.
- Jovencito, este borde blanco, significa amores correspondidos, felicidad matrimonial, buena salud, larga vida. Tú estás enamorado y llegarás a casarte con ella.- Quedé absorto y seguí escuchando.

132.- TODO ESTÁ CUMPLIDO

“Hasta la primera semana del mes, he sido diestro en repicar y doblar las campanas, hembra y macho, para llamar a los oficios, anunciar defunciones, acontecimientos religiosos y seculares o para la hora del Ángelus y conmemorar eventos importantes. Nuestra comunidad ha contado, siempre, con dos campanas virreinales de los años 1594 y 1702 y un campanero desde 1592 a la fecha.
Cuento con más de cuatrocientos años de edad, he tenido siete esposas y la última Mercedes descendiente de Joseph Enrique Rodríguez Salas, prima hermana de tu mamá que falleció el 13 de diciembre de 1941 en el aluvión que destruyó la parte moderna de la ciudad, cuando fue a visitar  a nuestro hijo que estudiaba en el Colegio “La Libertad” de Huaraz. Con cada una de ellas procree doce hijos y a cada uno los bendije diciéndoles: – “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra".
Con la invasión de los españoles surgieron los latifundios y consecuentemente la explotación del hombre por el hombre. Se produjo el mestizaje, desapareciendo algunas manifestaciones incas y trascendiendo otras, que son expresadas durante las fiestas patronales, la Semana Santa y la navidad del Niño Jesús.
 Es la  hora del Ángelus, don Gualicho en su lecho tibio, rodeado por una multitud  de ancianos, jóvenes y niños con las almas bañadas con lágrimas de  dolor, deshilvana sus  últimas palabras:
“- Hermanos comuneros: ¡Todo está cumplido! Tengo la conciencia  de haber servido hasta el final con la obra para la que fui enviado a esta linda tierra de Cochapetí. Nótese que no es tanto la conciencia de haber realizado mis proyectos y cumplido con mis deberes y obligaciones con  la iglesia católica, sino  como padre ejemplar haber educado y forjado a mis hijos, dispersos en el universo  cumpliendo funciones sociales de bienestar van desde la víspera al día central y a las misas de despedida de peregrinos e igualmente acompaña a una secuencia de procesiones, momentos en que los comuneros participan y se expresan más que en las ceremonias dentro de las iglesias, donde se limitan a ser simples espectadores. Es la ocasión igualmente esperada para cumplir con los sacramentos. Es la época del año en que los párrocos desarrollan un trabajo ritual intenso, dada la enorme demanda de los pueblos y la escasez de sacerdotes.
La fiesta patronal, la Semana Santa, Carnavales, Navidad van acompañadas de una feria en la que se respeta la economía de mercado, pues es visitado por comerciantes o mercachifles y los mismos habitantes ofrecen sus productos, que son adquiridos casi de manera obligatoria. Durante la fiesta patronal, el intercambio religioso con el santo patrón es acompañado de intercambios económicos, con preferencia limosnas y ofrendas de vestimentas, alfombras, altares.
 En nuestro distrito de Cochapetí existen algunas costumbres y tradiciones que con el transcurso de los años y  generaciones perduran como:
 El Warqa Ruti o Quitañaque consistente en cortar el pelo del niño o niña por mechones y después de finalizar cada baile las parejas se acercan para dejar cierta cantidad voluntaria de dinero, en un recipiente preparado especialmente para la ocasión, por supuesto, los padrinos son los primeros en bailar e iniciar la ronda de depósitos y anotación, en libro especial, la donación de terrenos, reses, ovejas, casas, vehículos, etc; luego los familiares y finalmente los invitados. Los padrinos cada vez que salían a bailar eran motivo de comentarios porque murmuraban que “ellos ponen a la par con Londres”; recordemos que en aquella época existía en circulación el billete de diez soles oro el cual era de color rojo-llamada libra peruana-cuya cotización tenía equilibrio con la libra esterlina de Inglaterra.
Esa noche los padrinos y los invitados  bailan y el niño permanece despierto hasta que termina completamente rapado. A cada uno de los padrinos  le servían en lavatorios y baldes: Puchero con piernas de carnero, picante de cuy entero, mote y pelado, chicha, panes y cuayes de harina norte y una botella de ron; a los familiares é invitados les servían porción

fin














































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