CAPITULO I
MESTIZAJE
1.-TOPONIMIA
DE WARAKAYOQ
Mi abuelo, don
Juan de la Cruz Sánchez Rodríguez, excelente tejedor y dirigente de la
Comunidad Campaesina de Cochapetí, cada fin de semana entregaba a sus clientes
frazadas, ponchos y bayetas elaborados en su telar clásico de pie, que contaba con tres partes: soporte, un peine donde se tensaba
la urdimbre de hilos verticales y una naveta para entrecruzar la trama o
hilos horizontales; y los días domingos, en compañía de su familia se
dirigía a su fundo de Warakayoq, que quedaba a una distancia de dos kilómetros
de la población de Cochapetí .
Don Juan De La
Cruz, era un hombre alto y fuerte como chachacomo, promotor de los procesos de
formación de sus nietos; su casa era un
“Yachay wasi”, un verdadero taller de
hombres donde se bañaban las inteligencias con los resplandores de la sabiduría
de la experiencia que daba forma a procesos cognitivos y conductuales.
Al acercarnos
a la manada, sentí el olor
característico, mezcla del aliento de
las reses que dejan de rumiar, el olor de las muñegas y del estiércol o el
“Weshu! (fruto desprendido) de los
mitos, banquete de cerdos que gruñían oink, oink!, oink, alborozados por el
regalo de la naturaleza.
Después de abrazos y saludos afectuosos, la tía Priscila, hermana mayor
de mi madre Primitiva Magna, mujer alta con trenzas largas y sonrisa de aurora,
nos invitó a sentarnos alrededor de una mesita de tronco de madera; mi abuelita
Juanita le entregó una canasta amplia de carrizo, conteniendo panes y cuayes preparados el día
anterior, en el horno artesanal de la familia.
Empezamos el
día entre mugidos, balidos y cacareos, experiencia diferente para mí y
relajante para los adultos. Una luz fulgurante nació en el oriente, los luceros
cerraban sus ojos uno tras otro, los
gallos menudeban, se alborotaba el gallinero, en el corral las ovejas balaban y crujían los
chanchos en el chiquero, lloraban los sauces lágrimas de júbilo y una
sinfonía de zorzales despertaba.
Nos dirigimos a la cocina que atraía con el olor característico
campestre y ahora que abro el baúl del recuerdo llegan los episodios de
aquel instante.
En la cocina, nos ubicamos alrededor de una mesita de tronco labrado, mi
abuelo Juancito se sentó en el banco de maguey y llenó el café pasado de cebada
en la taza con leche fresca, endulzó con azúcar moscabado, mientras otros
hablaban. Concluído, se levantó, se puso el sombrero en la cabeza, agradeciuó y
empezó a caminar y tomándome del hombro, dijo:
-Sígueme.
Afuera, me quedé parado y contemple el árbol
que hasta ahora se encuentra posesionado de mi mente, Tenía más de
10 m de altura. Tronco de forma irregular y torcido, con corteza
rojiza, hojas simples dispuestas en
espiral, agrupadas al final de las ramas.
Mi abuelo
Juancito, me dijo:
- Gushmita,
ese árbol resinoso se llamaes Chachacoma,
fuente de leña y madera de calidad para confeccionar chaqui tacllas
utilizadas para la labranza. Los incas lo
utilizaban para hacer vasos ceremoniales llamados Keros. Las hojas son utilizadas como fuente de un tinte de color beige para teñir
el algodón y la lana.
A partir de
ese momento, su narración de trescientos sesenta días, en diferentes
escenarios, me permitió, ya de maduro, convertir mi escritorio de docente
cesante, en aula de reflexión y de
análisis de temas diversos.
Empezó
diciendo:
- Diversos testimonios del pasado peruano se
conservan en las distintas provincias de la región Ancash, como las huellas de
los primeros horticultores de la cueva de Guitarreros (7000 a.c.) y sitios que
representan los cimientos de la cultura andina como la Galgada, Sacaycacha,
Huaricoto, las Haldas, Sechín y Chavín. Esta última cultura, simboliza el
surgimiento de una estructura política compleja en los Andes.
Chavín (1200 al 300 a.c.)
permite comprender el poder que detentaron los antiguos monarca-sacerdotes, gracias
a sus conocimientos de la astronomía y la agricultura.
De acuerdo a una leyenda, a
mediados del siglo xv, los incas al arribar al Callejón de Huaylas, encontraron
a los Huaylas y a los Conchucos, grupos étnicos muy poderosos, que enfrentaron
a los invasores españoles. Una de las mujeres más influyentes de los años de la
conquista hispana fue Inés Huaylas
Yupanqui o Quispe Sisa, hija del inca Huayna Cápac y de Poma Pacha, noble
curaca de Anan Huaylas, con quien Francisco Pizarro contrajo matrimonio y tuvo
dos hijos. Huaylas fue constituido como departamento por el libertador San
Martín en 1821, en los primeros momentos de la independencia. Posteriormente,
el 28 de febrero de 1839, el presidente Agustín Gamarra estableció
definitivamente el departamento con el nombre de Ancash. Los pobladores de la
región mantuvieron su lucha contra las autoridades, durante la República. En
1885 el líder campesino Pedro Pablo Atusparia, alcalde
pedáneo del centro poblado de Marián, en compañía de 39 alcaldes enviados por
los campesinos de diferentes centros poblados del Callejón de Huaylas, presenta un memorial al prefecto de Huaraz, Francisco Noriega,
solicitando que se les exonere de la «Contribución Personal Indígena» y del
«Impuesto de la República y cese del mal trato por parte de los gamonales que
les arrebataron sus tierras y que los bajos salarios no compensaban el alto
costo de vida originado por la crisis económica que
atravesaba el Perú, luego de la Guerra del Pacífico. Logró el apoyo del presidente
Andrés Avelino Cáceres.
La tragedia rondó el departamento, en tres
ocasiones, durante el siglo xx, primero un aluvión, el 13 de diciembre de 1941
destruyó la parte moderna de la ciudad de Huaraz, en 1962 desapareció
Ranrahirca a causa de un aluvión y finalmente el 31 de mayo 1970 un terremoto destruyó la ciudad de Huaraz y un
alud desapareció la ciudad de Yungay.
¡Ah¡ ¡Escucha! Durante los
primeros años de la invasión española, Hernando Pizarro luego de permanecer en
el curacazgo de Rapish Pampa, llegó a Cochapetí, Waranga de Chopi Kancha y se
entrevistó con el Curaca, de estas extensas tierras, Warakayoq “El Curaca de la
Honda de Oro”.
-¿Quiénes
son? ¿Qué buscan en mis dominios?.– Interrogó Warakayoq.
- Soy Hernando Pizarro, en compañía de mis soldados nos dirigimos al valle de Rimac a
dialogar con los curacas y ver la posibilidad de fundar una ciudad española;
espero que me ofrezca su hospitalidad. Mi hermano Francisco es el esposo de
vuestra reina Inés Huaylas, hija de Huayna Capac, natural de la encomienda de Caraz.
Después de
permanecer dos días, siguieron su marcha por el Qapaq ñan hacia Paramonga y de
este lugar a Pachacamac. En esas circunstanciase, Don Jerónimo de Aliaga, fue
designado como el Encomendero, del extenso territorio, desde Pira hasta Marca y de Lampas Pampa
hasta el Océano Pacífico.
Los habitantes de los ayllus Pariash, Wankur y
Qorpan se instalaron en la reducción de Cochapetí, comarca ubicada en las
faldas del imponente Ishque Cruz, conformación rocosa, cuyas laderas
artísticamente labradas por los cinceles del viento y del tiempo, llegan hasta
“Kuchi”, donde se juntan los ríos Grande de Cotaparaco; Quewap de Cochapetí;
Pillco de Malvas y Santiago de Aija dando origen al valle extenso y fecundo
de Huarmey.
Para cumplir con la tarea religiosa de adoctrinamiento
y buen gobierno de los nativos y más que nada para el control eficiente del
pago de tributos, el virrey Andrés Hurtado de Mendoza, estableció la reducción
en el Perú de 1556 a 1561.
En
Cochapetí, tenemos un precioso templo y no se tiene información exacta de las
fechas de su construcción, pero fue inaugurado por el Arzobispo Loayza, el 4 de
noviembre de 1594 que con el paso de los
años y la despreocupación por su conservación, presenta un estado calamitoso
que después del sismo de mayo de 1970, fue restaurado y ahora es patrimonio
cultural de la nación.
Las
dos campanas que tiene datan de fechas diferentes y en el segundo se lee la siguiente inscripción: "Laudate
dominum insynbalis bene sonantibus. Cochapetí septiembre 9 de 1700".
Como
los naturales de esta zona eran evasivos
a la imposición de la religión católica, los españoles idearon reemplazar las
“wacas” y colocar en las curvas de los caminos y en las partes altas de los cerros cruces de tamaño, grosor
y textura distintas. En Cochapetí dejaron dos cruces imponentes en el pico
pedregoso del “Wamani” tutelar, conocido, desde entonces, como “Ishke Cruz”, dos
cruces. Allí se desflecan lluvias, remojando trinos que se extienden por los
valles de Huarmey, hasta sucumbir en las honduras del Pacífico.
A partir del año de 1715, la política española
implantada en sus colonias se dedicó a la venta y medida de tierras, bajo el
auspicio del Juez Visitador don Tomás de Urdinola, quien nombró como primer
Gobernador de los pueblos de Huayán, Malvas, Cochapetí y Cotaparaco al cacique
don Juan Andrés Roldán con sede en Coris y cuando le sucedió en la gobernación
su señora esposa doña Rosa María Wamán Capcha, se dedicó a la construcción y
embellecimiento de los templos construidos.
En
el mes de julio del año de 1780, la zona de las Vertientes del Pacífico sufrió una sequía que diezmó la ganadería y
la agricultura. Los extensos campos de sembríos fueron cubiertos por mantos de
tallos, ramas y hojas deshidratadas, que con el soplo del viento se esparcieron, formando nubes densas, dejando los camellones con ondas reverberantes de
ilusiones, padecimientos y dolor
2.-
JOSEPH RODRÍGUEZ, MARÍA JESÚS Y JUAN CARLOS
Don
Joseph Rodríguez, español que llegó a las tierras de las vertientes del
pacífico, aprovechando argucias y
relaciones que tenía con don Tomás Urdinola, Juez Visitador y componedor de
tierras de Huaylas y los
funcionarios españoles de su época, se
apoderó de las warangas de Warakayoq, aduciendo que eran sobrantes y por Real
Cédula quedó como dueño, hasta que los
comuneros de Pariash y Corpán,
posteriormente, rescataron, previo pago de cincuenta y dos pesos.
De tantas
doncellas bellas de Cochapetí, Joseph escogió a una dama descendiente del
curaca Warakayoq, quien para contraer matrimonio religioso viajó a Cajamarca y
se bautizó con el nombre de María Jesús Qoyllur, nacida en Chopi cancha. María Jesús nombre español
de bautizo y Qoyllur patronímico, que significa Lucero. Del enlace nació un
varón que fue rociado con el nombre de Juan Carlos. Juan de Juan de Zamora , pintor
barroco español que trabajó en Sevilla, especializado en la pintura de paisajes que tanto
gustó a Joseph y Carlos del monarca
Carlos V que convirtió a España en la primera potencia mundial e inició el
Siglo de Oro y formó el más vasto
imperio colonial visto hasta entonces.
3.- CONDUCTA DE JOSEPH RODRÍGUEZ ALICANTE
Dueño de extensas tierras; Joseph tomó la
alternancia de aplicar la violencia y el trato amistoso, aplicando
simultáneamente el temor entre la población y el compadreazgo con los caciques
de Wankur y Shallpún que poblaban la parte norte del impereio de Warakayoq y para
lograr sus objetivos utilizó nativos
para comunicarse con las demás tribus, entre los que sobresalieron los estudiantes
de los yachay wasi, jóvenes de la corte de Warakayoq y las mujeres del entorno
de la nobleza, el Willac Umu,“sumo sacerdote” del culto solar y sus
beneficiarios nombrados por los españoles.
Dentro del contexto
inicial de la conquista, al igual que los españoles, los nativos obraron con
iniciativa política propia, decidiendo por sí mismos en qué momento les
convenía efectuar el acercamiento al invasor. Al explicárseles que los
españoles venían por mandado del Emperador a poblar aquellas tierras. El cacique Warakayoq permitió apreciar la
situación, cuando recibió el mensaje de Hernado Pizarror para que se aproximase
pacíficamente y así se evitaría que “lo tuviesen que prender de mano armada” y
evitar que los mismos naturales unos a otros se harían traidores.
La población nativa se
enfrentaba a una situación novedosa a partir de la conquista y de la presencia
española. No tenían más remedio que participar en el juego político de los
europeos. Las jerarquías prehispánicas podían servirle al individuo como
referente, pero ahora las reglas eran distintas y, para algunos, se presentaban
posibilidades previamente inexistentes de acceder al poder político y a las
riquezas.
4.- LA PERCEPCIÓN NATIVA DE LA INVASIÓN
Una vez que el Inca fue
reducido y se comenzó a acumular el oro del rescate, Hernando Pizarro decidió
proseguir el reconocimiento del país, a la vez que apuraba la recolección de
oro y plata. Fueron los capitanes de Atahualpa, Inga Mayta y Urcos Guaranga, quienes
por temor que los matasen informaron a los conquistadores sobre la existencia
del “tesoro y adoratorio y depósito” de Pachacámac y luego acompañaron a la
expedición. La novedad se oyó por todo el imperio. Hernando Naypa Xulca,
“ovejero del Inga”, se encontraba en Pariacaca, adonde llegaron mensajeros de
los “capitanes” indígenas que acompañaban a Hernando Pizarro ordenando se
juntase “todo el oro y plata que tenían, todo lo cual debía llevarse a
Pachacámac.
La figura de Manco Inca
en sus primeros tiempos, fue onsiderándo como un Inca auténtico y político
planificador y no un conformista ante la presencia de los españoles. Desde
esta perspectiva, Manco Inca, miembro de la facción adicta a Huáscar y, por
tanto, opuesta a Atahualpa, resultó el soberano victorioso en la lucha por el
poder del Tahuantinsuyo. Pizarro aparece, entonces, como un aliado del Inca
vencedor, opacándose ante los ojos nativos el manifiesto propósito español
de conquistar el Perú.
5.- LOS INTÉRPRETES
Entre los nativos que
jugaron un papel de relevancia en la conquista destacan dos que fueron recogidos
y preparados para cumplir la labor de intérpretes. El más famoso de los
intérpretes fue natural de Santa,
conocido con el nombre de Felipillo, Felipe o don Felipe. Felipillo tenía romance con una
de las concubinas de Atahualpa, intencionadamente tradujo los mensajes de
Pizarro de manera desconocida al inca
Atahualpa. El otro intérprete fue don Martín, enemistado con
Felipe debido a que Martín fue procedente de la alta nobleza regional chinchana
Los dos intérpretes
fueron llevados por Pizarro a España en 1529, y ambos participaron en la
expedición desde sus inicios. Estuvieron presentes en Cajamarca. Felipillo
se unió al bando de los almagristas y participó en la expedición a Chile, huyó
cuando se planeaba un alzamiento indígena contra los españoles, siendo luego
capturado y ejecutado.
Sin duda la importancia
de ambos intérpretes radica en su actuación como verdaderos partícipes de la
conquista.
6.- LOS
CAÑARIS, GUARDIANES DE LOS INVASORES
El territorio de los
cañaris se ubica al sur del Ecuador, pero sucesivas migraciones los llevaron a
formar colonias que mantuvieron su identidad étnica en diversos lugares de los
Andes centrales. Los cañaris se relacionaron con los españoles desde muy
temprano, manteniendo vínculos amistosos hasta bien entrada la colonia y colaboraron
con el invasor en diferentes modalidades. La huella incaica en la región Cañari
del Ecuador se remonta por lo menos a la época de Pachacútec. Los restos
arqueológicos confirman la presencia incaica sólo en tiempos de Túpac Inca
Yupanqui y Huayna Cápac.
Los cañaris
participaron en diversas operaciones durante las guerras de conquista. Francisco
Chilche se habría aproximado a Pizarro para ofrecer sus servicios, diciendo:
“Yo vengo a servir y no negaré a los cristianos hasta que muera”. Pizarro
nombró a Chilche curaca de Yucay, poniendo a un aliado extranjero sobre la
autoridad de los propios orejones del Cuzco. En poco tiempo el cañari se había
apropiado de gran parte de las tierras del valle sagrado de los Incas y
disponía de fuerza de trabajo suficiente para hacerlo producir.
7.- YANAYCO DE HUAYLAS
La relación más íntima
que tuvo Francisco Pizarro con un pueblo nativo se dio con los pobladores de Huaylas, región ubicada
en la sierra norcentral del Perú. Esto se debió al vínculo que mantuvo con doña Inés Huaylas,
natural de esa zona. Huaylas era una zona de grandes riquezas naturales,
favorecida por el acceso rápido a diferentes pisos ecológicos.
Las condiciones para la agricultura y ganadería de productos nativos
eran excepcionales y la adaptación de plantas y ganados europeos. Allí no
faltaron minas de oro y plata explotadas por los nativos en tiempos
prehispánicos y que despertaron gran entusiasmo durante la colonia. Los
huaylas decidieron apoyar a los conquistadores, a poco tiempo de iniciada la
invasión del Perú; más aún, Paullu, quien prestó valiosos servicios a los
españoles y fue nombrado Inca en remplazo del rebelde Manco, por ser hijo de
Huayna Cápac y Añas Colque, una mujer de la élite de los Huaylas.
La llamada provincia de Huaylas o Guaylas se encuentra en el Callejón de
Huaylas, valle interandino delimitado por
la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra, ramales de los Andes Centrales que
corren paralelos, entre la desértica franja costera y la Amazonía. De sur a
norte fluye el río Santa, que súbitamente cambia de orientación y gira hacia el
oeste al llegar al extremo septentrional del Callejón, punto estratégico en el
que se encuentra el sitio arqueológico de Atun Huaylas, un centro
administrativo incaico.
Cuando llegaron los españoles, Guaylas estaba dividida políticamente en
dos mitades: Ruringuaylas, al extremo sur y Ananguaylas al extremo norte. Cada una
estaba, a su vez, subdividida en seis guarangas, con mil tributarios en cada
una. La evidencia sugiere que, además del uso administrativo, esta división
tenía también una significación social, económica y ecológica, antes de la
conquista, como en las primeras décadas que le siguieron.
CAPITULO
III
JUAN
CARLOS WARA CHICO
Juan Carlos
“Wara chico”
36.- LA FIESTA ANUAL DE LA COSECHA
Los bloques de
agua, los algodones de agua, los continentes de agua y las serpientes de agua,
habían completado de transformar el extenso paisaje, con escenas oníricas,
donde el personaje principal era la
proximidad de la fecundante cosecha del año.
Todos
esperaban la fiesta anual de la cosecha, que en Chopi Cancha duraba siete días. Mientras las mujeres a órdenes de
doña Tumicha (Dominga), tejían, cocinaban y lavaban; los varones bajo la
dirección de “Pichicha” y “Retassh” arreglaban las cercas caídas, limpiaban las
eras, seleccionaban los caballos para la trilla y los jumentos para
trasladar las cargas de la chacra a la qollqa (altillo).
Los modeladores confeccionaban máscaras que
los danzantes debían exhibir durante la fiesta y guardarlas para oportunidades
próximas.
Se aproximaba
la fiesta y las mujeres tenían mucho que hacer. Debían terminar de lavar la
ropa, limpiar la choza, remojar los
alimentos secos, matar los cabritos para asar, debían arreglarse para estar
atractivas. Las niñitas de doce años hacían hervir maíz morado, recién
desgranado, que endulzado con chancaca y enfriado era una bebida refrescante
que calmaba la sed del trabajador deshidratado. Cuánto más chicha y coca en el
campo de trabajo, mayor rendimiento y derroche de energía y satisfacciones.
Las
Ñustas de Chopicancha, presidida por Turmanye, electa un mes antes de la fiesta
entregó un poncho y un sombrero al representante de don Joseph Rodríguez
Aliocante, que se encontraba en Huarmey, hecho de lana de borrego de color
blanco de forma semiesférica faldeado por una pequeña visera y adornado con una
elegante trenza, así como de un par de muñecos muestra de su artesanía.
Un
grupo de Cañaris, procedentes de Pomabamba, consideraban el diluvio como el
origen de su raza, cuenta la leyenda que en tiempos muy antiguos pereció toda
la comunidad en una espantosa inundación logrando salvarse solamente dos
hermanos varones en la cumbre del cerro Atoq Wain, Templo del Zorro, que
conforme crecía la inundación se elevaba sobre las aguas.
Había otra
mujer como alternativa, Sinforosa la cocinera del amo Naponceno, que pigmentaba
los caldos de gallina con aderezos de sonrisa. Ni loco, era demasiada vieja;
tendría como cuarenta años. Recordó la lección de su maestro que le dijo:”En el
Tahuantinsuyo, una mujer no podía estar en prueba hasta los cuarenta años, para
casarse. A esa edad, las mejores épocas de una hembra ya han pasado y si se
casa no tenía esperanzas de tener hijos; peor, en la zona de clima frígido
donde se encontraba.
Había visto
que cuando una mujer tiene una edad mayor que su marido, ella que por
naturaleza ya tiene el instinto de ser
mandona, acaba colocándose en el lugar de la madre del marido.
Juan Carlos
trató de sacarla de su mente. Se dijo que se le había ocurrido, simplemente,
porque hacía mucho que la conocía, ni siquiera una vez había soñado con ella.
85.- SINFOROSA SEDUCE CON AROMAS DEL POLLO
Juan Carlos,
estaba seguro que Sinforosa tenía algo que ver con su elección como capataz. No
había duda de que, con su manera de ser tan sutil, tenía más influencia sobre
el amo que ninguna.
Juan Carlos en
sus horas libres, con un martillo y un cincel, empezó a labrar el interior de
un tronco, toscamente, y luego empezó a alisarlo con un cuchillo para darle
forma de mortero. Transcurrido una semana, se sorprendió de la agilidad de sus dedos; hacía más de veinte años
que no veía como se trabajaban la madera.
Sinforosa al
dirigirse a su vivienda, vio a Juan Carlos salir y desaparecer. Abrió la puerta
de madera barnizada del patio y sorprendida, vio en el interior un mortero, se acercó y examinó el tallado artístico y se echó a llorar a gritos. Era la primera vez
que, en los veintidós años que llevaba viviendo en la hacienda del amo
Neponceno Gonzáles, un hombre había
tallado un precioso artefacto para ella. Se sintió culpable por la manera en
que había estado tratando a Juan Carlos y luego se acordó del extraño modo de
actuar del hortelano y el violinista Zenaido, cuando ella se quejó de Juan
Carlos.
Al momento de la partida, ella le
entrego sonriente, una talega con fiambres, mientras perlas tibias bajaban por
la pradera de sus mejillas. Se dieron un fuerte apretón de manos y el mu
triste dijo: ¡Ewalla
urpichallay! (¡Adios mi paloma!).
83.- LOS MESTIZOS Y JUAN CARLOS
Tratando de imitar la manera sucinta de hablar de los
mestizos de Lima, Juan Carlos conversó de
Chopi kancha y de su mestizaje por ser descendiente del curaca Warakayoq
y del español Joseph Rodríguez Alicante, de su familia, su captura, sus huidas,
la amputación de su tobillo, la huerta y ahora el caballo.
Teobaldo,
capataz del amo Jordán González, hermano de Neponceno, le escuchó atentamente y
cuando terminó de hablar se quedó, un
rato, en silencio antes de proseguir.
Tanto en su
choza como cuando llegaba el amo, Juan Carlos se devanaba los sesos y
finalmente fueron apareciendo, uno tras otro, los nombres de sus grandes
amigos: Silvestre, Quiterio, Rigoberto y Rolando con quienes había acechado y
cazado al gran halcón, por orden del Instructor. También recordó que Claudio
Guerrero había pedido, al Consejo de Ancianos, permiso para mantener relaciones
con una viuda.
Los dos
últimos meses no había hecho más que mirar con desdén a Zenaido, el violinista, igual que a Sinforosa
y al hortelano. No les necesitaba y ni
siquiera les tenía mucha
simpatía; cada vez más sentía que el barco de su destino se encontraba
encallado en ese lugar, para el resto de su vida.
84.- DESEOS DE CASARSE
Algunas veces,
Juan Carlos imaginaba que si se casaba con la Marquina Laura Rueda vivirían como tantas otras
parejas, separados, cada cual en la
hacienda donde trabajaban. Por lo
general, al hombre le daban un pase de viaje los sábados, para visitar a su
mujer siempre que regresara antes del anochecer del día domingo, para poder descansar del largo viaje y
levantarse a la madrugada para trabajar el día lunes. Juan Carlos no quería una
mujer que no viviera donde vivía él y eso era definitivo.
Así
los dos hermanos, únicos con vida después de la inundación, salieron de la
cueva en que se habían guarecido a buscar alimento; mas cuál fue su sorpresa,
cuando volvieron a la cueva encontraron en ella manjares de tocos y calabaza
sin que supiesen quien los había preparado. Esta escena se repitió por tres
días, al cabo de los cuales deseando descubrir quién era el ser misterioso que
les estaba proveyendo de alimento, determinaron los dos que el menor saldría en
busca de comida, como en los días anteriores, y que el hermano mayor se
quedaría escondido en la misma cueva. Así lo hicieron.
Estando
el hermano mayor en acecho para descubrir el misterio, entraron de repente a la
cueva dos loros con cara de mujer, el nativo quiso apoderarse de ellas pero
salieron huyendo. Lo mismo ocurrió en dos ocasiones más y al tercer día
cambiaron de lugar, ya no se ocultó el hermano mayor sino el menor: éste logró
tomar a la lora menor, se casó con ella y tuvo seis hijos, tres machos y tres
hembras, los cuales serían los padres y progenitores de la nación de los
Cañaris.
Estas
aves misteriosas, las loras, tenían cabello largo y atado, a usanza de las
mujeres cañaris; las mismas aves fueron quienes dieron las semillas a los dos
hermanos, para que sembraran y cultivaran la tierra. Estimulados por esta
tradición religiosa, los Cañaris adoraban como a una divinidad particular al
cerro de Toqpa Iglesia, que se halla hacia los términos de la provincia de
Pomabamba, en el barrio de Cañarí, porque suponían que de allí habían salido
sus progenitores, y le hacían sacrificios, arrojando a ella oro en polvo.
De
esta leyenda parte dos vertientes: el origen de aquellos que se creían
descendientes del hermano que tomó a la lora, sobreviviendo a la inundación; y
los otros que decían sus progenitores habían ‘brotado’ de la laguna de Shqui,
distante dioez kilómetro a la altura de Conococha, que da origen al río Santa.
El
conjunto de vestigios arqueológicos de Sshullkan es conocido desde la conquista de Tupac
Yupanqui al imperio de los Huaylas y creación del pueblo Cañari de Pomabamba.
Los datos históricos aseveran la existencia de un reino Cañari, con más de
veinticinco tribus, cuyas capitales eran al Norte, Hatun Cañar o Ingapirca y,
al Sur, Guapondelig, actual ciudad de Cuenca.
El origen de esta edificación Inca-Cañari, fue construido bajo las
ordenes exclusivas del Inca Huayna Cápac, durante las campañas de conquista que
su padre Túpac Yupanqui. Su más importante objetivo era, el de ser un lugar de
adoración y veneración al sol, el máximo Dios Inca
37.- LOS LUCHADORES Y OBTENCIÓN DEL LLAUTO
Al amanecer,
cuando los pajarillos empezaban a poblar el ambiente con sus trinos, cantos y
silbidos, Juan Carlos se levantó apresurado y
salió a prisa al escuchar el silbato. La multitud empezaba con lentos
movimientos y poco a poco, cuerpos, brazos y piernas, parecían aspas de molino
de viento. Bailaban desde los más jóvenes hasta los más viejos. Los conjuntos
musicales y los bailarines se interrumpían
no para comer o beber, sino para recobrar el aliento. La fiesta seguía
cuando Juan Carlos se quedó dormido.
La fiesta
continuó el segundo día, las mujeres organizaron una feria de comidas que se extendió hasta el
final de la celebración. Los platos típicos que identificaban a la
población de Chopi Cancha estaban elaborados
en base a maíz, papa, habas, trigo, carnes de cuy y chancho, queso,
camote, yuca, plátanos, pepino, chirimoya, achote, ají, rocoto, café y
cítricos.
Todas las
noches la aldea dormía motivada por el
cansancio y todas las mañanas la aldea despertaba alentada por los conjuntos
musicales.
Fue el sexto
día cuando escucharon el sonido de un pututu que anunciaba la llegada de los
danzantes de otras aldeas vecinas.
Al término de
la competencia, “los danzantes de Chopi Cancha”
resultaron vencedores. Las doncellas ingresaron en el espacio central, moviéndose tímidamente
entre los visitantes y la gente aplaudía; las doncellas aceleraban el ritmo, al
compás de los tambores y melodía de flautas, quenas bordoneo de los guitarrones
y ritmo de quijada de asnos. Extenuadas empezaban a desplomarse, una tras otra
y al salir del escenario arrojaban al
suelo la lliclla de lana de colores que
les cubría la cabeza.
El público se levantaba y vitoreaba al
visitante que, en su turno, durante la entonación de sus cánticos como
"Rey Monarca".
El Rumiñahui, representa a un general Incaico, lugarteniente y hombre de confianza
del Inca, lleva una lanza, forrada con cinta bicolor y punta dorada, como
símbolo de mando. Es llamado por las Pallas "Sinchi Runa" y viste la
“remanga”, una pechera como el Inca, pero nunca del mismo color para que se
puedan diferenciar, alrededor de ellos bailan ocho pallas que lo acompañan en
todo momento y se visten con elegancia y del mismo tono, cada día de un color
diferente.
Las Pallas, en sí no son
funcionarios, representan a las "Vírgenes del Sol" del antiguo
incario y son las "acllas" del Inca. Las Pallas son seleccionadas por
los devotos: Inca y Capitán, teniendo en cuenta la belleza y buena voz. Para
asegurar el compromiso se reúnen con el Inca , los Mayordomos y sus padres y
concluyen con un almuerzo.
La fiesta de
agosto reúne a la gente dispersa. Es cierto que las pallas se acercan a un
varón, colocan su pañoleta de mil colores sobre su hombro y le sonríen. Así
surge la magia del enamoramiento, pero no se puede dejar de admirar a esas
mujeres cuyos ojos están ocultos por un cerquillo de perlas mientras cerca
bailan el Inca y el Rumiñahui. El Auquish
estalla latigazos al viento en señal de protección y advertencia. Es
necesario anudar un billete o unas monedas en las puntas de la pañoleta de la palla para devolverla y
esperar a que la próxima pieza ella le pida bailar..
Después del último almuerzo, el
amo Neponceno mandó ensillar los caballos para retornar a su hacienda y Juan
Carlos salió apresurado ante la mirada atónita de la doncella Sinforosa.
En Marca, Juan Carlos se enamoró perdidamente de Laura Rueda, una
doncella que estuvo encargada de atender a la comitiva del Dr. González. En un
momento de encuentro fortuito, en la caballeriza, Juan se le acercó y selló la
frente de su Dulcinea con un beso enternecedor y ella se desplomó sobre una alfombra de pajas de
cebada, alimento de las acémilas. Después de unos ratos se levantó y con ayuda
de Juan Carlos sacudió su atuendo regional de marquina, consistente en pollera y lliclla negras, con monillo blanco, acompañado del
clásico sombrero de paja.propia
interpretación de sucesos históricos que involucran y conciernen directamente a
las poblaciones andinas. La performance, tanto al momento de las diferentes
mudanzas como de la escenificación de la Captura
y muerte del inca Atahualpa, expresaba mensajes con una fuerte carga
simbólica. La danza planteaba una convivencia y un diálogo entre dos mundos: el andino y el occidental.
La danza de pallas
fue ejecutada por jóvencitas de 15 18 años, que representaban a cada ayllu o
barrio de la comarga. En la comparsa participabn entre 4 y 8 pallas, las cuales bailan y cantaan los traslados o versos cantados, mientras batían sus pañoletas multicolores. Estos
cantos han perdurado a través del tiempo, gracias a su transmisión de
generación en generación.
La danza de “El Inca y sus
pallas” se bailaban entre el 8 y el 13 de agosto, durante la fiesta
patronal de San Lorenzo y debido a su prestigio, también se practica a lo largo
de los años en otros eventos del calendario cívico local y de otras provincias
y regiones.
Los Mayordomos y el Capitán de la Fiesta son los funcionarios de mayor
responsabilidad e importancia. El Capitán de la fiesta representa al
conquistador español Francisco Pizarro y es llamado por las Pallas durante la
entonación de sus cánticos, como "Gran Pizarro". Conjuntamente con el
Abanderado y cinco acompañantes, conforman una escolta o comparsa muy vistosa y
elegante. Al desplazarse lo hacen en forma ordenada con el abanderado a la cabeza.
El Capitán representa al Conquistador español que preside todos los
desplazamientos por las calles, parques y plaza que realiza la comparsa.
Los acompañantes (pajes) que representan a oficiales españoles
de confianza de Francisco Pizarro le escoltan en todo momento al Capitán.
Durante el ritual característico "protegen" a éste, no permitiendo
que el Inca le haga "daño". Escenifican la captura y muerte del último inca del
Tahuantinsuyo. Acompañan al Capitán en todo momento y en todas las
actividades programadas y en aquellas que éste considere necesario.
El Inca, representa al monarca Atawallpa, capturado
y ejecutado por los españoles al mando de Francisco Pizarro, es nombrado por
las Pallas, recogía la lliclla. Pronto,
las doncellas se marcharían de la aldea a otras comarcas a contraer matrimonio
y formar sus hogares. Cada año se repetía esta escena con las casaderas y
jovencitos que ya tenían los “waras” o pantalones bien puestos.
Todo matrimonio entre campesinos se formalizaba después de un tiempo más
o menos largo de cohabitación prematrimonial llamado “pantanaco“. En él se
buscaba que los futuros contrayentes pudieran descubrir la compatibilidad o
incompatibilidad de sus psicologías, bajo la estricta vigilancia de sus padres;
por cuanto el pantanaco podía cumplirse tanto en casa del futuro esposo como en
la de la futura compañera. Lo que la mujer perseguía en el varón era un tipo
que desatendiera la chacra, o sea la producción; y lo que apetecía el varón era
que su cónyuge supiera manejar las cosas del hogar. Si la pareja se
hallaba conforme se realizaba el matrimonio en las fechas programadas por las
autoridades estatales. Desde entonces el individuo adquiría su completa mayoría
de edad y también su entera autonomía, convirtiéndose en un miembro activo del
ayllu, pasando a vivir en una casa sólo para ellos, que podía ser levantada al
lado de la casa de sus padres o más lejos.
La edad para contraer matrimonio no era igual en todas las clases
sociales. Entre el campesino o jatunruna la costumbre la fijaba en la edad
juvenil. Pero tratándose de las familias jóvenes, las bodas se llevaban a cabo
desde niño, con la finalidad de precaver y garantizar la pureza de sus linajes
aristocráticos. Estos matrimonios lo concertaban sus padres; como los casaban
entre los cinco y nueve años, después del rito, cada uno se iba a la casa de
sus respectivos padres hasta esperar la edad conveniente para la relación
marital. En la nobleza no había enamoramiento ni cortejo para estas nupcias, ya
que eran arregladas y convenidas por los progenitores, o por otras personas
interesadas en perpetuar dicho sistema.
Las
autoridades estatales se encargaban de señalar las fechas para la realización
de estos enlaces matrimoniales en la civilización inca. El matrimonio era
monogámico y su disolución podía producirse por motivos muy graves. Estaban
permitidas las segundas nupcias transcurrido un buen tiempo luego del
fallecimiento del cónyuge
38.- WARA
CHICO VALIENTE
En la waranga de Warakayoq, el Warachikuy era
un rito que realizaban los jóvenes de la nobleza, donde
demostraban sus habilidades mediante pruebas rigurosas entrenadas por personal especializado;
mediante este ritual se comprobaba si loa jóvenes estaban aptos para ir a la
guerra, la administración del guaranga y el matrimonio o simplemente ser
excluidos de estos privilegios.
El Warachikuy estaba incluido dentro de las celebraciones del Q´apac
Raymi, fiesta asociada al solsticio de Verano.
En este festival se medían el grado de fuerza física y mental, en donde
a los vencedores se les colocaba la “WARA” (truza) que era una prenda interior
que a la vez representaba el honor y el rango con el cual sería reconocido en
adelante tanto en periodo de paz o de guerra.
- El Kuntur (cóndor) deidad inca representante del Hanan Pacha
(mundo de arriba).
- K´achampa danza guerrera
(símbolo de la virilidad y el valor).
- K´ara chuncho danza
representativa de los guerreros del Antisuyo.
Una doncella
alta, delgada de pómulos rosados, ojos grises y profundos, espalda amplia y
cuello largo, con sonrisa que exhibía
dos filas de diamantes blanquísimos se le acercó y de rodillas le
ofreció una vasija de cerámica con chicha de jora fresca; Juan Carlos humedeció
sus dedos para no desairarla y ella se la bebió, derramando lágrimas de
felicidad.
En su
interior, el héroe, hilvanaba el
siguiente pensamiento.” Me has metido en tu alma, en tu pecho en tus labios, en
tu boca que me traga y muerde cuando descanso en tus dientes; ahora espero
horadar el misterioso socavón de paredes
palpitantes que escondes en tu cuerpo”.
Los ancianos
padres de María Jesús, apoyados en sus bastones se acercaron y abrazaron a su
nieto. Su abuelo le dijo:
- ¡Salud
campeón de campeones¡… Eres el digno descendiente de un aventurero que surcó
mares y quedó atrapado en las redes de una bella nativa cochapetina”.
La
anciana, besándole en la frente dijo:
- ¡Bendito
Seas, por siempre¡
Doña
Sinforosa, que llegó tarde dijo que acababa de oír a su amo Neponceno González hablando,
amargamente, del hecho de que habían abolido la esclavitud del nativo y
convertido las haciendas y diaconías en comunidades campesinas en los países de Argentina y Chile y que había
rumores de que en el Perú harían lo
mismo.
82.- LA FIESTA DE MARCA, JUAN CARLOS Y LAURA
La principal fiesta de Marca se celebraba entre el 8 y el 13 de agosto
de cada año, en honor a su Patrón San Lorenzo y el hacendado Don Naponceno Gonzáles fue invitado a
esta fiesta y acudió con su Capataz Juan Carlos y
personas de su administración que después de dos días y sus noches de viaje llegaron
a Marca, donde fueron recibidos con una banda de músicos, cohetes y bombardas.
Unas damas preciosas les entregaron ramos de flores y pasaron al ayuntamiento
donde el Alcalde les declaró huéspedes ilustres y después de un brindis
protocolar, fueron conducidos al
hospedaje, donde pernoctaron por una semana, bebiendo, comiendo, bailando y
conpartiendo con doncellas que se
acercaban atraídos por la simpatía y algunos regalos consistentes en collares,
peinetas y vestidos.
A esta fiesta
acudieron todo tipo de personas, desde los niños más pequeños hasta los de
mayor edad. Además, el festejo no era exclusivo para los originarios sino para
los visitantes de otros lugares.
En esta
oportunidad, las celebraciones corrieron a cargo del hacendado Julián Ramírez
izo, quien con meses de anticipación se preparó
para que los días de festejo todo salga lo mejor posible; y en esa
ocasión contó con el apoyo económico de quienes emigraron a otras ciudades del
país y del extranjero y regresaron para reforzar sus lazos con la comunidad y
afianzar su identidad. Los marquinos
daban gracias a San Lorenzo, por
los milagros recibidos y por ser el autor del reencuentro
entre amigos y paisanos que año tras año retornaban a la tierra.
La danza del Inca y sus pallas, tradición de gran contenido simbólico
y artístico, que se mantiene viva a pesar de factores externos que afectaron la
vida del distrito de Marca, fue la atracción de la semana por sus variadas
mudanzas, cada una con estilo, coreografía y cantos característicos, con
Doña
Sinforosa, que llegó tarde dijo que acababa de oír a su amo Neponceno González hablando,
amargamente, del hecho de que habían abolido la esclavitud del nativo y
convertido las haciendas y diaconías en comunidades campesinas en los países de Argentina y Chile y que había
rumores de que en el Perú harían lo
mismo.
82.- LA FIESTA DE MARCA, JUAN CARLOS Y LAURA
La principal fiesta de Marca se celebraba entre el 8 y el 13 de agosto
de cada año, en honor a su Patrón San Lorenzo y el hacendado Don Naponceno Gonzáles fue invitado a
esta fiesta y acudió con su Capataz Juan Carlos y
personas de su administración que después de dos días y sus noches de viaje
llegaron a Marca, donde fueron recibidos con una banda de músicos, cohetes y
bombardas. Unas damas preciosas les entregaron ramos de flores y pasaron al
ayuntamiento donde el Alcalde les declaró huéspedes ilustres y después de un
brindis protocolar, fueron conducidos al
hospedaje, donde pernoctaron por una semana, bebiendo, comiendo, bailando y
conpartiendo con doncellas que se
acercaban atraídos por la simpatía y algunos regalos consistentes en collares,
peinetas y vestidos.
A esta fiesta
acudieron todo tipo de personas, desde los niños más pequeños hasta los de
mayor edad. Además, el festejo no era exclusivo para los originarios sino para
los visitantes de otros lugares.
En esta
oportunidad, las celebraciones corrieron a cargo del hacendado Julián Ramírez
izo, quien con meses de anticipación se
preparó para que los días de festejo todo salga lo mejor posible; y en
esa ocasión contó con el apoyo económico de quienes emigraron a otras ciudades
del país y del extranjero y regresaron para reforzar sus lazos con la comunidad
y afianzar su identidad. Los marquinos
daban gracias a San Lorenzo, por
los milagros recibidos y por ser el autor del reencuentro
entre amigos y paisanos que año tras año retornaban a la tierra.
La danza del Inca y sus pallas, tradición de gran contenido simbólico
y artístico, que se mantiene viva a pesar de factores externos que afectaron la
vida del distrito de Marca, fue la atracción de la semana por sus variadas
mudanzas, cada una con estilo, coreografía y cantos característicos, con
CAPITULO
IV
JUAN
CARLOS Y EL MEDALLÓN DRL ROSARIO
Medalla de la
Virgen del Rosario
39.-
ESTACION DEL CALOR
Había
empezado la estación del calor y
spnsecuentemente la celebración del Wawa Inti Raymi (fiesta del niño sol), ceremonia andina en honor de Inti. De noche el frío era intenso y las familias comían acurrucado, alrededor
del fogón de la cocina. Respirar el aire era como respirar fuego. Después, de
un par de lunas, la sequía terminó.
Los animales habían quedado con pústulas en
los pies, donde las moscas depositaban sus huevos, ni siquiera se les veía a
los perros, pues se habían refugiado en la espesura del bosque.
La fiesta de
la cosecha era un tiempo feliz que
duraba poco; volvería la larga estación del calor y Juan Carlos pensó que la vida en el pueblo siempre había
sido dura.
El clima variaba considerablemente; de noviembre al mes de abril la temperatura era frígida, mañanas con
lluvias y tardes con granizos. La estación seca se prolongaba desde abril hasta
octubre (Verano Andino) y el tiempo en Chopi cancha” era, estable e ideal para
el desarrollo de actividades diversas; pero, en la estación seca hacía mucho
calor y era propicia para la recolección de leña y almacenamiento bajo ramadas
cubiertas con ichos.
40.-
PREGUNTAS DE JUAN CARLOS
El
vientre de Flor Aniceta había crecido otra vez y su genio era terrible y su
sobrino Juan Carlos, estaba muy preocupado por la llegada de un nuevo ser al
hogar familiar y deseaba que fuera mujercita.
Una tarde
cuando Juan Carlos se cayó de un árbol, mientras intentaba subir, su vecino
Rubén Poma le enseñó el modo de hacerlo.
-
Antes de
subir a un árbol,
debes realizar una revisión de peligros, cerciorarte que el tronco esté estable
buscando grietas, separaciones y ramas secas o podridas. Ver si hay nidos,
colmenas u otras señales que indiquen
que animales pudieran estar en el árbol. Busque si hay hiedra venenosa o roble
venenoso creciendo alrededor del árbol.
Cuando Juan Carlos llegó a la etapa de hacer
preguntas, muchos de
- Controlarás la logística interna de la explotación
agraria, por ejemplo, controlar los envíos y la recepción de mercancías, es
decir, el movimiento de materiales, y comunicarme oportunamente.
- Colaborarás en la
formación continua del personal que tienes a tu cargo transmitiendo los
conocimientos que dispones
- Estarás al
tanto de las lesiones que puedan sufrir tus subordinados durante el trabajo,
tomando todas las medidas de seguridad, además, debes instruir a los
trabajadores sobre cómo usar las herramientas. Finalmente evaluar y pedir la
premiación del mejor trabajador, como yo lo he hecho contigo.
81.- ABOLICION DE LA ESCLAVITUD
Juan Carlos
estaba dormitando, sentado en la orilla de una acequia, bajo la sombra de un
aliso, en la parte posterior de una casa a la que su amo, el médico Neponceno,
había ido a atender a toda la familia, que estaba con fiebre.
El trabajo a la intemperie,
la acumulación de fatiga, los esfuerzos excesivos, movimientos repetitivos,
posturas anormales, exposición a ruidos,
vibraciones, radiaciones solares, despliegue a microorganismos eran factores de
riesgo presentes cotidianamente en las actividades rurales, y tenían en
consecuencia probabilidad de generar enfermedades, como resfrío, gripe,
lumbalgia, dolor de espalda, dermatitis, sordera, brucelosis, tuberculosis, rabia, etc.
Juan Carlos
era un capataz blanco del amo Jordán, de esa ralea que le había destrozado el
tobillo con tanto placer. Había oído
historias de nativos prófugos capturados por “patrullas” que no les habían dado
ninguna oportunidad y devuelto a sus haciendas maceradas por los golpes.
Esa noche Juan
Carlos contó a los nativos lo que había visto y oído, y luego el violinista dijo que la semana
anterior, cuando él había ido al otro lado de la hacienda animar una fiesta de
corte de pelo con baile, había oído que un abogado relataba a un grupo de hacendados
que don Lucio Requena había dejado escrito en su testamento que, cuando
muera, sus más de doscientos
conmemorativas de sus encomiendas quedarían libres.
121-
sollozos de
Lauro Quispe, el desgraciado capataz que perdió las gollorías por nadar en un
torrente turbulento de seductor.
Cuando apenas
empezaba a pensar en quien reemplazaría a Lauro como guarda espalda del amo
Neponceno, Sinforosa fue esa noche a la choza de los esclavos y dijo a Juan
Carlos que el amo quería verlo, de inmediato.
La siguió y al llegar a la “Casa
Hacienda”, ella cogió la aldaba,
una pieza articulada de metal situada en la puerta exterior, y llamó a su amo
por medio de golpes. Oyeron que el amo dijo: “¡Entre!”. Sinforosa
ingresó e hizo una seña a Juan Carlos para que le siga.
El patrón, sin preámbulos dijo:
- Juan Carlos,
manejas bien los caballos y conoces la extensión de la hacienda así como la administración de la misma. A
partir de ahora eres mi capataz y trabajarás cerca de mí.
La pareja
salió. Sinforosa, con gran ceremonia
abrió la puerta con una de las llaves que colgaba de la faja multicolor de su
cintura, le atrajo hacia adentro y señaló una pared. En ella había montada una
exposición de lo que, según le explicó, era el escudo de armas de los Gonzáles,
su sello de plata, una armadura, pistola de argento, una espada de plata y el libro de oraciones del primer Coronel
González.
80.- RECOMENDACIONES DEL AMO NEPONCENO
El Dr.
Neponceno Gonzáles, durante las tareas
de reconocimiento, le dijo a su Nuevo Capataz:
- Serás el responsable de organizar el trabajo y los proyectos que te
confío, manejando el tiempo y
administrando los recursos que se
usan en la reparación de corrales, acequias, caminos, viviendas, Etc.
- Volcarás tu experiencia en los trabajos que desempeñas, dando instrucciones detalladas a todos los
trabajadores de la hacienda, cumpliendo con los tiempos propuestos.
- Los trabajos
encomendados al personal a tu cargo se ejecutarán en el tiempo previsto.
sus vecinos le
respondían y otros se amargaban. Al final, cuando quedaba con dudas recurría a
su mamá y a los miembros de la servidumbre.
- ¿Quiénes son
los encomenderos? – preguntó a su tío
Sabino, una tarde, y le contestó:
- Los
encomenderos son personas que viven en casas grandes con patios, huertos,
caballerizas y tienen extensas tierras y
trabajadores nativos que las labran y los productos los entregan a cambio de valores, racionados para la alimentación de
su familia.
- Gracias tío por responder a mi curiosidad.
- Ahora.- dijo
Sabino.- Cada encomendero que vive en las vertientes del Pacífico, es poseedor
de extensas tierras y sus nativos. En
Santa, tu padre es el dueño absoluto de extensas tierras del valle
irrigado por el río Santa. El joven hizo otra pregunta:
- ¿Y cómo ha
conseguido esta propiedad mi padre?.- Le
respondió con crudeza:
- Los
encomenderos del Rey de España entregaban a los españoles invasores tierras y
pobladores para trabajarla. En los hacendados no hay que confiar, por más que
sean vuestros padres.
-¿Qué hacen
con los nativos o mestizos que se revelan? - Le respondió.
- Los envían a
las mazmorras de donde jamás salen o los remiten a las minas, en cuyos socavones trabajan, sin salir, hasta encontrarse con la
muerte, lejos de sus familiares.
-Tío Shawi, La
noche es propicia para seguir dialogando. ¿Puedes narrarme algún pasaje?
El “Retash”, abrió su bolsa de coca y
extrayendo algunas hojas, empezó agrandar el bolo que lo tenía masticando y después de carraspear
empezó. Te contaré Hoja Verde de la Coca.-
- ¡Apúrate
tío!
- Genaro
Chavinpalpa era un hombre sin familia, coquero y muy trabajador, siempre tenía
algo que hacer y ganaba dinero suficiente para vivir.
“En el pueblo, donde habitaban sólo veinte
familias, tenía un cuarto de adobe con un corralito donde criaba cerdos y un
cuyero en el cual cientos de roedores
nacían, creacía y eran comercializados.
En su habitación todo estaba en orden.
Manifestaba
estados de ánimo y sentenciaba que cuando masticaba las sagradas hojas de la
coca no tenía sed, hambre ni pena. Pese a ingerir alimento sólo una vez al día, poseía musculatura de buey
arador, agilidad de puma y mirada de halcón. Siempre cantaba para hacer trizas
los vidrios de la soledad y rendir pleitesía a la coca, cuando entonaba:
Hoja verde de la coca
humo ralo del cigarro
con los dos
mi suerte amarro
al tenerlos en mi boca.
Solía
decir:-Todo vicio he dejado, pero a mi coca no la dejaré, porque es planta
sagrada, hija de la Mama Pachaa, que da fuerza y conduce a la felicidad eterna.
41- EL
MEDALLÓN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
La waranga
de Chopicancha enterado que Juan Carlos
acompañaría a su padre en un viaje
largo, le ofreció una comida de despedida y felicitaciones por ser el muchacho más joven en tener el honor de
compartir un viaje largo en compañía de
un Encomendero.
Juan Carlos
visitó la casa de su tío Sabino, antes de su viaje, éste, muy conmovido, sacó
una medallita de oro con la efigie de la Virgen del Rosario, que colgaba de su cuello, diciendo.
- Tu padre,
antes de separarse de tu mamá, mando bendecir esta medalla con el cura que vino
a celebrar la misa de Natividad. Tu
mamita María Jesús me encargó
para colgar a tu cuello, el día que emprendieras un largo viaje.
Empiezas, ahora, ese viaje con tu padre Joseph.
- Tio Shawi
explicame ¿Quién es la virgen del
Rosario?.
- Siéntate hijo y
escucha:- Según la leyenda a santo Domingo de Guzmán,
la Virgen
María se le apareció en una capilla del
monasterio de un
cortejo, representa honor y respeto. Los pétalos
que los pajes avientan abriéndole camino a la novia
simbolizan un futuro dulce y pleno.
La dama de
honor es una niña menor de 12 años, sobrina directa
de la novia, encargada de abrir el séquito y acompañarla hasta el altar.
“Contempla los regalos recibidos por la pareja de
novios, tendientes a facilitar su nueva incorporación a la vida
marital”,“Escucha la marcha nupcial
compuesta por Mozart”.
Juan Carlos nada dijo,
porque no entendió con exactitud y se retiró sin comentar.
Alrededor de él, sobre el
suelo de la choza, había diecisiete montoncitos. ¡Tenía treinta y cuatro
lluvias. ¿Qué le había sucedido a su vida? Había vivido en tierras extrañas la
misma cantidad de años que en Chopi
kancha, su tierra natal. ¿Seguía siendo mestizo o se había convertido en un “criollo”? ¿Seguía
siendo un hombre? Tenía la misma edad de su padre la última vez que lo había visto; pero, sin
embargo, no tenía hijos propios ni esposa, ni familia, ni aldea, ni tribu, ni
patria. Tampoco tenía un pasado que le pareciera verdadero, ni un futuro que le
pareciera realizable. Chopi kancha y
su educación en el Yachay Wasi era un sueño lejano. ¿O es que aun dormía? Y en
ese caso ¿Llegaría a despertar alguna vez?
79.- SINFOROSA, JUAN CARLOS Y NEPONCENO
Sinforosa le
transmitió a Juan Carlos, después de escuchar una entrevista del amo con el
gobernador de Marca, mantenida a puerta cerrada. El gobernador había
capturado a una nativa, que al ser
azotada confesó que su torpe itinerario de huida había sido trazado por el
capataz del amo Neponceno, a quien con su mirada seductora, besos en el pecho y
cuello, logró seducirla para que le entregue un pase de Libre Tránsito”. El amo, furioso le dijo:
- Gobernador,
arreste a este hombre y llévelo a la cárcel, debe ser vendido, en la próxima
subasta, a los pishtacos para que lo
conviertan en grasa suavizante de las piezas de algún molino.
Sin decir más
se volvió y regresó a la casa ignorando los angustiados
- ¡No! Siempre dice: “Habré de
prolongar mi existencia para seguir recordándola. Cada mañana reconstruyo,
desde que se alejó, los lugares que recurrimos que se han tornado
vacíos y sin sentido. Las tardes que fueron templo de su
imagen, música del órgano barroco que siempre interpretaba y me ofrecía,
ya no me cobijan. Aguardo sus palabras de aquellos tiempos que no puedo
quebrarlas con mis manos. ¿En qué hondonada estará su alma para que yo pueda visitarla y
destruir su ausencia? En el cementerio sólo está su tumba fría y una enredadera
que captura mis oraciones y nada más”. Después de la cena, suspira
profundamente y monologa.
“Siento que mi vida se desmorona como el
tapial de una mansión añeja, estoy al borde de un precipicio sin final y hago
esfuerzo para mirar el pasado y me siento incompetente al querer hacerlo. Me
doy cuenta que te he olvidado un poquito… voy ha esforzarme para recordarte… El
último beso, ese beso santificado… no sé si es un recuerdo o el recuerdo de un
recuerdo que me abraza.
Necesito de tu presencia,
mi espera es eterna. Sobran palabras en mis horas de soledad… No puedo respirar,
y toda la distancia que nos separa y la, luz del firmamento que enciende mi
fuego, se va apagando. Se que estas conmigo convertido y te contemplo”. Prorrumpe en llanto y se queda dormido en el sillón de su escritorio,
frente al retrato de su esposa con marco
de pan de oro, que cuelga de la pared.
Narra que
“sueña planificando su boda, desde la organización, la vestimenta y el festejo
hasta el viaje de novios.
Analiza las
supersticiones que rodean a la celebración del matrimonio como el salon de
bodas algo viejo, que simboliza la conexión de la novia con su pasado que
representaba la continuidad de su matrimonio. Contempla a la novia con vestido blanco, símbolo de poder económico y de estatus
social. Lleva el velo como
símbolo de juventud y de pureza. Al llegar al altar velada y que el novio la
desvela cuando le es entregada por su padre”.
pueblo de Francia con un rosario en las manos, que le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara
entre los hombres. Además, le ofreció diferentes promesas referidas al rosario.
El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón antes de una
Batalla, cuya victoria se atribuyó a la Virgen María; por ello, en el campo de
batalla, erigió la primera capilla dedicada a esta advocación.
- Tio Shawi, en
Cochapetí, la virgen del Rosario ha hecho algún milagro?
- Claro que sí,
sobrino. Escucha: El día
de su festividad, el párroco que vino de Huarmey, ingresaó al templo del Apóstol Santiago,
ingresó a la Sacristía se pusó la vestimenta de ceremonia para la santa misa.
La nave estaba desierta, no habnía gente. En ese momento sonaron las campanas
para reunir a los fieles. Se levantó una espantosa tormenta, la tierra tembló,
el sol se nubló y los repetidos truenos y relámpagos hicieron estremecer y
palidecer a los oyentes. El terror cundió los hogares y la gente se dirigió al
atrio del templo y vio que la imagen de la Santísima Virgen, expuesta en un
lugar prominente, levantaba por tres veces los brazos al cielo para pedir a
Dios venganza contra el pueblo herege si no se convertían y recurrían a la
protección de la Santa Madre de Dios.
Quería
el cielo con estos prodigios promover esta nueva devoción del santo rosario y
hacer que se la conociera más. La tormenta cesó al fin por las oraciones del
párroco y algunos fieles. El párroco explicó con tanto fervor y entusiasmo la
excelencia del Santo Rosario, que casi todos los moradores de Cochapetí le
abrazaron, renunciando a sus errores, viéndose en poco tiempo, un gran cambio
en la vida y costumbres de la waramga de Chopi Cancha.
42.- PRIMER
VIAJE DE JUAN CARLOS CON SU PADRE
Juan Carlos, por primera vez experimentó, un
viaje largo que le permitió observar como los gatos monteses corrían a
esconderse, en los matorrales, las perdices alzaban vuelo aleteando rápidamente, los conejos se metían
de un brinco a sus conejeras y las vizcachas salían de sus madrigueras a la
hora del nacimiento y la muerte del Sol.
Cerca de una
wanca o piedra alargada en la bifurcación del camino, cada sendero llevaba a
una aldea y otro seguía de frente. Cuando dejaron la “wanka”, notaron que una
aldea estaba destruida, más de la mitad de las chozas estaban vacías y los
pájaros se bañaban en el polvo. Los aldeanos apoyados sobre las puertas de sus
casas, eran viejos y enfermos y los únicos niños eran bebés. No era época de
cosecha, tenían poca comida y menos fuerzas. Su padre le advirtió.
- La Casa
hacienda de mi hermano queda en las alturas de Ututu Punta, a diez leguas de
aquí, en cuanto lleguemos nos darán la bienvenida y nos llenarán las alforjas con regalos.
Soportaron los
tropezones en la oscuridad y cuando llegaron a la hacienda de don Lizandro Rodríguez Alicante, fueron recibidos por el
mayordomo de contextura delgada, canas pobladas en la sien, ojos saltones y
sonrisa chueca con aires de buen señor. Les dijo:
- Esta es la
hacienda de don Lizandro y ningún otro pozo tiene el agua tan dulce,
ningún otro árbol tiene la sombra más reconfortante y las cocinas huelen diferente a la de otras mujeres.
A primera vista, tuvieron la
oportunidad de observar, boquiabiertos, ambientes laborales dedicados a la
manufactura de textiles e hilos de lana, algodón y cabuya. Cuando interrogaron, el mayordomo les
respondió:
- Las bayetas, jergas, frazadas, alforjas, medias, sombreros, costales y
vestimentas tienen gran demanda entre los campesinos, mestizos y mineros.
Al ingresar a
la sala pudieron observar la concentración
de la riqueza encontrada y extraída de los yacimientos mineros de
Ticapampa, Qollaracra y Santo Toribio que dio la posibilidad de una vida social
intensa y llena de ostentosos dispendios.
La atención
culinaria por mozos uniformados, reflejaba la fusión de la gastronomía antigua
del Perú con sus propias técnicas y potaje con la cocina española en su
variante más fuertemente influenciada por la presencia morisca y con
importantes aportes de las costumbres traídas de la costa atlántica y África
por los esclavos.
Padre e hijo fueron atendidos como virreyes y enterados que don
se reunieron
junto a la casa grande y empezaron a cantar, dirigidos por Sinforosa, vio que
el amo habría la ventana de su habitación sonriendo.
Descorazonado,
permaneció sentado, en silencio, durante un rato, hasta que por fin se decidió hacer la
pregunta de lo que le tenía preocupado:
- Zenaido,
¿Dónde estuviste antes de venir aquí?
- Ahora ya no
importa…de cualquier modo esa misma noche me escapé, me escondí con los nativos
hasta que me pareció que no había
peligro de viajar a las Vertientes del Pacífico para seguir tocando el violín
,en diferentes fiestas, que me daban ganancias suficientes para vivir
holgadamente hasta que fui capturado y vendido. El violinista se había quitado
la máscara; eso quería decir que empezaba a confiar en Juan Carlos. Por primera
vez en veinte años, fuera de su tierra
natal, empezaba a conocer a alguien.
78.- LA SOLEDAD DE DON NEPONCENO GONZÁLEZ
Al día
siguiente, Juan Carlos que sabía que el tema favorito de conversación de
Sinforosa era el amo Neponceno, preguntó el por qué vivía solitario y no se
había casado su amo.
- Sí, se casó - le contestó - con la señorita Emma Vaca de Segura, el año que vine aquí. No sólo era bonita, sino
estaba llena de gracia, es decir, aquella a quien la prudencia y la modestia
embellecen. Obraba de una manera atinada, cuyas palabras y mirada reflejaban la
bondad de su corazón.
Durante el proceso del parto, al parecer, ella que
tenía 35 años, sufrió una doble rotura de útero que causó la muerte de madre e
hijo y nada pudo hacer su esposo.
El amo es un
gran médico, cuando sale de la hacienda siempre lleva su maletín de cuero que contiene una mezcla de instrumentos para la
atención de rutina. No hay nadie enfermo o herido que no ayude. Él cuenta que fue un cirujano español adscrito a un
batallón militar de ocupación del Callao y al convertirse en hacendado sigue
ejerciendo su profesión guiado por el espíritu de humanidad y vocación de
servicio.
-
¿Se habrá olvidado de su esposa?
-117-
Luego
preparaban el chicharrón, cortando el cerdo
en trozos medianos y colocaban en una olla o cacerola grande y lo cubrían
con agua, añadían sal al gusto y las ramas de hierbabuena. Cocinaban a fuego
medio hasta que el agua se consuma. Retiraban las ramas de hierbabuena y una vez consumida el agua,
dejaban que se fría con la grasa que suelta la carne de cerdo. Si era necesario
añadían un poco de manteca. Luego servían en mates con salsa de cebolla del
huerto y camotes fritos, papas sancochadas o maíz tostado.
77.- VEINTE AÑOS, LA NAVIDAD Y EL VIOLINISTA
Había
transcurrido otro año, tan rápido, que a Juan Carlos le costó creerlo y las
piedrecitas de su calabaza le rebelaron que había alcanzado su vigésimo año,
lejos y muy lejos de su tierra natal.
Cuando por fin
llegó el día, todos empezaron a comer y a beber en abundancia. Desde la puerta
de su choza, Juan Carlos vio llegar a los invitados del amo que acudían a almorzar y más tarde, cuando los esclavos
Lizandro se encontraba en Lima, trazaron planes para emprender viaje lo más
pronto posible. Pasaron la noches en camas mullidas perfumadas y soñaron con
los angelitos.
Durante el día, tuvieron tres comidas fuertes.
El desayuno lo consumieron alrededor de las siete de la mañana. Entre los alimentos
que sirvieron en el desayuno estaban una taza de leche con chocolate acompañada de pan dulce y de tamales, molletes, tostadas y bizcochos de maíz. Posteriormente, a las once de la mañana las
cocieneras prepararon el almuerzo que consistió en panes y galletas, calabaza en tacha, arroz con
leche acompañados de licores
dulces como el jerez. Los tamales fueron
parte esencial de la comida e la hacienda. A la una de la tarde se sirvieron la
comida principal integrada en cinco tiempos: la sopa aguada, el arroz, el
guisado de verduras, el plato fuerte y el postre. Tres de los cinco platillos
estaban relacionados con carne, pollo o trucha y el postre, servido al final
que eran dulces de leche.
Para la merienda, en la noche consumieron un guisado y el indispensable pan
dulce junto con su taza de café.
Los pocos días que Juan Carlos permaneció en el
fundo de su tío Lizandro conoció y trabó amistad con Isabel Leandra, la hija
mayor de su tío, que se encontraba allí
gozando de vacaciones cortas. Isabel representaba la última fantasía masculina, ya que
ofrecía la liberación de todas las limitaciones de la vida, de todas las tensiones,
de todo el estrés, de toda la carga de responsabilidades, llevaba al hombre a un mundo de puro
placer. Era atrevida y teátrica por naturaleza, se propuso conquistar a
Juan Carlos y lo logró, en una noche de diálogo, bajno la sombra de un alisal que abanicaba el ambiente desde las
orillas de una acequia que discurría cull cull culll por la cabecera del
fundo. Su habilidad descansaba en
distraer a su primo, y para ello se ayudaba de su apariencia y el maquillaje
así como de un tono de voz musical e intoxicante.
Era la diosa Afrodita, proyectando
vulnerabilidad haciéndose adoptar por su primo, dándole la sensación de que era
su protector, operando en las emociones
básicas del visitante volviéndolo esclavo de sus pasiones. Durante días, sus
noches y madrugadas trabajó con su voz, su cuerpo, y movimientos; ya que su
promesa se convirtió en placer y en
aventuras infinitas y a la vez se escuría de los brazos de su primo con mucha
facilidad.
Aunque Isabel
era muy irracional, fantasiosa,
soñadora, banal y superficial, fue una gran liberación para su primo que ya era Wara Chico y estando
en sus brazos y aromado por los besos angelicales de una doncella, ante una
pregunta iluminó la mente de Juan Carlos, empapándolo con conocimientos de la
ralidad histórica del lugar donde se encontraba.
-Primita. ¿Puedes
explicarme, con claridad, donde nos encontramos
en estos instantes?
-No sabes dónde estás, con quién estás y a donde
vas?
-Se que eres mi prima, que somos de la familia
Rodríguez y…
-¡Shist…Escucha: “Estamos en un fundo del Señorío
de Choquericay, que fue dominado tras larga lucha y resistencia. En enero de
1,533 los españoles, en su paso de Cajamarca a Pachacamac, llegaron a estos
dominios, pertenencientes a los curacazgos de Recuay, Marca, Rapish Pampa y
Waras, conducidos por Hernando Pizarro y 14 jinetes acompañados de nueve
peones. Esta expedición pasó por los pueblos del Callejón de Huaylas y las
Vertientes del Pacífico. El cronista Estete señala que el Capitán fue a dormir
a un pueblo que se llamaba Sucaraccay, donde le hizo buen recibimiento el Señor
del pueblo de Recuay llamado Marcocana.
El 11
de agosto de 1534 fue entregada la encomienda de Choquericay, que
comprendía las provincias actuales de Huaráz y Recuay a los capitanes Jerónimo
de Aliaga y Sebastián de Torres, lo que fue administrado por ambos hasta 1537,
para luego quedar en poder de Don Jerónimo de Aliaga. La encomienda de Recuay
estaba comprendida en la jurisdicción del corregimiento de Huaylas.
Toribio de Mogravejo llamado el extirpador de las idolatrías, visitó
Recuay en dos oportunidades, la primera excomulgó al corregidor de Cajatambo
Don Alonso de Alvarado y al pasar de Recuay a Huaraz hizo brotar agua en el
lugar llamado Arzobispo y en la segunda visita destruyó múltiples ceramios,
nominándolos como idolatrías.
- Gracias, prima, por la información sabia. ¡Ahora sé donde y con quien
estoy!
- Eres un mestizo muy afortunado – le dijo Zenaido
Milla - . No haces más que estar en el huerto. Nadie tiene un trabajo más fácil
que tú, excepto en las haciendas mucho más grandes.
Juan Carlos
pareció entender y no le gustó nada.
- Trabajo
mucho.- dijo, y señalando al violinista,
sentado en la silla, agregó:
- Más que tú, tocachín.
75.- NO VOLVERÍA A VER MÁS A SU FAMILIA
Los meses
transcurrían más rápidamente, y la estación del calor, conocida como “verano”, pasó en seguida.
Empezó la cosecha, con más tareas para Juan Carlos y los demás. Mientras los
unos estaban ocupados con el duro trabajo en los sembríos, incluyendo a
Sinforosa, él tenía que ocuparse de las
gallinas, los caballos y los cerdos, además de la huerta.
Cada día que
pasaba el aire se volvía más frío y el cielo más gris, hasta que el suelo
empezó a cubrirse de nieve, cosa que Juan Carlos encontraba extraordinario,
aunque desagradable. Trabajaba duro en el jardín, desde el alba hasta la puesta
del sol, cultivando hortalizas por sus hojas y frutos: lechuga, tomate,
berenjenas, melones, etc.; verduras de raíz: zanahorias, rábanos; leguminosas:
habas, judías, guisantes.
A principios
de verano, mes de “Julio”, los que trabajaban en las chacras sembradas
regresaban extenuados, después de cortar las yerbas que crecían junto al maizal
con mazorcas ya consistentes. Sabía que, aunque había aprendido a
desplazarse y a ser útil, nunca podría
llegar demasiado lejos sin que un cazador
le descubriera.
Sabía que nunca volvería a ver su hogar y sentía que
dentro de sí moría algo precioso e irrecuperable; pero la esperanza seguía
vivo, aunque no volvería a ver más a su
familia, de llegar a tener una estirpe propia.
76.- MATANZA DE CHANCHOS CEBONES
En la hacienda, cada familia acostumbraba cebar chancho con cebada en el corralito junto a su choza. El día de
la matanza desayunaban unas transporte,
algo problemático por las distancias y lo complicado del terreno, sin casi
caminos y con carencia de animales de carga. Habían encomiendas vinculadas a la
Iglesia y a instituciones de caridad, como hospitales, hospicios, orfanatorios,
etc.
74.- JUAN CARLOS, SINFOROSA VASQUEZ Y ZENAIDO MILLA
Todas las
mañanas, mientras estaba inclinado sobre las plantas, Sinforosa Vásquez salía
de la “Casa grande” con su canasta. Su talle fino y andar ligero mostraban que
era una mujer con fibras musculares elásticas e inteligencia clara que se
reflejaba a través de los espejos de sus ojos pardos claros como los de gata.
Juan Carlos se había enterado que era la cocinera de la casa hacienda y
elegía las hortalizas que necesitaba para preparar la comida. Las verduras formaban parte de la dieta
del amo que lo mantenía sano, alegre y bien formado. Las hortalizas, frutas,
cereales, legumbres, el aceite de oliva, el pescado, el poco consumo de carne
con preferencia de ave, el vino y la cerveza, eran los signos de su vitalidad.
Una mañana, a los pocos días, el viejo
violinista, no acudió al jardín y Juan Carlos pensó que debía estar enfermo y
se puso a regar y quitar las malezas,
pues sabía que Sinforosa llegaría en cualquier momento y le parecía bien
que no le encontrara sin hacer nada. Desde ese día, se convirtió en el
hortelano.
La cojera le
permitió a Juan Carlos adaptarse al trabajo de jardinero que lo hacía muy bien,
es así que, una mañana Sinforosa le
indicó que la siguiera y entrara a la cocina de la casa y conociera la
ubicación de las verduras y le llevara,
todas las mañanas, las hortalizas necesarias para la preparación de la comida
diaria.
Después de
meses de pensar incesantemente para fortalecer los brazos, el violinista se
sintió tan bien como antes de que le fracturaran la mano y por las noches
tocaba su instrumento musical que le
exigía el movimiento del brazo y los dedos de la muñeca y la mandíbula
que sostenía la caja del violín y
lograr melodías que eran agradables al
oído.
43.- CONTINUANDO VIAJE Y MENSAJES
A la primera luz del alba, Juan Carlos se despertó con el sacudón que le
descargo, cariñosamente, su padre y le4 dio la orden de encillas lloss
caballos.
En el Yachay wasi, Juan Carlos había aprendidó
aperar y cabalgar acémilas y en esta oportunidad, puso en práctica sus
conocimientos. Ató al animal al poste, limpió la parte frontal de la cruz del caballo, lugar donde colocó las
almohadillas y situó la montura en el lomo del caballo y la cincha
conectada con la montura la
ajustó por la zona de la barriga del equino, dejando dos dedos de holgura.
En la extensa
pampa, antes de que el sol de posara en el cenit, vieron un jinete solitario que avanzaba hacia ellos; el día
anterior se habían cruzado con otros viajeros, intercambiando saludos. Este
viejo con sombrero a la pedrada, alforjas repletas y un pellón de lana fina de
color negro que contrastaba con la brida
tachonada con adornos de plata, quería
conversar y les dijo.
- Me he
encontrado con unos cuatreros y me han preguntado donde queda Cochapetí y yo
les he respondido, que queda al pie de un inmenso cerro llamado Ishke Cruz y
sus faldas se extienden hasta el Océano Pacífico. Ustedes son del lugar
mencionado ¿No es cierto?
- Sí, soy el
Encomendero de Cochapetí y de Santa, como tengo numerosas obligaciones, de las cuales las principales
son enseñar la doctrina cristiana y defender a mis encomendados, así como
defender y ayudar a multiplicar mis bienes, yo y mi hijo primogénito nos
dirigimos a Caraz donde vive mi hermano. Se despidieron y prosiguieron viaje.
Cerca avistaron manadas de reses que
apacentaban los verdes ichos. Joseph disminuyó el paso y dijo.
- Estas
extensas praderas son fuente inagotable de riqueza ganadera y en sus lomas se
encuentran enterrados los minerales y metales codiciados.
- Papá Joseph,
¿Ud. coonoce estos parajes?
-¡Sí, hijo!...
He recorridolo los dominios de Chjoquiricay, Waras y Huaylas.
- ¡Puedes
describirlos, papá?
-72-
- ¡Escucha!
Estamos recorriendo el Callejón de Huaylas
que es un paraiso terrenal, un premio de Dios a la laboriosidad de sus habitantes. Es cuna de la agricultura
donde se domesticó al chocho alrededor de la Cueva de Guitarreros, ubicada en
la Cordillera Negra y a orillas del Hatun Mayu.
A lo largo de
este valle existen comarrcas con características propias que se alinean, de sur
a norte, de la siguiente manera: Rapish pampa, Ricuay, Waras, Qallwash, Yungay
y Huaylas y concluye en el Cañón del Patoq. Dentro de estas poblaciones, Caraz
es la más importante, es la tierra de doña Inés Huaylas, la esposa del Marquez
Francisco Pizarro.”
Como las
acémilas se cansaron, se apearon, aflojaron las cinchas y colgaron las bridas y
tuvieron que viajar largos trechos a pie y cuando se detuvieron en la noche,
los pies estaban hinchados y tenían mal aspecto y al acostarse su padre le
aplicó un ungüento a las partes laceradas.
Cuando
reanudaron la marcha, se dieron cuenta que habían dejado atrás la región de
cactus, mitos y tunales y que entraban a una tierra poblada por árboles
frutales y retamales. Con el sol que zambullía su candente anatomía en la
inmensidad de los mares, padre e hijo acamparon en una meseta y. mientras los
caballos apacentaban, comieron su fiambre y cuando llegó el momento de
reiniciar el viaje, un «correo» o «emisario»,
recorredor de distancias a caballo, transportando mensajes en forma
de cartas, saludó y se detuvo ante la solicitud de Joseph que le invitó sunos
pan es y después de un breve diálogo, le
entregó un mensaje para su hermano, que se encontraba a dos días de jornada.
-73-
sufrida
en el tobillo derecho a raíz de la golpiza recibida del capataz anterior, un
mestizo acholado, un peón llamado Zenaido Huerta, se le acercó a dialogar.
- Me han dicho
que estás muy animoso, debes estar contento que no te hayan matado. Podrían haberlo hecho; estaban en su
derecho, igual que cuando este blanco me rompió el brazo, porque me cansé de
tocar el violín.
Hay una ley
que prohíbe enseñar a escribir y leer a un nativo o que se le dé un libro. Hay incluso una ley que prohíbe
que los nativos toquen instrumentos musicales, porque dicen que esa afición es
de gente ociosa y a los españoles no les agrada que la gente pierda su tiempo
en actividades artístico - culturales.
- Estoy
moviendo los brazos para volver a tocar el violín - le dijo mientras trenzaba
las hojas de las mazorcas - . Con un poco de suerte, el amo me va a comprar
para hacerme trabajar. He tocado el
violín por todas las Vertientes del Pacífico, ganando dinero para el amo
y para mí.
Una de las principales formas de empleo de la
fuerza de trabajo de los nativos ancashinos, por parte de los españoles, fue la
que se conoce como encomienda. Era una institución que estableció que el Dr.
Neponceno, tenía a su disposición
centenar de indios con sus caciques para que le pagasen tributos y le sirvieran.
La figura del cacique o personaje principal de los poblados era muy importante
porque solía ser el intermediario entre el encomendero y los nativos,
especialmente en la cuestión de los tributos.
La encomienda fue un instrumento muy eficaz para
consolidar el dominio del territorio porque encuadraba y organizaba a la
población nativa como mano de obra forzada. La encomienda fue un medio empleado
por la Corona para recompensar a los que habían prestado servicios importantes,
y contribuido a la conquista y, además, para fijar a la población europea en el
continente.
La obligación del servicio personal permitía al
encomendero emplear a los nativos en el servicio doméstico de su casa y en un
sin fín de tareas de ayuda, en las labores agrícolas y ganaderas y hasta en las
de tipo artesanal, especialmente en la rama textil, la construcción de barcos y
empleados en ingenios de azúcar y cosecha del maíz. Otra de las tareas era la
del hortelano.
Una
mujer delgada, robusta y agraciada de piel tostada, con mandil blanco, de
rostro severo aunque no desagradable,
entró llevando un recipiente con agua. A Juan Carlos le pareció reconocerla y
haberla visto. Inclinada sobre él, con un pocillo le daba de beber agua fresca
y cristalina.
Ella
se encogió de hombros y se puso en cuclillas y le puso un trapo húmedo y fresco
sobre la frente y los paños tibios sobre el tobillo derecho; sabía que toda fuente de
calor produce efecto de vasodilatación, ayuda al flujo de sangre y de esa
manera sana la herida más rápido y por
consecuencia baja la inflamación.
Empezó
a preguntarse ¿Dónde estoy? Esta no era
su choza y por los sonidos de que
ingresaban de fuera y las voces de mestizos que pasaban se dieron cuenta que
estaba en otra hacienda.
Se
negó a probar bocado alguno hasta que se fue la mujer, entonces comió
rápidamente, pues quería recobrar las fuerzas perdidas. A los pocos días ya
caminaba con soltura, libremente por todo el cuarto.
Retornó
la cocinera y al notar que Juan Carlos consumió el plato en un santiamén, le dijo:
-
¡Qué bien¡ Pronto te recuperarás, si es que ingieres los alimentos con agrado.
-
Buena señora. Dime ¡Por favor! ...
¿cuándo y cómo llegué?
-
Te trajo el patrón, cargado en un burro y te dejó aquí, en la puerta, de la
casa hacienda, ordenándome que te atendiera.
-
¡Muchas gracias por su atención!
-
Le pedí a Walter que me ayudara y él fue quien, después de lavarte la herida
con zumo de Ruki, logró coagular la hemorragia de sangre que manaba por la
herida abierta que tenías en la articulación del peroné y
de la tibia, en el lugar donde la pierna se une con los huesos del pie,
formando una protuberancia llamado tobillo que te separó con un tajo de cuchillo de matar
chancho; luego de lavarte la herida con agua de Llantén te vendé, haciendo
tiras de mi blusa y el resultado ya lo ves.
73.- ZENAIDO MILLA EL VIOLINISTA
Cuando
Juan Carlos se encontraba convaleciente de la amputación
CAPITULO
V
VIA
CRUCIS DE JUAN CARLOS ALICANTE
Pishtacos
venden a Juan Carlos
44.- EN LA HACIENDA DE DON HONORATO RODRÍGUEZ
El Sol se
tornaba púrpura en el horizonte cuando
Juan Carlos notó la presencia de la casa hacienda de Canyas Bamba, cerca
de Caraz y escuchó el tañido de campanas que comunicaba la llegada del hermano
y sobrino del hacendado.
Impresionaron, a los trabajadores de la hacienda, al ingresar en
caballos de silla de andar suave y de caminar a cuatro tiempos, que se lucían
con el control de los jinetes con sombrero de paja, camisa y pantalón blanco
con poncho habano.
Desmontaron de
sus jamelgos y Joseph se abrazó con su hermano Honorato dándose palmadas
afectuosas. Su tío, alto, fortachón y pulcro en la conversación, tan parecido a
su padre, abrazó a Juan Carlos y le dio la bienvenida.
Entre
amistosos codazos y empujones, Juan Carlos fue presentado a una cantidad
interminable de adolescentes de la hacienda. Probó la carne de venado asado y
notó que la comida era buena, pero no tan sabrosa como la que preparaban las madres de Chopi Cancha, para
la Fiesta de las Cosechas.
Tratándose de
una celebración de bienvenida, los visitantes se reunieron alrededor de varias
fogatas y Juan Carlos corrió a reunirse con su padre, justo para la plegaria al Divino Hacedor.
La campanas
que colgaban del campanario construido con piedras labradas, trasmitió la
noticia. El grupo de recepción preparado
para la bienvenida, lo integraban
Jordán y Salomón, caporales de la
hacienda. El ama de llaves, el mayordomo, el capataz y los representantes de
las familias, que trabajaban en el inmenso patrimonio, se acercaron a la
capilla con balcones apenas redondeados con pocos adornos en la ornamentación de
las columnas, sin dejar las características propias del barroco y se ubicaron delante de la Cruz familiar, para recibir al cantor, un blanco de ojos azules
con barbas albas largas, que rápidamente bendijo al grupo.
45.- “WAMANPA HUPAYNIN”
- El Callejón
de Huaylas es la zona más propicia que
existe, es el trabajar;
“Shami”, ven; “Aku”, vamos, que eran las
palabra más utilizadas por los del lugar.
69.- VARIAS OCUPACIONES
Igual
que en su aldea, vio que los varones secaban alimentos almacenados para su
preparación y alimentación diaria, las mujeres cortaban alfalfa y formaban
manojos; en cambio otras extendían ramas de orégano, hierba luisa, menta, ocas
y mashwas para que se deshidrataran con el sol. Los niños recogían musgos y lo
remojaban con agua hirviendo, luego lo secaban,
aunque él no tenía idea para
qué.
Cada
vez que pasaba por el corral se le revolvía el estómago cuando veía extrayendo
tocos de los pozos; pero lo que realmente le ponía enfermo era ver como
exprimían los pezones de la vaca recién parida y bebían, al instante, la leche
corta sanguinolenta.
Cuando
terminaban la última de estas tareas, Juan Carlos con algunos peones reparaba
las cercas, mientras las mujeres realizaban la limpieza en la “Casa
Blanca” del hacendado y finalmente de
sus propias chozas.
Una
noche, después de dormir un rato, se despertó y no podía reconciliar con el
sueño, como solía pasarle a menudo; se sentó y se quedó mirando la
oscuridad, sintiendo que de alguna manera era la voluntad del Patrón Apóstol
Santiago que estuviera en ese lugar, entre los miembros de una gran familia
mestiza, cuyas raíces se remontaban a sus antepasados que a diferencia de él, no sabían quiénes eran ni de dónde venían.
Un
domingo, todos los trabajadores de la hacienda, sin distinción de razas y
situación de trabajo, comieron y bebieron hasta hartarse. Don Zenaido, viejo
violinista, que rezaba responsos durante los velorios y entierros, afinó su
violín, instrumento musical con cuatro cuerdas, y empezó a ejecutar un yaraví
muy triste raspando la cuerda con un arco, accesorio con cerda y los nativos
empezaron a cantar:
Hasta
cuando este valle de lágrimas
a
donde yo nunca dije que me trajeran,
de
codos, todos bañados con lágrimas
repetimos
cabizbajo y vencidos:
¡Hasta
cuando la cena miserable durará?
Poco después, cuando varió de tema, todos
bailaron, salvajemente, como
queriendo expandir los sufrimientos y
privaciones, lejos de sus seres
queridos.
70.- TRATO DE HACENDADOS CON PISHTACOS
El
tobillo izquierdo, de Juan Carlos, se le había supurado de tal forma que todo
el grillete de hierro estaba cubierto con un líquido amarillento, de aspecto
enfermizo y la manera en que cojeaba
hizo que, finalmente, el capataz se
fijara en él y retirándose del lugar ordenó a su ayudante Ildefonso que le
sacara los grilletes.
Cuando
se propuso a cumplir la orden, se
desplomó sin hacer ruido, a raíz de un "ataque
epiléptico". Sufrió convulsiones y
movimientos corporales incontrolables de forma repetitiva. Esta situación fue
aprovechada por Juan Carlos que
le ató las muñecas y el tobillo. Cogiendo un cuchillo de cocina, que lo tenía
escondido debajo de su pantalón, luchó
contra el impulso de clavárselo, no se trataba del odiado Pishtaco que le había raptado.
Ahora
sabía muchas cosas acerca de la tierra de los hacendados. Tenía una casona de mayor
monumentalidad entre las diferentes formas de hábitat rural de las
encomiendas. Estaba asociada a una gran explotación agraria y la granja de
carácter puramente agrícola, en la que el dueño tenía su vivienda. La Hacienda era una expresión de poder y
posición social. El hacendado hacía trato con los pishtacos para proveerse de
grasa humana para sus molinos y de esclavos para las faenas en la hacienda.
71.- MONÓLOGO ANTES ANTES DEL SUEÑO
Sin
pronunciar palabra alguna, hacía todo lo que le ordenaban. Cuando terminaba el
día, arrastraba su profunda melancolía del campo a la oscura choza, donde
monologaba antes de reconciliar con el sueño:
“Papá
– decía- estos blancos son peores que nosotros. Sus huesos, su sangre, sus
tendones, sus manos y sus pies no les pertenecen.
“¡Madre!
- solía decir- Las mujeres de aquí se ponen llicllas sobre el sombrero que
cubre la cabeza, pero no saben trenzar sus cabellos; casi todo lo que cocinan
contiene pelos y muchas se han acostado con desconocidos y por eso sus hijos
solo llevan apellido materno”. Y también hablaba con sus hermanos Juan Diego,
Juan Samuel y Juan Pantaleón, diciéndoles que “ni el más sabio
de los ancianos podría convencerles de lo importante que es darse cuenta
de que ni el peor de los animales
salvajes era tan peligroso como el pishtaco que maltrata y degüella a sus
semejantes.
Una
de las principales cosechas de la hacienda era la papa que finalizaba con la concentración de gentes de estancias
vecinas que como pago, por su trabajo, removían el calpal y las papas encontradas eran ensacadas y
llevadas a sus comarcas. La pachamanca era preparada por mozos, en hornos con “Kurpa”, (terrones de tierra) con puertas
de piedras rectangulares.
Generalmente se preparaba un saco de papa de
seis arrobas, un carnero o pierna de res bien aderezada y servían con huacatay.
Juan Carlos llenaba la bolsa, dos veces por
día, como la mayoría, pero había algunos que, para complacer al capataz,
agachaban más la espalda y el cuerpo para vaciar tres sacos.
72.- LA AMPUTACION DEL TOBILLO
Juan
Carlos, cuando abrió los ojos se puso a
contemplar una telaraña que colgaba del techo y cuando empezó a elevar su
oración al patrón Shanticho se abrió la puerta con un fuerte chirrido. Al
levantar su cuerpo, pudo distinguir la presencia de un hombre blanco, con barbas espesas y bigotes cuyas puntas asemejaban cuernos de
res, con puntas dirigidas hacia los ojos, nunca le había visto. Ingresó
portando en la mano derecha un maletín negro.
Juan
Carlos intentó levantarse, pero le fue imposible, apenas podía moverse y sentía un dolor fuerte en el pie
izquierdo; y, mientras observaba al personaje extraño, éste llamó en voz alta -
¡Sinforosa!
En la punta
flameaba una floración en forma de penacho o plumero, las corontas crecían en
las axilas de las grandes y alargadas hojas, que se convertían después en
mazorcas llenas de granos formados en hileras.
Como tantas veces en la
prisión de los pishtacos, Juan Carlos pasó la noche visualizando las escenas de su tierra natal,
hasta que finalmente cerró las pestañas y quedó profundamente dormido.
68.- EL QUECHUA PARA ESCAPAR
Cada
día que transcurría, los grilletes que rodeaban sus tobillos hacían que su
movimiento fuera más difícil y doloroso. Cada mañana, poco después de que
sonara la campana, Juan Carlos salía cojeando de la choza para observar a los
extraños nativos que salían de sus chozas con cara de dormidos y para despertar
se mojaban con el agua que discurría por la acequia que pasaba por la cabecera
de los sembríos.
Un
día, descubrió que la cocinera preparaba
la ración de los peones, cortando la pierna de carnero en pedazos con un
cuchillo grande y afilado, de inmediato
planeó lo que podría hacer si lo tuviera en sus manos, cuando oyó un aullido
penetrante fuera de la casa hacienda. Casi saltó de su asiento para arrebatarle
el cuchillo y dirigirse al lugar de donde había salido el anuncio de un zorro.
Todas
las noches, antes de reconciliar con el sueño, pensaba como huir de esa
aborrecida hacienda para retornar a la de su padre que era un edén, donde los nativos
recibían un trato adecuado, de acuerdo a las normas de las encomiendas.
Recordó,
con tristeza, que su padre le había prohibido hablar el quechua, cuando niño,
manifestándole que era un idioma de una raza avasallada. En las circunstancias
en que se encontraba se dio cuenta de que tendría que aprender ese idioma, para
lograr conocer la forma de vida de los trabajadores de la zona desconocida y
poder huir con más seguridad.
Sin
que nadie lo supiera, ya reconocía algunas palabras como: ”Wayi”, casa; “woqi”,hermano;
”mishti”,gato;” aku”,vamos;” markatam kutita muna”; Quiero retornar a mi
tierra; y preferentemente “ aumi tayta”, sí padre; “Mamay”, mi madre; “Shumaq
china”, mujer bonita; ”Uriashun”, Hay
que conjunto de todas las cuencas
hidrográficas que tienen su origen en la
cordillera negra y blanca, cuyas aguas desembocan en el Océano Pacífico. Recibe a
todos los buscadores de paisajes, sondeadores de minerales y de riquezas
culturales andinas; su parque cuenta con más de cuatrocientas lagunas que
juegan un papel de composición en la economía.
La Semana
Santa, en Caraz, es uno de los sucesos
más importantes, cuando se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo. Se
participa en multitudinarias procesiones, desde el Domingo de Ramos hasta el
Sábado Gloria.- Le siguió narrando las bondades del Callejón de Huaylas uno de los caporales de su tío Honorato.
Después del
Domingo de Ramos, en la tarde, Juan Carlos visitó las fundos de Mato y Santa
Cruz, en cada uno de esos lugares, los
caporales y su familia le recibieron con brazos abiertos y papitas tiernas
sancochadas con quesito fresco, picante
de cuy, sopa de harina de habas, entre otros potajes excelentes que le
transportaron al pasado de su niñez.
El Jueves Santo, de madrugada, se dirigió a Tumshukayko, zona arqueológica ubicada a 1 km al norte de la
ciudad de Caraz. Proponen los arqueólogos que el sitio pertenece al Pre cerámico Tardío con evidencias de ocupaciones tardías de la cultura Choqui
Recuay o Huaylas,
en el periodo denominado Intermedio Temprano.
Embelesado
recreó sus ojos y quedó impregnado de paisajes espaciales, andenerías, fachadas
del templo pre hispano, sementeras, patoo, Kuri kashakuna, ovejas, reses,
picaflores, perdices y gorriones.
Como en
sueños, súbitamente, se le apareció un joven desconocido, aunque su estatura no
alcanzaba el metro y medio, su porte no dejaba de ser elegante, exaltando su
presencia; bajo su sacón abrochado y con el cuello levantado, un cuerpo
elástico en su caminar ligero, de pasos largos y apresurados. Se paró frente a
Juan y haciendo una venia reverencial le saludó muy atentamente.
- Tenga buenos días “Amauta”.
- Buenos días, jovencito. ¿Con quién tengo el
gusto de conversar? - preguntó.
- Me llaman,
desde los tiempos pre incas, “Nina Wanka Yaku Puma”.- le contestó.
- ¿Qué haces
por estos parajes? – interrogó, sorprendido.
- ¡Muchas
cosas!... Por ejemplo dar noticias.- contestó y prosiguió.
- Los
trabajadores de la hacienda de Santa Cruz, a raíz de un robo sufrido anoche,
han decidido rastrear a los animales sustraídos y capturar a los abigeos.
- ¡Cómo me
agradaría participar de esa pesquisa!;
pero, mañana retorno a mis tierras de las Vertientes del Pacífico. Con la
emoción que afloraba de sus labios delgados, le dijo:
- La noticia
de su retorno es muy buena y gustoso le acompañaría, con la condición de
recorrer los lugares, sin revelar mi presencia.- Contestó.
- ¡Prometido!
En el patio del templo pre inca, alfombrado
por pajonales verde amarillos, ante la convocatoria cabalística de Nina Wanka,
se apareció un ave gigante que se posó sobre una piedra. Subieron, se sentaron
cómodamente. La nave se elevó, trasmontó la Cordillera Negra y en minutos
recorrió el espacio vertentino, las playas de Huarmey y Santa. Nina Wanka
habló.
- En tiempos
inmemoriales, “Tsakmakoq”, importante Dios agrario, puso a los hombres en el
mundo para que trabajen y lo adoren. Estos primeros pobladores fueron invadidos
por las tribus salvajes de los “wankurkuna”, dedicados al torcelado y enrollado de hilos de lana de
alpaca y vicuña, que provocaron el
caos y el desorden.
Mama “Killa”
para liberar a su pueblo envió a su hijo “Waman” para que reordene el imperio de los
“warakayoqkuna”, hombres diestros en el manejo de la honda, con estrategias
diplomáticas sin emplear la fuerza. Este
es capturado por la tribu y sometido a trabajos forzados en condición de
cautivo.
“Turmanyé”,
princesa muy hermosa y de buen corazón, que
se dedicaba ayudar a las personas afligidas sumergidas en el zanjón de
la desgracia, conoce al cautivo y se
enamora de su belleza espiritual reflejada a través de sus ojos pequeños y su
cuerpo atlético.
escopeta
cuyo eco fue perdiéndose en la profundidad del espacio. La sorpresa hizo que su
rodilla se doblara y cayera de bruces sobre una alfombra de piedras puntiagudas
del sendero.
Al
rato, sintió que se acercaban, por entre las
malezas, directamente hacia él. Logró arrodillarse justo cuando
dos perros saltaron sobre él ladrando, baboseando y mordisqueándole
hasta revolverle por el suelo y luego tomaron distancia para volver a cargar
sobre él.
Tenía
los ojos cerrados y el cuerpo bañado con sangre cuando la puerta de la pequeña
habitación se abrió, con un crujido estremecedor; vio al jinete que le impactó
dos punta pies en el vientre, el mismo que había lanzado la piedra a su espalda
y logrado capturarlo.
El
jinete le echo una manta sobre el cuerpo
y se fue, dando un portazo. Se quedó dormido hasta que le asestaron una patada
en la costilla que le obligó abrir los ojos, de par en par, con una maldición.
67.- JUAN CARLOS PEON DE HACIENDA
Había
soñado cosas alentadoras que le motivó levantarse y dirigirse a la puerta,
donde la fuerza de la luz del sol le
cegó al principio, pero al cabo de un momento empezó a divisar unos nativos que
caminaban en fila seguido por un capataz mestizo a “caballo”.
Le
condujeron a otra choza y allí, una viejita irritada y de pasos ligeros y
firmes le puso delante un recipiente aplanado lleno de comida, cuyo aderezó era
apetecible y tentador.
Empezaron
a caminar y a cada paso que daba Juan Carlos sentía que los grilletes se le
clavaban en la piel; tenía los tobillos heridos y de ellos manaba sangre. Oyó
unos ladridos a lo lejos. Se estremeció al pensar que los perros que le habían seguido el rastro y le habían
atacado se acercaban. De pronto pensó en su “Pichis”, que había muerto peleando
contra los hombres que le habían secuestrado en Chopi kancha.
Llegó al lugar
poblado por una variedad de maíz, originaria de los Andes peruanos, única en el
mundo por poseer la coronta y los granos de un color morado característico,
debido al pigmento que poseía, que tenía el tallo macizo y erguido que
alcanzaba la altura de tres a cuatro metros, en cuya Apenas
sus plantas hollaron el piso, con los pies entumidos, empezó a correr hacia el
bosque y cuando el jinete blanco volteó no percibió figura humana alguna.
Sorprendido, pidió ayuda.
Después
de cruzar un pequeño riachuelo, agotado
y cansado se arrimó al tronco de un árbol y se quedó escuchando el canto de los
grillos, el aleteo de los búhos y el ladrido de los perros a la distancia.
Cuando
el oriente empezaba lentamente a aclarar,
Juan Carlos bebió agua del
riachuelo que pasaba por debajo de la tupida maleza y se lavó ´la cara y
desperezo sus brazos y piernas.
Apartado
de la Casa Grande y cuando pensaba que estaba lejos de sus perseguidores,
escuchó una voz potente.
-“¡Sal
con las manos en alto¡ No intentes nada, porque te tengo apuntado con la
escopeta”.
La
voz retumbó como trueno y una piedra se estrelló en la espalda de Juan Carlos,
dejándolo sin aliento. Se incorporó y salió tambaleando. Fue atado del cuello y
conducido, a trote de caballo. Pese a la caminata ligera, estaba aterido de
frío cuando llegaron a la puerta de la Casa grande. El jinete se apeó, inclinándose se puso en cuclillas, varias
veces para desentumecerse, momento que Juan Carlos utilizó para subirse al
caballo y emprender su segunda huida.
Distante,
temeroso de que fuera descubierto, se apeó y arrojando piedras alejó al caballo
que siguió trotando por el sendero, seguido por el ladrido de un perro.
Juan
Carlos se deslizó como una sombra, alejándose del camino. Corrió agazapado,
rompiendo con las pisadas los helados tallos de ichos resecos que le
aguijoneaban las pantorrillas. Hizo un gran esfuerzo para no gritar de alegría,
pues se sentía libre.
66.- LOS PERROS
CAPTURAN A JUAN CARLOS
Todo
estaba en calma, excepto el silbido de su propio aliento y eso le recordó largas vigilias en Chopi Cancha junto a su fiel “Pichis”.
Poniéndose
en pie, de un salto, empezó a correr,
entre el Chamizal como se lo permitía su agotamiento y cojera; escuchó una
detonación de Para profundizar su amor y vivir felices en otros lares, a ocultas hacen
el amor y planifican huir, pero son sorprendidos, capturados, torturados y
castigados.
“Waman”,
Halcón, es quemado vivo y deja a
“Turmanye” con dos hijos: “Piquis” y “Pariash”, Pequeño y Gorrión; el primero
muere y el segundo, se enfrenta a los conchucanos que asesinaron a su padre.
Provisto de una honda los ataca, los derrota y reconquista el territorio. Le pide a la diosa suprema que envíe más
hombres para que repueblen la tierra. Mientras tanto, yo el Espíritu de Waman
me trasladé a las Vertientes del Pacífico, del reino de Huaylas, para apoyar a
“Warakayoq”.
- Historia impresionante y
ejemplar.- contestó Juan Carlos.
- Soy el
gigante “Wamanpa Hupaynin”, Espíritu del Halcón, elemento de transporte, en
tiempos inmemoriales, del monarca “Warakayoq”. Estoy dispuesto a servirle
porque siempre he estado al lado de causas justas.-manifestó.
El
rapaz que se encontraba frente a
Juan Carlos, con su estampa impresionante, le dejó pasmado, al decir:
- Mi primer
objetivo es seguir a los rastreadores y estar en contacto con todos aquellos
que van a prestar apoyo para encontrar a los comuneros extraviados y de acuerdo
a las circunstancias tomar las medidas más adecuadas.- Al retirarse, le dejó la
palabra clave de “Hupaykuna” para
contactarse con ellos, en cualquier momento y circunstancia.
Dejaron en
claro que entre ellos serían visibles, pero para otras personas imperceptibles,
lo que facilitaría los trabajos de
investigación.
46. - EL PUMA Y EL CARNERITO
Un día
domingo, formalizaron una excursión para conocer las inmediaciones de la
hacienda y salieron a dar un paseo a caballo.
De pronto se
encontraron en la meseta extensa de origen precámbrico, cubierta por
sedimentos paleozoicos y mesozoicos. El sector
por donde recorrieron tenía derrames de lava y basaltos procedentes
de grandes volcanes actualmente inactivos. Entre las especies de fauna destacaban los auquénidos como la
vicuña y la taruca; entre las aves se
distinguían el cóndor andino y halcones;
en las lagunas muy alcalinas nadaban y volaban las wachwas y patos silvestres.
El silencio
del campo se vio interrumpido por el
feroz ladrido de los perros pastores y el balido agudo y aterrorizado de un
carnerito.
Vieron en el
extremo de las altas yerbas un gran puma que soltaba un carnerito de sus
fauces, para embestir contra los perros.
Cuando un can fue arrojado lejos, los pastorcillos se fueron detrás de las
ovejas de su pertenencia, mientras Juan Carlos se dirigió, ciegamente, hacia el carnerito.
El puma, al
distinguir a Juan Carlos y don Teobaldo que se acercaban, retrocedió y girando
sobre sí mismo se retiró hacia el bosque, seguido por la
jauría de perros enfurecidos. El
carnívoro se detuvo, volteo y en fracción de segundos, saltó sobre el primer
sabueso y cogiéndolo del cuello le destrozó las vértebras, salpicando con
sangre abundante las paredes rocosas del sendero.
Juan Carlos
vio a los muchachos que le rodearon.
Miraban a los perros destrozados y heridos que aullando pedían auxilio de sus
amos. El carnerito, con el cuello destrozado, quedó estirado en el sendero.
- ¿Te sientes
bien?- preguntó don Honorato.
- Si tío,
respondió Juan Carlos.
De retorno a
la costa, recorrieron el puente colgante, en la parte estrecha del Cañón del Patoq,
que les permitió tocar ambas cordilleras a la vez y visitaron los pueblos de
Yuracmarca, Cascada, Huallanca,
Yuracmarca y los valles
inmensos de Chuquicara, Vinzos y
Rinconada.
Joseph y su
hijo llegaron a la hacienda del valle de
Santa donde fueron recepcionados con júbilo y
después del baño repareador fueron agasajados con un banquete reparador.
47.- DESPEDIDA DE LA ESCUELA Y DE PONCHO
NEGRO
Juan Carlos
había cumplido sus dieciocho años y sus
compañeros de estudios estaban a punto de completar la educación secundaria,
que recibían dos veces por día, desde sus diecisiete años.
El amauta, de
pie, anunció que haría preguntas a sus discípulos. A Juan José le tocó primero.
con cabida de
desarrollar las capacidades y cualidades físicas para realizar con éxito
las actividades en una hacienda.
Los factores que le
ayudaron fueron la muestra genética del mestizo blanco con ojos azules y
fortaleza de nativo que le confirió un color de piel determinado, condicionando la calidad de músculos, huesos,
tendones, etc. de manera que Juan Carlos era muy flexible, fuerte y veloz.
Por lo tanto era
posible que una persona con una carga genética muy buena tuviera la capacidad
de ser capataz y conducir una hacienda
por un buen destino.
Juan
Carlos con las manos atadas, cabalgó una mula y partió detrás de un jinete que
cabalgaba un potro negro con albos blancos, de paso llano.
Después
de dos horas, llegó a ver una gran casa blanca con tejado rojo, rodeado por un
muro de adobes y una espesa arboleda.
Se
le hizo un nudo en el estómago. ¿Qué sucedería ahora, en el nombre de Santiago
el Apóstol? ¿Sería allí donde se le degollaría para sacarle la grasa del
cuerpo?... Cerró los ojos y se quedó inmóvil.
65.- HUIDA
DE JUAN CARLOS
En el silencio de la noche, cuando todo
estaba en calma, la soledad se apoderó de Juan Carlos y se
impregnó para envolverlo con su alma. Le llegaban los recuerdos
de su niñez, adolescencia y juventud. Las penas que en su corazón se clavaban
eran pensamientos que dolían; y las sombras que del cielo bajaban, recorrían caminos largos, pedregosos y contemplar
cimas muy altas y sueños fracturados detenía su pensamiento. Pero siempre estaba la luz, con su resplandor de
esperanzas, que destellaban del cielo rayos de amor que acarician
el alma.
A
medida que las acémilas se acercaban, Juan Carlos empezó a escudriñar en la
oscuridad, distinguiendo, apenas, a un costado de la Casa Grande, una arboleda
espesa, percibida con nitidez, momentos antes.
-
¡Sooo¡ dijo el jinete blanco y cuando se paró su caballo, se apeó y
acercándose a Juan Carlos le desató las
ataduras de las manos y le ordenó.
-
¡Baja despacio¡ …¡Ya llegamos ¡ Aquí serás bien tratado, porque el amo que te
ha comprado requiere de un buen capataz.
El
caldo de res con papa sancochada fue devorado, al instante. Nadie dijo palabra
alguna, presentían que algo malo les esperaba, después de tanta atención.
64.- SUBASTA DE
GRASAS Y VENTA DE JUAN CARLOS
Justo
después del desayuno, a indicación de Graciela, los reclutados pasaron a una
salita pequeña, donde continuaron apretujados.
Tratando
inútilmente de entender lo que decían, Juan Carlos escuchó los extraños gritos:
“¡De físico perfecto! ... ¡De mucho espíritu!” Después de un breve intervalo,
otras voces interrumpían con fuertes exclamaciones: “¡Trescientos cincuenta!
¡Cuatrocientos! ¡Quinientos!” y el que tenía voz potente gritó.
-
“¡Que sean seiscientos!
-
¡Mírenle! ¡Tiene buena grasa y nalgas como de una mula!”
Juan
Carlos estaba tan insensibilizado por el terror que casi no se dio cuenta de la
presencia de Graciela.
-
Salga señor Juan, le ha llegado el turno.
Hizo caso omiso, cuando ingresaron dos mozos fornidos con palos de lloque en las
manos y sintió que lo subieron a un podio, ubicado en el centro del patio.
Quiso cruzar miradas con sus compañeros de infortunio; pero, estaban agachados.
Le
abrieron los labios apretados para examinarle los dientes y con las manos
exploraron su cuerpo: la espalda, el
pecho, las axilas y los genitales. Se le notaba lo suficientemente fuerte,
guapo, delicado, macizo con una facción enmarcada por una cabellera ondulada y
barbas rubias espesas.
-
¡Setecientos cincuenta! – dijo alguien.
Repitió
el grito varias veces y luego dijo:
-¡Ochocientos
¡”, hasta que alguien le hizo eco entre la multitud. Y luego, antes que pudiera
añadir nada más, alguien gritó:
-
¡Dos mil quinientas cincuenta! No se oyó más gritos.
El
ganador de la subasta acababa comprar a Juan Carlos a un precio altísimo
por su capacidad de realizar esfuerzos físicos con vigor y efectividad,
retardando la aparición de la fatiga y previniendo las lesiones y - ¿Cuál fue la
profesión de tus antepasados?
- Hace cientos
de años, en Cochapetí, mis antepasados por línea materna fueron guerreros,
cazadores y agricultores; sus mujeres se dedicaban a trabajos de alfarería y tejidos, organizaron la producción de diversos productos.
Cuando leyeron el pasaje
bíblico que juzga el comportamiento humano, que incluye el
trabajo: Deut 24,14-15: “No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno
de tus hermanos o un forastero que residen en tu tierra, en tus ciudades. El
mismo día le darás su salario, y el sol no se pondrá sobre esta deuda, porque
es pobre y de ese salario depende su vida. Así no clamará contra ti a Yahveh, y
no te cargarás con un pecado”. El maestro les dio la mano, anunciando que la
educación primaria había sido reforzada.
Los muchachos
habían terminado de estudiar la educación secundaria, etapa difícil. Las
madres destaparon los recipientes y calabazas que habían llevado, repleto de manjares
deliciosos. La ceremonia de fin de curso culminó en una fiesta en que se comió
a discreción.
Juan Carlos percibió los pasos de alguien que
caminaba; un momento después, su corazón pareció detenerse; le cogieron por las
muñecas y lo alzaron violentamente del banco para sacarle por la puerta del
yachay wasi. Se sintió rodeado por música estridente y la gente chillaba cuando
él y sus compañeros nerviosos, marchaban
delante y detrás de un hombre atlético, con
poncho negro con listones rojos y blancos. Sabían que dejaban atrás mucho más que a su padre y a su madre, a sus
hermanos y la comarca de su nacimiento y
eso les llenó de tristeza y de terror. Sabían que era inevitable y que algún
día volverían hecho hombre.
48.- A TRAVÉS Y DESPUÉS DEL PONCHO NEGRO
- Han salido
de Chopi Kancha como niños, dijo en voz alta el Instructor. Si quieren regresar
como hombres, tendrán que olvidar sus temores, porque una persona con miedo es una persona débil y una persona
débil es un peligro para su familia, para su aldea y para su sociedad.
Cuando todos
estuvieron alineados, el instructor les anunció que estaban a punto de iniciar
una incursión nocturna por el bosque
circundante.
Recorrieron
días y noches soportando el clima de montaña con
diferentes variaciones de sequedad
atmosférica, calor intenso insoportable en el día y frío en la noche con fuertes vientos, precipitaciones estivales de lluvia, granizo
y nieve.
Los muchachos
tenían grandes ampollas en los pies, labios resecos y cuarteados, el cutis
rosado y escozor en el cuerpo por varios días de sudor y polvo. Sentados, junto
al arroyo, empezaron a mirarse a la luz de la luna; más que asustados, estaban
demasiado cansados y desganados para hablar.
Durante las
seis noches siguientes se sucedieron las marchas, cada una más larga que la
anterior. El dolor de los pies ampollados
era terrible, pero hacia la cuarta noche Juan Carlos descubrió que en
cierto modo no le importaba el dolor porque se sentía orgulloso.
La séptima
noche coincidió con la primera lección
personal del instructor que les mostró
como los hombres, en los barrancos de los contra fuertes andinos, utilizaban
las estrellas para guiarse, y nunca se perdían.
Para el
segundo año de entrenamiento, el instructor internalizó tanta práctica en las
técnicas de supervivencia en los bosques como en la aldea. Todos podían seguir
las huellas invisibles de los animales.
49.- LA LECCION DE LOS LUCHADORES
El instructor,
una mañana, les dijo a todos los miembros del grupo de adolescentes:- Estáis
dejando de ser niños al convertirse en hombres.
Era la primera
vez que el instructor utilizaba la palabra “hombre”.
Cuando el Instructor se hubo ido, Juan Carlos se
quedó dormido en su choza pensando en la gran cantidad de cosas que había
aprendido:
El
calentamiento del cuerpo,
periodo de preparación, que es beneficioso para una actividad de educación
física permite un mayor disfrute y una progresión más rápida para que el cuerpo
se encuentre en la mejor condición para:
dándoles la
espalda.
- Levántese para servirnos el desayuno que he
preparado para esta mañana especial. – Diciendo les dio la espalda y salió
hacia el comedor.
Se
sentaron alrededor de la mesa y se sirvieron tamales con leche fresca y
panecillos preparados en el horno familiar. La petición de manos es un
tema de importancia de todas las mujeres, siempre se imaginan de aquel momento
histórico de su vida y no se trata de un cuento de hadas, porque la realidad es
muy diferente a lo pensado, sin embargo, fue un momento crucial en la vida de
Juan y Mika.
- Hijos, todas
las mujeres o la inmensa mayoría, siempre nos imaginamos del momento histórico de
nuestra vida, con la petición de manos, como ustedes lo han hecho y
recibir el consentimiento para contraer matrimonio;
y lo único que importa es que ese día sea el inició de una vida nueva para
ambos. Yo les doy mi consentimiento.
La pareja derramó lágrimas de felicidad y abrazó a
María Jesús, pronunciando: !Gracias mamá, Dios nos bendiga.
Planificaron
dar aviso a la tía Flor, a papá Joseph Rodríguez y a sus hermanos Juan Diego, Juan Samuel y
Juan Pantaleón.
Juan Carlos,
manifestó que siendo muy necesaria la leña para la fiesta de matrimonio, al día
siguiente se dirigiría a los bosques de “Asiaq”, para ordenar a los peones el
corte de chachacomas secos y utilizar, posteriormente,
para la preparación de panes, roscas, panetones y potajes para el banquete de
la fiesta nupcial. .. “
Una manera de recordarse y que dentro de su
ser seguía existiendo la pasión por el ser amado a quien abandonó, en vísperas
de su matrimonió, por obra de los malditos pishtacos, para despertarse de nuevo, con la invitación
de la dama que les proporcionó jabones y toallas para asearse.
-
Sírvanse pasar al comedor, que ya conocen, a servirse sus alimentos calientitos
para que puedan recuperar las energías perdidas.
Juan
Carlos, al pasar cerca de la buenamoza, le dijo.
-
¿Te conozco?
¡Claro¡
... Soy Graciela de Chopi Cancha.- El diálogo no continuó por la presencia del
Pistacho mayor.
Una voz dijo:
-¡Que pase a mi dormitorio! .- La ama de llaves la
dijo:
-Pase Ud. señora.
Ella ingresó
al dormitorio donde lo encontró descansando después un trajín agotador del día.
Se sentó en una silla reclinable, teniendo al
frente un reloj de pared, cuyo péndulo acompasaba el latir de su corazón
enamorado. Vestía una blusa blanca y una falda de seda mora. Juan podía
adivinar por la presencia de la mitad de los senos que no llevaba sujetador,
así que su pasión fue subiendo poco a
poco. Tras conversar, durante un rato, su miembro viril abultaba la frazada,
así que puso sus manos sobre sus piernas para ocultar.
Ella le pidió que
quite sus manos y acercándose se sentó
a su lado y se introdujo a su lecho y se dio cuenta de cómo estaba y le
dijo:
-¡Has puesto tus
manos para esconder que lo tienes parado?
Juan se puso colorado y no sabía qué hacer ni como
disimular y dijo:
-Lo siento mucho
Mika, pero, ella respondió sin dejar terminar la expresión.
- No puede
ser que un joven como tú se fije en una viuda como yo. Además te estimo y por
eso tejí y te obsequié la bolsa de viaje que está a nuestro lado. Un poco sonrojada, le comentó
que solo una vez había practicado el sexo con su esposo.
Muy
confundido la atrajo a su pecho y con su
mano izquierda recorrió el bosque espeso
y notó que brotaba un manantial tibio del pozo escondido entre pajonales Ella misma se quitó la blusa y quedó como Eva
pegada al árbol del bien y del mal. Todo transcurrió y concluyó en un
compromiso de matrimonio que se llevaría a cabo lo más pronto posible.
Concluido el
encuentro, muy felices, acordaron dar noticias ala mamá de Juan y comunicarle
el deseo inmenso de contraer matrimonio. La pareja, muy complacida, cerró sus
párpados para apagar la realidad, dejando que
los ojos miren hacia adentro a quien uno imagina ser, a quien se quiere ser.
Estaban
profundamente dormidos cuando llegó María Jesús, la mamá de Juan Carlos que
enterada de la visita nocturna que tuvo su hijo y como conocía el
comportamiento y sabía del sentimiento de su amiga Mika dijo,
- Agarrar el
brazo del rival y voltear bruscamente sobre su rodilla o su hombro para dañarlo
y así debilitarlo antes de realizar una sumisión.
- Agarrar el
brazo del oponente y pasar una pierna por encima de él; saltar y dar un brusco
giro asegurando el brazo con las piernas para llevar al oponente de espaldas al
piso, obligándole a rodar frontalmente o
haciéndole caer hacia atrás.
- Agarrar el
brazo del rival, pasarlo por encima de su hombro y tirar de él hacia delante
para voltearlo sobre el piso.
Un movimiento
donde se pone la cabeza bajo el hombro del rival y levantarlo y dejar caer en
su baja región del abdomen" o en su entrepierna en la rodilla del
atacante.
50.- RETORNO A
CHOPI KANCHA
Había llegado
el momento de la circuncisión, que purificaba al muchacho y le preparaba para ser padre de muchos hijos, consistía
en jalar el prepucio desde la cabeza del pene y sujetarlo con una abrazadera y
el procedimiento duraba un cuarto de hora.
Cuando el sol
llegaba a su posición del medio día, uno de los asistentes del instructor ordenó al grupo, como de
costumbre, que se alineara, cosa que los muchachos hicieron con rapidez
habitual.
Dos personas,
enrollaron una tira de tela con una pasta verde hecha de hojas machacadas
alrededor de la cabeza del pene erecto de cada muchacho.
- Dentro de
poco no vais a sentir nada en el falo, - les dijo el Instructor, ordenando que
volvieran a sus chozas.
Sintió un
dolor cortante, fue mucho peor de lo que se había imaginado, aunque sin la
pasta hubiera sido terrible. Al instante le vendaron fuertemente y un asistente
le ayudó a salir. No se atrevían a mirarse. Pero la cosa que más temían había
pasado.
- Cuando
regreséis a casa - dijo el Instructor- empezareis a servir a Chopi Kancha como
sus ojos y oídos. Deberéis montar guardia, más allá de la cerca, para ver si se
acerca algún abigeo u otros maleantes; y en los campos como centinelas, para
proteger la cosecha de la rapacidad de los animales. También tendréis que
inspeccionar las ollas donde cocinan las mujeres para comprobar que las
mantienen limpias y deberéis reprenderlas muy severamente si encontráis sucias
o llenas de insectos.
Era el momento
de abandonar el lugar de entrenamiento.
- Hombres de
Chopi Kancha, regresad a vuestra waranga.- Les dijo el Instructor.
Por un momento
se quedaron inmóviles. Luego salieron gritando de alegría y abrazaron al
Instructor y a sus asistentes, que
simularon ofenderse por tal impertinencia.
51.- CASA PROPIA
Las mujeres
gritaban de alegría y todos salían corriendo de sus chozas, riendo, bailando y
aplaudiendo al grupo de Juan Carlos que había cumplido diecisiete años,
formaban parte del cuarto grupo y
entraban a la aldea al romper el alba. Los nuevos hombrees caminaban
lentamente, con lo que ellos suponían un andar digno, sin hablar ni sonreír.
- ¿Dónde está
mi padre?- preguntó por fin.
- Está en el
valle de Santa. Se fue con tu tía Flor Azucena y sus hijos Juan
Diego, Juan Samuel y Juan Pantaleón.- dijo su madre, María
Jesús.
Durante el
almuerzo María Jesús, muy emocionada le
comentó a su hijo.
- Juan
Carlitos, mientras estudiabas, internado en el Yachay wasi, mandé construir una
vivienda señorial para ti, hijo, como premio a tu comportamiento ejemplar.
- Mamita, quiero conocer y tomar posesión de mi
vivienda, que como madre ejemplar has mandado construir.
- Hijo, los peones que terminen de amueblar, te
pido un poco de paciencia, cenaremos en tu mansión.
Juan Carlos,
al final de la tarde, cuando caminaba a su casa nueva, oyó un ruido familiar:
ovejas balando, perros ladrando y niños gritando.
-
Hijo he
aquí tu vivienda. Observaron la fachada e ingresaron, era una vivienda suntuosa, con aspecto lujoso y zonas de recreo,
edificio aislado, con jardín y comodidades.
-
Se pusieron de pie. Aurelio, el jefe de los pishtacos,
ordenó ponerse en fila para ingresar a la celda, donde pasarían la noche hasta
la hora de la subasta. Juan Carlos, que había escuchado la conversación, gritó indignado.
-
Nosotros gente mestiza, algunos hijos de
españoles y otros descendiente de curacas no merecemos este trato que no
alcanzamos a entender. No terminó de expresar su pensamiento cuando le
asestaron una fuerte patada en las
costillas que le dejó sin aliento. Sus compañeros, muy indignados, tuvieron que
llevarlo a la posada.
Juan
Carlos, al recobrar el conocimiento, se abrazó a sus rodillas y se mantuvo en
silencio. Tenía los ojos cerrados como si estuvieran paralizados.
En
un rincón, las cinco mujeres, en plenitud de su juventud, con caderas, bustos y
hombros bien formados, dialogaban muy
bajito arropándose del frío con sus
hombros temblorosos.
Juan
Carlos sintió el impulso salvaje de huir, pero los guardias que se encontraban
en la puerta de la habitación y en el pasadizo, portaban escopetas y látigos.
Juan Carlos se quedó convertido en estatua de piedra, parecía el Wanka de
Chavín y sin capacidad de razonamiento. Pensaba que la casa estaría rodeada por
paredes altas y los portones con
candados y guardias. Sintió que se acercaba el alba cuando de repente oyó dentro de su cabeza, como tantas veces
durante el entrenamiento, la potente y aguda voz del Instructor: “Es bueno que
el hombre estudie y aprenda de los animales”.
Pasaron
los minutos convertidos en horas infinitas de angustia y
recordación…Finalmente, Juan Carlos Rodríguez
Qoyllur, volvió a dormirse,
profundamente y soñó una relación coital con su amada Micaela.
“Tenía treinta años y se llamaba Micaela Salas, mujer campesina inteligente de contextura
delgada, sembradora del campo de la vida con
bondad y amistad. En su parcela
poblaba la enredadera del trabajo y
deshierbaba la envidia.
Un día, decidió visitar a Juan Carlos y tocó la
puerta de su vivienda.
La ama de llaves, abrió la puerta y preguntó
- ¿A quién busca?
caminaban respirando aire fresco encerrado por
horizontes nevados, devorando fantasías y nostalgias y dibujando la libertad del viento
conscientes de verse, pronto, frente a otros espejos. ¡Cristo sudaba
junto a ellos y cerca al calvario!
Agotado, Juan Carlos interrogó al Pistacho mayor.
¿Cuándo
va a finalizar nuestro viaje?
-
¡Hoy mismo¡- Preocupado Juan Carlos dijo:
-
¿Nos van dejar en libertad?
-
No sea ingenuo. ¿Tanto trabajo e inversión por gusto?
-
¿Entonces?
-
Dentro de dos horas, llegaremos a una hacienda y allí serán vendidos al mejor
postor.
Juan
José enmudeció y siguió marcando su paso lento y cansado.
A
la media noche, llegaron a su destino, según manifestó el pishtaco mayor.
Ingresaron a un ambiente con varias mesas y asientos confortables, donde se
sentaron y empezaron a alisarse los cabellos y ponerse presentables.
En
la puerta de entrada se ubicaron hombres
armados y dieron paso a los pishtacos que se ubicaron en una mesa amplia,
alrededor de la cual bebieron y comieron
entre risas y sonrisas, satisfechos de
la primera tarea cumplida. También los secuestrados ingirieron comidas frescas
calientitas y tuvieron abundante chicha
para calmar la sed de varios días.
Intercambiaron
algunas bromitas, muy despacito, entre
las más jovencitas, olvidándose del estado en que se encontraban y sin
presagiar lo que más tarde les esperaba.
El
viaje había terminado y habían sobrevivido a los malos tratos y las caminatas largas, por senderos
desconocidos y difíciles de reconocer. De pronto, la alegría que brillaba en
sus ojos fue opacándose. Juan Carlos presentía que algo peor, de lo sucedido,
se aproximaba.
63.- ES BUENO
APRENDER DE LOS ANIMALES
Concluida
la cena nutritiva, a la orden de Atanacio, pishtacho mayor,
-Al día siguiente, después de las oraciones
del Ángelus, la mesera sirvió el desayuno y María Jesús llamó a su hijo al
comedor con mesa de roble y sillas con respaldo
en retícula; los ventanales estaban recubiertos con paneles de material vegetal
llamado abaca. El recipiente estaba lleno de ponche de chicha con panes,
papas y queso sobre la mesa. Juan Carlos se limitó a mostrarle su
agradecimiento y se puso a comer con satisfacción, porque distinguió profundo cariño de su madre que
acababa de regalarle una mansión y se sirvió, junto al ser querido, el primer
desayuno con muestra de recóndita alegría.
Después del
desayuno se unió a sus compañeros en la
tarea de ser ojos y oídos de la comarca; tan notoria fue la actividad que los
mayores se sentían satisfechos. Las mujeres apenas podían darse la vuelta sin
encontrar a uno de los nuevos hombres que les obsequie una sonrisa o un saludo
cortés.
52.- DONCELLAS CASADERAS
Al irse al
entrenamiento habían dejado a un grupo de niñas
flaquitas que se reían por nada y que jugaban igual que ellos. Pero al
regresar, después de cuatro años, las encontraron ya señoritas, con la que habían
crecido, se pavoneaban por todas partes, moviendo las manos y los brazos para
mostrar sus aretes, collares y pulseras recién adquiridos.
Por las
mañanas, al despertarse Juan Carlos sentía que su falo estaba tan duro como su
pulgar, sentía algo distinto, fuerte
y no podía evitar meter la mano debajo
de las sábanas, tampoco podía dejar de pensar en ciertas cosas que él y sus compañeros habían oído acerca de penes
que se metían dentro de la vagina de las mujeres.
Jacinto,
mestizo fibroso de nariz aguileña, brazos largos y caminar pasmoso, una noche,
junto a la fogata, en el patio de la escuela les contó algunas de sus
experiencias sexuales y aclaró que a las
hembras la primera vez les duele la penetración del pene y les provoca
hemorragia.
El callado y siempre aislado Jabico, cuyos padres
eran cuidador de sementeras que no
tenían vivienda fija y construían sus chozas en las
cabeceras de las cementeras y cuya familia
cocinaba, criaban cuyes, dormían y comían en una choza sin compartimientos,
narró lo siguiente:
”Probablemente tengan muchas dudas sobre las relaciones sexuales. Cada experiencia es
diferente, por lo que no todos pueden sentir lo mismo durante su primera vez
que es un momento muy especial de nuestra vida. Llegar a tener un placer es
complicado en este primer momento de hacer el amor, puesto que seguramente los
nervios y el miedo por si vas a tener dolor impidan que puedas conseguir el placer que sí que obtendrás las
próximas veces que tengas relaciones sexuales. Eso será porque ya habrás
aprendido un poco más a cómo hacer el amor y, poco a poco, irás perdiendo el
miedo al dolor y a la vergüenza, haciendo que puedas disfrutar mucho más de la
experiencia, quizás obteniendo también más placer durante el sexo.
La primera vez es un un momento muy especial, pero que los nervios y el miedo al
dolor te jueguen una mala pasada es lo más normal del mundo. Por eso es
recomendable que esta primera vez de hacer el amor sea con una persona con la que tengas
total confianza, de este
modo podrás reducir los nervios ligeramente y también el miedo al dolor si
puedes confiar en ella.
Además, tener relaciones sexuales con alguien con
quien sientes algo especial crea un vínculo más fuerte entre vosotros, por lo
que intenta que sea un momento único en
tu vida y no simplemente haberlo hecho con una persona porque no lo
habías hecho antes. No tengas entonces prisa en perder tu virginidad. Cada uno
lo hace cuando le llega el momento adecuado y si esperas seguramente disfrutes
más de la experiencia.
53.- AMIGOS DE AVENTURA EXITOSA
Un día, antes
del desayuno, Juan Carlos cogió una bolsa bellamente tejida que le había
regalado doña Micaela Salas, “Mika”, una de las viudas agraciadas de Chopi Kancha, y la colgó de una repisa con cuernos de venado, cerca de
la puerta de su vivienda, donde su madre se daría cuenta de la presencia,
pues tropezó con ella. La viuda parecía
algo más joven que María Jesús; ya no lloraba, su dolor se había evaporado y
sus lágrimas se habían escurrido. La presencia de Juan Carlos era la razón de
su existir, su consuelo cuando lloraba y su alegría cuando reía.
Pero,
peor aún que los piojos y las ratas era el dolor que sentía en los hombros, en
los codos y en las caderas, después de semanas de refregarse contra las duras y ásperas paredes
de adobes y el piso pedregoso sobre las que yacían. Había visto la carne viva
de los demás, en esos mismos lugares, y sus gritos se unían a los suyos cuando
recibían la visita fuera de lo
acostumbrado.
El
olor del aire fresco le penetró a Juan Carlos desde los pies hasta la cabeza y
luego cuando se sentó a descansar, parecía recuperar las fuerzas perdidas por los malos tratos de los malditos abigeos.
Cada vez eran menos los que podían caminar y
los pishtacos se vieron obligados ayudarles a transitar por el
serpenteante y pedregoso sendero.
Oyó
a las mujeres que gritaban y suplicaban a Dios que les salvara, pero a Juan
Carlos no le importaba quienes eran.
Quería dejarse llevar hacia una somnolencia
lastimera, llena de confusos
recuerdos de su trabajo en los campos, allá en Chopi Kancha, de frondosas y
verdes vegetaciones, de patas de venado trotando las cuestas, la sonrisa de las
vizcachas masticando los haces de luz mañanero o del atardecer; cuyes chactados
asándose sobre ardientes brazas, de la
mazamorra de calabazas con harina de trigo y chancaca y del humeante café de cebada endulzado con miel de abeja.
Entre
todos, sólo las mujeres que quedaban y los niños, parecían razonablemente
sanos; a ellos no les habían golpeado ni permitido permanecer en la oscuridad,
con la mugre, el hedor, los piojos, las pulgas, las ratas y el contagio.
La
mayor de las mujeres se llamaba Matilde y era una nativa de Chopo Kancha.
Poseía tanta dignidad y majestad que, aunque estaba ahí semi desnuda, actuaba
como si la cubriera un manto. Los pishtacos que tanto la deseaban no le
impedían moverse entre los varones secuestrados que yacían, cansados, en la
vera de los caminos, diciéndoles palabras de consuelo y friccionándoles el
pecho y la frente con hojas de sauce que crecían en los bordes del camino y
bajaban la fiebre de la ardorosa frente.
Quietos, sin esperar la alegría; por encima
de pajonales y fangos ponían unos recipientes para recolectar la grasa de la persona. Esta
grasa posiblemente era usada por la Santa Iglesia en Roma o en grandes
inventos. Se desconoce para qué fines era usada la grasa. Como prueba de la
existencia de este personaje, se utiliza el argumento de que se han encontrado
estacas en cavernas donde quemaban a sus víctimas.
Papá estos criminales no pueden ser capturados por las autoridades y
merecer el castigo por asesinos?
Si bien el pishtaco actúa de manera solitaria, recibe apoyo indirecto.
La población está convencida de que el pishtaco es un agente del gobierno o que
- pudiendo ser enviado de un país extranjero - cuenta con el respaldo de los
poderes locales haciendo que este pueda gozar de total impunidad. Es esta la
principal causa por la que la gente no se ha animado a denunciarlos, pues temen
que al hacerlo sean castigados o desaparecidos por atentar contra los intereses
económicos del estado. La imagen del pishtaco ha evolucionado dentro del
imaginario colectivo, desde un sicario indígena durante el incario, hasta un
gringo habilidoso en el oficio de degollar semejantes; pasando por tipos
europeos. Al parecer refleja una metáfora con respecto a la explotación foránea
de los lugareños.”
Al reaccionar
del golpe artero sufrido, se dio cuenta, que estaba junto a unos asesinos y
traficantes de grasas humanas.
62.- MESTIZOS Y NATIVOS ENTRE PISHTACOS
En
el local, las mujeres dijeron con sus cantos que habían conseguido robar y
esconder cuchillos y otros objetos que podían usarse como armas para atacar a
sus captores y huir.
Los
que creían que era prudente esperar un poco más eran conducidos por el hombre
de tez mestiza, al que habían castigado
por estrangular a una doncella, después de violarla.
Cuando
abrían la puerta de la entrada e ingresaban al hediondo aposento, gritando y
blandiendo los látigos, Juan Carlos se quedaba inmóvil, como un animal de la
selva, pensaba en lo que les dijo el
Instructor durante el entrenamiento: “el cazador debe aprender lo
que Dios ha enseñado a los animales: “A
esconderse y a observar a los cazadores que quieren matarlo”.
Mika
recordaba, que cuando contrajo matrimonio, su novio, un joven pastor le pidió
colocarse boca arriba con ambas piernas levantadas y él se colocó encima. Ella
puso sus piernas sobre los hombros de su viril esposo, provocando un placer tan
intenso e íntimo, repetidas veces, hasta que se quedaron dormidos. El se
levantó a prisa y salió de caza con su fusil retrocarga y jamás retornó.
Desde ese
suceso infeliz, ella vivíó en el paraje de
Torkup, donde Juan Carlos siendo niño la visitaba con frecuencia, con
motivo de controlar las reses de su familia y así empezaron una relación amical que les permitió jugar a las escondidas y
tocamientos corporales ingenuos.
Juan Carlos se
enfadó cuando sus compañeros, al enterarse del regalo que le había hecho la
viuda, empezaron a gastarle bromas respecto al obsequio, ya que se trataba de
una espléndida bolsa de fiambres, tejida a Kallwa con hilos de alpaca de triple
trenzado, de colores variados y motivos incaicos: rayos, peces, estrellas y
arco iris.
Ahora ya era
un hombre, visitaba a sus amigos para pedirles que cuidaran su granja y que
hicieran sus guardias. Juan Carlos recibió una información que en el río
Quewap, límite de las warangas de Malvas y Cochapetí y muy cerca de Chopi
Kancha, unos extraños habían descubierto una zona aurífera con pepitas
de oro, piezas naturales de oro nativo y que el curso del agua a menudo concentraba las pepitas y eran recuperadas por personas
extrañas, nunca vistas en la zona. Planificó un
viaje de aventura y llegado el momento, se dirigió por un sendero estrecho
aromado por cantutas que descansaban sus flores multicolores sobre los muros pétreos
de los cercos de las chacras.
54.- RETORNO CON PEPITAS DE ORO
Juan Carlos
recorrió un buen trecho en compañía de
Arcadio, Basilio y Dulanto, tres
jóvenes, emprendedores y con espíritu
aventurero, naturales de la
pachac de Qarwanchi, con quienes se encontró en el trayecto por seguir la misma
dirección. Era tan extraño que, aunque nunca habían compartido en reuniones
familiares o sociales, actuaran como hermanos. Hablaban de manera diferente,
pero por dentro eran iguales. Como ellos, él había decidido dejar su aldea para probar
fortuna antes de regresar al hogar para las grandes lluvias.
Más adelante,
Juan Carlos vio frente a ellos a un anciano sentado a un costado del camino, estaba recostado
sobre una carga de leña de chachacomo, reflejaba en su semblante
qaue tuvo, en su pasado, horas tan bellas como tiene la tarde sus celajes y
como tiene la noche sus estrellas; chacchaba la hoja verde de la coca y aspiraba el humo ralo del cigarro. Se
acercaron y se presentaron ante el abuelo y departieron los fiambres que
llevaban, consistente en trozos de charqui de llama, papas amarillas y ocas
sancochadas.
Don Constantino, que así se llamaba el anciano, les informó que en
diferentes recodos del río Quewap se encontraban lavadores de oro, tanto
en territorio de Malvas como en el de Cochapetí.
Después de
comer, siguieron caminando bajo el sol ardiente, gradualmente el paisaje
cambiaba del amarillo del atardecer a rojos bermellones y naranjas del
anochecer marino distante. Recorrieron aldeas rodeadas por saucos y pobladas
por ganados ovinos y vacunos donde, igual que en Chopi Kancha, los niños corrían
gritando, seguido por sus perros pastores.
A la caída del
sol, llegaron a la aguada de Quewap donde vieron a extraños hombres y cerca de
ellos se pusieron a trabajar. Laboraron tan febrilmente que no había tiempo
para conversar.
Los
buscadores de oro recogían el metal precioso en el arroyo usando técnicas
simples como el cribado, operación de clasificación que permite hacer una separación
por tamaños del mineral mediante una criba, Instrumento para cernir compuesto por un marco al cual
está asegurado un cuero o un tejido agujereado fino lo cual deja pasar los granos de dimensiones
inferiores a su abertura, mientras los granos de dimensiones superiores son
retenidos y evacuados separadamente.
Buscando oro,
Juan Carlos se olvidó, incluso, de sus doloridos músculos. Cada precioso grano
era colocado cuidadosamente en una bolsita de lana tejida a crochet por “Mika”
y luego, cuando se llenaban, las amarraba con hilos adheridos a la Piksha.pishtacos,
como carnes deshidratadas, papas, ocas,
cereales y queso. Pero había cientos de ellos que ayudaban a los malditos a
quemar las aldeas y a capturar a sus pobladores.
Mientras Juan
Carlos yacía en la oscuridad le parecía oír la voz de su padre que, severamente, advertía a sus
hermanos para que no se alejen solos nunca. Juan Carlos se maldecía no haber
obedecido.
Pero, repentinamente, el jefe de los pishtacos habló en voz alta para que le oyeran todos:
- ¡Están aquí
por voluntad de Dios y tienen que resignarse. La suerte está echada!
- ¡Si esta es
la voluntad de Dios, prefiero la voluntad del diablo! Respondió Juan Carlos que
sintió un cachiporrazo sorpresivo y mortal que le sumió en profundo sueño.
“Frente a su
padre Joseph, Juan Carlos sentado en un sillón Luis XIV, escucha: - El pishtaco no mata por el gusto de hacerlo, ni tampoco
indiscriminadamente; ataca sólo a personas de bajos recursos, viajeros; al
poblador común; se cree que es enviado por alguien poderoso, probablemente un
extranjero, con un fin específico. Los cadáveres de sus víctimas son utilizados
para extraerles la grasa y utilizarla en diversas cosas. Se han recopilado
versiones bastante dispares sobre el uso de esta grasa humana, como lubricante
para maquinarias de alta tecnología, para preparar jabones finos, ungüentos
curativos, cremas de belleza, al parecer todas las versiones confluyen en la
extracción de la grasa del cuerpo humano para comercializar con ella. Se dice
que los colonizadores asentados en la zona andina asesinan a pobladores
comunes, bajo cargos de herejía o desacato. Sin embargo, éstas son las únicas
referencias que se tiene sobre este personaje ya que casi nunca se le ha visto.
Uno de los más extendidos es que el pishtaco no andaba solo, siempre eran dos o
más. Los pishtacos, cuentan los pobladores, que eran enviados del Vaticano
(Roma) o personajes de poder, sus víctimas eran personas bien alimentadas, pero
que vivían solas o que se encontraban en lugares solitarios, para que no
imaginaran lo que realmente pasó con aquel individuo. Una vez muerta la
persona, la llevaban a una caverna para luego colgarla y quemarla. Debajo
Al cabo de un
rato se oyó cerca de los oídos un murmullo de voces; de repente, entre el
griterío de los pishtacos, que iba en aumento, una de las muchachas, empezó
protestar ante el abuso sexual de sus frenéticos guardianes. Luego se oyó un
grito agónico que les heló la sangre.
61.- DE LA MISMA POBLACIÓN
De tiempo en
tiempo, los pishtacos con dorsos desnudos, ingresaban a la hedionda
oscuridad para sacar los cubos con los
excrementos acumulados en las esquinas de la habitación donde yacían los prisioneros enfermos.
La última vez
que estuvieron en el canchón, José Carlos Rodríguez había visto a un hombre que
rengueaba porque tenía el pie infectado. El jefe de los pishtacos le había
puesto grasa, pero no había servido de nada y ahora el hombre aullaba
terriblemente en la oscura prisión.
De tiempo en
tiempo, los prisioneros atados marchaban al canchón como si formaran parte de un desfile y cuando
volvían a la prisión, varios de los que hablaban castellano y quechua se las arreglaban
para cambiarse de lugar y facilitar la traducción.
Las mujeres a
través de sus cantos comunicaban que los raptores solían pelear entre ellos y
se atacaban con malicia, por lo general cuando discutían acerca de cuál era el
siguiente en usar a las mujeres.
Juan Carlos
guardaba silencio en la habitación que facilitaba preguntar y hallar respuesta
acerca de la casona abandonada. ¿Cuántos pistachos habrá ahí?” al cabo de un
momento circulaba la noticia por el
nivel de Juan Carlos: “Creemos que son diez.”
Uno de los
debates fue interrumpido repentinamente por la voz de un anciano que habló en
quechua:
- ¡Escuchad!
¡Aunque venimos de distintas comarcas de
las Vertientes del Pacífico y hablamos distintos dialectos, hay que tener
presente que somos de la misma raza! ¡En este lugar debemos estar todos unidos
y con una sola idea de conseguir nuestra liberación!
Se enteraron
que unos pocos abigeos suministraban mercancías a los Después de seis semanas,
Juan Carlos se despidió de sus amigos de
aventura y cuando llegó a la aldea, un grupo de excitadas mujeres rodearon a su
madre que les mostraba labores de tejido con diseños pre incas.
María Jesús, a
la llegada de su hijo adorado, se levantó y luego de un abrazo y con mejillas
empapadas con lágrimas, saludo a su primogénito
y corrió a la cocina y, en menos que canta un gallo, apareció con una lapa de mazamorra de calabaza fresca y le
ofreció, muy contenta.
- Pase Ud.
señora. – La condujo hasta la puerta alfombrada del dormitorio. Ella ingresó a
la alcoba, donde lo encontró descansando, después del trajín agotador del día.
Al entrar a la habitación, lo primero que vio fue la cama, sillones y la ventana decorada con dibujitos y las
cortinas con mariposas, flores, libélulas, hojas y setas. En las paredes de la
habitacion colgaban cuadros al óleo de pintores famosos.
Se sentó en una silla reclinable, teniendo al
frente un reloj de pared, cuyo péndulo acompasaba el latir de su corazón
enamorado, vestía una blusa blanca y una falda de seda mora. Juan podía
adivinar por la presencia de la mitad de los senos que no llevaba sujetador,
así que su pasión fue subiendo poco a poco. Tras conversar durante un rato su
miembro viril abultaba la frazada, así que puso sus manos sobre sus piernas
para ocultar.
Ella le pidió que
quite sus manos y acercándose se sentó
a su lado y se introdujo a su lecho y se dio cuenta de cómo estaba y le
dijo:
-¡Has puesto tus
manos para esconder que lo tienes erecto?
Juan se puso colorado y no sabía qué hacer ni como
disimular y se disculpó.
- Lo siento mucho
Mika, pero.- Ella cortó sin dejar terminar la expresión.
- No puede ser que un joven como tú se fije en una
viuda como yo. Además te estimo y por eso tejí y te obsequié la bolsa de viaje
que está a nuestro lado. Un poco
sonrojada, le comentó que solo una vez había practicado el sexo con su esposo.
Muy confundido le atrajo a su pecho y con su mano izquierda
recorrió el bosque espeso y notó que
brotaba un manantial tibio del pozo escondido entre pajonales. Ella misma se quitó la blusa y quedó como Eva
pegada al árbol del bien y del mal. Todo transcurrió y concluyó en un
compromiso de matrimonio que se llevaría a cabo lo más pronto posible.
56.-
PETICIÓN DE MANO
Concluido el
encuentro, muy felices, acordaron dar noticias a María Jesús y comunicarle el
deseo inmenso de contraer matrimonio. La pareja, muy complacida, cerraron sus
párpados para apagar la realidad, dejando que
los ojos miren hacia adentro a quien uno imagina ser, a quien se quiere ser.
Estaban
profundamente dormidos cuando ingresó María Jesús, la mamá de Juan Carlos..
quien enterada de la visita nocturna que tuvo su hijo y como conocía el
comportamiento y sabía del sentimiento de su amiga Mika dijo, dándoles la
espalda.
- Levántese para servirnos el desayuno especia
que he preparado. – Diciendo les dio la espalda y se dirigió hacia el comedor.
La parerja, se
levantó apresurada, se bañaron y
fresquecitos pasaron al comedor y se ubicaron uno frente al otro,
alrededor de la mesa de marmolina y se sirvieron revuelto de huevos con
tostadas y café con leche, tamales y panecillos preparados en el horno familiar
y tostadas de pan y mermelada con zumo de naranja.
La petición de
manos es un tema de importancia de todas las mujeres, siempre se imaginan de
aquel momento histórico de su vida y no se trata de un cuento de hadas, porque
la realidad es muy diferente a lo pensado, sin embargo, fue un momento crucial
en la vida de Juan y Mika.
- Hijos, todas
las mujeres o la inmensa mayoría, siempre nos imaginamos del momento histórico de
nuestra vida, con la petición de manos, como ustedes lo han hecho y recibir
el consentimiento para contraer
matrimonio; y lo único que importa es que ese día sea el inició de una vida
nueva para ambos. Yo les doy mi consentimiento.
La pareja derramó lágrimas de felicidad y abrazó a
María Jesús, pronunciando: !Gracias mamá, Dios nos bendiga.
Seguía pensando en saltar y huir, pero al instante
sus ojos se inundaban de lágrimas de frustración; sentía y luchaba contra ese
sentimiento hasta que volvía a la calma.
Quedándose muy
quieto, escuchando la manera en que
respiraban y roncaban como cebón los que estaban a su lado, Juan Carlos había
llegado a saber si estaban dormidos o despiertos. Pero no tenía noción
del tiempo. Los orines, los vómitos y
las heces se habían convertido en una pasta
untuosa que cubría el piso donde yacían.
Con la luz
tenue del día se podían ver que
recorrían el ambiente en grupos de dos, metiendo rápidamente los azadones de
comidas por doquier y echando la porquería por las ventanas cuando se llenaba
el fragmento de vasijas.
Una vez notó algo raro, con la entrada de cuatro vigilantes, porque
habitualmente ingresaban de dos en dos, se había redoblado el control. Muchos
estaban parados delante suyo con el látigo en la mano, un machete y un
cuchillo. Por las rendijas de una ventana,
Juan Carlos vio algo sorprendente. Una extensión increíble, interminable
cubierta de ichus y pajonales que
ondeaban.- Dijo: ¡Cuánta belleza y hermosura¡ … ¡Sus canciones de amor el ave canta y en
canciones de amor rompe la lira! Y feliz
entre las galas hacia otros mundos se transporta mi alma¡ El suelo palpita
flores silvestres que embellece la flora andina ¡Con sus colores que mi pincel
imitaba! Con fragancia de flores
confundida la canción del ave sube del suelo e inagotable manantial de vida la bienhechora
luz baja del cielo.
Durante la
noche, un repentino coro de gritos les despertó. Cinco mujeres, la mayoría muy
jóvenes y dos niños llegaron desnudos y
sin cadenas, desde el otro lado del cuarto, seguidos por dos pishtacos
sonrientes, provistos de látigos. Juan Carlos reconoció inmediatamente a las
muchachas que las vio danzar en la fiesta de la cosecha, en su pachac de Chopi
Kancha.
Pronto se
escuchó un nuevo disturbio, en el pasadizo, que parecía distante y a los oídos experimentados
informaron que los pishtacos estaban
llevando al cuarto de la casa abandonada a otros prisioneros aterrorizados.
Tú duermes cerca a la ventana,
y ofertas desnudez al
recuerdo,
yo tiemblo cuando los pasos
muerdo
sintiendo que la muerte avecina.
Con una
frecuencia regular, y por lo general de noche, los píshtacos, ladrones de
ganados, conducían algún nuevo cautivo que chillaba y sollozaba de terror
cuando le introducían a latigazos hasta el lugar donde se encontraban otros prisioneros.
Juan Carlos
sintió una vibración extraña, en la espalda desnuda producida por las duras y
ásperas tablas sobre las que dormía.
Sintió que algo se le endurecía, se le
hinchaba dentro del pecho y se quedaba
helado, sollozando y suspirando desconsoladamente cuando se abrió la portezuela y bajaron peroles de
comida para calmar el hambre, entonces pensó en algo que había dicho su
Inspector en el Yachay wasi: “Los guerreros y los cazadores deben comer bien
para ser más fuertes que los demás”.
La comida
siguiente fue muy tensa, parecía que los pishtacos se daban cuenta de que algo
andaba mal, pues los latigazos caían con mayor frecuencia que nunca. Juan
Carlos dio un salto y gritó al sentir un dolor cortante en las piernas. Había
aprendido que si alguien no gritaba cuando le pegaban, le volvían a dar hasta
que grite.
60.- TRATANDO DE COMUNICARSE
El ardor de
las picaduras en todo el cuerpo y luego el desesperante escozor empezó a
empeorar. En medio de la mugre se habían multiplicado los piojos y las pulgas y
ahora pululaban por todo el ambiente.
Aunque no lo vemos, la piel contiene centenar de bacterias que conviven
allí con hongos y la mayoría de estos gérmenes son buenos para la piel
de los humanos y de hecho se encargan de protegernos y de librarnos de los
hongos que pueden ser dañinos. Algunas bacterias incluso ayudan a la
humectación natural de la piel. Pero algunas veces las defensas naturales y
propias del cuerpo no son suficientes para luchar contra esos hongos y es ahí
en donde la suciedad y falta de aseo convocan a la muerte.
Planificaron
dar aviso a la tía Flor, a papá Joseph Rodríguez y a sus hermanos Juan Diego, Juan Samuel y
Juan Pantaleón.
Juan Carlos,
manifestó que siendo muy necesaria la leña para la fiesta de matrimonio, al día
siguiente se dirigiría a los bosques de “Asiaq”, para ordenar a los peones el
corte de chachacomos secos para utilizar, posteriormente, en la preparación del
bamquete nupcial.
57.- GRUÑIDO DE PERRO Y ATAQUE SALVAJE.
Llegado el
momento, con Luna llena que aclaraba los senderos, Juan Carlos sacó del corral
un alazán, de
impactante porte y envidiable trote de paso llano, lo ensilló, le puso
la alforja conteniendo fiambre para un día de faena en el campo y llegado el
momento cabalgó, con mucha agilidad y llegó a su destino, antes del alba.
Todo estaba
tranquilo. La única señal de vida, en realidad, era la silueta de una persona
proyectada por la luz amarillenta que
salía de la choza de un pastor, a lo lejos se movía, probablemente para ahuyentar a los animales,
tal vez una zorra que se acercaba demasiado a sus ovejas.
A medida que
avanzaba por las yerbas mojadas, humedeciéndose las piernas con el rocío, Juan
Carlos sintió el aroma familiar de amancayes, yarques y wamanripas, flores
silvestres que poblaban lomadas tras lomadas de la extensión.
Arriba, a una altura de cinco mil metros, los
halcones trazaban círculos, en busca de palomas para abalanzarse sobre ellas,
desnudarlas y comérselas, dejando como huella de su atentado un grupo de plumas
de la sacrificada en el piso. Las zanjas junto a los sembrados estaban animadas
por el croar de los sapos.
Llegó
finalmente a la colina de donde se contemplaba el bosque donde los peones iban
usar troncos del árbol tumbado para partir y convertirlo en decenas de cargas
de leña.
Sorprendido,
oyó el gruñido de un perro Girrrrr, el grito de un anciano y de repente, un
ladrido lastimero Auuauuuuuu auuuuauuuu.
Instante que
fue atacado por las sombras que no se dejaban ver y levantándose con dificultad, debatiéndose
salvajemente, tratando de esquivar los golpes, con el cuerpo sangrante,
tambaleándose, furioso ante su propia impotencia, Juan Carlos cogió una rama,
se irguió y rugió, echando palazos y golpes ciegos a diestra y siniestra.
Las lágrimas,
la sangre y el sudor le impedían ver; estaba luchando con varios, no sólo por
su vida sino también por la de su madre María Jesús y su novia la encantadora
Mika.
Finalmente
sintió que un pesado garrote se hundió en su cráneo que presionó su cerebro y rodó hacia el barranco de la inconsciencia.
58.- JUAN CARLOS REHÉN
Cuando despertó, Juan Carlos pensaba que se había
vuelto loco. Se encontraba tendido en un piso de tierra húmeda y pestilente
rodeado por una oscuridad absoluta, con las muñecas amarradas detrás de su
espalda. Afuera, la lluvia golpeaba el piso al resbalar por la cubierta de tejas y el frío congelaba su cuerpo que temblaba
como si estuviera con terciana.
Sintió el roce
de una rata de cola larga, anillada y desprovista de pelo; de cabeza pequeña,
orejas tiesas, hocico puntiagudo lleno de bigotes que le olía la boca y temblando
de asco, apretó desesperadamente los
dientes para capturarlo y la rata huyó.
Se abrió el
portón seguido de un chirrido estremecedor que le permitió distinguir una forma
oscura que se detuvo debajo del umbral, protegido por la noche. Pensó que había
llegado su oportunidad. Saltó y le rodeó el cuello con sus brazos hercúleos,
como le enseñó su instructor, ajustando, entre gritos y chillidos, estuvo a
punto de ahogar a un hombre corpulento que con un fuerte tirón lo lanzó al piso, donde quedó boqueando sangre.
Soportó los
golpes y los latigazos que recibió en las costillas, la espalda, la cara, el
estómago, la cabeza al tiempo que, irremediablemente, tuvo que someterse y
prometer no causar alboroto con tal que respetaran su vida. Sintió que la
sangre tibia chorreaba por su cara y que
una mano delicada limpiaba todo su
cuerpo que lanzaba gritos lastimeros de dolor.
En un ángulo
oscuro de la habitación, un nativo manifestó que no se callaría y moriría
peleando por su libertad; entonces unos enmascarados
musculosos, le sometieron a un tormento ejemplar para el resto de los
-91-
presos. Le ataron las manos a la espalda y le izaron mediante una
polea, situada en la parte céntrica del
techo. Lo dejaron caer, repentinamente, sin que llegara a tocar el suelo. Esta
estratagema provocó el disloque de los
brazos del rebelde y como seguía profiriendo palabras llenas de protesta e
invocación, para que los demás prisioneros se levanten y peleen por su
libertad, le pusieron un peso adicional, colgándoselo de los pies; y como
siguió protestando, le ataron un peso a los testículos que se desprendieron y
rodaron por el piso declive, causándole la muerte.
Frente al maltrato y asesinato, Juan Carlos sintió que su cuerpo se iba
gota a gota; se resbalaban sus pies en el lodazal del piso.¡Se le iba todo! Se
iba su voz, que anunciaba su don de campeón en el Yachay wasi. Se iban sus
gestos que se devanaban, en lanzaderas, debajo de los ojos de Mika. Y se le iba
la mirada que entregaba, cuando miraba sus labios y todo el santuario de
su cuerpo. Se iba de la civilización con
su propio aliento, como humedad del cuerpo de su amada evaporada por la
distancia y la ignorancia de no saber dónde estaba. Se iba con vigilia y con
sueño. ¡Se le iba todo, se le iba la familia, su mansión, su amada tierra, su
abolengo y su patrón apóstol Santiago de
Cochapetí con su fiesta de entrada de cargas, juegos artificiales, banquetes, tarde
de toros, carrera de cintas y partidos
de futbol.
59.- RECLUSO EN UNA CASONA
Solo el ruido estridente de la portezuela de madera gruesa, al abrirse, le indicaba si era de día o de
noche. Cuando oía el ruido metálico del cerrojo, levantaba la cabeza y estaba
allí interpretando el papel de un preso que no lo escogió y que se lo dieron un
día que fue a recoger leña para la fiesta de su matrimonio, estaba allí
rodeado por desconocidos. Estaba allí rodeado por centenar de almas que sufrían
en su alma.
Estaba aislado del mundo que no sabía de su paradero. Estaba sin luz que guíe sus manos rasgadas y la pluma
sin tinta de su amnesia, llenando la cantemplora de su soledad sedienta.
Pobló su mente
la imagen adorada de la joven Mika e
hilvanó un poema que tomó la forma siguiente:
CAPITULO VI
LA
PRIMOGÉNITA MARISOL CIELO
104.- MARISOL CIELO Y PETRONILA LA BRUJA
Doña
Petronila Chavinpalpa, mujer destinada, por su amo, a recoger plantas silvestres curativas, se volvió experta en
curar los males y todos los domingos, en la noche, la visitaban en busca de
sanación física y espiritual de ciertos males.
Petronila,
conocida como Doña “Pitu”, escuchaba los problemas del enfermo y daba
soluciones concretas a situaciones de la vida cotidiana, mediante la práctica
de la oración y la fe en Dios. Decía que
los malos espíritus atacan a las personas
que tienen la sangre débil; y ella los vencía apoyada por un fuerte sustrato de
índole mágico y mítico cuando trabajaba el rezando a Dios, la Virgen, San Miguel, San Roque, San Antonio y San
Francisco Solano.
Marisol
Cielo, por fin, después de amamantar a Jorge, dos veces más, antes del
amanecer, caía en sueño profundo, hasta que la
despertaba el tío Pompeyo que le
tocaba la puerta. Después de desayunar,
lactaba a su a su pequeño, antes de que
llegara su hermana Santa Rodríguez para llevarle a uno de los sembrados. Había
una cementera de maíz, otro de quinua y el tercero de alfalfa. El tío Pompeyo
había construido un refugio para el
niño, hijo espurio del amo, para que
juegue y duerma.
El
tío Pompeyo, una tarde, al ver que Marisol contenía el aliento, la interrogó.
- ¡
Pasa algo?
-
Desde que llegué les oigo hablar de los toros bravos, nunca antes había
escuchado.
-
El versado del tema es este mestizo Miguel Caushi, que vive, come y duerme con
los toros.
La
señorita Margarita fue a su choza y retornó a los pocos minutos e impresionó a
todos con el uso del reverso de una cucharita para hacer un puré de maíz.
Luego,
cogiendo a Jorge y deosityando sobre su
falda, le dio de comer y todos quedaron
impresionados al ver que el niño
consumía todo, relamiendo para que le dieran más.
Al
año, Jorge ya caminaba solo; a los quince meses iba de un lado a otro, contento
por el placer de ser independiente. Ahora ya no quería que nadie lo
cogiera, a menos que tuviera sueño o no
se sintiera bien, porque rebozaba de salud y crecía, gracias a que la señorita
Margarita le alimentaba con lo mejor de
la cocina.
Marisol
Cielo se acordó que tanto el tío Pompeyo y la señorita Margarita le habían
dicho que la hermana Petronila sabía leer el futuro. Una tarde, sin que nadie
se diera cuenta, acudió a la bruja y frente a ella se puso a llorar y contarle
su desgracia.
-
Soy una mujer sin nada ni nadie. Soy la que complace al amo
en sus necesidades sexuales y nada recibo en pago. Tengo un hijo que
teniendo padre es espurio. Como soy una mujer bien formada, mi amo cuando tiene
invitados me pone como plato
favorito para los hombres que la
visitan. A mí me alquila para complacer las necesidades sensuales de los
blancos.- Santa la dijo:
-
Hija ten fe en mí que localizaré tus preocupaciones y dialogaré con los
espíritus para que cambie tu suerte.- Diciendo le dio de beber unas pócimas,
logrando desprender el espíritu del cuerpo en estado de vigilia y controló todas
sus acciones; así, pudo ver todo lo que
los demás no ven, lo cual es sinónimo de conocer; fue capaz de subir al cielo,
bajar al infierno y recorrer distancias en unos cuantos segundos y de
comunicarse con los dioses, con los muertos, con los espíritus de otros hombres
vivos.- Al final, muy agitada y sudorosa la dijo:
-
Parece que la buena suerte se aproxima. Tu hijo logrará todo lo que se propone
y tus descendientes serán libres y de las ramas de tu tronco, nacerán semillas
fecundas que frutecerán en las letras, ciencias, artes y el conocimiento
humano.
-
De veras, mamita. ¿Será cierto lo que dices?..¿Se realizarán mis sueños?
-
Sí hija, has nacido con buena estrella. Ten fortaleza. Tus males desaparearán y
vivirás feliz.
105.- JORGE
CUMPLE CINCOS AÑOS Y TRABAJA
Cuando
cumplió tres años, Jorge empezó a mostrar una cierta disposición para “ayudar”
a los adultos.
-
¡Dios mío trata de alcanzarme el agua y apenas puede levantar el balde!, dijo,
riendo la señorita Margarita.
Una noche, después de la cena, Jorgito le
pregunta a su madre por sus abuelos y ella le respondió.
-
Hijo, Tu abuelito Juan Carlos me contó que su padre fue el español Juan Joseph
Alicante que, en 1714, logró apoderarse de un 80 % de las tierras
pertenecientes a los ayllus de Qorpan,
Wankur y Pariash ubicados en la zona de las Vertientes del Pacífico,
entre la fortaleza de Paramonga y el balneario de Tuquillo en Huarmey,
aduciendo que eran sobrantes de la
distribución de los repartimientos de
Huaylas. No olvides que tu tatarabuelo fue español y encomendero.
Dueño de
extensas propiedades, don Joseph se convirtió en dueño de vidas y haciendas. De
tantas doncellas nativas, seleccionó a una bellísima dama descendiente del
curaca Warakayoq, quien para contraer matrimonio religioso se bautizó con el
nombre de María Jesús, de cuyo enlace nació un varón que fue rociado con el
nombre de Juan Carlos, tu bisabuelo.
Por cosas del
destino mi padre, siendo ya joven, cuando salió al campo por leña fue atacado,
de sorpresa, por los degolladores de hombres, conocido como “Pishtacos”, le
golpearon, encadenaron y lo vendieron a un hacendado blanco, llamado Neponceno
González. El trató de escaparse en tres oportunidades y en las tres fue cogido,
golpeado y mutilado.
- ¿Cuántos
hijos tuvo mi bisabuelo?.- Respondió:
- Según
costumbre española, la familia debería tener varios hijos, porque cada hijo
venía al mundo con panes debajo de los brazos. Como la bella María Jesús,
durante diez años no pudo darle más
hijos a su marido, Joseph optó por buscar
otra mujer y se alejó de Cochapetí dejando abandonados a su esposa e hijo. María Jesús no volvió a casarse. Se dedicó,
con mucho empeño al cuidado de su hijo Juan Carlos Rodríguez. La otra mujer le
dio los siguientes hijos varones: Juan Diego, Juan Samuel
y Juan
Pantaleón y de ellos nada sé.
106.- JORGE
LUÍS IMITADOR
Desde la fundación de
Lima por los españoles, en la ciudad aparecIeron distintos personajes. Uno muy
curioso y que permanecería por siglos fueron los mercachifles. Estos eran
comerciantes que vendían todo tipo de telas y que andaban por las calles de la
ciudad con atadillos al hombro. Iban diciendo: ''¡Coco a medio y cuartillo la
vara! ¡Damasco para manteles y servilletas! ¡Bramante para sábanas!'' “Espejos
y peines para embellecer su figura!
Entre los años 1700 y
1750, los mercachifles tuvieron un fuerte crecimiento debido a las reformas de
la Corona Española, que recortaba el poder a los funcionarios. La importancia
para la ciudad que tuvieron estos curiosos personajes le permitió al visitador
español Areche en el año 1778 considerarlos entre los cinco grandes gremios y
muchos visitaron las haciendas del Perú para efectuar la venta de sus
mercaderías.
Cuando
Jorge Luis cumplió los ocho años, el amo de la hacienda recibió como huésped a
un mercachifle que fue instalado junto
al portón de ingreso para que ofreciera
sus productos a los nativos y mestizos y
cuando partió rumbo a otro pueblo, Jorge fue interrogado por el amo.
-
¿Qué haces tú para ganarte la ración, muchacho? Preguntó.
-
Trabajo en el campo y ofrezco cachivaches como peines, binchas, espejos.- Sorprendido,
el amo le dijo:
-
Bueno, vamos a oírte ofrecer mercancías. ¿Listo?- Con cinco pares de ojos
clavados en él, Jorgito Luís dio un paso
adelante y anunció:
-
Señores, señoras y público en general, conocedor de la valía de cada uno de
ustedes y de las necesidades apremiantes que tienen, les he traído
mercaderías novedosas para que puedan
adquirir. Tengo anillos, aretes, collares, peines para arreglar sus cabellos maltratados por el trabajo diario...También les traigo
juguetes para sus niños y todo a precio de costo... compren que no se
arrepentirán, porque son de buena calidad y de duración eterna... Haber usted
¿Qué le ofrezco?...Usted...Usted. Apúrense que se termina y no respondo,
después cuando no hayan logrado comprar... ¡Gracias señores y señoras!
Nadie
había oído reír de esa manera al amo Leonardo. El muchacho le había cautivado,
pues le dio una palmada en la espalda y le dijo:
-
Muchacho, ¡Vende mercancías cuando
quieras!
El
amo Leonardo se fue a la Casa Grande, todavía riendo. Se dio la vuelta para
mirar a Jorge Luís que estaba parado,
sonriente.
Jorge,
frente a la multitud de trabajadores de la hacienda que hacían siesta les contó lo que había leído en el “Mercurio
Peruano”.
-
“Un día domingo del año de 1820, un general patriota llamado San Martín envió
al general Álvarez de Arenales al mando de una expedición para reivindicar los
ideales independentistas en Huamanga, Jauja y Tarma. Meses después, en octubre,
estableció la primera bandera y el primer escudo de armas del Perú independiente
y desembarcó con su ejército en las playas de Ancón y ocupó Lima.
Señores se acerca la libertad de nativos y mestizos del yugo español”. Se
retiró ligero.
A
medida que seguía creciendo Jorge Luís sus relaciones con el amo y la señorita
Margarita se fueron tornando más íntimas. Un domingo, cuando ya anochecía,
volvió a casa y contó a su mamá Marisol Cielo que había pasado la tarde dialogando con el viejo que cuidaba los toros
de lidia del amo.
-
Le ayudé a juntar los terneros y
prepararlos para que embistan y luego nos pusimos a conversar.
Ella,
en esos instantes, recordó lo que le dijo la adivinadora de suertes: “Sé que no
quieres que vuelva a leerte el futuro, pero de todos modos voy a decir acerca de tu Jorgito. Él no va a ser un
mestizo común, porque estará en constante renovación, hasta que se muera.”
107.- JORGE
LUÍS AYUDANTE DE MIGUEL REYES
Don Miguel
Reyes Carhuapoma, era un hombre delgado, alto, nariz aguileña y cabellera
lacia; su mirada era inquisidora que contrastaba con su piel morena, Tenía la
sangre mezclada de nativo moche, negro bantú
y
blanco
sevillano. Era un maltratador de animales y
amedrentador de su entorno, avisando de lo que les puede ocurrir también
a ellos si no ceden a su trato.
Sabía que
ningún animal mata por placer, sino siempre para sobrevivir; en cambio, el
humano quiebra esta ley que puede matar
simplemente por placer, dejando atrás a la presa muerta.
-
Se porta bien y es servicial, amo.- dijo el tío Miguel, concluyendo su
descripción del muchacho que vivía con los demás peones, pero cuyo nombre no se
había molestado en averiguar.
La
primera mañana que Jorge Luís acudió a su nuevo trabajo, Miguel Reyes
Carhuapoma le enseñó como juntar a los torillos, después de separar de sus madres; luego agarrar una
capa y torear, para que los becerros empiecen a cornear.
Leonardo
recorría a caballo por el camino pedregoso hasta la zona de adiestramiento de
los toros de pelea, Jorge procuraba pasar inadvertido, pues se había dado
cuenta de que el amo le trataba ahora con mucha más frialdad.
Cuando
el amo se hubo ido, dijo a Jorge con tono agrio:
-
El amo dice que hace falta que estés todo el tiempo. Debe saber algo que yo no
sé.
-
Sí, señor- dijo Jorge Luís, tratando de mantener el rostro inexpresivo. ¿Dónde
voy a dormir, tío Miguel?
Los
dos días que tardaron en construir la pequeña choza, Jorge empezó a dialogar con Miguel Reyes,
como si siempre se hubieran conocido.
-
Tú vida tienen que ser esos torillos, hasta que sean como tu familia, muchacho.
Dijo abruptamente una mañana. Era lo principal que quería inculcarle.
Pero,
Jorge Luís no dijo nada, lo único que podía pensar era en lo que le había dicho
su madre. El amo era su papá. Su papá era el amo. De ninguna de las dos maneras
podía entenderlo.
Los
mejores toros salen de la puna, con bravura en la sangre, que les viene de sus
abuelos.
Desde
que Jorge Luís cumplió catorce años, iba los domingos a visitar a su familia,
en la que incluía no sólo a su madre
sino también a la señorita Margarita.
-
¡Yo te he limpiado el culo y te he
cambiado los pañales, así que no quiero verte haciéndote el importante! -
Exclamo Margarita, simulando ferocidad,
un domingo por la mañana y Jorge Luís sonrió.
-
No, señorita; yo no me hago el importante.
Estaban
en Navidad, la celebración pasó inadvertida. Ahora que se acercaba la
temporada de las corridas, los instintos de los toros estaban tan exacerbados
que entre ellos se agarraban a cornadas, agitando a la manada y arañando el
campo de ichos y tierra negra.
Con
la primera luz del día, Miguel y Juan José, empezaron acorralar los quince
torillos, finalmente seleccionados para las próximas temporadas que ya estaban
programadas.
-
¿Vienes o te quedas?
A
prisa, Jorge Luís cabalgó un alazán pequeño y galopó. El trotar de los cascos
se mezclaba con el gorjeo contagioso de las aves.
-
¡Rodea al ternero para juntarlo al resto de las reses que pacen tranquilamente
el alfalfar! - Gritó Miguel.
Entonces,
rápidamente, Jorge y otros dos peones se pusieron a rodear y arrear al torillo
de frente blanca y lograron ensamblar a la manada.
El
amo Neponceno se acercó corriendo hacia el corral y observó, minuciosamente, a
los torillos de años diferentes, contextura y porte admirables. Bajó a la arena
y pidió que soltaran a Lucero. Cogió su manta de color rojo y se ubicó en un
costado del ruedo y cuando el toro salió se puso en espera, con pose
espectacular de torero.
-¡Olé,
amo, olé¡
El
Lucero, en la primera embestida, pasó de largo y cuando quiso retroceder, cayó
de bruces, taponándose el hocico con tierra que mezclada con el moco formó un
tapón oscuro que le hizo estornudar. Después de tres capas, ingresaron dos
peones y sacaron del toril a Lucero, que salió bufando. El amo Nepomuceno, sacó
un pañuelo blanco del bolsillo y se limpió el sudor.
-
Es usted un genio, amo.- diciendo se acercó Jorge.
-
Es una muestra para que tú puedas
perfeccionarlo y llegues a ser un buen preparador de toros de lidia.
108.- JORGE
LUIS Y CHAPI CASTAÑEDA
El
amo se enteró que un mestizo renegado, llamado Demetrio Váscones, en Cotaparaco,
tenía decenas de nativos, formando rondas campesinas, listos para matar a los blancos que maltrataban a los hombres y
mujeres de su raza
Jorge
regresaba con sus cargas de heno y cuando terminó de contárselo, todo al
tío Miguel, sintiéndose un tanto ridículo,
oyeron los trotes de un caballo que se dirigía a todo galope hacia ellos
-
¡Escucha, muchacho¡ Tú crees que eres algo especial para el amo, pero nada le
importa a un blanco cuando está enojado o tiene miedo. No vayas a
cometer el disparate de ir a alguna parte antes de que esto termine. ¿Me oyes?
¡A ninguna parte¡
Chapi
Castañeda, una doncella atractiva de piel morena de silueta delgada
y muslos contorneados, con un lunar redondito cerca de la nariz, debajo del ojo
izquierdo; cabeza pequeña con cabellos ondulados que descansan sobre un cuello
alargado; bustos prominentes y redondos que parecen escaparse por el escote de
su blusa de seda color rosado; manos con dedos delgados y largos, adornados por
una decena de anillos, no sólo parecía preocuparse por el color de su
piel, sino que, riéndose, le había
confesado que su padre era un capataz
blanco que vivía en una gran hacienda de Casma, ubicada en el valle de Nepeña,
donde cultivaba arroz y caña de azúcar y que tenía más de treinta nativos. Ella
había nacido allí, y se había criado también hasta los 18 años, cuando los
pishtachos la raptaron y la vendieron.
Justo
cuando estaba a punto de abandonar su escondite y dirigirse de todas maneras a
la choza de Chapi, vio que algo se movía cerca de él. Era ella que corría a
abrazarle y apartándose en seguida.
-Tío
Miguel hace mucho que estoy pensando en algo que puede ayudar a los toros del
amo.
Empezó
la temporada de 1823 y nadie parecía
darse cuenta la razón de por qué las corridas de toros habían aumentado
en las haciendas, debido a los siguientes acontecimientos:
El
22 de noviembre de 1820, el coronel Campino, había proclamado, en la plaza de
armas de Huaraz, la independencia del departamento de Huaylas.
El 28 de julio de 1821, San Martín, en la
plaza de Armas de Lima, proclamó la independencia del Perú.
El
10 de setiembre de 1823 llegó al Callao a bordo del Bergantín Chimborazo el
general Simón Bolívar.
Los
castillos anunciaron con salvas de artillería la presencia del Libertador en el
primer puerto del Perú. Al momento de su desembarco fue recibido por el
presidente Torre Tagle y en las casas de
Lima se izaron las banderas de Venezuela, Argentina, Chile y Perú.
El
Congreso de la República, el 10 del mismo mes, decretó que el Libertador asumía la suprema autoridad
militar en toda la República. Este hecho hizo que los españoles, criollos y mestizos
consolidaran sus pensamientos de independencia y libertad que empezaron a
desfogar en las fiestas patronales, con tardes de toros, peleas de gallos,
bailes y jaranas.
-
Jorge Luís, en las noches, cuando salgas hacer el amor, es mejor que te cuides,
pues hay otros mestizos enamorados de tu chica. Le dijo el tío Miguel.
Por
la noche, al fin, solo en su choza después de soportar la frialdad del tío
Miguel, libre al fin de dar rienda suelta a su indignación, Jorge maldijo a Chapi, jurando que le dedicaría todas las atenciones
a otra, aunque no merecía, a la que con seguridad sería más fiel.
Pero
se acordó que le había dicho que se llamaba
Ofelia y que pertenecía al riquísimo hacendado Jeremías Inocente, dueño
de más de un centenar de gallos de pelea o por lo menos eso era lo que se decía
y cuya familia poseía enormes plantaciones de chirimoyas y paltas en las
extensas tierras del valle de Fortaleza, cerca de Paramonga, además de esa en el valle de Huarmey.
-
109.- JEREMÍAS QUIERE COMPRAR A JORGE LUIS
Una
tarde, aprovechando la ausencia de Jorge Luís del potrero, Miguel sugirió algo
importante a su amo Leonardo.
-
Amo, Sin toros que den buen juego, el esfuerzo y la
inversión en toreros y organización se pierde irremediablemente, decepcionando
al público, echando por tierra la ilusión de un pueblo que se prepara durante
todo el año para disfrutar de su tarde taurina. Sin toros bravos, íntegros,
pujantes e incansables en sus embestidas, que pongan en riesgo a los toreros,
no hay tauromaquia posible; esa es la ética de la fiesta brava.Ud.
sabe que para las temporadas taurinas se seleccionan toros de casta y quedan
algunos, mejores que los escogidos. Yo
creo que podría ganar más dinero si permite a Jorge encargarse de las tardes
taurinas, menos importantes, en pueblos
donde celebran sus fiestas patronales.
-
Bueno Miguel (murmuró el amo frotándose la barbilla). No veo ningún
inconveniente. ¿Por qué no le encargas a participar en alguna fiesta patronal
que celebran en las Vertientes del Pacífico con algunos torillos? Si le va
bien, para las próximas temporadas podemos aceptar contratos.
En la primera participación, al final de la
tarde taurina de la fiesta patronal de
Santa Ana de Succha, Jorge Luís fue paseado en hombros en la plaza principal
por la brillante faena lograda con sus
toros y toreros que el hacendado Leonardo
Gomero sintió tanta curiosidad por la
racha de victorias que lograba el muchacho y decidió olvidar su restricción, auto
impuesta, de no asistir a corridas inferiores.
-
Señor Leonardo, voy a serte franco como un caballero y un torero a otro; acabo de
perder a mi preparador, los cívicos lo detuvieron en una fiesta por
pendenciero, desgraciadamente intentó huir y le metieron un par de balazos y
está gravemente herido y no creo que se salve. He visto que tiene Ud. un
preparador de toros, llamado Jorge Luís y como tiene a Pantaleón, hombre
experimentado, le propongo un negocio.
-¿Cuál?
-
Véndame a Jorge Luís.
-
No vendo a mis preparadores, señor Jeremías. El rostro del hacendado mostró su
desconsuelo.
El
tío Miguel sabía muy bien que ese día llegaría, por eso el amo había preparado
al muchacho, para que ocupara su lugar; pero no había imaginado que la oportunidad llegaría tan pronto.
110.-
GILDA Y JORGE
Después
de más de una hora de caminata y de observar las nubes de la cálida mañana de
febrero, el camino polvoriento delante de ellos o el monótono movimiento de los
músculos de las ancas de las mulas, la repentina pregunta de don Leandro le sorprendió a Jorge Luís.
-
Muchacho, te voy decir algo. Has vivido en mi casa toda la vida, siempre con la
barriga llena. No sabes lo que es vivir, medio muerto de hambre, robando la
comida, con diez hermanos, tu madre y tu padre, durmiendo todos en un solo
cuarto.
-
No he pasado por esa situación, mi patrón.
-
Ahorré todo lo que ganaba durante años, hasta que por fin me compré una pequeña
hacienda con bosques de alisos y quenuales
con un peón, llamado Jorge.
-
¿Por eso me puso el nombre de Jorge?
-
Bueno, está bien no quisiera confesar que te has estado escabullendo de mi casa
por las noches, pero sé que es natural y se dónde vas y con qué frecuencia. No
quiero que los cívicos te maten como al mestizo del señor Jeremías; Así que te diré lo que voy hacer muchacho.
-¿Qué
va a hacer amo?
-
Conoces a Gilda, ¿No es cierto?
-
Amo no entiendo.- respondió Jorge,
seguro de entender bien.
- Podemos traerla aquí, hacerle una choza.
Jorge trató de hablar, pero no le salió nada. Por fin exclamó:
-
¡Sólo un gran patrón podría hacerlo así.
El
amo Leandro gruño. Hizo un gesto con la mano.
-
¡Siempre que comprendas que tu trabajo está junto a Miguel¡
-
¡Por supuesto señor¡
Como
frunciendo el ceño, el amo Leonardo le tocó con el índice.
-
Cuando te hayan pescado, seré tu padrino ¡Y ojalá esa Gilda pueda reformarte¡
Jorge
se había quedado sin palabras.
111.- MATRIMONIO DE JORGE LUÍS CON GILDA
Jorge,
motivado por su patrón tomó la decisión de enamorar a Gilda, con la cual
compartían los mismos lugares de la hacienda porque ella vivía en la casa de su
amo y esperó que saliera en la tarde, a la lomada cercana a coger flores
silvestres como de costumbre.
En sus horas de soledad y descanso, Gilda, chica virgen soñaba encontrar
al amor de su vida y compartir su virginidad con esa persona especial.
Jorge, sin agresividad, en la primera oportunidad, le habló de sus
sentimientos y ella le confesó:
- Soy una joven virgen.
- Por eso, Gilda, quiero vivir mi primera vez contigo.- Le dijo, con
firmeza.
-¿Cuándo?
- Para seguir conversando, vamos a la cueva que está cerca, donde la
gente no pueda vernos.- La cogió de la mano y la llevó.
Entre besos y cosquilleos, sentados sobre el pajonal mullido, junto a
una acequia, tuvieron la oportunidad de tener un momento de romance
inolvidable.
Como
era su primera relación sexual, Gilda perdió su virginidad con la rotura del himen, pequeña
membrana que se encuentra en la entrada de la vagina, debido a la penetración
que le produjo, produciendo dolor y una pequeña pérdida de sangre de color rojo
vivo y Jorge, sin circuncisión, sintió dolor a causa del rompimiento de su
prepucio, capa que cubre al glande debido a la fricción temerosa e inexperta.
Después
del encuentro de dos almas que había unido Dios, ni corto ni distante podían ya
vivir y Jorge, un día le solicitó a su patrón la autorización para casarse con
la señorita Gilda. Consentida las manos, recibió del capellán de la hacienda una charla
religiosa y la determinación de la fecha del matrimonio.
[
Cuando
amaneció la mañana de la boda, el 9 de diciembre de 1827, tercer aniversario de
la batalla de Ayacucho, Jorge el novio estaba poniendo, desesperado, las
bisagras de hierro al batiente de la puerta de roble de su choza de dos
compartimientos, aún sin terminar.
Con
ayuda del espejo se arregló la bufanda de lana verde que le había tejido su
novia. Tuvo que reconocer que tenía un buen aspecto.
-
¡Sal de una vez¡ Gritó su
madre por la ventana.
-
¡Ya voy, mamá – contestó
él.
Por
el camino, Jorge tomó varios traguitos de su botellita, para demostrar fuerzas
a la multitud y después de cinco horas de trote, llegó al distrito de Pararín, nombre que pudiera derivarse de la inflexión verbal quechua “parariy” acaba de llover,
poco después del mediodía.
En
la iglesia, cuyo altar con retablos de pan de oro, sería el escenario del
matrimonio esperado, el sacerdote elegantemente vestido, después de la
consagración y ofertado la ostia extraída de una custodia del orden, preguntó:
-
Gilda y Jorge ¿Juráis solemnemente aceptaros como marido y mujer para el resto
de vuestras vidas?
-
Juro- dijo suavemente Gilda.
-
¡Sí señor¡ dijo Jorge con voz demasiado fuerte.
-
Os declaro marido y mujer.
-
¿Ahora puedes besar a la novia¡
Se dieron un beso romántico
con el corazón.
Jorge
se desperezó cuando el caballo que cabalgaba hizo sonar sus herrajes en el
patio de la casa hacienda de don Leopoldo. El brindis se efectuó de inmediato y
Jorge quedó vencido por el licor y la emoción, quedando sentado en el suelo, donde había caído; Gilda se acercó y le ayudó a
ponerse de pie, diciendo:.
-Ven conmigo, hijo mío, voy a llevarte a tu cama.
112.- EL PRIMER HIJO DE GILDA
Transcurrido
mueve meses, Gilda con dolores corrió a la casa de su mamá
Marisol y tendió un pellejo en el piso y se hecho de espaldas y el síntoma más
notorio que mostró fue la aparición de
contracciones uterinas. Sintió que la matriz descendió dentro de su abdomen,
aliviando la presión en el estómago y en los pulmones
Estaba ya
presente la partera cuando apareció un flujo mucoso manchado de sangre que dio
paso inmediato al parto.
El niño fue bañado con agua tibia, cortado y amarrado el ombligo y le
pusieron en contacto inmediato con la mamá, desarrollando su capacidad de
entregar amor y relacionarse con los demás.
-
¡Por fin eres abuela Marisol¡- dijo Gilda, sentada en la cama, con el hijo
Virgilio Jorge en brazos. Jorge estaba ausente por que había viajado con el amo
Leonardo.
Transcurrieron
los meses y el niño fue creciendo
fuerte; la pareja cada día mejoraba su rendimiento en el trabajo y la
consideración del amo era satisfactoria.
113.- NACE SEGUNDO HIJO DE JORGE Y GILDA
Uno de los cambios positivos que trajo consigo el nacimiento de su
segundo hijo fue la confianza en sus habilidades, conocimientos y experiencia.
Esto significaba que aquellas tareas que le parecieron tan complicadas cuando
nació su primer hijo como amamantarlo, cambiarle los pañales, bañarlo, cuidarlo
cuando enferme, parecerán un acto reflejo en lugar de obstáculos.
Cuando
nació el segundo hijo de Jorge Luís, el amo Leonardo inspeccionó chozas y
destrozó con un pisotón el reloj de pie de Marisol que servía como referencia principal para la programación de las actividades
diarias como los turnos de trabajo y descanso.
-
¡Han muerto familias enteras por confiar en los mestizos y algunos criollos.-
Gritó el amo Leonardo.
Confiscó
el hacha de mano, la cuña, un marco de metal y
dos cuchillos de Miguel y Jorge y los cargó en la carreta, mientras los
dos mestizos observaban.
-¡Por
si alguno de ustedes trata de sorprenderme, os advierto, voy a liquidarlos con la escopeta¡ Les gritó y desapareció tras
una nube de polvareda densa.
CAPITULO VII
TARDE TAURINA EN TICAPAMPA
Durante la corrida, los toros y los caballos eran parte
del alma y de los sueños de hombres y mujeres. En las fiestas colectivas, entre
huaynos y pasacalles, se entonaban canciones denominadas “toriles”
114.- PREPARATIVOS PARA CORRIDA EN TICAPAMPA
Por
orden expresa del amo, Jorge Luís empezó con los preparativos para la corrida
de toros de Ticapampa, en el caserío de Rapish Pampa, distrito de
Recuay.
Los españoles y criollos no sentían ni un ápice de misericordia por el toro
cuando trastabillaba, cuando buscaba desesperadamente quitarse las banderillas,
cuando mugía por el dolor, cuando el caballo relinchaba de miedo. El pueblo
desbordaba de alegría ante el dolor ajeno, sobre todo del toro en el redil. La
respuesta a todo el suceso era:- ¡Oléee...Oléee!
Los habitantes de Ticapampa, cuyos miembros eran principalmente campesinos,
veían al ganado como un aliado indispensable, el cual ayudaba en todas las
actividades de su vida cotidiana. Cuando llegaba la corrida tradicional, con
motivo de la festividad de la “Virgen del Pilar”, Jorge, por orden expresa de
su amo, alimentaba los animales muy
bien, dándoles incluso vino, con la aspiración de que actúen como Dios manda.
Usualmente, celebraban la fiesta en la plaza principal y la gente se vestía con
su ropa más soberbia para asistir a esa gran actividad.
La corrida de toros considerada como el deporte nacional de España, estaba profundamente arraigada y formaba
parte esencial de nuestra cultura Y para
el pueblo de Ticapampa, era bastante popular, emocionante y sensual celebrar la
fiesta de “La Virgen del Pilar”, el 12 de octubre del calendario lunar.
Durante los preparativos,los informantes caminaban en la torada para
conseguir las informaciones necesarias, por ejemplo, la altura, el peso y la
edad de los toros; luego, con el consentimiento del amo, elegían toros para la
corrida y la fiesta era preparada.
Antes de que empiece la corrida, Jorge daba a los toros arroz glutinoso y
una taza de ron de Paramonga.
En esas fiestas, los cholos andinos, con la audacia que les caracterizaba,
ponían el poncho frente a los bravos astados, y bueno, no cortaban ni oreja ni
rabo, pero daban la nota jocosa y a la vez dramática a la celebración. Era
bastante común que estos toreros espontáneos terminaban a veces heridos y hasta muertos, como ocurría en todos los
ruedos que se realizaban en el mundo.
¿Desde cuándo Ticapampa se convierte en centro de festivades con corridas
de toros?
A partir de la
década de 1860 y 1870 se da la apertura del camino de herradura desde la
hacienda así llamada entonces Minera de Ticapampa, jurisdicción del distrito de
Recuay, Provincia
de Huaráz, hasta el Puerto de Huarmey.
A principios de 1860 los ingenieros Sokolosky (polaco) y Henry Thierry
(francés) compran las minas de Santa Rosa, hoy Collaracra y establecen en el
paraje de Ticapampa una pequeña planta de beneficios de minerales de plata por
el sistema de amalgamación, empleando el azogue de Huancavelica para producir
la famosa “Plata bella” y remitir a la Casa de la Moneda de Lima, para su
refinación y acuñación de los soles de nueve décimos. La gran eiqueza de este distrito estuvo en
los minerales de su subsuelo (plomo-plata, oro,caliza y mármol
).
El italiano Antonio
Raimondi hizo un estudio
minero de la zona de Ticapamapa en 1870. Fueron los mineros portugueses,
polacos, ingleses y franceses, desde sus primeras exploraciones en Tucu,
Cotaparaco, Santa Rosa y su primera Oficina Metalúrgica, se establecieron en
Parco, y luego al ubicar El Gran Socavón (1860), Collaracra y Huancapeti estas
investigaciones permitieron que se crease The Anglo French Ticapampa Silver Mining Company Ltd. (AFT)
en 1880, siendo la "primera empresa minera-metalúrgica" en el Perú,
antes que la Cerro de Pasco.
La
bonanza económica trajo como consecuencia la celebración de festividades
patronales con mucha pompa y gasto de dinero, ahorrado durante el año, para
votar por la ventana con corridas de toros, juegos artificiales, banquetes, matrimonios,
bautizos, quitañaques con una amplia
variedad de productos agrícolas, utilizados durante una semana o más días, como
choclo, maíz, camote, Cuyes, reses,
ovejas, chanchos, aves de corral.
115.- TOMÁS LEONARDO MEJORA EL TORIL
Tomás
Leonardo, mejoró el toril del amo que se encontraba muy deteriorado y el nuevo toril
tenía todos los aditamentos que requería para las corridas.
La forma del
ruedo era circular, para evitar el refugio o defensa al toro dificultando
la lidia. Las dimensiones eran de 50 por
60 metros. Un tamaño muy inferior dificultaría la lidia mientras que un
diámetro excesivo agotaría al toro o al torero.
El ruedo
estaba cercado por una valla o barrera de madera de 1,60 m de alto por el lado
del ruedo y 1,30 m por el lado del callejón, con una serie de burladeros, que permitían el
paso de costado del torero pero no del toro, intercalados que comunicaban con
el callejón y que servían como refugio a los toreros. La barrera tenía un saliente de madera, llamado estribo, situado a unos 40 cm de
altura, que facilitaba el salto del torero en caso de necesidad. La menor
altura por el lado interior pretendía evitar accidentes y facilitar el acceso
rápido al ruedo del subalterno en el caso
de ser necesario.
El ruedo tenía
comunicación directa a distintos accesos que tenían funciones diversas: el toril (que daba acceso a las jaulas o
chiqueros desde donde entraban
los toros), la puerta de cuadrillas
(que daba salida a los diestros para el pasillo), el patio de caballos (donde los
picadores se preparaban y, a menudo, servían para las cuadrillas) y la puerta de arrastre (por donde las
mulas arrastraban al toro muerto al desolladero).
El
amo Leonardo decidió que Jorge le
acompañara a Ticapampa arreando, con dos peones, seis toros de casta.
Este sabía el significado del toreo,
espectáculo que consistía en lidiar varios toros bravos, a pie o a caballo, en un recinto cerrado, para lo
cual se utilizaban los cosos públicos y las plazas principales del pueblo,
luego de cerrar la boca calle con trancas de madera.
Sabía que en la lidia participaban personas sin distinción de razas ni
credos, entre ellas los toreros, que seguían un estricto protocolo tradicional,
regido por la intención estética. Las corridas de toros eran consideradas como
expresión de la cultura hispánica.
La noticia de la muerte de Miguel llenó de
pesar al amo y a Jorge y por decisión del primero no viajan a Ticapampa, donde
estaba programada la presentación de sus bravos.
116.- VIRGILIO
CUIDA LOS TOROS DE CASTA
Trabajar
solo con los toros era extraño y solitario y
Jorge se preguntaba cómo habría podido hacerlo el tío Miguel, durante
treinta años antes que él hubiera podido ayudarle. Virgilio es encomendado a
cuidar los toros.
Una
tarde Jorge salió al campo a inspeccionar los alfalfares, pensando encontrar animales dañinos, procedentes de la
hacienda vecina. De pronto, de la maleza surgió un toro bravo y antes que
saliera de su sorpresa fue envestido, con furia.
Su porte era poderoso, feroz, ojos penetrantes
y cuernos filudos como la punta de dos sables, con fuego vaporoso que salían de
sus fosas nasales. Cada kilo de carne, cada pulgada de cuerno simbolizaba su fiereza, su espíritu y su
libertad; de manera debía ser cogido y entrenado. Convirtió su poncho en capa y
desdobló la fiereza del animal con tres capeadas, logrando ubicarse detrás del tronco de un eucalipto añoso, sin ramas. El torillo,
que no tenía señales en las orejas y marcas de chapa alguna en los lomos, debía
quedarse allí, con los demás toros de la propiedad de su padre Leonardo. Le
puso el nombre de “El Aparecido”.
Pasado
el tiempo, Virgilio ingresa como ayudante de su señor padre, don Jorge Luís, y
empieza con una brillante carrera de promotor de corridas inolvidables.
117.- PLANIFICAN COMPRAR TIERRAS
La nueva
temporada de corridas se acercaba rápidamente, pero el amo Leonardo no había
mencionado la fiesta del Sr. De Burgos de Recuay. Jorge y Leonardo
causaban una gran impresión cuando
aparecían en sus caballos aperados con jatos de plata, monturas de cuero de
becerro, pellón san pedrano, estribos y espuelas relucientes con adornos de
plata y poncho de lana de vicuña y una manada de reses que seguían a los
caballeros, arreados por dos repunteros con chicote en mano que ordenaban el
agrupamiento con voces de mando que
sintetizaban en ¡fuera, fuera, fuera ¡ o ¡ bajo, bajo, bajo¡ o ¡ Arre, arre,
arre¡. Leonardo presentaba de dos a tres toros por tarde y Jorge, también,
torillos menores en algún barrio vecino, donde coincidían los festejos en honor al mismo santo patrono.
El gobierno chileno envió al Perú dos
expediciones llamadas restauradoras. La primera expedición al mando del marino
Blanco Encalada que desembarcó en Quilca y ocupó Arequipa, pero fue rodeada por
el ejército de Santa Cruz, teniendo que capitular. Se firmó el tratado de
Paucarpata por el cual se retiraba la
expedición; los dos países quedaban en paz y Chile devolvía los barcos
apresados en el Callao.
Pasado
un tiempo, el gobierno chileno desaprobó el Tratado de Paucarpata y envió una
segunda expedición Restauradora al mando del general Manuel Bulnes. Integrados
por muchos militares y civiles peruanos deportados por el general Santa Cruz e
impulsados por el odio a este caudillo y en actitud de estrechez mental, sobre
los intereses del Perú, entre ellos, los generales Gamarra, Vivanco y La
Fuente. La expedición desembarcó en Lima y ocupó la ciudad y como la ciudadanía
limeña era hostil a los restauradores, el ejército expedicionario se dirigió al
Callejón de Huaylas, aprovechando que el norte se había separado de la
Confederación. Ahí fue a buscarlos el Mariscal Santa Cruz, reclutando gente de
las haciendas de Bolognesi, Recuay y
Aija, pero lamentablemente fue derrotado en la batalla de Pan de Azúcar, en
Yungay, al pie del coloso Huascarán. La unión Perú-Bolivianafracasó por obra y gracia de Chile.
En
estas circunstancias angustiantes, nació Jacinto, el sexto hijo de Jorge, quien
planifica con su esposa comprar tierras de una hacienda vecina, para lo cual
habían reunido dinero en las corridas menores, donde participó con los torillos
de su propiedad, bajo el consentimiento de
su amo y padre Leonardo que estaba demasiado viejo y ya no podía
controlar su hacienda y anunció la venida de uno de sus sobrinos, pendenciero
y de mal carácter.
118.- TOMAS
TEJEDOR DE TAPICES
Tomás,
uno de los hijos de Jorge demostró habilidades para trabajos artesanales y por
decisión del amo Leandro ingresa a trabajar, al grupo de artesanos; como
tejedor en telar de pie con lisos y lanzaderas.
Destaca como tapicero que ejercía el oficio de cubrir con tela o piel
asientos domésticos, fijando el material con tachuelas o grapas. También
se dedicaba mejorar la comodidad de los mismos, instalando espumas, retazos de
telas o fibras vegetales en su interior. El objetivo principal de sus trabajos
era lograr la comodidad y belleza de los asientos.
La vocación por la artesanía, acrecentó en Tomás al observar los
productos que tuvieron auge cuando predominaba el transporte en acémilas, desde
los Conchucos al Callejón de Huaylas, las Vertientes del Pacífico y Costa de
Huaylas: eran elementos de prestigio y bellas y coloridas muestras de los
artesanos de Piscobamba, que adornaban las monturas de los equinos domesticos
en todo el territorio nacional.
La artesanía es "toda técnica manual creativa, que permite producir, individualmente, bienes y
servicios". Para muchas personas, la artesanía es un término medio entre
el diseño y el arte. Es una continuación de los oficios tradicionales, en los
que la estética tiene un papel destacado pero el sentido práctico del objeto
elaborado es también importante.
Después
que Marisol Jesús, de diez años, y Marisol Huayanita de ocho, divulgaron la
noticia y empezaron a seguirle todas las tardes, demostrando que Tomás era
su predilecto hermano que tejía ponchos,
frazadas, talegas, bayetas, silla jergas, telas para terno y tapices para adornar el hogar y facilitar comodidad, se
concentraron de tierras lejanas buscando sus servicios.
CAPITULO VIII
JOSEPH
ENRIQUE RODRÍGUEZ SALAS
JOSEPH
ENRIQUE RODRIGUEZ SALAS
119.- DESCENDIENTES DE JUAN CARLOS Y MICAELA
SALAS
Transcurrido
meses de haber recibido la información
de los descendientes de Joseph Rodríguez Alicante, pregunté a mi
abuelito don Juan De La Cruz Sánchez Rodríguez.
-De cuál de los hijos de Joseph Rodríguez es Ud.
descendiente, abuelito?- Carraspeo y con
la mano izquierda se rasgó la cabeza poblada por algunas espigas de nieve tibia
y prosiguió.
- Hijo acabas
de refrescar mi menta. En la última y única entrega de sus cuerpos y espíritus,
Juan Carlos y Micaela Salas habían gestado un niño singular que su abuela y su
madre le pusieron el nombre de Joseph Enrique Rodríguez Salas, bautizado en el templo apóstol Santiago de
Cochapetí, el día de la Virhen de la
Natividad. Soy descendiente de este niño que no tuvo la suerte de conocer a su
padre.
120.- MADRE HAY UNA SOLA
Como reza el dicho popular, “Madre hay una sola”, y su importantísimo
rol en la crianza de sus hijos es innegable.
Joseph Enrique Rodríguez salas, desde que nació en 1798, creció al
cuidado de su mamá Micaela y abuelita María Jesús. La
ausencia de la figura paterna a quien no conoció desencadenó ciertos problemas en su desarrollo, así como en su conducta porque no
tenía quien le imparta códigos que
le sirvan de brújula capaz de señalarle el camino, regulando su moral,
demarcando límites, normas y patrones de conducta social.
Joseph Enrique cuando ingresó a la adolescencia
evidenció trastornos debido a que no encontraba su identidad, por lo cual presentaba inseguridad, soledad y
depresión, lo que lo llevó a convertirse en fracaso escolar y adicción
a las bebidas alcohólicas y juergas.
El encomendero Joseph Rodríguez Alicante
coordinando con Micaela, la madre de Juan Carlos, enviaron a su nieto Joseph
Enrique al Convictorio de San Carlos de Lima, donde la Iglesia aún mantenía su influencia educativa.
Allí aprendió, dentro del nuevo enfoque educativo con el
desarrollo de conocimientos prácticos que le permitieron caminar la
senda de la recuperación de la conciencia y centrarse a las actividades
productivas para logar el crecimiento económico familiar y social.
221.- JOSEPH ENRIQUE RODRIGUEZ
SALAS
Joseph Enrique a su retorno a Cochapetí, a la edad de 25 años, en compañía de la limeña Clorinda
Zavaleta, de alcurnia española, con quien había contraído matrimonio, llegó a
tener ocho hijos que emigraron a diferentes
países, quedando en Cochapetí, el último,
Mario Rodríguez Zavaleta que implantó el sistema del gamonalismo, basado en una
explotación con rasgos feudales de los campesinos ubicados dentro o fuera de
las haciendas de la zona de las vertientes del Pacífico, cuya extensión tenía
como límite el Rió Santa en el Callejón de Huaylas y el Océano Pacífico en la
Costa.
La hacienda que regentaba se caracterizaba por la pobreza y la casi
total exclusión cultural de sus peones agrícolas. La explotación de Joseph
Enrique sobre sus braceros era una mezcla de autoritarismo con paternalismo, hablaba quechua y compartia
muchas de las costumbres ancestrales andinas. No
obstante, existir una aparente desigualdad cultural y económica entre los
distintos individuos que conformaban la sociedad local, había intereses
comunes.
Las grandes propiedades agrícolas en el medio rural, daban origen a la
formación de considerables fortunas familiares derivadas de la agricultura,
gracias a las ventajosas condiciones climáticas de los valles cercanos y
al creciente mercado minero.
La prosperidad agrícola permitió a
la élite disponer de considerables capitales para invertirlos en la importación
de mercancías provenientes de España y denominadas corrientemente “efectos de
Castilla”. En 1778 y la apertura del puerto de Huarmey al tráfico exterior, los
vínculos mercantiles de la ciudad se ampliaron y el número de mercancías
importadas creció. Huarmey, de centro redistribuidor se convirtió en depósito para el abastecimiento de los poblados agrícolas y ganaderas.
La Minería no
tuvo un papel protagónico dentro de la economía y sociedad regional,
contrariamente, se mantuvo a la zaga de otras más importantes como la ganadería
y el comercio.
-175-
Joseph Enrique hijo de Juan Carlos Rodríguez,
de cuya desaparición y existencia jamás supo, se trasladó al valle de Huarmey,
donde trabajó para mantener en alto el apellido de su padre que no logró
conocerlo.
122.- LA
CREACIÓN DEL DISTRITO DE HUARMEY
Según información de los mayores,
el origen de Huarmey se
remonta a los 2000 años a.C.
aproximadamente; paralelo con las culturas del norte del país, se integró a
la cultura Chavín a partir del año 1000 a. C.
De la época Wari es el Castillo
de Huarmey, que se encuentra en
los suburbios del pueblo, tiene la estructura
piramidal escalonada a base de adobes, sobre un promontorio rocoso.
A finales del siglo XIV el rey chimú Minchancaman incrementa sus
territorios y Huarmey pasa al reino Chimú, hasta la irrupción de los incas, que fueron
sometidos hacia 1470 por Túpac Yupanqui.
Con la invasión española, en la época del virreinato perteneció al
corregimiento de Santa. En 1784, siendo Virrey Teodoro de
Croix, se creó la Parroquia de Huarmey de la Intendencia
de Lima.
El 2 de enero de 1857, fue creado legalmente el Distrito de Huarmey, el 10 de febrero de 1892, durante el gobierno del
Presidente Remigio Morales Bermúdez.
El Distrito de Huarmey, por
gestión de una comisión de ciudadanos
encabezados por Joseph Enrique Rodríguez Salas, fue
creado legalmente el 2 de enero de 1857, mediante D. L. 662, expedido por el
presidente Ramón Castilla, en el marco de la creación de las primeras municipalidades del Perú.
En 1907, el presidente José Pardo y Barreda lo elevó a la categoría de Villa;
en 1955 volvió a denominarse Distrito.
CAPITULO IX
CAMPANERO MISTERIOSO
Templo virreinal de
cochapEtí 1592
123- GUALICHO
A fines de la primavera de la última década de mediatos del siglo XX,
visité el distrito de Cochapetí y tuve la oportunidad de estar junto a mi abuelito Juan De La Cruz
Sánchez Rodriguez y como de costumbre me narró la historia maravillosa del
sacristán don Gualberto Villarreal López, más
conocido por su apelativo “Gualicho”.
- Gualicho, dede que lo conoci, mostraba fortaleza asombrosa, pero de un
momento a otro, sintió agotamiento y se postró en cama.
En mi condición de sobrino, asumí la responsabilidad de atender al
anciano solitario, que no podía moverse
de su lecho, situación incómoda y difícil que gracias al apoyo de la señora
Enriqueta Oropeza, capacitada para estos menesteres, se solucionó los problemas
de cambio de postura, alternando
las posiciones para estimular la circulación sanguínea y prevenir las úlceras.
Durante un mes, abrió la
compuerta del lago de la historia de su vida, transitada por los senderos
ondulantes de los ecos del repique de campanas.
Empezó diciendo: “Querido sobrino Juancito, cuando agucé los sentidos al observar a nativos que eran
azotados y exigidos a realizar trabajos
forzados, a cambio de migajas de alimentos y ropas usadas, me propuse,
aun siendo niño, convertirme en
sacristán para interceder ante las autoridades eclesiásticas, solicitando trato
humano para los nativos en la ejecución de cobranzas de impuestos, consistente
en:
- Diezmo que era la entrega de la mejor producción agropecuaria a la Iglesia
que lo disfrutaban, a manos llenas, los monjes y las monjas en los seminarios y
conventos, mientras el pueblo tenía alimentos, apenas, para sobrevivir.
- Primicias que eran los impuestos eclesiásticos que imponía a la
producción ganadera. Los encargados de las parroquias se constituían a las punas y escogían los
mejores animales y se los llevaban sin que una voz diga: ¡Alto!
- Derrama que era la contribución que daban los nativos a la corona,
cuando España se encontraba en guerra con otros países.
- Tributo indígena: Los nativos de 18 a 50 años pagaban,
obligatoriamente, un impuesto en especie o en moneda. Con todo esto, el
pueblo cada día se desnutría más y más. A mediados del siglo XX muchos
comuneros de Cochapetí abandonaron la tierra de sus ancestros para buscar mejor
destino en las ciudades costeñas y preferentemente en la Metrópoli; es por eso
que en el cono Norte de Lima existen millares de cochapetinos, abocados a
muchas tareas: docencia, milicia, salud, profesiones liberales diversas, comercio
e industria.”
“!Sobrino Juan De La Cruz!, yo formé una familia
cristiana y en coordinación con mis esposas he logrado desarrollar una
producción intelectual y natural; más de un centenar de mis hijos son
profesionales y residen en países extranjeros; mis animales, aparte de producir
leche y carnes o sus derivados, generan excremento suficiente que combinado con
lombrices, residuos de cosechas, desperdicios orgánicos domésticos y papel
sirven de abono, permitiendo una agricultura rentable.”
“Siendo mozo, cada
fin de semana, salía en busca de chamizas y bostas secas para que mi mamita
prepare alimentos; y una mañana calurosa, estimulado por la sed, me aproximé a
la fuente de “Paccha Urán” e inclinando
la cabeza llené con el cucharon de mis manos la botija sedienta de mi estómago
y cuando levanté la frente, mis ojos se eclipsaron al contemplar una figura
sumamente extraordinaria de un
adolescente con ojos de cielo y piel de rosa, apenas cubierto por una vestimenta
zurcida pero limpia, complementado por un poncho de lana de vicuña. Me dijo llamarse “Jeshuco” y que vivía cerca”.
124.- NIÑO JESHU
Un día Lunes, con el Sol, me
acerqué a la Casa de “Gualicho y durante el desayuno, me relató lo siguiente:
- Después de tantos encuentros con
Jeshuco, que nos permitió dialogar sobre
nuestras inquietudes adolescentes, una vez, me condujo a un lugar, apenas
perceptible por su ubicación en una hondonada, donde el sol no podía juguetear
con las “wecllas” y sus “machitus” que servían de cubierta la entrada imperceptible
de la cueva, ubicada a cierta distancia de “Paccha”.Jeshuco juntando las palmas
de las manos sobre su pecho y cerrando los ojos imploró a las nubes y, al
compás de truenos y relámpagos, la cueva se transformó en una mansión con todas sus comodidades y cuando salimos,
imploró con las manos juntas y la mansión tomó su estructura original.
Desde aquel encuentro, cada fin de mes, nos reuníamos
en su morada cuyo jardín tenía como bóveda un cielo transparente de belleza
inimaginable y bajo ese manto fantástico
compartíamos momentos gratos, en las instalaciones donde las aves se solazaban libres y nosotros
disfrutábamos los juegos
agradables en columpios, ruedas y
nadábamos en la piscina rodeada por plantas ornamentales y poblada por patos,
wachwas y cisnes de mirada vigilante.
Una tarde, mientras compartíamos vasos de gelatina con
pasteles de maíz, me dijo que tenía el poder de conceder juventud eterna, a quien le solicitaba,
siempre en cuando era una criatura con vocación de servicio a la comunidad mal
tratada. Desde aquel día, pasaron semanas y nuestra relación amical era cada
vez más estrecha y yo tenía más capacidad de convocatoria para realizar
diferentes actividades a través del mensaje de las campanas.
“Transcurrido años, cuando ya tenía esposa e hijos,
recordé sobre el diálogo de la eterna
juventud y preguntado me respondió.
- Gualicho, hombres como tú necesitan vivir años y
gustoso te voy a proporcionar la fuente de la eterna juventud.
-¿Dónde se encuentra la fuente Jeshuco?
- La tengo
- ¿Me puedes proporcionar la fuente?
- ¡Claro que sí! … te proporcionaré.
- ¿Y qué hago para tenerlo Jeshuquito?
- ¡Un momento!.- diciendo, ingresó al urinario y
después de un breve rato apareció con un frasco rectangular de vidrio,
conteniendo un líquido ámbar, ¿orina? que depositó en mis manos”.
- ¡Toma!
- ¿Cómo lo utilizo?
- Guardas en un lugar muy seguro a donde solamente tú
puedes ingresar y nadie más que tú, y solamente el primer día de cada año
bisiesto beberás una gota.
- ¿Con infusión de alguna yerba?
- No, a la hora del Ángelus, con el Alba, viertes una
gotita en la palma de tu mano y la bebes con ayuda de tu lengua.
- ¡Muchas
gracias Jeshuquito!
- Si no cometes errores en su dosificación, serás
eterno.
En esos
instantes, hizo su ingreso al comedor la
señora Enriqueta Oropeza, saludó cortésmente y solicitó a Gualicho que se dirigiera a su lecho para la medicación
correspondiente, circunstancia que aproveché para retirarme.
125- LOS DOMINICOS EN COCHAPETÍ
Don Gualicho a la hora de la cena, retomó su crónica
apasionante:
- Jerónimo, desde la llegada de la Congregación de los
dominicos a Cochapetí, hasta ahora, he
cumplido con la dosis cuyo frasco se me extravió, durante el huayco de la
semana pasada que asoló las Vertientes del Pacífico, Justo un día antes del inicio del año bisiesto. Siento cansancio y debilidad en todo el cuerpo. En
mis sueños, Jeshuquito me ha anunciado
que ha llegado la hora de mi partida al más allá.
Cuatrocientos años me he desempeñado como sacristán del templo Apóstol
Santiago y en ese lapso he servido a Dios y a sus siervos, orientado por millar
de sacerdotes procedentes de los obispados del
Perú y del mundo.
Desde mi postración en el lecho
de enfermo, todos los días, recibo visitas y apoyo de la comunidad. Cada aliento me deja palabras de consuelo. Al mirar el crucifijo de plata, pegado a la
pared, que está frente a mi lecho, digo: “ ¡Estamos solos ante el mundo! … ¡Yo
en mi cama y tú en la cruz!”. En mi mente bullen las palabras que Dios
Padre pronunció el día del bautismo de Jesús: "Este es
mi Hijo amado"… Ese Hijo, está crucificado frente a mí, ¡míralo¡
En la comunidad de Cochapetí, la fe por el Apóstol Santiago es tan
grande como el arco del Sol que sumada al deseo de hacer perdurar las
costumbres y tradiciones, de la tierra que los viera nacer, hace que los
devotos voluntariamente se inscriban para festejar su Día.
La señora Enriqueta Oropeza, se acerca con sonrisa
a flor de labio, anudando el hilo de la crónica, y cambia de posición a Gualicho, en la cama,
para mantener la sangre circulando. Esto le ayuda a la piel a mantenerse
saludable y prevenir escaras de decúbito… Gualicho continúa:
- Cuando los dominicos llegaron a las
Vertientes del Pacífico escogieron a la comunidad de Cochapetí para ser la sede de una Encomienda. El templo se
construyó dentro de un amplio terreno
cercado por muros de piedras labradas,
extraídas de las tumbas waris, ubicadas en los cerros de Nununcayoq, Llumacayán
y Warancayoq, que mantiene su forma original
de característica rectangular”.
“La presencia de un órgano barroco es
impresionante y este instrumento musical fue obsequiado por el párroco de Huarmey, procer de la Independencia del Perú,
el Dr. Gabino Uribe Antunez, como muestra de gratitud por el triunfo obtenido,
en “Huallé Urán”, por los patriotas de las vertientes del Pacífico en su
mayoría cochapetinos, contra las tropas de Rodil que se dirigían hacia Huarás a
reforzar el bastión realista en el año de 1820."
“El altar mayor se
construyó bajo una bóveda convexa pintada de azul celeste decorado con
estrellas. Las características arquitectónicas son de estilo barroco, pintados
con colores diversos, predominando el
azul, rojo, amarillo y plateado; las hornacinas en forma de arco
presentan bordas pintadas en rojo y
entre los espacios con pintura azul. Las hornacinas inferiores presentan a sus
costados columnas salomónicas con alfeizar saliente sobre una consola de
colores; además se observa adornos en alto relieve en distintas partes del
altar“.
“Paralelamente, la campaña de extirpación destinada
a reprimir todo símbolo que fuera en contra del cristianismo se desarrolló como
parte de la visita eclesiástica realizada por el arzobispo Loayza, en la región
de Huaylas. El objetivo de ello era cristianizar tanto un imaginario como una
materialidad del indígena, con el fin de
incorporarlo en la dinámica colonial de control.” Después de dos días de
ausencia, retorné al lecho de Gualicho, quien siguió destejiendo sus
testimonios.
126.- RESISTENCIA A
LAS COSTUMBRES ESPAÑOLAS
“La
continuidad del culto andino y más aún, la presencia de movimientos mesiánicos
como lo fue el Taki Onkoy, en el Perú, durante el periodo colonial puede
interpretarse como una forma de resistencia a las costumbres españolas y una
forma de preservar las tradiciones de cada ayllu o comunidad. Estas formas de
resistencia tuvieron diferentes matices, ya que el culto ya no se restringía a
las huacas, sino que su poder se extendió a trozos de los ídolos, los que se
podían ocultar con facilidad. Así, una piedra sin ninguna forma extraña pasaba
desapercibida para el doctrinero, sin embargo para los andinos una
insignificante “Illa”, talismán que trae ventura y piedras alargadas
poseía atributos divinos como las
wancas”. Otra forma de camuflar el culto andino fue a través de figuras
religiosas como Jesús, la virgen María o apóstol Santiago. Esta fue la más ingeniosa
forma de pervivencia del culto, pues los doctrineros no pudieron darse cuenta
sino hasta muy entrado el siglo XVII.”
“La extirpación de idolatrías atenuó en forma
dramática el culto andino pero no lo exterminó por completo. Duró por muchos
años, inclusive hoy en día es posible apreciar el culto a la Pacha Mama o las
ofrendas en honor a los apus tutelares, ejemplos de una larga tradición
religiosa andina.“
“En Cochapetí se realizan aún ofrendas en honor a la Tierra o “Mama
Pacha”, sacrificando venados para beber y derramar su sangre y la ofrenda de la
coca, frutillas, quemish y feto de vizcacha para
fertilizar la tierra y obtener cosecha abundante“.
“La Pacha Mama, Qoyllur y
Waman son las formas más antiguas de celebración en las Vertientes del
Pacífico. Con la invasión de los españoles y la «extirpación de idolatrías»,
la Pacha Mama, producto del sincretismo, comenzó también a ser representada a través de la
Virgen
María. “
“El ritual central de la Pacha Mama o fiesta de la Madre
Tierra es el pago, que implica un acto de reciprocidad, sinónimo de dar de comer y beber a la tierra“. Todo lo
que existe es parte de ella. El pasado ha generado el presente, del mismo modo
que el presente va formando el futuro. De esta manera, Pacha Mama unifica el
pasado con el presente, al mismo tiempo que protege y cuida a los seres vivos.
El universo contiene el sello vital de la Pacha Mama, en ella se concentra todo
el espacio, todos los seres y todos los tiempos. La Pachamama es la deidad protectora del
aire, del agua, de la luz, del fuego, de la vida vegetal, animal y humana, ya
sea en las montañas, en los mares, en las pampas o en los montes. La Pachamama
para la cultura Andina, es la Diosa Protectora de los bienes materiales y
espirituales de este universo, es decir en la propia naturaleza. La tierra no
pertenece al hombre; sino que el hombre pertenece a la tierra. Todo va
enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos del Kay Pacha,
(de esta Tierra)”.
De repente, Gualicho se quedó profundamente
dormido y cubriendo su pecho con la frazada de lana, me retiré y en el trayecto
a mi casa me confesé: ¡Oh, Madre tierra eres la
cuna de mis noches donde percibo tu alma indignada por el abuso del hombre; tu
rostro humedecido sacudido por los vientos grises y la huida de las aves,
dejando sus nidos, llevando la fuerza de la esperanza a otros horizontes. Madre tierra en tu vientre se concibe el
hambre que significa la carencia y
enfermedad cotidiana del pueblo y la burla del privilegiado. Madre tierra son
pocos los que te respetamos, pero te habitamos en agonía….
127.- ILUSIÓN DE
NIÑO
Después del desayuno, Gualicho continúa: “Sonreí cuando
recordé mi primera ilusión de niño:
Tocar alguna vez las dos campanas de las altas torres de la iglesia Apóstol
Santiago de Cochapetí, bendecido por el Arzobispo de Lima Monseñor Toribio de
Mogrovejo, en su segundo viaje al departamento de Huaylas, y con cierto
arrepentimiento recordé cómo envidiaba al Sacristán del templo, un personaje
delgado de cabellos canos y bigotes blancos, que con el “shillpi” (látigo) en
mano corría a los chiquillos
que jugaban canicas o pelotas en el atrio del templo y jamás caí a sus
manos porque yo ya acolitaba.”
“Santo Toribio era
el auténtico precursor de la liberación cristiana en el Perú a la vez un respetuoso promotor de
los valores culturales aborígenes. El me nombró Sacristán para profundizar en las exigencias de la
evangelización en las Vertientes del Pacífico.
Como devoto fiel de la Santísima Virgen, acompañé a
los comuneros de nuestra tierra con generosa y sacrificada entrega a la joven
Iglesia, que ha caminado hasta ahora bajo la acción del Espíritu Santo”.
“He cumplido
mi función de sacristán, gracias a las orientaciones recibidas de los dominicos
y mejorado con la recomendación de acuerdos de asamblea de comuneros y
sacerdotes, cuya síntesis es la siguiente:
128.- PARA CELEBRACIONES EN GENERAL:
- Dar las
campanadas: la primera, media hora antes; la segunda, un cuarto de hora; y la
última, a la hora de empezar.
- Acomodar las
cosas necesarias en su lugar; Tener aseado el presbiterio y presentables el
altar y el ambón; presentar el ambiente agradable con música, adorno, aseo,
luz, ventilación de acuerdo a las
características de la fiesta y hacer genuflexión hasta tocar con la rodilla el
suelo, al pasar frente al Santísimo
En la
Primera Comunión, además de lo necesario para la celebración
eucarística se debe contar con Cirio Pascual encendido y reclinatorio.
Mi
trabajo permanente se resumía en:
-Terminado
el Evangelio me arrodillaba en el extremo de la primera grada, enseguida
llevaba las vinajeras hacia la credencia y volvía para el "Lavabo"
con la vinajera del agua en la mano derecha y el recipiente para el Lavabo en
la mano izquierda; después del Lavabo
hacía una pequeña reverencia al cura.
- A
la hora del "Sanctus" tocaba tres veces la campanilla y al momento del "Benedíctus" me santiguaba al mismo tiempo que el sacerdote.
-
Antes de la elevación, cuando el sacerdote extendía las manos sobre el Cáliz,
tocaba una vez la campanilla e inmediatamente me levantaba y subía a la tarima
para arrodillarme cerca del celebrante, a su lado, pero un poco más atrás.
-
Durante la elevación de la Hostia como del Cáliz tocaba tres veces la
campanilla, sosteniendo con la mano izquierda la punta de la casulla; también
tocaba una vez la campanilla en las genuflexiones que el sacerdote hacía
después de consagrar y de elevar la Hostia y el Cáliz.
-
Terminada la elevación, hacía una genuflexión y volvía a arrodillarme; al "Agnus
Dei" golpeaba tres veces mi
pecho junto con el sacerdote. Al "Dómine
non sum dignus" tocaba
una vez la campanilla al primero; dos veces al segundo; y tres veces al "Dómine non sum
dignus".
Después de una noche más de
caminata por la vida, sin alivio, con dolor, las campanas solas y el
viento del recuerdo anima a Gualicho
seguir con su testimonio:
“Trepado sobre las altas escaleras, de la torre,
confeccionadas con tiras de eucalipto,
tocaba las campanas con tal unción y devoción que parecía fundirme con ellas y
la torre, en una sola trilogía. Cada tono de la campana era un pájaro que volaba
con alas inversas que moría entre las
tejas, donde había caído la primera canción; al fondo de la tarde, en cada hoja temblaba el corazón y una
estrella se encendía a cada paso. “
Me dirigí a la única pileta del pueblo para lavarme las manos
y asistir a la cena, cuando escuché una voz desconocida que salía del barranco.
- ¡Ey, niñooo! …Acércate y siéntate frente a mí.- Se
encontraba bajo una quenua frondosa, cerquita a la pileta.
Encendió un cigarrillo con naturalidad, y fumó hasta la mitad y
mirándome, empezó a descifrar.
- Jovencito, este borde blanco, significa amores correspondidos,
felicidad matrimonial, buena salud, larga vida. Tú estás enamorado y llegarás a
casarte con ella.- Quedé absorto y seguí escuchando.
132.-
TODO ESTÁ CUMPLIDO
“Hasta la
primera semana del mes, he sido diestro en repicar y doblar las campanas,
hembra y macho, para llamar a los oficios, anunciar defunciones,
acontecimientos religiosos y seculares o para la hora del Ángelus y conmemorar
eventos importantes. Nuestra comunidad ha contado, siempre, con dos
campanas virreinales de los años 1594 y 1702 y un campanero desde 1592 a la
fecha.
Cuento con más
de cuatrocientos años de edad, he tenido siete esposas y la última Mercedes
descendiente de Joseph Enrique Rodríguez Salas, prima hermana de tu mamá que
falleció el 13 de diciembre de 1941 en el aluvión que destruyó la parte moderna
de la ciudad, cuando fue a visitar a
nuestro hijo que estudiaba en el Colegio “La Libertad” de Huaraz. Con cada una
de ellas procree doce hijos y a cada uno los bendije diciéndoles: – “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y
sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los
animales que se mueven por la tierra".
Con la invasión de los
españoles surgieron los latifundios y consecuentemente la explotación del
hombre por el hombre. Se produjo el mestizaje, desapareciendo algunas
manifestaciones incas y trascendiendo otras, que son expresadas durante las
fiestas patronales, la Semana Santa y la navidad del Niño Jesús.
Es la
hora del Ángelus, don Gualicho en su lecho tibio, rodeado por una
multitud de ancianos, jóvenes y niños
con las almas bañadas con lágrimas de
dolor, deshilvana sus últimas
palabras:
“- Hermanos comuneros: ¡Todo está cumplido! Tengo la conciencia de haber servido hasta el final con la obra
para la que fui enviado a esta linda tierra de Cochapetí. Nótese que no es
tanto la conciencia de haber realizado mis proyectos y cumplido con mis deberes
y obligaciones con la iglesia católica,
sino como padre ejemplar haber educado y
forjado a mis hijos, dispersos en el universo
cumpliendo funciones sociales de bienestar van desde la víspera al día central y a las misas de despedida de
peregrinos e igualmente acompaña a una secuencia de procesiones, momentos en
que los comuneros participan y se expresan más que en las ceremonias dentro de
las iglesias, donde se limitan a ser simples espectadores. Es la ocasión
igualmente esperada para cumplir con los sacramentos. Es la época del año en
que los párrocos desarrollan un trabajo ritual intenso, dada la enorme demanda
de los pueblos y la escasez de sacerdotes.
La fiesta patronal, la Semana Santa, Carnavales, Navidad van acompañadas
de una feria en la que se respeta la economía de mercado, pues es visitado por
comerciantes o mercachifles y los mismos habitantes ofrecen sus productos, que
son adquiridos casi de manera obligatoria. Durante la fiesta patronal, el
intercambio religioso con el santo patrón es acompañado de intercambios
económicos, con preferencia limosnas y ofrendas de vestimentas, alfombras,
altares.
En nuestro distrito de Cochapetí existen algunas costumbres y
tradiciones que con el transcurso de los años y generaciones perduran
como:
El Warqa Ruti o Quitañaque
consistente en cortar el pelo del niño o niña por mechones y después de
finalizar cada baile las parejas se acercan para dejar cierta cantidad
voluntaria de dinero, en un recipiente preparado especialmente para la ocasión,
por supuesto, los padrinos son los primeros en bailar e iniciar la ronda de
depósitos y anotación, en libro especial, la donación de terrenos, reses,
ovejas, casas, vehículos, etc; luego los familiares y finalmente los invitados.
Los padrinos cada vez que salían a bailar eran motivo de comentarios porque
murmuraban que “ellos ponen a la par con Londres”; recordemos que en aquella
época existía en circulación el billete de diez soles oro el cual era de color
rojo-llamada libra peruana-cuya cotización tenía equilibrio con la libra
esterlina de Inglaterra.
Esa noche los padrinos y los invitados
bailan y el niño permanece despierto hasta que termina completamente
rapado. A cada uno de los padrinos le
servían en lavatorios y baldes: Puchero con piernas de carnero, picante de cuy
entero, mote y pelado, chicha, panes y cuayes de harina norte y una botella de
ron; a los familiares é invitados les servían porción
fin
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